Sarna noruega, a propósito de un caso
Autora principal: Raquel Ruberte Carrasco
Vol. XX; nº 04; 111
Norwegian scabies, a case report
Fecha de recepción: 12/01/2025
Fecha de aceptación: 18/02/2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 04 Segunda quincena de Febrero de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 04; 111
Autores:
Raquel Ruberte Carrasco1, Irene Ara Bielsa2, Cristina Tomás Grasa3 , Isabel Bellostas Campello4 , Ana Ordás Viñuales5, Raquel Jimeno Gallego6, Marta Blasco Gómez7.
- Centro de Salud Miralbueno-Garrapinillos, Zaragoza, España
- Centro de Salud Delicias Sur, Zaragoza, España
- Centro de Salud Delicias Sur, Zaragoza, España
- Centro de Salud Univérsitas, Zaragoza, España
- Centro de Salud Épila, Zaragoza, España
- Centro de Salud Delicias Sur, Zaragoza, España
- Centro de Salud Delicias Sur, Zaragoza, España
RESUMEN:
La sarna o escabiosis es una infección parasitaria de la piel producida por el ácaro microscópico Sarcoptes scabiei, variedad hominis. Es frecuente encontrar casos de sarna en lugares de hacinamiento como pueden ser las cárceles y las residencias de ancianos. Su tratamiento inicialmente es tópico, pero si no se llega a resolver completamente o hay complicaciones se necesitará pasar al tratamiento oral o incluso usar otras cremas como coadyuvantes tópicos. Cabe destacar que las medidas de higiene y limpieza son tan importantes como el tratamiento curativo.
En este caso clínico presentamos a una paciente anciana que vive en una residencia. No se realiza un correcto diagnóstico inicial de escabiosis y termina evolucionando a una sarna noruega, una posible complicación de la sarna clásica mucho más costrosa y con un importante número de ácaros infestando la piel.
Este caso subraya la importancia de una correcta sospecha diagnóstica junto con una exploración física completa, para poder llegar a un buen diagnóstico inicial y posterior tratamiento, no sólo por la evolución de la paciente sino también por evitar la propagación de la escabiosis; ya que es una de las parasitosis más contagiosas y tediosas de tratar.
PALABRAS CLAVE: sarna, noruega, costrosa
ABSTRACT:
Scabies is a skin’s parasitic infection caused by the microscopic mite Sarcoptes scabiei, variety hominis. Scabies is often found in crowded places such as prisons and nursing homes. Treatment is initially topical, but if it doesn’t resolve completely or there are complications, oral treatment or even the use of other creams as topical adjuvants. It should be noted that hygiene and cleanliness measures are as important as curative treatment.
In this case we present an elderly patient living in a nursing home. The initial diagnosis of scabies was not correctly made and ends up progressing to Norwegian scabies, a possible complication of the classical scabies, much more crusty and with a large number of mites infesting the skin.
This case underlines the importance of a correct diagnostic suspicion together with a thorough physical examination, in order to arrive at a good initial diagnosis and subsequent treatment, not only for the patient’s evolution but also to avoid the spread of scabies, as it is one of the most contagious parasitic and tedious parasitosis to treat.
KEYWORDS: scabies, Norwegian, crusted
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado la identidad de los pacientes.
INTRODUCCION
La sarna, también conocida como escabiosis, es una enfermedad dermatológica de origen parasitario causada por el ácaro Sarcoptes scabiei, variedad hominis, de la familia de los arácnidos microscópicos, por lo que el ácaro no puede verse a simple vista. Este padecimiento se caracteriza por un intenso prurito, especialmente nocturno, acompañado de lesiones dérmicas como pápulas, vesículas y túneles subepidérmicos.1
El ácaro posee 8 patas distribuidas en cuatro pares siendo dos anteriores que terminan en cerdas largas, y dos posteriores como ventosas y un cuerpo redondeado (Ver foto 1 del anexo: Sarcoptes scabiei). Se aloja en la superficie de la piel del huésped y, atraída por el calor y el olor, la hembra penetra cavando túneles de 5-15 mm de longitud donde deposita sus huevos y segrega sustancias, las cuales, provocan reacciones alérgicas (por sensibilización a las proteínas y las heces del parásito).1
La sarna se transmite principalmente por contacto directo y prolongado con personas infestadas o, con menor frecuencia, mediante fómites contaminados.
