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Manejo de las bombas de infusión elastoméricas por los profesionales de enfermería

Manejo de las bombas de infusión elastoméricas por los profesionales de enfermería

En la actualidad, el tratamiento del dolor agudo postoperatorio es un desafío clínico todavía. Sin embargo, los avances en el campo de la medicina han permitido el desarrollo de las llamadas bombas de infusión elastoméricas.

Autores:

  • Violeta Garasa Martín. Graduada en Enfermería. Enfermera especialista en Salud Mental. Enfermera en Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa (Zaragoza).
  • Raquel Gil Marín. Graduada en Enfermería. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  • Raquel Mercedes Alonso-Lej Pascual. Diplomada en Enfermería (Grado convalidado). Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  • Laura Sebastián Millán. Graduada en Enfermería. Máster en Gerontología Social. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  • Raquel Casasnovas Sevillano. Graduada en Enfermería. Enfermera de Atención Continuada de Sector en Centros de Salud (Híjar y Muniesa).
  • Irene Lorenzo Marín. Graduada en Enfermería. Máster en investigación en ciencias de la salud. Residente de enfermería especialista en ginecología y obstetricia.

Palabras clave: elastómero, paciente, dolor, enfermería

Key words: elastomer, patient, pain, nursing

Resumen

En la actualidad, el tratamiento del dolor agudo postoperatorio es un desafío clínico todavía. Sin embargo, los avances en el campo de la medicina han permitido el desarrollo de las llamadas bombas de infusión elastoméricas.

Existen varios tipos y su localización puede ser regional o periférica. Con respecto a las vías de administración, disponemos de varias a través de las cuales se infunde el fármaco. La vía subcutánea es la más común.

Como profesionales de enfermería, debemos tener en cuenta los diversos cuidados que precisa un paciente con este dispositivo. El inefectivo abordaje del dolor puede comprometer la recuperación. En consecuencia, la tasa de morbimortalidad aumentaría.

Su técnica es segura porque evita niveles plásmaticos tóxicos del fármaco. Disminuyen notablemente el consumo de opioides sistémicos ya que se consideran efectivas para el tratamiento del dolor agudo.

Abstract

Nowadays, the treatment of acute postoperative pain is a clinical challenge yet. However, advances in field medicine have allowed development of elastomeric infusion pumps.

There are several types and their location can be regional or peripheral. With respect to the routes of administration, we have several through which drug is infused. Subcutaneous route is the most common.

As nursing professionals, we must know the care that a patient needs with this device. Ineffective pain approach can compromise recovery. Consequently, morbidity and mortality rate would increase.

Its technique is safe because it avoids toxic plasmatic levels of drug. They reduce consumption of systemic opioids because they are considered effective for the treatment of acute pain.

Introducción

De acuerdo con la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), el término dolor lo define textualmente como “una experiencia sensorial o emocional desagradable asociada a un daño real o potencial en un tejido, o descrito en términos de dicho daño”. Se considera el quinto signo vital.

El dolor de tipo agudo tiene un comienzo repentino y una duración generalmente limitada a una lesión o patología. En la actualidad, su tratamiento continúa siendo un desafío todavía en las unidades hospitalarias además de ser una de las principales causas de consulta ambulatoria. El dolor agudo postoperatorio produce un gran impacto en los pacientes siendo su adecuado control un reto importante para los sanitarios. Requiere un abordaje multidisciplinar (cirujanos, anestesistas, enfermeros).

Durante los últimos años, los progresos en el campo de la medicina han permitido el desarrollo de las llamadas bombas de infusión elastoméricas. Aproximadamente hace más de veinte años comenzaron a ser usados en la práctica clínica los infusores. La especialidad de oncología y las unidades del dolor requerían su utilización para los síntomas refractarios. El elastómero es un dispositivo de infusión continua de un fármaco que se usa tanto en unidades de hospitalización como ambulatoriamente. El fármaco que bombea está indicado fundamentalmente para tratar el dolor postquirúrgico o agudo. Sin embargo, está aceptado que su utilización clínica pueda ampliarse a personas que padezcan una patología que necesite tratarse de manera crónica.

Los profesionales enfermeros deben conocer el manejo de estos dispositivos sanitarios ya que forman parte de sus funciones asistenciales, siendo los responsables de la administración adecuada del tratamiento prescrito. Tienen que vigilar, monitorizar las constantes vitales y alertar acerca de la intensidad y variabilidad del dolor de los pacientes. Para la valoración del dolor es de utilidad la escala visual analógica del dolor (EVA).

Indicaciones

Su desarrollo ha supuesto un notable avance clínico. Se recomienda su uso tras una intervención quirúrgica, en pacientes con cuidados paliativos, en pacientes oncológicos o en aquellos con terapia antiinfecciosa entre otros. Está indicado en diversos escenarios como cuando se precisa perfusión continua, cuando hay que controlar varios síntomas simultáneos, cuando existe dificultad de acceso venoso, si hay un mal manejo de la sintomatología por vía oral o  intolerancia oral, etc.

Los elastómeros mantienen niveles plasmáticos constantes del fármaco prescrito. Son desechables, de un solo uso y no precisan batería para funcionar. Además no tienen alarmas y no impiden la movilidad proporcionando un mayor confort.

Existen dos tipos pudiendo distinguirse entre un elastómero con administración continua pero no modificable o entre otro modificable. Este último permite accionar un botón para administrar una dosis extra del fármaco en el caso de que el paciente sufra un dolor de intensidad severa/grave. Los hay de varios tamaños y con diferentes capacidades. La elección del tipo de bomba es responsabilidad del anestesista.

