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Probióticos como adyuvante en el tratamiento de pacientes con fibrosis quística

Probióticos como adyuvante en el tratamiento de pacientes con fibrosis quística

Autora principal: Mariana Méndez Carvajal

Vol. XVII; nº 14; 568

Probiotics as an adjuvant in the treatment of patients with cystic fibrosis

Fecha de recepción: 04/07/2022

Fecha de aceptación: 27/07/2022

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 14 –Segunda quincena de Julio de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 14; 568 

Autores:

Mariana Méndez Carvajal.

Estudiante de bacteriología y laboratorio clínico. Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá, Colombia. SNIES: 1718

Leidy Vanesa Muñoz Castillo.

Estudiante de bacteriología y laboratorio clínico. Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá, Colombia. SNIES: 1718

Alexis Gafaro Montejo.

Magister Scientiae en ciencias – Microbiología.

Docente asesor interno. Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá, Colombia.

Resumen

La Fibrosis quística (FQ) es una enfermedad que afecta la funcionalidad de la proteína reguladora de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística (CFTR) expresada en la membrana plasmática de las células epiteliales en las vías respiratorias, intestino y otros órganos provocando la formación de moco espeso que propicia la colonización de distintos microorganismos patógenos causantes de infecciones secundarias que requieren de tratamiento antibiótico que a largo plazo conlleva a resistencia a los antibióticos (RA), alteración de la microbiota y disbiosis que hacen necesario el planteamiento de nuevas alternativas terapéuticas utilizando probióticos para la restauración del microbioma, prevención de infecciones secundarias y mejoramiento de calidad de vida de los pacientes.

Palabras clave: Fibrosis quística, probióticos, microbioma, disbiosis, antibióticos.

Abstract 

Cystic Fibrosis (CF) is a disease that affects the functionality of the cystic fibrosis transmembrane conductance regulator (CFTR) protein expressed on the plasma membrane of epithelial cells in the respiratory tract, intestine and other organs, causing the formation of thick mucus that favors the colonization of different pathogenic microorganisms that cause secondary infections that require antibiotic treatment that in the long term leads to antibiotic resistance (AR), alteration of the microbiota and dysbiosis that make it necessary to propose new therapeutic alternatives using probiotics for the restoration of the microbiome, prevention of secondary infections and improvement of the quality of life of patients.

Keywords: Cystic fibrosis, probiotics, microbiome,dysbiosis, antibiotics.  

Declaración de buenas prácticas
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El manuscrito es original y no contiene plagio
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.

Introducción

La fibrosis quística (FQ) es una enfermedad autosómica recesiva que afecta la proteína reguladora de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística (CFTR), 2.000 mutaciones con consecuencias funcionales se han identificado que causan la enfermedad dividiéndose en 6 clases determinadas por el defecto específico para la  proteína como tráfico, función, estabilidad y síntesis. (1). CFTR pertenece a la familia de transportadores del cassette de unión a ATP (ABC) y funciona como un canal de cloruro (Cl_) y bicarbonato (HCO3_) que se expresa en la membrana plasmática apical de las células epiteliales en las vías respiratorias, intestino, páncreas, glándulas sudoríparas y otros órganos (2). El CFTR defectuoso reduce la liberación de Cl_, lo que hiperactiva los canales de sodio epiteliales (ENaC) y provoca la absorción de más iones Na+. Esto da como resultado la deshidratación y el espesamiento del moco formado, convirtiéndo el entorno propicio para el crecimiento bacteriano (3), que conduce a una mayor estimulación del sistema inmunitario y provoca una inflamación pulmonar crónica. Por lo tanto, la patología de la FQ se caracteriza principalmente por una pérdida progresiva de la función pulmonar a través de ciclos  infecciosos, inflamatorios y daño tisular (4). Sin embargo las enfermedades gastrointestinales tienen un impacto significativo en la vida de las personas con FQ ya que el intestino proporciona un entorno ideal para la colonización de patógenos oportunistas que influyen en la composición y diversidad de la microbiota intestinal, las interacciones creadas microbiota-huésped pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad de FQ intestinal con implicaciones para la terapia (5). En el manejo que se da a la enfermedad se administran antibióticos para el control de las exacerbaciones pulmonares, donde la erradicación de infecciones puede afectar el microbioma intestinal a corto plazo, pero también puede tener un impacto a largo plazo que persiste tanto como 2 años después del tratamiento (6). La enfermedad continúa limitando la supervivencia y la calidad de vida, generando una carga importante de atención para las personas con FQ y sus familias (7). Es por ello que se ha planteado la suplementación con probióticos para brindar beneficios clínicos potenciales a los  pacientes con FQ al promover bacterias comensales y la biosíntesis de metabolitos inmunomoduladores (8).