Es una enfermedad muy extendida, siendo endémica a nivel mundial, con una prevalencia global de más de 300 millones de casos. Infecta a personas de todas las edades y sexos, sin diferenciar entre lactantes, niños o adultos. No respeta el estrato social ni grupos étnicos, aunque es particularmente prevalente en poblaciones con condiciones de hacinamiento, pobreza o limitado acceso a servicios de salud, lo que la convierte en un indicador de desigualdad social. 2
La sarna costrosa o sarna noruega, es una forma más rara, grave y muy contagiosa de la enfermedad. Presenta lesiones psoriariformes costrosas, afectando grandes áreas del cuerpo. Se suele manifestar en ancianos e inmunodeprimidos. 3
La sarna humana no hay que confundirla con la sarna animal provocada por el Sarcoptes canis. No suele parasitar al ser humano, ya que estos ácaros no pueden completar su ciclo vital en ellos.2
En este caso clínico, se presentará un análisis detallado de una paciente diagnosticada de sarna, abordando su historia clínica, síntomas, diagnóstico diferencial, tratamiento y evolución, con el objetivo de ilustrar los desafíos y las estrategias para el manejo efectivo de esta afección.
CASO CLINICO
Mujer de 89 años, institucionalizada en una residencia de ancianos desde hace 20 días tras fractura de cadera. Antecedentes personales de hipertensión arterial, dislipemia, hipotiroidismo, insomnio y depresión. En su domicilio, según la familia, llevaba un buen control y correcta cumplimentación de su tratamiento crónico. Actualmente toma: Enalapril, Atorvastatina, Levotiroxina y Quetiapina.
La enfermera de la residencia avisa al Médico de Atención Primaria encargado por queja de la paciente de prurito generalizado muy intenso, prácticamente desde que ingresó en sus instalaciones, que no se incrementa en ningún momento concreto del día. El resto de los residentes están, de momento, asintomáticos.
En estas semanas, han preguntado a la familia si en casa hay alguien más con picor generalizado pero la mujer vivía sola en su domicilio. También, han cambiado el gel, champú y crema hidratante de la paciente a otros específicos para pieles atópicas; han lavado su ropa con otro tipo de jabón y suavizante más neutros; pero sin conseguir mejoría.
A la primera exploración del médico, presenta ligero eritema en ambos muslos y escote, y alguna lesión inespecífica de rascado. No se observan lesiones en zonas de flexión. En ese momento no se dispone de dermatoscopio.
En un primer momento, se revisa su tratamiento crónico descartando la posibilidad de que el prurito sea debido a un efecto farmacológico; y se pauta antihistamínico oral cada 24 horas. Se solicita una analítica completa con orina para descartar problemas renales, hepáticos, iónicos e intolerancias alimentarias (Anisakis, gluten, proteína leche de vaca…); ya que la paciente es nueva en el cupo y no se tiene más datos sobre ella.
Los resultados de la analítica fueron normales salvo reacción positiva al Anisakis. Por lo que se decidió retirar el pescado de su dieta, a pesar de que la residencia lleva un control estricto del proceso de congelado y preparación del alimento. Con el antihistamínico oral obtuvo ligera mejoría.
A los 5 días, seguía presentando prurito y empezaron a aparecer lesiones de tipo ampolloso y alguna plana violácea, todas ellas milimétricas, con alguna lesión descamativa. Aumentó el eritema; siendo más intenso en piernas, brazos y abdomen. Se decidió derivar a la paciente a Urgencias para valoración por Dermatología.
Al alta le pautaron corticoide oral a dosis de 30mg cada 24 horas con pauta descendente a realizar cada semana hasta completar 1 mes, además le subieron la dosis de antihistamínico oral a 1 comprimido cada 8 horas. Sospecharon de posible vasculitis vs otra dermatosis inespecífica.
Al principio parecía que mejoraban las lesiones y el prurito, pero a los 10 días de tratamiento comenzó de nuevo a empeorarle el picor, aumentando las lesiones descamativas, mayor eritema que ahora abarcaba todo el cuerpo incluso hasta la cara, se empezaron a formar placas gruesas hiperqueratósicas sobre todo en ingles, axilas, glúteos y espalda.
