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La obesidad en el siglo XXI: impacto y costes

En los Estados Unidos el 25 % de los niños tienen sobrepeso, mientras que 11% son obesos; por otra parte Arabia Saudita 1 de cada 6 niños comprendidos entre los 6 y 18 años es obeso.

En Europa, un 17,1% de hombres de 18 y más años y un 16,7% de mujeres padecen obesidad. En los grupos de edad de 35 a 44 años y de 45 a 54 años es superior el porcentaje de hombres que padecen obesidad. Respecto al sobrepeso, un 43,6% de hombres y un 28,1% de mujeres padecen sobrepeso. Las diferencias entre hombres y mujeres son mayores que en el caso de la obesidad, y es superior el porcentaje de hombres que padecen sobrepeso en todos los grupos de edad 9.

En la Unión Europea se producen más de 13 millones de muertes anuales relacionadas con el exceso de peso10, y la obesidad infantil se está agravando 11.

A nivel nacional:

Según datos publicados por el INE en octubre de 2015, el 52,7% de la población de 18 y más años está por encima del peso considerado como normal (sobrepeso). Este problema se da en mayor medida entre los hombres (60,7%) que entre las mujeres (44,7%). En lo que se refiere a la población menor de edad (de 15 a 17 años), un 18,3% se encuentra por encima del peso considerado como normal (el 20,4% en el caso de los hombres y el 16,2% en el de las mujeres) 12.

Respecto a la obesidad, según estos mismos datos del INE afecta al 16,9% de la población de 18 y más años (17,1% de los hombres y 16,7% de las mujeres) y el sobrepeso al 35,7% (43,6% de los hombres y 28,1% de las mujeres). En el caso de los menores (de 15 a 17 años) la obesidad afecta al 2,4% (2,7% de los hombres y 2,1% de las mujeres) y el sobrepeso al 16,0% (17,7% de los hombres y 14,2% de las mujeres). Vemos pues que la obesidad aumenta con la edad; en los hombres hasta el grupo de 65 y más años y en las mujeres hasta el de 75 y más años 12.

Además, se prevé que estas cifras continúen en aumento y se estima que, si no se actúa inmediatamente, para el año 2030 la población obesa masculina aumentará hasta el 33% y la femenina hasta el 37%13,14 (en esta fecha, y de seguir creciendo al ritmo actual, el 100% de la población adulta americana padecerá obesidad).

El estudio nutricional Paidos, de ámbito nacional, comprobó que la prevalencia media de la obesidad en niños y niñas españoles entre 6 y 15 años, de un total de 4.231 niños, fue del 4,9%. En otro estudio nacional de 1998-2000 (estudio enKid) 15, la prevalencia de obesidad en niños entre 6 y 13 años era del 16,1%. Por lo tanto, vemos que el aumento de la prevalencia ha sido manifiesto en los últimos 15 años. En los países occidentales se ha producido un rápido aumento de la prevalencia de la obesidad en los últimos años, que afecta a ambos sexos y a todos los grupos de edad 16,17.

Costes directos e indirectos de la obesidad

Las personas con obesidad tienen una esperanza de vida más corta. En España, se estima que unas 28.000 muertes anuales (1 de cada 12 fallecimientos) son atribuibles al exceso de peso. Además de una mayor mortalidad, la población obesa registra una calidad de vida significativamente menor, por lo que requiere, como es de esperar entre quienes sufren una enfermedad, de la utilización de recursos sanitarios con mayor frecuencia y más intensidad que en el caso de las personas no obesas (los obesos consumen un 20% más de recursos sanitarios y un 68% más de fármacos). En el análisis, por último, deben tenerse en cuenta no sólo estos costes directos derivados de la asistencia sanitaria, sino también los indirectos, asociados a la pérdida de productividad derivada de las propias enfermedades y de la discapacidad que generan.

Costes directos:

Según el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC), los estudios internacionales sobre los costes económicos de la obesidad y el sobrepeso han demostrado que suponen entre un 2% y un 7% del total del gasto sanitario18, 19,si bien puede llegar a alcanzar más del 12% en el caso de Estados Unidos.

En Francia, por ejemplo, el coste directo de enfermedades asociadas a la obesidad (incluyendo gastos de asistencia sanitaria personal, cuidados hospitalarios, servicios médicos y medicamentos para enfermedades con una relación demostrada con la obesidad) asciende a un 2% del total de los gastos sanitarios. En los Países Bajos, la proporción del total de gastos de medicina general atribuibles a la obesidad y al exceso de peso es aproximadamente de un 3-4%. Y en Inglaterra, el coste anual de la obesidad y su tratamiento es de aproximadamente 500 millones de libras.