Los probióticos son un cultivo viable de microorganismos vivos cuyo efecto influye de manera positiva  en la flora autóctona confiriendo un beneficio a la salud del huésped ya que pueden producir antibióticos, vitaminas y ayudar a la digestión (9). Mucho del interés en los probióticos proviene a partir de su desempeño en el tratamiento y prevención de algunas enfermedades como FQ, diabetes, alergias, infecciones del tracto urinario y cáncer; por lo que aumentan la función de la barrera mucosa, previenen la adhesión bacteriana y participan en la modulación de metabolitos bioactivos, células dendríticas y células T. Por otra parte, influyen en la microflora al reducir el pH intestinal,  regulan la motilidad y especies como Lactobacillus previenen el cáncer o la formación de tumores al unirse a compuestos mutagénicos en el intestino (10).

Los probióticos más comunes y de fácil acceso en algunos alimentos y farmacias cuya utilidad se ha estudiado y demostrado benéfica para otros trastornos relacionados a infecciones agudas del tracto respiratorio, diarrea infecciosa aguda, enterocolitis necrosante, diarrea asociada a antibióticos y cólico infantil son: Lactobacillus rhamnosus GG, Lactobacillus reuteri, Lactobacillus casei, Lactobacillus paracasei, Bacillus coagulans, Bacillus clausii, Bifidobacterium infantis, Bifidobacterium longum, Bifidobacterium infantis, Streptococcus thermophilus (11).

Caracterización de la microbiota en la FQ

La acumulación de moco y tejido denso en las vías respiratorias de pacientes con FQ propician la colonización de distintos microorganismos patógenos causantes de infecciones secundarias caracterizadas por disminución de la función pulmonar y  exacerbaciones pulmonares recurrentes que requieren de tratamiento antibiótico y que a través del tiempo ha desencadenado resistencia a los antibióticos (RA) por parte de distintos microorganismos como Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae, Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa y Enterobacter spp (12).

El patógeno más común  aislado en niños y adolescentes con  FQ y cuya prevalencia aumenta en la edad adulta hasta en un 70% de los adultos y causante de exacerbación pulmonar es Pseudomonas aeruginosa que llega a provocar colonización crónica a un 80% de los pacientes a la edad de 20 años. Esta bacteria Gram negativa oportunista  ha presentado distintas cepas resistentes a los antibióticos descritas en recientes estudios gracias a su alta virulencia dada por la formación de biopelículas. El aislamiento de estas cepas se realizó mediante un estudio utilizando el esputo expectorado de un paciente con FQ de 40 años con exacerbación pulmonar en cinco diferentes puntos de tiempo teniendo en cuenta el inicio y fin de tratamiento con antibióticos intravenosos. Posteriormente se hizo el análisis del genoma completo de 11 aislamientos de M3L7 durante tres meses y se demostró que el paciente estaba infectado con M3L7 y otras cepas como AUST-06 y AUST-07 donde la población M3L7 era heterogénea durante el tratamiento con antibióticos y poseían una variación en los genes asociados a  la RA. Por otra parte, se encontró que varios linajes de Pseudomonas aeruginosa son capaces de coexistir en un mismo paciente, aislamientos clasificados como resistentes a ceftazidima, aztreonam, cefepima, carbapenémicos y ticarcilina/clavulánico. Durante esta investigación y análisis del genoma de M3L7 no se lograron identificar genes de resistencia adquiridos sugiriendo que la resistencia a múltiples fármacos se debe a mutaciones cromosómicas (13,14).

