Funcionalidad Familiar y Trastornos de Conducta Alimentaria en los Adolescentes
La familia se basa en un sistema de relaciones entre los miembros del mismo, y no solo de las diferencias y características individuales; esto implica conductas interdependientes de los integrantes, y a su vez, están mutuamente reguladas a través de reglas implícitas y explícitas, construyendo en el tiempo pautas de interacción continua que forman la estructura, el funcionamiento y las conductas posibles. (Carrasco, 2016).
Funcionalidad Familiar y Trastornos de Conducta Alimentaria en los Adolescentes
Autor: MD. Carlos Eri Iñiguez Ordoñez
Médico General, Postgradista R3 de Medicina Familiar y Comunitaria.
La Familia, Adolescencia, Funcionalidad familiar y Trastornos de conducta alimentaria.
Sistema Familiar.
A su vez la familia comprende un sistema social abierto de interacción con su medio externo natural, social e intercultural en donde se intercambian y transmiten creencias, mitos, valores de la cultura a cual pertenece, dando una realidad de dimensiones sociales, biológicas y psicológicas que van a determinar o influir en el estado de salud-enfermedad de sus integrantes. Por lo que la alteración clínica de uno de sus componentes no solo se basa en la parte individual y de relaciones internas de la persona, sino que intervienen un conjunto relacional tanto externo o social como interno de la misma familia. (Carrasco, 2016).
Las relaciones de un sistema familiar no es unísono u homogéneo, sino que son diferenciadas a través de roles y funciones distintas dentro del mismo, lo que conlleva a analizar los límites que existen y que dan demarcaciones dentro como fuera del sistema, a su vez esto límites separan y se diferencian de otros sistemas con los que interactúan, además dentro de cada sistema existen subsistemas con límites que hacen diferenciarse entre sí; como por ejemplo las funciones de la pareja conyugal, la pareja como padres y las diferentes funciones de madre o padre hacia sus hijos.(Carrasco, 2016).
Por lo tanto al haber límites claros y semipermeables, dan diferencias entre sistemas y a su vez permiten el paso e intercambio de información hacia adentro y hacia afuera del mismo, abriendo comunicación entre ellos. Cuando existen sistemas familiares difusos, es decir hay mucho paso de información y a no haber diferenciación en los subsistemas abren alteraciones y dificultades de interacción familiar, como por ejemplo, al enterarse todo el grupo familiar de un problema que solo involucra a la pareja, los hijos intervienen en la relación conyugal y se encuentran afectados e involucrados por los problemas de los padres. En otras familias pueden ser rígidas, lo que provoca una pobre intercambio de información, excesiva diferenciación y separación de los subsistemas, como por ejemplo, cuando los padres no se enteran de lo que hacen los hijos y viceversa. (Carrasco, 2016).
Para que ocurra una adecuada relación e interrelación de los subsistemas tiene que existir una homeostasis conceptualizada según Carrasco por la » tendencia de cualquier sistema a mantener la constancia y estabilidad de sus condiciones, con respecto a los límites definidos en relación con su ambiente y con respecto a sus relaciones internas.” Pero es difícil definir que los seres vivos entren en este concepto debido a que ellos se encuentran en constante cambio tanto en los subsistemas como entre sistemas con su medio ambiente.(Carrasco, 2016).
Por lo tanto para decir homeostasis en los seres vivos hay que considerar el termino equilibrio dinámico, dada por una disposición natural a salvaguardar su constancia y estabilidad en el tiempo y por una predisposición a cambiar para ajustarse a nuevas experiencias y circunstancias En las familias esta homeostasis está dada por reglas, límites, normas, valores que definen su interrelación con el medio externo e interno.(Carrasco, 2016).
Cuando existen conflictos o circunstancias adversas dentro del sistema que pueden provocar desestabilización del núcleo se lleva a cabo la marcha de un sistema de retroalimentación que asegura la homeostasis familiar.(Carrasco, 2016). Esta retroalimentación es definida por Carrasco como aquel “sistema que utiliza los resultados de su funcionamiento como información que le permite ajustar sus propias reglas”. La misma que puede ser positiva o negativa; la retroalimentación negativa se refiere a que frente a un signo de cambio, corrige su cometido, regresando a su función original, siguiendo un camino inverso a la del cambio que la origino; mientras que la retroalimentación positiva, frente a un signo de cambio, cambia su funcionamiento, siguiendo una misma dirección. Permitiendo de esta manera, que el sistema por una parte desarrolle y por otra conserve la estabilidad necesaria para su funcionamiento.(Carrasco, 2016).
Funcionalidad Familiar.
Por lo que se debe referir a la dinámica familiar como funcionalidad y disfuncionalidad familiar.
La funcionalidad familiar según Jiménez (2010) “es considerada como la capacidad para enfrentar y superar cada una de las etapas del ciclo vital y las crisis por las que atraviesa. Una familia funcional es aquella capaz de cumplir con las tareas encomendadas, de acuerdo con el ciclo vital en que se encuentre y en relación con las demandas que percibe del medio ambiente externo.” Y por lo tanto el adecuado funcionamiento familiar es un componente determinante en el mantenimiento de la salud o en la apertura de enfermedades entre sus integrantes. (Jiménez, 2010), y es un factor protector del bienestar emocional de los jóvenes (Gómez-Bustamante, Castillo-Ávila, & Cogollo, 2013).
Para Gómez (2013) la funcionalidad familiar es “el conjunto de procesos en la crianza o interacción de un grupo de personas, que forman una familia, que se orientan al crecimiento físico y emocional de los miembros.”(Gómez-Bustamante et al., 2013).
Mientras que la disfunción familiar según Clavijo (2002) es considerada como “la expresión de la perturbación de las funciones que son inherentes a la familia como sistema.”(Clavijo-Portieles, 2002).
La disfunción familiar puede manifestarse de muchas formas como depresión, maltrato físico, maltrato verbal, trastornos de conducta, consumo de drogas, tabaquismo, inicio de vida sexual, consumo de alcohol, entre otros y que deben ser considerados como signo de disfunción familiar. (Jiménez, 2010) (Gómez-Bustamante et al., 2013). Se considera que la disfunción familiar con el tiempo crea personas disfuncionales, los cuales trabajan, estudian y se relacionan con el medio exterior y los efectos negativos no sólo se evidencian en los hijos, sino también en los padres, con muchos repercusiones sociales y laborales que van más allá de la violencia y las adicciones. (Revilla, 2009).
Las familias pueden encontrarse en tres estadios dinámicos: familias funcionales, en crisis familiares y en disfunción familiar y cabe preguntar si los adolescentes las personas se encuentran atravesando o padeciendo crisis más que disfunciones familiares; recordando que las crisis