En España se ha elaborado un Libro Blanco, mediante un Delphi, que estima los costes de la obesidad 20 en el 7% del gasto sanitario 21, lo que supone 2.500 millones de euros anuales según una investigación de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), incluida en el libro blanco «Costes sociales y económicos de la obesidad y sus patologías asociadas».

Si se tienen en cuenta los costes derivados de las enfermedades asociadas a la obesidad, hay que sumar 900 millones más, procedentes de la diabetes (9% de los costes totales), las enfermedades cardiovasculares (22,6%), las dislipemias (2,4%) y las enfermedades musculoesqueléticas (1%). El 65% restante se debe a la obesidad en sí misma y a otras muchas patologías, como diferentes tipos de cáncer, alteraciones renales y hepáticas o el síndrome de apneas del sueño.

Los costes asociados al tratamiento de la obesidad varían mucho en función de la opción terapéutica que el profesional pertinente considere adecuada para cada paciente. En el caso del tratamiento farmacológico, el coste anual puede rondar los 70 millones de euros, mientras que si es necesaria una intervención quirúrgica el precio se puede multiplicar por 100. A este respecto, sin embargo, un estudio de Sanchez-Santos et al. defiende que la cirugía bariátrica (CB) además de resolver las comorbilidades (86,6% diabetes tipo 2; 79% riesgo cardiovascular; 83,6% apnea del sueño; 61,7% hipertensión arterial), reducir la mortalidad entre un 31-40% y aumentar la supervivencia de los obesos mórbidos en 10 años, supone un importante ahorro al Sistema Nacional de Salud, ya que su inversión inicial (grupos relacionados por diagnóstico: 7.468 €) se recupera en un ratio coste-efectividad de 2,5 años y se consigue un ahorro significativo a partir del 3.er año 22.

Mención aparte merecen los «productos milagro», considerados ineficaces y, en ocasiones, poco seguros. Un 80% de los españoles que quieren adelgazar los consumen, lo que asciende cada año hasta 2.050 millones de euros.

Varios estudios defienden la efectividad de las campañas de promoción y prevención de la enfermedad, la posibilidad de aplicar medidas económicas agravantes a los impuestos de la comida rápida y las bebidas carbonatadas…

Costes indirectos:

A los costes directos hay que añadir el coste social ligado a la reducción de la productividad laboral, ya que las personas obesas registran menores tasas de participación laboral y perciben menores salarios que las personas con normopeso. Las bajas laborales o incapacidades serían responsables de 1.600 millones de euros. Por otra parte, EUFIC afirma que el coste humano estimado de la obesidad es de 18 millones de días de baja y de 30.000 muertes cada año, que tienen como consecuencia que se pierdan 40.000 años de vida laboral y que la esperanza de vida disminuya en nueve años.

Algunos estudios han considerado también estos costes indirectos al intentar determinar la conveniencia de algunos tratamientos contra la obesidad, como la cirugía bariátrica. A la reducción directa de costes sanitarios se debe sumar en esta intervención el aumento en la recaudación de impuestos por reducción del 18% de paro y bajas y el aumento del 57% de la productividad de autónomos. En ese sentido, la cirugía bariátrica es una de las intervenciones más rentables del Sistema Nacional de Salud 22.

Conclusión:

La epidemia global de la obesidad, definida como tal por la OMS, se ha convertido en los últimos años en uno de los mayores problemas de salud a los que se enfrenta la sociedad actual. La prevalencia de esta enfermedad crónica se ha más que duplicado desde 1980, con incrementos significativos observados en todas las regiones, y afectando a hombres y mujeres de países desarrollados y en vías de desarrollo, en todas las franjas de edad.

La obesidad no sólo afecta a la calidad y a la esperanza de vida de aquellos que la padecen per se, sino que además mantiene una estrecha asociación causal con patologías graves como la diabetes, las cardiopatías o los accidentes cerebro-vasculares.

Esta dolencia crónica y sus patologías asociadas consumen una parte importante del presupuesto de los sistemas de salud de casi todos los países desarrollados (un 7% en España), e incluyen además de estos costes directos (asistencia sanitaria, cuidados hospitalarios, servicios médicos y medicamentos), los indirectos derivados de la reducción de la productividad laboral de aquellos que la padecen.

Sin embargo, se trata de una enfermedad sencilla de diagnosticar (con el índice de masa corporal o incluso la circunferencia de la cintura como indicadores fiables) y cuyos tratamientos deberían plantearse siempre preferentemente desde la perspectiva de la prevención y la promoción de estilos de vida saludables, no descartándose en casos graves opciones quirúrgicas como la cirugía bariátrica, que han demostrado su eficacia y rentabilidad.

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