Staphylococcus aureus es un patógeno pulmonar de gran incidencia en pacientes con FQ capaz de interactuar con P. aeruginosa en coinfecciones promoviendo la persistencia de ambos microorganismos en el pulmón, debido a que posee los nutrientes y condiciones óptimas para su crecimiento; su importancia radica en su resistencia a los antibióticos y capacidad de evadir la respuesta inmune, específicamente a los polimorfonucleares, donde su efectividad se ve afectada por el esputo y la actividad de las DNasa expresadas por S. aureus que dañan el tejido pulmonar y degradan a los neutrófilos haciéndolos ineficaces para erradicar a S. aureus (15,16).

Otros de los patógenos de mayor frecuencia en jóvenes con FQ y predominante en infecciones fúngicas oportunistas es Aspergillus que contribuye en la progresión  de la enfermedad pulmonar al inducir taponamientos de mucosidad e inflamación en las vías respiratorias (17).

En consecuencia al tratamiento de estas infecciones con distintos antibióticos se ha comprobado que altera el bacterioma pulmonar y las comunidades microbianas que difieren con el tratamiento (18) a causa de genes involucrados en la RA donde la alta exposición a los antibióticos facilita a la microbiota intestinal el generar desarrollo de genes de resistencia y actuar como reservorio de bacterias resistentes como Lachnospiracheae, E. faecalis, Clostridium y Bacteroides (19).

La microbiota intestinal también se ve muy afectada con estos tratamientos, ya que su composición comparada con controles sanos es claramente diferente y donde los  pacientes con FQ presentan un aumento de Staphylococcus Spp, Streptococcus spp, Escherichia coli y Eubacterium biforme originarias de infecciones oportunistas. Además se ha evidenciado una disminución de Bifidobacterium spp, Ruminococcus spp, Eubacterium spp, Clostridium spp. y Faecalibacterium prausnitzii. Esta alteración de la microbiota, también llamada disbiosis es de gran interés en la FQ ya que la colonización del tracto digestivo se da con microorganismos del tracto oral y respiratorio al tragar el esputo generando a su vez problemas como tránsito gastrointestinal más lento, inmunidad innata alterada en el intestino e inflamación intestinal que junto a los problemas gastrointestinales caracterizados por la FQ como insuficiencia pancreática, estreñimiento y malabsorción de nutrientes afectan negativamente su calidad de vida (20,21).

En niños con fibrosis quística comúnmente se suele encontrar  disbiosis marcada  taxonómica comparada a los controles sanos relacionados a su vez con marcadores inflamatorios intestinales ya que se estima que la disminución de la diversidad de comunidades microbianas se asocia con enfermedades inflamatorias, sistémicas y metabólicas como malabsorción de nutrientes (22). De igual manera, el intestino de estos pacientes posee  un viroma alterado con cambios funcionales y taxonómicos que influyen de igual manera en el crecimiento de los niños con FQ e inflamación intestinal a causa del exceso de endolisinas producidas por bacteriófagos con efecto proinflamatorio (23).

Inflamación y disbiosis

Uno de los biomarcadores fecales más utilizados en la FQ es la calprotectina, una proteína que se une al zinc y al calcio, formada por el complejo de S100A8 y S100A9. En el intestino delgado, los granulocitos, como los neutrófilos y los eosinófilos, liberan calprotectina (24). El estudio que determinó  los niveles de calprotectina fecal (CF) en niños diagnosticados con FQ en comparación con un grupo control sano (CS) recolectó  130 muestras. En los grupos con FQ y CS hubo una diferencia significativa en los niveles de CF entre los 0 y los 10 años de edad, sin embargo al realizar una comparación en los grupos por edades se evidenció un aumento en los niveles de CF de acuerdo a la edad para el grupo FQ. No hubo diferencia significativa en los niveles de CF entre niños con FQ y CS  de 1 a 4 años de edad, pero en los  niños mayores de 4 a 10 años de edad, la CF fue significativamente mayor en pacientes con FQ en comparación con CS. Los autores concluyeron que los niveles de CF en niños con FQ y CS dependían de la edad y tenían trayectorias distintas (25).