El Médico de Atención Primaria realiza una interconsulta urgente con Dermatología, enviándoles fotos de la paciente (Ver fotos 2-4 del Anexo) solicitando previo consentimiento verbal a la misma. Le recomiendan de nuevo derivación a Urgencias para biopsia de las lesiones y posible ingreso.
En urgencias, describen las imágenes vistas al dermatoscopio con intensa infestación de la piel de la paciente y presencia de innumerables ácaros; sobre todo repartidos en brazos y piernas. A la exploración macroscópica presenta intenso eritema por toda la piel incluyendo la cara, además de múltiples lesiones de rascado y placas costrosas descamativas. En ese momento, sospechan de un caso de sarna noruega muy avanzado y deciden ingreso para tratamiento.
El tratamiento que la paciente recibió durante su ingreso fue de Ivermectina oral dosis única según su peso, repitiendo la misma dosis a la semana; junto con Permetrina tópica aplicada por todo el cuerpo, con misma pauta que la anterior. Una vez finalizados esos dos tratamientos, iniciaron aplicación de vaselina azufrada por todo el cuerpo durante 3 días seguidos. Además, para el picor continuó con antihistamínicos orales y Mometasona tópica cada 12 horas en las zonas donde refería más prurito.4,5
Ante la mejoría de la paciente y habiendo completado el tratamiento correcto de desinfectación, se decide darle de alta a su residencia.
Mientras tanto en la residencia empezaron a aparecer casos de prurito muy compatibles con sarna. Se notificó el caso a Salud Pública, se inició tratamiento con Ivermectina oral según pauta, tanto a los residentes como a todos los trabajadores y familiares de los mismos u otros convivientes.
Además, de intensas y correctas medidas de higiene y lavado de ropa y otros enseres. Todo esto protocolizado y controlado tanto por Salud Pública como por el Médico de Atención Primaria responsable; además de contar con la colaboración del servicio de Dermatología del área de salud correspondiente.
DISCUSIÓN
Como ya hemos comentado antes, la sarna es una afección dermatológica prevalente cuya incidencia es mayor en comunidades vulnerables debido a factores como hacinamiento, condiciones higiénicas deficientes y acceso limitado a la atención médica. En este caso clínico, la paciente vivía en una residencia de ancianos.
El diagnóstico de sarna normalmente se realiza con la historia clínica, anamnesis y una buena exploración tanto macroscópica como con el dermatoscopio. En este caso el diagnostico se dilató en el tiempo ya que no presentaba los hallazgos clínicos clásicos, como el prurito nocturno intenso o la presencia de lesiones dérmicas características en zonas de flexión ni la confirmación mediante dermatoscopio, hasta la última valoración de Dermatología.
Los síntomas típicos son muy frecuentes pero no siempre aparecen, lo que no quiere decir que se tenga que descartar el diagnóstico. Estos suelen aparecer entre 2 y 8 semanas después del contacto inicial. El paciente experimenta un prurito intenso, que puede ser más notorio en personas con buena higiene personal, especialmente durante la noche, al estar en contacto con las sábanas, o al realizar ejercicio. Es importante destacar que cualquier persona infestada por los ácaros puede transmitir la enfermedad, incluso si no presenta síntomas evidentes.
La sarna puede afectar todo el cuerpo o concentrarse en áreas específicas como los pliegues interdigitales, muñecas, codos, axilas, región genital, glúteos, cintura y tórax. Las lesiones por rascado son comunes y pueden complicarse con infecciones secundarias. Las lesiones cutáneas incluyen ronchas, pápulas, vesículas, nódulos de tonalidad parda, túneles o surcos finos y descamativos, así como costras ocasionadas por el rascado. Estas lesiones no desaparecerán sin un tratamiento adecuado.
En los niños, pueden aparecer eccemas y vesículas en áreas como la cabeza, detrás de las orejas, el cuello, las palmas de las manos y las plantas de los pies.6 En los ancianos, la enfermedad puede manifestarse con cambios en el cuero cabelludo, donde el cabello adquiere un aspecto más fino y adelgazado.
