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Revisión bibliográfica sobre administración accidental de fármacos por vía intraarterial

Revisión bibliográfica sobre administración accidental de fármacos por vía intraarterial

Autor principal: Víctor Lou Arqued

Vol. XVIII; nº 4; 176

Accidental drugs administration by intra-arterial route: bibliographic review

Fecha de recepción: 17/01/2023

Fecha de aceptación: 17/02/2023

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 4 Segunda quincena de Febrero de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 4; 176

Autores:

  • Víctor Lou Arqued (Primer autor). Médico Interno Residente de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del dolor. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza (España).
  • Jorge Muñoz Cáceres. Médico Interno Residente de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del dolor. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza (España).
  • Beatriz Pascual Rupérez. Médico Interno Residente de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del dolor. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza (España).
  • Alberto Sainz Pardo. Médico Interno Residente de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del dolor. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza (España).
  • Laura Blasco Muñoz. Médico Interno Residente de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del dolor. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza (España).
  • Alba Tejedor Bosqued. Médico Interno Residente de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del dolor. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza (España).
  • Marta Nasarre Puyuelo. Médico Interno Residente de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del dolor. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza (España).

Resumen: El error es algo inherente a la condición humana, y la medicina es una ciencia imperfecta por naturaleza. La sociedad otorga una gran confianza en nuestro sistema sanitario y sus profesionales, pero pensar que nuestra actividad está exenta de errores no es realista. La existencia de fallos en nuestra práctica asistencial puede suponer consecuencias con una enorme horquilla de gravedad para nuestros pacientes.

La administración de medicamentos parenterales por vía intraarterial es muy poco habitual, y esta vía se limita a pocas situaciones concretas. La administración accidental de medicamentos por vía intraarterial puede conllevar importantes secuelas, como  dolor, alteraciones motoras o sensitivas como parestesias, síndrome compartimental, gangrena o lesiones tróficas, o incluso la pérdida de la extremidad. El reconocimiento precoz de esta complicación, junto con su adecuado manejo, puede suponer un  cambio en las consecuencias del error para nuestro paciente, para su confianza en el sistema sanitario, e incluso para el profesional sanitario desde el punto de vista médicolegal.

Palabras clave: seguridad, error, complicación, intraarterial.

Abstact: To err is something inherent to the human condition, and medicine is an imperfect science by nature. Society trusts in our health system and its professionals, but to think that our activity is error-free is not realistic. The existence of failures in our care practice can lead to consequences with a huge range of severity for our patients.

The administration of parenteral drugs by intra-arterial route is very unusual, and this route is limited to a few specific situations. Accidental intra-arterial drug administration can lead to significant sequelae, such as pain, motor or sensory disturbances such as paresthesias, compartment syndrome, gangrene or trophic lesions, or even loss of a limb. The early recognition of this complication, together with its proper management, can lead to a change in the consequences of the error for our patient, for their trust in the health system, and even for the health workers from the medicolegal point of view.

Keywords: safety, error, complication, intra-arterial.

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.

La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El manuscrito es original y no contiene plagio.

El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.

Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.

Han preservado las identidades de los pacientes.

Introducción:

El error es algo inherente a la condición humana, y la medicina es una ciencia imperfecta por naturaleza. La sociedad otorga una gran confianza en nuestro sistema sanitario y sus profesionales, pero pensar que nuestra actividad está exenta de errores no es realista. La existencia de fallos en nuestra práctica asistencial puede suponer consecuencias con una enorme horquilla de gravedad para nuestros pacientes.

La cultura de seguridad del paciente cada vez tiene más peso en nuestra práctica asistencial. Tenemos comités para debatir las opciones más óptimas para nuestros pacientes, check-list para evitar olvidos en comprobaciones antes, durante y después de las intervenciones, tecnología que nos permite realizar las técnicas con una seguridad muy superior a la de antaño… pero los errores suceden. Esto no quiere decir que no podamos tomar parte individualmente en intentar disminuir la frecuencia de los mismos, así como mitigar sus consecuencias, y aprender de los mismos para evitarlos en un futuro.