La CF se ha relacionado en su concentración con cuestionarios de calidad de vida en los pacientes con FQ, es el caso del estudio que midió las asociaciones entre el nivel de CF, los síntomas gastrointestinales y la calidad de vida en niños con FQ. El estudio estuvo conformado por 37 niños con FQ entre 4 y 18 años de edad, obteniendo grupos de CF baja (nivel de FC ≤ 250 µg/g) y CF alta (Nivel de FC > 250 µg/g). El estudio utilizó autoevaluaciones con escalas de síntomas gastrointestinales y un inventario pediátrico de calidad de vida. Destaca que el  nivel de CF superior a 250 µg/g se asoció con peores síntomas gastrointestinales, al igual que peores puntuaciones de calidad de vida. El nivel de CF se correlacionó inversamente con varios puntajes gastrointestinales evaluados por niños.  El estudio concluye que un aumento en la calprotectina fecal se asocia con peores síntomas gastrointestinales y deterioro de la calidad de vida (26).

Lo anterior indica que al aumentar progresivamente la concentración CF con la edad, los síntomas gastrointestinales y la calidad de vida de los pacientes con FQ empeora, señalando la importancia de la atención y el tratamiento de los síntomas abdominales comunes. Estos síntomas abdominales pueden estar relacionados con trastornos de los órganos digestivos, pero pueden ser el signo de disbiosis e inflamación intestinal, como lo demuestra el estudio de Enaud et al. que se planteó como objetivo investigar los vínculos entre la disbiosis del  microbioma intestinal y la inflamación en mediciones de CF en pacientes con FQ. Se incluyeron 20 niños con FQ entre 6 y 14 años de edad, 7 niños se  identificaron con inflamación intestinal alta (CF > 250 µg/g) y alteración en la microbiota, observando mayor abundancia de Staphylococcus spp., Streptococcus spp. y Veillonella dispar, junto con una disminución de la abundancia de Bacteroides spp., Ruminococcus spp., Coprococcus spp., Dialister spp., Parabacteroides spp., Bifidobacterium adolescencia y Faecalibacterium prausnitzii. Los autores destacan la significativa sobrerrepresentación de Streptococcus spp encontrada en los pacientes con FQ, hallazgo que respalda la estrecha relación entre los microbiomas respiratorios y digestivos, al igual que observaron una relación entre un mayor número de ciclos de antibióticos intravenosos previos en los niños con FQ presenta mayor inflamación intestinal (20).

Se ha demostrado que durante una terapia con antibióticos la CF logra disminuir, como se destaca en el estudio que inscribió a 14 pacientes mayores de 1 año con FQ para recibir tratamiento antibiótico sistémico para la exacerbación pulmonar aguda. Se recogieron muestras de heces dentro de las primeras 24 horas de ingreso y en los días 10 a 14 posteriores al tratamiento. Se realizó la cuantificación de CF. Los niveles de CF previos al tratamiento disminuyeron significativamente entre el inicio de la terapia con antibióticos y la segunda medición. El estudio concluye que el tratamiento con antibióticos dirigido a las molestias pulmonares puede mejorar el estado inflamatorio del tracto gastrointestinal (GI) (27).

Sin embargo al estar los tratamientos antibióticos dirigidos a un episodio agudo de la enfermedad, como las exacerbaciones pulmonares, no dan un tratamiento ni un control en la inflamación intestinal y en consecuencia la terapia con antibióticos reduce la diversidad de la microbiota intestinal, establecido en un estudio que incluyó a 43 individuos con FQ y 69 voluntarios sin FQ para el grupo control. El estudio comparó la microbiota intestinal en ambos grupos mediante la pirosecuenciación 454 del gen 16S rRNA. El microbioma asociado con FQ había reducido la diversidad microbiana, un aumento de Firmicutes y Actinobacteria, al igual que una reducción de Bacteroidetes Proteobacteria , Cyanobacteria, Verrucomicrobia , Tenericutes y Lentisphaerae en comparación con los controles sin FQ.  Se observó una correlación significativamente negativa entre el número de ciclos de antibióticos intravenosos y la diversidad de la microbiota intestinal, las personas con FQ dentro del grupo de antibióticos de IV baja (<1 tratamiento en un año) fue significativamente mayor en comparación con los grupos de antibióticos de IV intermedia o alta ( 2 a ≥5 tratamientos en un año). Los autores concluyen que la FQ y su manejo tienen en la microbiota intestinal un gran impacto, lo que presenta la oportunidad de desarrollar probióticos específicos para la FQ al minimizar las alteraciones de la microbiota y su sintomatología (28). Este potencial señalado para los probióticos se respalda mediante el estudio que inscribió a 21 niños con FQ y 20 niños para el grupo control sano, el objetivo del estudio fue investigar la correlación entre el equilibrio microbiano y la inflamación intestinal al probar la administración de Lactobacillus GG (LGG)  como restaurador de la microbiota intestinal. La inflamación intestinal se evaluó mediante la concentración de CF, los niños inscritos con FQ fueron asignados aleatoriamente a un grupo placebo y el grupo que recibió el LGG se le administró 60 mg al día durante un mes. Los niños con FQ que fueron tratados con LGG mostraron una disminución significativa en la concentración de CF en comparación con los tratados con placebo. Posteriormente se caracterizó el microbioma intestinal en niños con FQ antes y después de la administración de LGG o placebo. Se identificaron Bacteroides, F. prausnitzii y E. rectale como biomarcadores de alteración microbiana,  las cargas bacterianas de dichos biomarcadores se encontraban significativamente reducidos en niños con FQ en comparación con controles sanos. Posterior a la administración de LGG se observó un aumento significativo en el recuento de Bacteroides en comparación con los tratados con placebo, encontrando que la administración de probióticos restauró la microbiota intestinal, lo que respalda la eficacia de los probióticos para reducir la inflamación intestinal (29).