La localización de estas bombas de infusión puede ser regional o periférica. Disponemos de varias vías de administración de fármacos a través del elastómero que son: vía intravenosa, intraarterial, intratecal (epidural) o subcutánea (la más utilizada y común). La zona infra clavicular, el abdomen o la cara anterior del muslo son las zonas de punción subcutáneas más utilizadas por enfermería. Esta vía presenta múltiples ventajas: la punción en poco dolorosa para el enfermo, es de fácil manejo y mantenimiento, permite conservar la autonomía del paciente, admite la administración de diversos fármacos, produce escasos efectos secundarios, evita estancias hospitalarias innecesarias, permite un adecuado control de la sintomatología…

Componentes

Los componentes básicos de este sistema de infusión son:

  • Punto de llenado con una válvula unidireccional
  • Reservorio del elastómero: depósito en forma de globo en el que se introduce la medicación que se va a bombear, por lo que el reservorio se distiende e hincha. Actúa por presión positiva (490 mmHg) evitando el reflujo.
  • Carcasa externa de protección transparente a través de la cual se puede visualizar una escala de medida
  • Conexión mediante un tubo con el catéter que porta el paciente
  • Filtro
  • Indicador de vacío
  • Módulo de control de la velocidad (ml/h) de flujo. Porta una serie de velocidades predeterminadas, habitualmente son tres.
  • Pinza para clampar
  • Conector luer-lock
  • Tapones los cuales impiden el derrame si se produce una rotura del sistema

Funcionamiento

La carga del elastómero se debe realizar de manera aséptica. Hay diversas maneras de preparación de los fármacos. Se utiliza una combinación de entre dos a seis fármacos o por el contrario solamente uno. Al simultanear varios, aumenta la posibilidad de precipitación. Los fármacos prescritos pueden ser de varios grupos farmacológicos como por ejemplo analgésicos pero también se usan antieméticos, antagonistas opiáceos, hormonales, corticoides como coadyuvantes en el tratamiento del dolor o anestésicos locales. Para llenar la capacidad del infusor, se introduce el fármaco junto con suero fisiológico 0,9% (de elección), agua destilada o suero glucosado 5%. Posteriormente se debe purgar el sistema e identificar el contenido de la dilución. Para finalizar, se conecta el infusor al catéter del enfermo. La liberación de la medicación en la perfusión suele ser de 2 a 5ml/min (120-300ml/h) hasta un máximo de 7ml/min lo que se traduce en 420 ml/h. La perfusión habrá terminado en el momento en el que el balón elastomérico se acerque al cero. No es necesario protegerlo de la luz y no debemos ponerlo debajo de las almohadas ya que podría elevarse su temperatura influyendo en la infusión. Si el paciente es autónomo, se le debe indicar que lo puede transportar en una bolsa al nivel de su cintura.

Durante su uso asistencial, como enfermeros, debemos tener en cuenta tanto los cuidados de mantenimiento del dispositivo durante el periodo de infusión, como los cuidados tras la retirada del mismo. El inefectivo abordaje del dolor en un enfermo puede comprometer su recuperación elevando la tasa de morbimortalidad. Ello puede desembocar en una prolongación de su estancia hospitalaria.

Como profesionales debemos vigilar y cuidar el punto de inserción además de valorar probables signos de infección (tumefacción, dolor, calor, zona enrojecida…) y/o de sangrado. También evitaremos que se acode para un correcto funcionamiento y nos aseguraremos de su correcta fijación a la piel del paciente y de que las conexiones están bien fijadas y cerradas al ambiente exterior para evitar el paso de microorganismos.

Además vigilaremos que la velocidad pautada por el facultativo coincide con la del infusor y que el receptáculo del interior de la bomba disminuye con el paso del tiempo, eso nos indicará que se está administrando el fármaco. El control del tiempo de funcionamiento de la bomba es fundamental para tener un recambio previsto.

En pacientes es los que se está usando analgesia epidural, enfermería debe evaluar el nivel de movilidad y sensibilidad de las extremidades inferiores así como controlar que no se produzcan retenciones urinarias. Si a través del sistema de perfusión continua se está infundiendo un opiáceo (fentanilo o morfina por ejemplo), se debe vigilar el nivel de conciencia y/o depresión respiratoria.

Cuando el enfermero proceda a retirarlo, debe saber que el elastómero se quita junto con el catéter. Se le explicará al paciente el procedimiento colocándole en decúbito lateral flexionado (posición fetal la más indicada). Se retira el apósito de fijación transparente, las suturas y se estira del catéter comprobando que la punta del mismo está íntegra tras su extracción. Para finalizar, se debe poner un apósito en el punto de inserción para protegerlo junto a la aplicación de un antiséptico. Como recomendación, deberá permanecer en reposo al menos una hora tras su retirada.

La retirada debe realizarse atendiendo a unas pautas específicas, evitando quitarlo antes de las horas estimadas especialmente en aquellos pacientes con mayor riesgo (trastornos de la coagulación y aquellos a los que se les está administrando profilaxis antitrombótica).

Conclusiones

El adecuado control y abordaje del dolor debe ser una prioridad para los profesionales sanitarios. Existen múltiples ventajas clínicas que hacen que la utilización del elastómero sea efectiva, eficiente y segura.

Son bombas con un manejo sencillo que disminuyen notablemente el consumo de opioides sistémicos ya que son efectivas para el tratamiento del dolor de tipo agudo haciéndose extensible al crónico.

Su técnica es segura evitando niveles plasmáticos tóxicos del fármaco prescrito salvo por un mal manejo del elastómero. Las complicaciones derivadas de su uso son escasas.

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