El tema que atañe a esta publicación es la canalización arterial involuntaria, al tratar de canalizar un acceso venoso para administrar fármacos vía intravenosa, así como la administración errónea de medicamentos por una vía arterial correctamente canalizada para la monitorización invasiva de la presión arterial (si bien, menos habitual), y las consecuencias que esta administración puede acarrear.

La vía intravenosa para la administración de fármacos es, sin duda alguna, la vía más utilizada en el ámbito periquirúrgico. Esta vía es segura para la inmensa mayoría de fármacos administrados habitualmente, ya que permiten una adecuada dilución del medicamento en la volemia intravascular, antes de alcanzar los capilares de los tejidos que estos irrigan.

La canalización arterial rara vez se utiliza para la administración de medicamentos. Su uso habitual es la monitorización invasiva y continua de la tensión arterial, y el cateterismo por Radiología Intervencionista para diversas utilidades, como la embolectomía, o el cateterismo coronario para la dilatación de placas de ateroma con o sin colocación de stent. La vía intraarterial también se utiliza para depositar agentes quimioterápicos en el lecho tumoral1, para mitigar los efectos sistémicos de la quimioterapia y aumentar la concentración de la misma en las células tumorales.

Existe una conciencia sobre este problema en el ámbito sanitario, y a pesar de las recomendaciones establecidas para su evitación o su reconocimiento temprano, la administración intraarterial errónea de medicamentos puede originar iatrogenia significativa. Si bien se han administrado muchos fármacos por vía intraarterial sin consecuencias, hay otros que pueden conllevar una grave morbilidad, como dolor crónico o necrosis tisular, pudiendo llegar a la necesidad de amputar la extremidad2.

La frecuencia de complicaciones por administración de medicamentos intraarteriales inadvertidos por parte del equipo de Anestesiología se ha reducido de manera considerable desde el progresivo desuso de barbitúricos como el tiopental, a favor del propofol, mucho menos lesivo cuando se administra por vía intraarterial, y mucho más utilizado en la práctica anestésica actual.

Discusión:

En estudios anteriores, se observa una incidencia de lesiones por administración de medicamentos intraarteriales superiores a la observada hoy en día. Las nuevas guías de seguridad del paciente, como el uso de ultrasonidos para canalizar las venas más profundas, la realización de gasometrías extraídas por la vía canalizada en caso de duda, el uso de código de colores para los diferentes catéteres (rojo para arterial, azul para venoso) o la comprobación de la correcta velocidad de infusión de suero tras la canalización de la vía,  han disminuido la incidencia de esta complicación. A esto hay que sumarle la utilización de fármacos con menores consecuencias tras su administración intraarterial (y por lo tanto, posibles administraciones inadvertidas), que junto con el miedo a consecuencias médicolegales secundarias a esta clase de error, nos refleja datos posiblemente inferiores a la práctica  real.

El principal factor de riesgo para este suceso es intentar canular una vena muy próxima a una arteria. La proximidad de la arteria braquial a la vena basílica en la fosa antecubital fue el lugar de canulación accidental más frecuente, seguido de la canulación en antebrazo, y con menor frecuencia, en el dorso de la mano.

Un correcto etiquetado próximo a las llaves de paso de las vías canalizadas, así como el uso de tubuladuras con código de colores, podría disminuir la incidencia de administración de fármacos por vías arteriales canalizadas con otro propósito, generalmente la medición de presión arterial invasiva.

El mecanismo de acción de lesión puede suponer una lesión endotelial directa, la inducción de trombosis, la cristalización de medicamentos, el vasoespasmo, o una combinación entre los citados3.