Otros biomarcadores inflamatorios utilizados se producen cuando hay inflamación neutrofílica asociada con concentraciones aumentadas  de citocinas/quimiocinas que son secretadas en respuesta al medio infeccioso/inflamatorio en la FQ, contribuyendo a un estado de inflamación crónica para los pacientes (30). Diversidad de bacterias probióticas se han relacionado con actividad antimicrobiana y efectos inmunomoduladores  que se deben principalmente a la regulación de la liberación de citocinas, incluidas las interleucinas, los factores de necrosis tumoral , los interferones y las quimiocinas liberadas por las células inmunitarias (31). Se ha evidenciado que los probióticos pueden reducir la calprotectina fecal,  pero los resultados de otros biomarcadores inflamatorios no muestran diferencia significativa (32,33) sin embargo, este hallazgo contrasta con lo evaluado en el ensayo clínico aleatorizado, controlado con placebo, doble ciego, constituido por un grupo control (GC) de 17 sujetos, grupo de FQ con placebo (GFQP) de 19 sujetos, grupo de FQ simbiótico (GFQS) de 22 sujetos. En adición se examinó la bacteriología positiva para P. aeruginosa, S. aureus, y B.  cepacia. El objetivo del estudio fue evaluar el efecto de la suplementación con simbióticos FOS ( L. paracasei, L. rhamnosus, L. acidophilus y B. lactis), suministrando 5,5 g/día en marcadores del sistema de respuesta inflamatoria interleucina (IL)-12, TNF-α, IL-10, IL-6 , IL-1β, IL-8, mieloperoxidasa (MPO), metabolitos óxidos de nitrógeno (NOx) en niños y adolescentes con FQ antes y después de 90 días. El estudio encontró una reducción significativa en NOx después de la suplementación con el simbiótico en el GFQS. En el análisis del efecto del simbiótico en el GFQS con bacteriología positiva, se encontró una disminución significativa para IL-6 e IL-8. El estudio concluyó que la suplementación con simbióticos se muestra prometedora en la disminución de los marcadores proinflamatorios (34).

Sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado

La microbiota intestinal promedio suele estar compuesta de 300 a 500 especies bacterianas componiendo un microbioma de casi 2 millones de genes. Entre la sintomatología digestiva presentada por pacientes con FQ se ha observado el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO), donde la carga bacteriana en el intestino delgado supera las 10 UFC/1 ml en la muestra de líquido intestinal  y se manifiesta a causa de la acumulación de moco favoreciendo su adhesión y evasión a la respuesta inmune (35),además esta alteración cuantitativa y cualitativa de la microbiota en la luz del intestino delgado se caracteriza por diarrea, dolor abdominal, flatulencia, hinchazón y malabsorción (36). El estudio que examinó la epidemiología y el impacto clínico de SIBO al igual que evaluó la eficacia de la rifaximina para erradicar SIBO en pacientes con FQ, incluyó un total de 79 pacientes de los cuales 25 de ellos fueron diagnosticados con SIBO a través de valores alterados de CH4 y H2. Al igual se realizó la prueba de aliento con glucosa (GBT). Los sujetos con GBT positivo se inscribieron en el ensayo controlado aleatorio y recibieron 1200 mg de rifaximina durante 14 días (10 pacientes) o ningún tratamiento para el grupo control (6 pacientes). La GBT se repitió 1 mes después del final del tratamiento o 45 días después de la primera GBT negativa. Se administró el cuestionario de síntomas GI antes y después del tratamiento. La tasa de erradicación de SIBO fue del 90 % en el grupo de rifaximina y 33,3 % en el grupo control. En el grupo de rifaximina se observó mejoría de los síntomas gastrointestinales en 4/5 pacientes ≤ 14 años, en 0/5 pacientes > 14 años y en 2/6 pacientes del grupo control. Concluyendo que  la terapia con rifaximina es bien tolerada y los resultados son prometedores en términos de eficacia para erradicar el SIBO en la FQ, sin embargo no logra una mejora significativa de los síntomas GI (37).

Los síntomas y trastornos GI también repercuten en la calidad de vida de los pacientes con FQ. Un estudio que se propuso cuantificar y evaluar los síntomas gastrointestinales en relación con los parámetros de laboratorio, historial médico y hallazgos clínicos en 131 pacientes con FQ de todas las edades a través de un cuestionario específico para la FQ que evalúa dolor abdominal y síntomas no dolorosos, trastornos del apetito, de la alimentación y de las deposiciones, así como trastornos relacionados con los síntomas y su calidad de vida. Los síntomas más frecuentes reportados durante 3 meses fueron falta de apetito y pérdida del gusto seguidos por dolor abdominal, flatulencia y distensión abdominal. Al evaluar a los pacientes por antecedentes clínicos se encontraron síntomas abdominales mayores en pacientes con prolapso rectal, síndrome de obstrucción intestinal distal, laparotomía, íleo meconial, insuficiencia pancreática, o resección del intestino delgado, así como en pacientes que han sido colonizados intermitentemente con P. aeruginosa en comparación con pacientes sin antecedentes de estos eventos. Concluyendo que si bien la afectación abdominal en la FQ no se comprende suficientemente en comparación con la afectación pulmonar, los cuestionarios de síntomas son herramientas significativas y prácticas que facilitan una comprensión más amplia de los síntomas abdominales en la FQ (38).

El alivio de los síntomas GI es una de las diez principales prioridades de la Asociación de Establecimiento de Prioridades de la Alianza James Lind en fibrosis quística, que a partir de lo establecido se propuso realizar una encuesta para conocer la descripción de los síntomas GI. Un total de 276 encuestados participaron, de los cuales 90 (33%) eran pacientes con FQ, 79 (29%) eran  familiares de pacientes con FQ y 107 (39%) eran  profesionales de la salud. Los síntomas más informados por los encuestados con FQ fueron: calambres, dolor estomacal, distensión abdominal y una combinación de síntomas. Los tres síntomas principales que los profesionales informaron fueron reducción del apetito, hinchazón y estreñimiento. Alrededor de un 94% de los profesionales de la salud pensaron que los medicamentos ayudan a aliviar los síntomas gastrointestinales, pero solo el 58 %  de los encuestados con FQ estuvieron de acuerdo. Otros métodos utilizados informados por los pacientes con FQ para aliviar los síntomas GI incluyen masajes, calor y probióticos.  Concluyen que es necesario mejores pruebas para el tratamiento de los síntomas y las complicaciones GI (39).

El efecto de los probióticos sobre el SIBO en el síndrome del intestino irritable (SII), se estudió administrando cuatro especies de probióticos ( Saccharomyces boulardii , Bifidobacterium lactis BB-12 , Lactobacillus acidophilus LA-5 y Lactobacillus plantarum ) cada 12 horas durante 30 días. Se realizaron 3 visitas durante el tratamiento y se solicitó llenar a los pacientes un cuestionario de síntomas GI. Al finalizar el tratamiento se encontró una disminución del 71,3 % en la gravedad de los síntomas entre los pacientes con SII y SIBO en comparación con el 10,6 % entre los pacientes con SII sin SIBO. El análisis mostró el aumento en la satisfacción de la función intestinal y para el efecto negativo del SII en la calidad de vida se redujeron significativamente las puntuaciones entre los pacientes con SIBO (40). En general se ha descrito que la suplementación con probióticos podría descontaminar eficazmente el SIBO y aliviar el dolor abdominal, pero no es eficaz para su prevención (41).