Uno de los aspectos destacados de este caso es que al tardar en el diagnóstico inicial, no se pudo iniciar el tratamiento correcto por lo que se complicó haciéndose costrosa por el aumento de número de ácaros en la piel.
En el caso de la sarna noruega su tratamiento es difícil ya que este no puede penetrar a través de las placas costrosas que se forman, por lo que requieren aplicaciones de repetición del tratamiento, que es lo que realizaron durante el ingreso. 3
El tratamiento de la sarna se inicia con permetrina tópica al 5% como primera línea, aplicada desde detrás de las orejas hasta los pies, complementado siempre con las medidas higiénicas y de limpieza (Ver FOTO 5: Medidas higiénicas y tratamiento de escabiosis. Gobierno de Aragón).4,5,7
En casos más severos o refractarios se recomienda el uso de ivermectina oral en dosis única, repitiendo dosis a la semana. En nuestro caso clínico, se opta por iniciar con esta línea dada la gravedad de las lesiones y que su cumplimentación es mucho más sencilla; no solo para la paciente ingresada sino también para los pacientes que viven en la residencia, trabajadores y familiares. 5
Es importante subrayar la relevancia del manejo integral en casos de sarna, que incluye no solo el tratamiento del paciente afectado, sino también de sus contactos cercanos para prevenir la reinfestación y la transmisión comunitaria. En este caso, el abordaje incluyó la evaluación y tratamiento profiláctico de los convivientes (los otros residentes) además de personal trabajador que está en constante contacto con ellos, lo que resultó esencial para el control de la enfermedad.
Desde una perspectiva social, este caso pone de manifiesto la necesidad de intervenciones en salud pública orientadas a reducir las condiciones que favorecen la propagación de la sarna, particularmente en comunidades en situación de vulnerabilidad. La educación sobre las medidas preventivas y el acceso a tratamientos accesibles son pilares fundamentales en la erradicación de esta enfermedad.2,6
En conclusión, este caso destaca por la importancia de un diagnóstico oportuno y rápido, un manejo multidisciplinario para garantizar una resolución efectiva de la sarna y cómo abordar las posibles complicaciones, como es la evolución a sarna noruega, infecciones secundarias o el impacto psicológico asociado al estigma social que conlleva la enfermedad.
CONCLUSIÓN
El presente caso ilustra la evolución de una paciente con un diagnóstico dermatológico inicial incorrecto: desde un prurito inespecífico a una vasculitis que, tras una evaluación más exhaustiva, fue identificada como portadora de sarna noruega. Esta variante, caracterizada por una infestación masiva del ácaro Sarcoptes scabiei y lesiones cutáneas hiperqueratósicas, resalta la importancia de considerar esta presentación atípica en pacientes inmunocomprometidos, con enfermedades crónicas o condiciones debilitantes, como son los pacientes ancianos.
La hospitalización permitió un manejo integral que incluyó el uso de ivermectina oral en combinación con permetrina tópica y vaselina azufrada, junto con cuidados específicos de las lesiones cutáneas, lo cual resultó en una evolución clínica favorable. Este enfoque, junto con medidas estrictas de aislamiento y control de infecciones, evitó la diseminación nosocomial de la enfermedad, un riesgo elevado en esta forma altamente contagiosa.
El caso subraya la relevancia de un diagnóstico precoz y preciso en formas graves como la sarna noruega, así como la necesidad de una intervención multidisciplinaria para garantizar el éxito terapéutico. Asimismo, resalta la importancia de educar a los equipos de salud, tanto en el hospital como en las propias residencias de ancianos, sobre la identificación de esta variante y el manejo adecuado para minimizar complicaciones y contagios.
Finalmente, este caso enfatiza la necesidad de fortalecer la prevención, especialmente en poblaciones vulnerables, y resalta el papel crucial de las estrategias comunitarias en la erradicación de la sarna como problema de salud pública.
BIBLIOGRAFÍA
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- Currie BJ, McCarthy JS. Permethrin and ivermectin for scabies. N Engl J Med . 2010;362(8):717-725.
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- Gobierno de Aragón. Protocolo de escabiosis o sarna. 2024. Disponible en: https://www.aragon.es/documents/d/guest/escabiosis_-informacion-general-pdf