conocimiento referido sobre infecciones de transmisión sexual (ITS) antes y después de la intervención educativa, se realizó atendiendo a los parámetros del cuestionario aplicado, donde se recoge información sobre: elementos básicos de las infecciones de transmisión sexual (ITS), principales ITS, síntomas, principales riesgos para padecerlas, vías o formas de adquisición, métodos de prevención y conducta a seguir ante la infección por una de ellas.
En el estudio el mayor número de adolescentes, refirieron que desconocían los elementos básicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual (ITS), antes de aplicar la intervención, resultados similares a los encontrados por otros autores. Después de la intervención educativa se logró elevar la cifra de adolescentes que conocían de ITS, cifra esta que resultó significativa estadísticamente. (1)
Según la distribución de los adolescentes por el nivel de conocimientos comprobado antes y después de la intervención sobre los tipos de ITS, se observa que antes del programa de intervención solo poseían un conocimiento regular, el que se revertió en bueno luego de aplicada la misma, lo que resultó significativo desde el punto de vista estadístico. Al inicio hubo mayormente errores al identificar el condiloma, la Gardnerella, clamidiasis y la trichomoniasis, el papiloma virus humano, como enfermedades venéreas, no así con el SIDA que, casi de forma unánime, respondió correctamente. Ello, como es de suponer, se debe al despliegue de información que respecto a esta entidad se ha desarrollado en el mundo entero, durante los últimos años, a través de los medios de difusión masiva. No siendo así para el resto de las infecciones de transmisión sexual (ITS), de las cuales se desconocen, en especial, por parte de los adolescentes. (1) Esto coincide con otro estudio realizado en un grupo de adolescentes donde el nivel de conocimientos en todo el grupo fue bajo en el 76,5%, en el subgrupo sexualmente activo el nivel de conocimientos fue bajo en el 72%. (19)
Al abordar el nivel de instrucción sobre los signos y síntomas que se pueden presentar en este grupo de enfermedades, la respuesta a ello es incorrecta en la mayoría de los adolescentes en un inicio, sin embargo, una vez aplicada la actividad educativa sus respuestas se mejoraron notablemente, resultados similares a otros estudios. (20-22)
Investigaciones sobre el tema señalan la importancia de resultados que evidencian el papel de una adecuada educación sexual entre los adolescentes para el reconocimiento de los primeros indicios que hacen sospechar una ITS, pues a través de la educación realizada con poblaciones susceptibles, es que se logra elevar el nivel de conocimientos sobre un determinado tema, que para este caso particular sería sobre infecciones de transmisión sexual (ITS). (20,22,23)
Referente al nivel de conocimientos comprobado sobre las vías de transmisión de las infecciones de transmisión sexual (ITS), la mayoría de los adolescentes fueron capaces de incrementar su conocimiento sobre el tema favorablemente en el segundo momento de la intervención. Las vías de transmisión sexual se identificaron de forma correcta antes de la intervención en la mayoría de los adolescentes encuestados. Sin embargo, en la medida en que las sesiones de enseñanza fueron estableciendo relaciones en torno a las enfermedades correspondientes, se suscitó un gran interés entre los mismos, pues el conocimiento adquirido en la primera parte, facilitó la comprensión de la temática, lográndose al final de la intervención incrementar ese número. Fernández (1) en su estudio expresa que realmente hubo serias dificultades al identificar las diferentes vías de transmisión de las infecciones de transmisión sexual (ITS) en su grupo de estudio. (4)
Los resultados de la presente investigación coinciden con múltiples autores que apoyan la eficacia de programas de educación sexual acerca, del rol primordial que juegan las vías de transmisión en la prevención de estas enfermedades. (1,20)
Entre los factores de riesgo de contraer una infección de transmisión sexual (ITS) se invocan, entre otros, la adolescencia, relaciones sexuales precoz, la promiscuidad, relaciones sexuales desprotegidas, aspectos a los que los adolescentes en el presente estudio, no identificaron al inicio como riesgos, conocimiento adquirido después de la intervención educativa.
Estudios revisados demostraron que las adolescentes constituyeron el grupo más vulnerable para enfermarse de una infección de transmisión sexual, dado a las relaciones sexuales precoces, el escaso uso de métodos anticonceptivos de barrera, la promiscuidad y hasta la realización de las relaciones sexuales en lugares inapropiados, con experiencias frustrantes que puedan conllevar a disfunciones sexuales posteriormente. (25) Igualmente merecen atención los roles de género que en el adolescente, en franco proceso de reafirmación de su identidad sexual y su dependencia grupal, juega un papel muy importante. (26)
Independientemente de haberse encontrado en el estudio un predominio de la promiscuidad en el sexo femenino, lo que contribuyó a que las féminas padecieran un mayor porciento de infecciones de transmisión sexual, es un hecho bien documentado que una evaluación desde la perspectiva de género permite comprender los mayores riesgos que tiene este sexo para la adquisición de una infección de transmisión sexual. 27,28 Se plantea que cuando las relaciones sexuales son precoces, su aparato reproductor está en proceso de maduración lo que aumenta la probabilidad de las infecciones de transmisión sexual (ITS). (14,28) Desde el punto de vista biológico son varias las razones para ello. Los líquidos orgánicos más ricos en células son los más infecciosos. En consecuencia, el semen es más infeccioso que la secreción vaginal. En segundo lugar, el epitelio de la mucosa vaginal es más vulnerable a las infecciones que la del pene. En tercer lugar, el semen permanece en la vagina o el recto durante períodos más largos que la secreción vaginal en el pene, por lo que el tiempo de exposición al germen durante una relación heterosexual es mayor en la mujer. Por último, la interacción entre la edad y el sexo supone un riesgo para la mujer que no se encuentra presente en el hombre. Esto ocurre fundamentalmente en la mujer menor de 18 años y la postmenopáusica, a consecuencia de la escasa densidad celular que tiene el epitelio vaginal a estas edades de la vida, lo que le impide cumplir con su función de protección. (29,30)
Al analizar la relación entre orientación sexual masculina y la adquisición de infecciones de transmisión