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Desigualdades en la autoestima. Relevancia de la Enfermería en el tratamiento de la bulimia y anorexia

Desigualdades en la autoestima. Relevancia de la Enfermería en el tratamiento de la bulimia y anorexia

Resumen

El siguiente artículo trata sobre la discrepancia entre el bienestar psicológico existente entre las chicas y los chicos adolescentes. Además, se relaciona este bienestar psicológico con los niveles de depresión y con el riesgo de padecer trastornos alimentarios como son la anorexia y la bulimia nerviosa, las cuales se desarrollan entre los 18 y los 23 años.

Desigualdades en la autoestima. Relevancia de la Enfermería en el tratamiento de la bulimia y anorexia

María Garrido Piosa. Diplomada y Máster en Ciencias de la Enfermería. Enfermera en el hospital Raymond Poincaré, París.

Ossama Nasser Laaoula. Diplomado y Máster en Ciencias de la Enfermería. Enfermero en el hospital Raymond Poincare. París.

Pilar Tierra Burguillo. PhD. Enfermera en el Servicio Andaluz de Salud.

El deporte, según señala el artículo, es un buen método para minimizar este malestar psicológico, ya que mejora el auto concepto de uno mismo sobre su físico.

Introducción

Los trastornos alimentarios en la actualidad, son un tema de importancia en la sociedad, los cánones de belleza actuales provocan que los adolescentes, y en especial las chicas, sigan este camino para adecuarse a ellos. Los medios de comunicación ejercen una gran influencia en el canon de belleza, ya que constantemente nos bombardean con imágenes de anuncios de televisión en los que aparecen mujeres jóvenes, atractivas y ágiles, y subrayan lo deseable que es para una mujer ser joven y estar delgada. También existen determinadas profesiones, en las que se debe mantener un peso específico, o una apariencia física determinada, dando lugar con el tiempo a los trastornos de la conducta alimentaria. Estos mensajes influyen especialmente en los adolescentes, ya que se encuentran en un periodo de estrés emocional y en un periodo de búsqueda de su propia identidad.

Durante la adolescencia, se producen cambios en la autoestima. En las primeras etapas de la pubertad y antes de la menarquia, la mayoría de las chicas se sienten a gusto consigo mismas, es decir, tienen una buena autoestima. Cuando una chica tiene la menstruación, ésta puede observar que se acumula cada vez más grasa en sus senos, caderas, nalgas y muslos. Esto, va acompañado de la ganancia de peso, por la que se produce una pérdida de confianza y una disminución de la autoestima. Como respuesta a dichas preocupaciones la mayoría de ellas empiezan a seguir un régimen o tratar de disminuir su consumo alimentario. Unos años más tardes, estas adolescentes parecen adaptarse y aceptar de mejor gana su mayor peso corporal, pero no su línea. Muchas mujeres tienen sentimientos de depresión, irritabilidad y tensión justo antes de tener la regla, y experimentan un sentimiento de bienestar y una disminución del apetito en la semana después de la menstruación. Es durante estos días que siguen a la regla cuando las mujeres piensan que pueden lograr reducir su consumo alimentario y empezar a seguir un régimen.

En los chicos pasa todo lo contrario: la autoestima aumenta al hacerse más altos, más pesados e incrementar su masa muscular. De aquí, a las desigualdades de la autoestima existentes entre ambos sexos. El malestar psicológico enunciado anteriormente, dará lugar a la anorexia y a la bulimia nerviosa.

La anorexia y la bulimia son consideradas enfermedades mentales. Las causas de estos desórdenes alimenticios son muchas y se intercalan unas con otras. Existen factores genéticos, familiares, psicológicos y sociales que juegan un papel importante. Algunos expertos atribuyen el desarrollo de estos desórdenes a un tipo de personalidad específico. Normalmente, las personas que tienen bulimia y anorexia son muy perfeccionistas, tienen tendencia a controlar y es una manera de seguir el mismo control en la parte de alimentación. Sin embargo, el factor más importante para muchos expertos es la presión social, la presión que ejerce los medios de comunicación.

La anorexia, es el trastorno de la conducta alimentaria más conocido por la población general, y también es el que más difusión social tiene fuera del ámbito sanitario. Las personas que la padecen, son pacientes que no son entendidos por su entorno, y ante los cuales, la sociedad tienen una visión negativa. Esta enfermedad es un complejo entramado en el que tanto mujeres como hombres se ven inmersos en un comportamiento que los lleva hacia su autodestrucción. Presentan un sufrimiento que abarca tanto el ámbito biológico, como el psicológico, como el social.

Las características principales de la anorexia nerviosa son:

▪ Un miedo intenso a poner peso. Dicho temor le induce a adoptar un comportamiento dirigido a perder peso. Induce drásticamente la cantidad de alimentos que come. Algunos anoréxicos utilizan otros métodos de reducción del peso, como son vómitos autoinducidos, el uso de laxantes o diuréticos y el ejercicio enérgico.

▪ La pérdida de peso

▪ La falta de menstruación.

En cambio, la bulimia es una enfermedad marcada por el auto castigo y la incapacidad para mantener los límites. El paciente tiene un hambre voraz irreal, sin una sensación de saciedad tras la ingesta. Con estas conductas, la sensación de culpa y vacío personal interior posterior al suceso es muy elevada. Es en este momento cuando realizan conductas compensatorias abruptas, como son provocación del vómito, ingestión de grandes cantidades de laxantes o la realización de ejercicio de forma masiva.

Los pacientes con bulimia nerviosa, se caracterizan por tener niveles más graves de psicopatología. Tienen mayores tasas de depresión y ansiedad, un mayor deseo de tomar sustancias psicotropas, más impulsividad y comportamientos autodestructivos, más número y gravedad de las intoxicaciones, mayor sensación de pérdida de control e inmadurez emocional, utilizan la droga para aliviar su malestar psicológico y nivel de estrés, más problemas sociolaborales por el consumo de las drogas, más gestos autolíticos, consumo de múltiples sustancias (laxantes, diuréticos), mayor búsqueda de sensaciones nuevas, impulsividad, promiscuidad sexual, cleptomanía, alteraciones de conducta en la infancia y/o adolescencia, mayores grados de restricción y descontrol alimentario, más hospitalizaciones, abuso en la infancia, disfunciones familiares, dificultades de adaptarse a los cambios madurativos, fuman más para controlar su peso y más trastornos de la personalidad.