- Wiss, 1988).
- Problemas de la piel producto de factores psicológicos (Belloch, Sandin, y Ramos, 2009).
- Mecanismo bio-psico-sociales entre el inicio del estrés y el curso de enfermedad infecciosa (Cohen y Williamson, 1991).
El punto crítico a considerar es la función del sistema límbico como ente reconciliador entre el ambiente y el nivel de desarrollo interior del ser humano para responder a los retos externos.
La corteza sensorimotora integra la información perceptiva y la envía al sistema límbico, es en ese nivel en el que “se integra el significado psicosocial de la información, su valor emocional y su relación y su relación con pautas instintivas de comportamiento. A partir del hipotálamo, los sistemas neurovegetativo y neuroendocrino transmiten al resto del organismo las ordenes elaborada de los procesos globales de integración (Belloch, Sandin, y Ramos, 2009).
Es precisamente, esa relación de integración entre Pensamiento, Emoción y Conducta de respuesta el punto fundamental donde gira la Teoría de la Identidad como sistema de afrontamiento para la interpretación correcta, a nivel neuronal, de la comunicación externa con la respuesta interna como un doble ente de prevención y rehabilitación, al apoyar el afrontamiento saludable de la Tristeza, la Ira y la Amargura (la TIA). Todo lo anterior nos indica que de no haber la capacidad interior de regulación es donde se produce la desintegración o la separación entre los tres niveles de operación corporal del ser humano.
Los Valores trabajan directamente sobre cada uno de los elementos de la Tristeza, la Ira y la Amargura (TIA) evitando un proceso de disociación.
*La Dignidad es el antídoto contra la Tristeza patológica que causa la Depresión.
*La Integridad es el antídoto contra la Ira patológica que impulsa la Violencia.
*La Libertad es el antídoto con la Amargura o Melancolía que desestabiliza el sistema inmunológico.
Es por demás interesante la relación que existe entre:
*Tristeza, serotonina, alcohol y cannabis
*Ira, Dopamina, cocaína, crack, y anfetamina
*Amargura, norepinefrina, y los opiáceos.
Objetivo de la investigación clínica
Los resultados que hemos tenido en la aplicación de la Teoría de la Identidad en diferentes situaciones e instituciones que tienen que ver con la rehabilitación emocional del ser humano, nos hace concluir que la SEPARACIÓN es el punto de comienzo de un problema de Epigenética que estimula el inicio de la Tristeza, la Ira y la Amargura, que son los detonantes de la depresión la violencia y la supresión de la voluntad para el cambio.
Queremos llegar al área de la predisposición genética y ver el papel que juega la Teoría de la Identidad en los aspectos preventivos y de rehabilitación ejerciendo una acción semántica sobre los genes en la construcción de las palabras que guían las funciones neuronales que regulan la Tristeza, la Ira y la Amargura patológica.
Antecedentes y Justificación
El aumento exponencial de la depresión, las adicciones, la violencia y otros males sociales resultantes demanda de una nueva acción en ayudar al ser humano a procesar los estímulos destructivos que impactan la sociedad en este momento de transición. Los estudios llevados a cabo por el Dr. Humberto Nicolini sobre el impacto de la separación en la depresión.
La Teoría de la Identidad para crear un sistema de afrontamiento utiliza las intervenciones en consejería llevada a cabo por varios años en cárceles, y en la práctica privada de psicólogos utilizando la Teoría de la Identidad. La Teoría de la Identidad es una herramienta importante para la prevención, la rehabilitación y para evitar recaídas, en la comorbilidad que existe entre adicción y depresión provee no tan solo un apoyo terapéutico sino también preventivo.
La Hipótesis
Todo proceso de transición de un cambio hacia una nueva etapa de vida en la que no estamos preparados para el afrontamiento produce un conflicto de adaptación que se traduce en sufrimiento y se manifiesta por medio de la tristeza, la ira, y la amargura o frustración que afectan los circuitos de comunicación neuronal que alteran su funcionamiento en la estabilización de las sustancias neurotransmisoras, y que para ello debe haber una relación a nivel genético. Es cierto que existen razones genéticas y traumas biológicos, que afectan la actividad de las sustancias que alteran el estado de ánimo del ser humano, pero también, la falta de una referencia interna para afrontar correctamente los estímulos externos, actúa como un facilitador de un dialogo negativo que altera el funcionamiento neuronal. Puesto que el factor genético puede servir de predictor de ocurrencia, es importante aislar el componente de afrontamiento de circunstancias detonadoras.
Los valores de la Identidad como una construcción interna para analizar los estímulos pueden contribuir a crear una comunicación interna que evita la desestabilización emocional del ser humano (cuando se ha descartado el daño biológico), ya que se ha comprobado que lo genético es una predisposición pero, no necesariamente en todos los casos, una razón causal. Esto nos lleva a considerar de que en el momento de transición que demanda una reacción emocional y de sentimientos sanos el verdadero factor de riesgo es la capacidad de poder procesar saludablemente la transición y eso es lo que precisamente hace la Teoría de la Identidad, en un ambiente global que se caracteriza por los altos niveles de ansiedad, ya perdida de la regulación cultural normativa.
La aplicación de la Teoría de la Identidad, puede, además de lo preventivo en la depresión trabajar en la recaída, y puede ser de gran utilidad si es utilizada por un médico que trabaje lo psicobioneuroendocrinoinmunológico, o sea la relación que hay entre desarrollo interior, ambiente social, condición biológica y tratamiento químico y socio terapéutico
La pregunta de Investigación