Algunos de los medicamentos más utilizados en el ámbito anestésico no han demostrado lesiones significativas tras su administración intraarterial (fentanilo, rocuronio, succinilcolina, atropina, midazolam), mientras que la situación opuesta se ha observado con medicamentos especialmente peligrosos en caso de dicha forma de administración (diazepam, tiopental,  fenitoína, clindamicina, penicilina y derivados)4, 5, generando una importante morbilidad, incluyendo necrosis tisular y la posibilidad de precisar amputar la extremidad6, 7. El propofol se ha asociado con dolor en su administración intraarterial, pero no hay descritos casos de necrosis tisular por su uso. En el caso del paracetamol, su formulación con benzil-alcohol ha originado casos con gangrena descrita, mientras que su formulación acuosa ha sido anodina8.

Una revisión de 30 artículos sobre el tema que nos atañe, realizado por A. Lokoff2, concluyó que los medicamentos que más se habían visto en complicaciones graves (en números absolutos) tras su administración intraarterial, fueron las benzodiacepinas y antibióticos de la familia de las penicilinas. Asimismo, concluyó que la principal causa de administración errónea de medicamentos intraarteriales, fue la creencia de haber canalizado una vía venosa.

En esta revisión, de los 30 artículos que fueron estudiados, se contabilizaron 11 casos de consecuencias graves: 5 de ellos por diazepam, 4 por penicilina y derivados, 1 por clindamicina, y 1 por paracetamol benzil-alcohol. De estos 11 pacientes, 8 sufrieron amputación de la extremidad, 2 presentaron dolor crónico, y 1 presentó necrosis distal de los dedos de la mano inyectada. Cabe destacar que en estos casos, la clínica se demoró entre 4h y 72h en aparecer incluso en aquellos a los que se les administró la misma sustancia2. El dolor en la administración del medicamento, breve pero intenso, debe hacernos sospechar de la administración intraarterial, si bien no se ha asociado como factor predictivo de resultado adverso.

Se ha descrito la existencia de un recorrido superficial por la tabaquera anatómica de la arteria dorsal superficial (rama de la arterial radial) en un 0’8-1% de la población2. Si bien su canalización involuntaria no es habitual, estamos obligados a descartar de manera fiable que el catéter no ha sido introducido en esta rama cuando tratamos de canalizar una vena superficial en el territorio de la tabaquera anatómica.

La mayoría de las canalizaciones arteriales involuntarias en la zona de la mano involucran a la arteria radial, y en menor medida, a la cubital. Aunque la mayoría de los casos de canulación arterial no intencional involucran las ramas de la arteria radial, se ha informado que las arterias cubitales superficiales están involucradas en el 2,26-3,1 % de los pacientes9. Una anomalía vascular preexistente es un factor de riesgo comúnmente pasado por alto por los profesionales de la salud, por ejemplo, una rama superficial de la arteria radial que pasa ventral al retináculo flexor9.

En las administraciones de medicamentos intraarteriales erróneas, el síntoma más habitual es dolor en la zona irrigada por dicha arteria, pero en pacientes bajo efectos de la anestesia general no pueden referir dicho síntoma, por lo que la probabilidad de diagnóstico tardío es mayor, así como de seguir administrando otros medicamentos por dicha vía. Los pacientes comatosos o con sensorio alterado, discapacitados mentales, o la población pediátrica, también son población de riesgo para la administración de medicamentos intraarteriales.

Indicios de canulación intraarterial incluyen el reflujo rojo brillante de sangre en el catéter, la presencia de movimiento pulsátil de sangre en el tubo del catéter, y el reflujo de sangre hacia el tubo intraarterial incluso con la bolsa de líquido a administrar a un nivel más alto que el sitio de inserción del catéter. Sin embargo, estos indicadores pueden ser sutiles o incluso estar ausentes en pacientes en estado de shock o con tensiones arteriales disminuidas por los efectos de los medicamentos.

En caso de la administración errónea de medicamentos intraarteriales, son prioritarios el rápido reconocimiento, evaluación, seguimiento, y si fuera preciso, rehabilitación y terapias específicas para minimizar las secuelas.

