acuerdo a las revisiones teóricas, de la satisfacción con la vida relacionada con la calidad de la salud en adultos mayores se ha estudiado utilizando medidas de resultado y estadísticas correspondientes a la morbilidad y mortalidad y la expectativa de vida, no obstante, se desconocen otros aspectos involucrados en ésta, como la percepción sobre su salud, el conocimiento de las redes de apoyo social, la protección social y los servicios de salud.
En la actualidad, son muchas las personas en el mundo que dedican su esfuerzo y estudio a lo que podría denominarse como la nueva cultura de la longevidad. En realidad, es el intento de vivir más y en mejores condiciones físicas, sociales y mentales, en razón a que el avance social está orientado hacia esa dirección, buscando así un modelo de envejecimiento competente en un sentido útil, productivo, capaz de fortalecer desde un punto de vista genérico de la salud su satisfacción con la vida. (Ríos, Ríos, & Padial, 2004)
La satisfacción con la vida de los adultos mayores involucra la relación estrecha entre años de vida saludable ya vivos y la esperanza de vida. Muchos autores han investigado sobre los factores de la satisfacción con vida, que son considerados importantes para la calidad de la misma por las personas de edad; encontrándose, como variables más significativas: las relaciones familiares y apoyos sociales, la salud general, el estado funcional y la disponibilidad económica. (Rubio, Rico , & Cabezas, 2010) A pesar de los aspectos subjetivos y la gran variabilidad entre poblaciones, hay algunos factores que permanecen constantes, entre ellos el soporte social, como un elemento que favorece la satisfacción por la vida independiente de la fuente de donde provenga.
Se ha sugerido que la satisfacción con la vida en general puede variar de acuerdo a la edad, el sexo, la condición de salud y la residencia; aunque los factores socioeconómicos y la escolaridad son elementos de importancia, aunque no del todo determinantes para alcanzar un optima satisfacción por la vida y la calidad de la misma en los ancianos. Aspectos relacionados con la salud; cualquier enfermedad en general afecta la satisfacción por la vida, y en mayor medida los problemas de salud mental: desordenes de ansiedad, depresivos y afectivos. (Lizan, 2014; Botero De Mejia & Pico Merchan, 2007)
Si se mira bien, la satisfacción por la vida de la población también es un indicativo del sistema sanitario y su eficacia, además de las estadísticas de mortalidad y de la incidencia de enfermedades o accidentes que pueden comprometer la vida de las personas. En la encuesta de salud de la ciudad de Barcelona del año 1986 ya se observaba una marcada diferencia según sexo al valorar la autosatisfacción por la vida en los y las habitantes de la ciudad y persiste hasta la actualidad.
Al abordar el modelo de factores que intervienen en la satisfacción por la vida de los adultos mayores es recomendable ver la multicausalidad de la parte biológica-hormonal, de los valores psicológicos y la autoestima, y de las demandas y apoyo familiar y social. (Borras Boneu, 2010)
El estudio de la salud ilustra la tradicional carencia de indicadores psicosociales en la investigación epidemiológica. Las medidas más frecuentes (incluidas las conclusiones de la Conferencia de Alma Ata) se han limitado a la utilización de indicadores de mortalidad. Esta simplificación conduce a sentenciar que los hombres presentan una mayor tasa de mortalidad y las “mujeres viven más”, de lo que se infiere que los adultos mayores mujeres “gozan de mejores niveles de salud”. Sin embargo, la esperanza de vida libre de incapacidad o esperanza de salud es peor para los adultos mayores de 70,9 años, lo que representa 10,1 años de diferencia respecto a su esperanza de vida. Cuando se compara la salud de los adultos mayores en relación al sexo, se constatan diferencias en cuanto a los comportamientos generados por los problemas de salud. En los adultos mayores hombres, sus dolencias conllevan una mayor utilización de los servicios y un mayor consumo de medicamentos. Sin embargo los adultos mayores mujeres acuden con más frecuencia a la consulta médica y al dentista, pero se hospitalizan menos (si se excluye el motivo del parto), consumen más medicamentos, especialmente a medida que envejecen y disminuyen los ingresos familiares y su nivel educativo. El consumo de medicamentos y las consultas en urgencias se incrementan en los adultos mayores que trabajan en el hogar, al tiempo que disminuyen las visitas al dentista. (OMS, 2006)
El conflicto en la vida masculina y femenina como adulto mayor es algo insoslayable en la vida cotidiana de las personas, y matiza todos los aspectos de la vida social, altamente compleja y competitiva principalmente cuando este conflicto es enmarcado dentro del círculo del adulto mayor:
El conflicto interpersonal derivado de la incompetencia, la envidia o la desidia está presente en cualquier proceso de socialización; el conflicto con el (la) cónyuge por celos o por inadecuada distribución de tareas en el hogar está presente en el aparentemente más estable matrimonio; el conflicto generacional agudizado o atenuado por la contradicción dependencia-independencia entre padres e hijos está presente en la más ajustada de las familia; incluso a lo interior de las personas, en el plano intrapsíquico el conflicto deviene cotidiano tanto por simplezas como por importantes embrollos existenciales, con repercusiones en la esfera emocional de los involucrados.
Los efectos de los conflictos pueden resultar sumamente nocivos para la salud y la percepción de la satisfacción por la vida de los adultos mayores, tanto en el plano psicológico como en el de la salud y las relaciones interpersonales. Los conflictos mantenidos y no resueltos generan ansiedad, depresión, incertidumbre, crisis existenciales en el plano de la subjetividad; pero también generan dificultades en las relaciones interpersonales con daño en los vínculos afectivos con personas significativas; y también el organismo “cobra” su propia cuenta con insomnio, problemas gástricos, cardiovasculares, etc. ( Roca Perara, 2015; Picard Cheryl, 2014)
Según Dudley Weeks (2006): “Mientras que algunos conflictos son simplemente molestias menores que se aceptan como un componente natural de la existencia, otros evitan que las relaciones se realicen en todo su potencial y algunos llegan a ser tan severos que causan irreparables daños a individuos, familias,