Probióticos con potencial restaurador de la microbiota

Se observó que el período neonatal es muy importante para establecer un sistema inmunológico maduro y en los pacientes con FQ se ha evidenciado que la disbiosis en el intestino ocurre en los primeros años de vida, la mutación en el CFTR afectan el microambiente intestinal y de las vías respiratorias, lo que induce modificaciones en el proceso de colonización de microorganismos incluso en ausencia de antibióticos. Está bien caracterizado que el establecimiento de una comunidad beneficiosa en el intestino está asociado con la salud sistémica y la inmunidad en los sitios distales con la influencia del microbioma intestinal en la salud pulmonar que se ha denominado eje intestino-pulmón (42). De este modo la disbiosis es caracterizada en el estudio propuesto por Vernocchi et al. donde se recogieron y analizaron muestras fecales de 28 pacientes con FQ y 31 controles sanos. Se encontró que la microbiota intestinal del grupo control parecía estar más enriquecida con especies involucradas en la integridad y movilidad intestinal y la modulación del sistema inmunológico, mientras que la FQ presenta una microbiota intestinal anormal y mediadores inmunitarios desregulados como resultado de una exposición masiva a antibióticos. En consecuencia destacan especies probióticas potenciales, sobre la base de los perfiles diferenciales de la microbiota intestinal  y las vías metabólicas de los pacientes con FQ en comparación con el grupo control como lo son B. longum , E. rectale , E. limosum , E. siraeum , L. sanfranciscensis , L. fermentum , B. pseudocatenulatum , B. bifidum y F. prausnitzii  y sus metabolitos producidos que pueden tener un papel protector contra los trastornos de FQ  (43).

La presencia de disbiosis intestinal está bien establecida en la FQ y se le atribuye a los probióticos la corrección de estas alteraciones mediante la restauración del perfil microbiano intestinal, demostrado en el estudio planteado por del Campo R, et al. constituido por 30 pacientes con FQ y distribuidos en dos grupos, el primero recibió durante 6 meses el probiótico Lactobacillus reuteri, seguido de 6 meses de placebo y el segundo grupo recibió 6 meses de placebo seguido de 6 meses del probiótico. Después de la ingesta de probióticos y placebo se aplicó pirosecuenciación metagenómica del ADN fecal total para analizar la composición del microbioma. Se demostró  una disbiosis considerable en la microbiota intestinal de la FQ asociada a una alta concentración de proteobacterias que posterior a la ingesta de probióticos mostró una reducción en la densidad bacteriana total, principalmente atribuida a una reducción en el filo Proteobacteria  y un aumento importante de la diversidad microbiana representada por Firmicutes (44).

Entre otros beneficios  evidenciados en anteriores estudios en pacientes a los que se les suministraron probióticos  se encontró que influyen de manera positiva en la calidad de vida, (21) mejora de resultados respiratorios posiblemente influenciados a su vez por factores genéticos y ambientales. Este potencial de los probióticos señala mejoras  nutricionales que con la restauración de la microbiota intestinal, aunque no de manera significativa, sugiriendo el desarrollo de más estudios y ensayos sobre el prometedor potencial de los probióticos en la dieta de los pacientes (45).

Conclusión

Aunque los mecanismos por los cuales los probióticos confieren ciertos beneficios en la interacción del microbioma y el huésped no están del todo esclarecidos, estas mismas relaciones resultan críticas para el desarrollo de la enfermedad GI e inflamación en la FQ.

Un enfoque terapéutico basado en la dieta presenta la oportunidad de establecer hacía lo normal la microbiota alterada en la FQ, contrarrestando la disbiosis temprana desarrollada en los pacientes, a la vez que representa una mejoría en los resultados para la enfermedad GI y respiratoria.

Con la información disponible hasta el momento que señala a los probióticos beneficiosos para los pacientes con FQ, se indica para su tratamiento un enfoque individual y personalizado que comprenda la composición de la microbiota para la administración efectiva de probióticos junto con una evaluación de la dieta, para la modulación del microbioma en la FQ.

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