El Tissue Ischemia Score (TIS) 10 fue desarrollado en 1990 para predecir la gravedad y evolución esperable de pacientes con inyección intraarterial de drogas ilícitas, entre las que se encontraron barbitúricos, bezodiacepinas y opioides.  El estudio concluyó que la cianosis distal a la zona de punción, el relleno capilar > 3 segundos, la temperatura distal fría y los déficits sensoriales fueron los mayores predictores de daño tisular prolongado o permanente.

Cada uno de estos factores sumaba un punto al valor resultado del TIS, con una relación directamente proporcional entre el número de puntos presentes, y la probabilidad de precisar amputación de la extremidad (46% de los pacientes con 4 puntos fueron amputados). Es este estudio solo se valoraron los resultados observados, y no la sustancia que había sido inyectada. La presencia de pulso distal no descarta la presencia de eventos isquémicos, ya que en la mayoría de situaciones, la afectación isquémica afecta a la microvasculatura4.

En la revisión de Lokoff2 figura un protocolo de actuación frente a la administración intraarterial de un medicamento, elaborado a partir de las observaciones recopiladas de los estudios previos que analiza.

La primera medida a tomar es tratar de evitar la canalización de venas en zonas donde estas estén próximas a arterial, con referencia especial a la fosa antecubital. Una vez canalizada la vía, debemos comprobar que la sangre no refluye de manera pulsátil por el tubo, que el color de la sangre no es rojo vivo, y que la velocidad de administración del suero es el esperado para una vía de ese calibre.

Si la administración del medicamento intraarterial ocurre, debemos valorar nuestras próximas acciones según la puntuación TIS, si bien estos síntomas y signos pueden tardar horas en aparecer (color cianótico, tacto frío, alteraciones sensitivas y relleno capilar > 3 segundos), y el medicamento administrado (de especial riesgo: diazepam, barbitúricos, clindamicina, penicilina y derivados, fenitoína, paracetamol en formulación benzil-alcohol).

En caso de la administración de medicamentos que no son considerados de especial riesgo, se recomienda vigilancia de aparición de signos/síntomas TIS, o la aparición de otra sintomatología. Si se ha administrado un medicamento de riesgo, se recomienda dejar canalizada la arteria para el estudio local angiográfico de lesión vascular por parte de Radiología Intervencionista, y para administrar medicamentos trombolíticos y prostaglandinas directamente en la zona arterial afectada11. En las situaciones de mayor riesgo de isquemia en la extremidad, el tratamiento más aceptado es:

  1. La administración de un bolus de heparina no fraccionada 5000U intravenosa, seguida de perfusión de 3 a 8 días, para obtener ratio TTPA entre 2 y 2’5 12.
  2. La administración de trombolítico. Máxima recomendación para el activador del plasminógeno tisular recombinante (rTPA) a través del propio catéter intraarterial agresor, o bien una arteria inmediatamente proximal al mismo. Deben administrarse un bolus de rTPA de 8mg, seguido de rTPA 4 mg en perfusión de 4 horas, alternando cada 4 horas con infusión de PGE1 a 5 µg en 4h, durante un total de 48h12.
  3. Otras medidas que no han demostrado mejoría en el pronóstico de la extremidad son: La elevación del miembro afectado, la administración de tratamiento analgésico oral o iv., la administración de tratamiento antibiótico (solo recomendado si signos de infección)12.
  4. No hay evidencia para recomendar la administración de vasodilatadores de forma aislada (excepto en inyección intraarterial de fármacos vasoconstrictores), bloqueos nerviosos o corticoides 13.

Conclusiones:

Si bien el riesgo de canalización arterial involuntaria en el dorso de la mano es bajo (mucho menor que en zona antecubital), el gran número de vías que son canalizadas diariamente en un centro sanitario genera un número nada desdeñable de cateterismos arteriales involuntarios. En la mayoría de ocasiones, el reconocimiento de este hecho es inmediato, con un reflujo sanguíneo rojo vivo por el catéter. Sin embargo, en algunos casos, este reflujo no es tan apreciable, y se requiere de un alto grado de sospecha para su diagnóstico. La administración de medicamentos por vía intraarterial suele generar dolor breve pero intenso durante su infusión, pero en pacientes bajo los efectos de la anestesia general, así como pacientes con bajo nivel de consciencia por otras causas, no referirán dicho dolor.

