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Funcionalidad Familiar y Trastornos de Conducta Alimentaria en los Adolescentes

sesgar  la elevada frecuencia,  la sobrevaloración  médica de incluir pacientes de TCA que en épocas anteriores no se contenían o se diagnosticaban con otras patologías, el mayor número de personal capacitado en  TCA también puede elevar el número de casos diagnosticados.(Calado, 2011).

Aunque existen además otros trastornos alimentarios como trastorno por atracón, trastorno de rumiación, pica y otros que por no ser tan frecuentas y no  se conoce  muy bien su prevalencia e incidencia, pero no dejan de ser importantes. (Asociación Americana Psicología, 2014).

La edad promedio que se presentan en los adolescentes estos trastornos  para anorexia oscila entre los 12 a 20 años incluso hasta los 25 años de edad.(Benjet, Méndez, Borges, & Medina-mora, 2012)(Gaete et al., 2012)(Fandiño & Giraldo, 2007)(Asociación Americana Psicología, 2014), mientras que para bulimia nerviosa se encuentra entre 12 a 40 años, es decir entre la adolescencia y la etapa del joven adulto.(Santoncini & Romo, 2010) (Asociación Americana Psicología, 2014). Aunque actualmente las patologías alimentarias tienen mayor incidencia en la adolescencia aunque la edad de comienzo es cada vez más temprana. (Gaete et al., 2012). (Portela, Da Costa Ribeiro Junior, Mora Giral, & Raich i Escursell, 2012).

Es más frecuente en el sexo femenino con una proporción de 10 a 1. Las mujeres se encuentran por un lado, han ganado paulatinamente más espacios en la vida pública, una mayor integración en el mercado laboral, la liberación de su estado  reproductivo, y por otro lado, muy  preocupadas por la forma de su cuerpo y las dietas. (Jesús, Sánchez, & Jáuregui, 2015). (Baker et al., 2012). Mientras en las mujeres los comportamientos de riesgo de los TCA se asocian más con la estética e imagen corporal, en los varones se asocian a  problemas de tipo emocional, como falta de efectividad, miedo a madurar y desconfianza.(Jesús et al., 2015).

Hay pocos estudios que han examinado la identidad de género en la  prevalencia de TCA, y de estos estudios se halló que  los grupos transgénero y  cisgénero no heterosexual de estudiantes universitarios estaban en mayor riesgo de presentar conducta riesgo alimentarias.(Diemer et al., 2015) (Homma, Beaulieu-prévost, Rose, & Scd, 2014).

Anteriormente se hablaba de la mayor riesgo en la clase media y clase media alta para presentar TCA (Fandiño & Giraldo, 2007), actualmente, el nivel socio-económico (nivel educativo de los padres e ingreso familiar), no hay un estándar consistente de diferencia  entre los jóvenes con trastornos alimentarios y aquellos que no los presentan con relación a la clase social. (Benjet et al., 2012).

En cuanto a las etnias,  los blancos no hispanos, indio americano y las niñas hispanas tuvieron tasas más altas de comportamientos de peso pérdida poco saludable en adolescentes con anorexia nerviosa. Los estudiantes hispanos y negros tenían tasas más altas. (Haley et al., 2010). Aunque Asociación Americana de Psiquiatría indica que es menos frecuente entre los latinoamericanos, los afroamericanos y los asiáticos; en Estados Unidos, la utilización de los servicios de salud mental por parte de las personas con TCA es significativamente menor en estos grupos étnicos, y que estas tasas bajas pueden predecir  alguna manera de sesgo, porque que no estaría  claro la distribución de estos trastornos por etnias. En cuanto a la BN se presenta principalmente el cáusticos aunque también se da en otras etnias con prevalencias comparables.(Asociación Americana Psicología, 2014), así que no existe una distribución precisa de estos trastornos alimentarios por etnias.

Además un estudio realizado por Mann (2014),  en adolescentes se encontró la relación de los TCA con el uso de sustancias como alcohol, tabaco, cannabis  y el uso de  otras sustancias, se evidenció que en la AN se encontró un 24.6%,  el 48.7% para bulimia nerviosa (BN), y 28.6%  para TCNE. (Mann et al., 2014).

El factor social-cultural  entre los factores más destacado y estudiados asociados al origen de los TCA; ya que estamos  sumergidos en un modelo cultural occidental hacia la delgadez y hacia la imagen ideal corporal femenina muy delgada, tomado como distintivo del triunfo y de superación social y profesional, mientras  que la obesidad es considerada  como despreocupación, dejadez y pobre interés, originado insatisfacción corporal en el adolescente, que lo(a) incita a la toma de decisiones y actitudes  tales como ejercicio excesivo, restricción de los alimentos consumidos y/o conductas purgativas (vómitos, enemas, diuréticos, etc.) (Alvarez-ray, 2006), que afectan a la salud emocional, psicológica y corporal del individuo con la meta de buscar una imagen corporal esbelta culturalmente establecida. (González, Garcia & Martinez, 2013).

Además los medios de comunicación, el internet, redes sociales, (Walker et al., 2015) (Alvarez-ray, 2006), la presión social, la cultura, personajes públicos (deportistas, actores, actrices) (Alvarez-ray, 2006), han influenciado en los adolescentes en búsqueda de las personas de  imagen “perfecta”.

Adolescencia, Funcionalidad Familiar y Trastornos de Conducta Alimentaria.

Existe un componente multicausal que daría inicio a los TCA, en donde intervienen los patrones genéticos, psicológicos, familiares, sociales, culturales, entre otros, pero entre los factores importantes en la origen de los TCA se encuentra la dinámica familiar, en el estudio “Factores familiares asociados a los Trastornos Alimentarios” según Olivia (2013) cita “los estudios muestran que las familias con TCA generalmente presentan mayor deterioro que las familias controles, caracterizado por menor cohesión, adaptabilidad, expresividad, independencia, respuesta afectiva, control conductual y escasez de actividades que fomenten el desarrollo  de sus integrantes; así como mayor conflicto”  (Olivia et al., 2013), por lo tanto la familia es un ente muy importante en la comprensión de los TCA. Además existen peculiaridades entre los TCA: las personas con AN presentan familias tienden a ser rígidas, tienen dificultad en la comunicación y en la solución de  problemas.(Olivia et al., 2013)(Sainos-López DG, Sánchez-Morales MT & E, 2015) Por otra parte, las personas con BN perciben que sus familias son menos cohesivas, menos adaptables y tienen menor comunicación, acompañados de  falta de expresividad, apoyo emocional y social  y con un nivel elevado de conflicto. (Olivia et al., 2013).

De acuerdo con los elementos del funcionamiento familiar percibido por las pacientes con BN, es posible identificar a algunas familias como rígidas (autoritarismo, reglas impuestas, roles estrictos) y otras como caóticas (autoridad insignificante, disciplina inconsistente, roles indefinidos). (Olivia et al., 2013)(Sainos-López DG, Sánchez-Morales MT & E, 2015).  En cuanto a los TCANE, a pesar de ser los TCA con mayor prevalencia, se cuenta con menor información acerca de  sus características familiares, pero se ha visto que presentaban menor cohesión y comunicación que el grupo control, pero no se encontró diferencias en la adaptación familiar. (Olivia et al., 2013).  (Monterrosa-Castro, , Ruiz-Martínez, & , Cuesta-Fernández, 2012).

Los principales factores de riesgo son: ser mujer, adolescente,