Existen medicamentos que no presentan casos de complicaciones derivadas de su administración arterial. No obstante, tenemos suficientes casos descritos en la literatura científica como para considerar como fármacos peligrosos para administración arterial una serie de medicamentos anteriormente citados. Su administración intraarterial puede acarrear consecuencias graves, como alteración sensitiva, gangrena, o incluso precisar la amputación de la extremidad.

Existe una tabla de valoración del riesgo de aparición de complicaciones tras la administración intraarterial de medicamentos, conocida como TIS por sus siglas en inglés (Tissue Ischemia Score) para orientarnos en la potencial probabilidad de gravedad del cuadro, si bien, la ausencia de existencia de puntuación TIS no es excluyente de la aparición de complicaciones, y un TIS máximo (4 puntos) no predice de forma inequívoca la existencia de secuelas, por lo que es preciso el seguimiento del paciente en todos los casos.

En caso de aparición de lesión vascular, las únicas medidas que han demostrado mejorar el pronóstico de la extremidad son la anticoagulación intravenosa, y la administración local de fibrinolíticos y prostaglandinas (en el régimen anteriormente descrito) a poder ser por el propio catéter que origina el insulto, u otro canalizado de manera inmediatamente proximal en caso de extracción del primero.

Bibliografía:

1* Joshi S, Emala CW, Pile-Spellman J. Intra-arterial drug delivery: A concise review. J Neurosurg Anesthesiol. 2007;19(2):111–9.

2* Lokoff A, Maynes JT. The incidence, significance, and management of accidental intra-arterial injection: a narrative review. Can J Anaesth. 2019;66(5):576–92.

3*Mariyaselvam M, Hutton A, Young P. Accidental intra-arterial injection: an under-reported never event. Crit Care 2015; 19(Suppl 1): 166

4* Rees M, Dormandy J. Accidental intra-arterial injection of diazepam. Br Med J 1980; 26: 289-90.

5* Knill RL, Evans D. Pathogenesis of gangrene following intraarterial injection of drugs: a new hypothesis. Can Anaesth Soc J 1975; 22: 637-46.

6* Rai KM, Rao KS, Maudar KK. ACCIDENTAL INTRA-ARTERIAL DRUG INJECTION: A case report. Med J Armed Forces India. 1997;53(2):137–9.

7* Fikkers BG, Wuis EW, Wijnen MH, Scheffer GJ. Intraarterial injection of anesthetic drugs. Anesth Analg. 2006: 103(3):792–4.

8*Samanta S, Chakraborty N, Samanta S. Accidental intra-arterial injection of paracetamol: different preparations, different results. Eur J Anaesthesiol 2014; 31: 236-7.

9* Dasgupta M, Adhikari S, Datta M. Inadvertent intraarterial injection leading to gangrene: a rare but devastating postoperative complication. J Obstet Gynaecol India. 2012;62(Suppl 1):56–8.

10* Treiman GS, Yellin AE, Weaver FA, Barlow WE, Treiman RL, Gaspar MR. An effective treatment protocol for intraarterial injection. J Vasc Surg 1990; 12: 456-65.

11* Sen S, Chini EN, Brown MJ. Complications after unintentional intra-arterial injection of drugs: risks, outcomes, and management strategies. Mayo Clin Proc 2005; 80: 783-95.

12* Breguet R, Terraz S, Righini M, Didier D. Acute hand ischemia after unintentional intraarterial injection of drugs; is catheterdirected thrombosis useful? J Vasc Interv Radiol 2014; 25: 963-8.

13* Devulappalli C, Han KD, Bello RJ, LaPorte DM, Hepper CT, Katz RD. Inadvertent intra-arterial drug injections in the upper extremity: systematic review. J Hand Surg Am 2015; 40: 2262-8.