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Tratamiento del cáncer de pulmón. La cirugía, sus complicaciones y otros recursos terapéuticos

fistula broncopleural (29), que podrá desencadenar, a su vez, un fallo respiratorio, con una elevada mortalidad asociada. La incidencia de esta aparición, oscila entre el 2,4% y el 17%, estimándose una media del 9% observada en los estudios más importantes realizados al respecto (30).

  • Tromboembolismo pulmonar.

A pesar de que condiciona una elevada mortalidad, su aparición es poco frecuente, oscilando entre el 0,3% y el 2,5% (31). Sus consecuencias son el aumento del espacio muerto alveolar, la broncoconstricción, atelectasia e infarto pulmonar, por lo que debemos destacar la importancia de una movilización temprana para su prevención y la administración de profilaxis, que debe continuarse en domicilio, hasta un mes tras la intervención.

Complicaciones cardiovasculares:

Las arritmias se presentan con una frecuencia que oscila entre el 3,8 y el 40% (32), siendo más frecuentes en pacientes neumonectomizados (el 28,7 frente al 5% (18)) que en el resto de las resecciones, así como en mayores de 70 años (el 11,8 frente al 6,3 % (18)), por lo que se piensa que las alteraciones del ritmo parecen guardar más relación con el tipo de técnica quirúrgica y la edad, que con la comorbilidad (33).

  • Infarto agudo de miocardio.

A pesar de que condiciona una gran mortalidad por su gravedad y por la delicadeza del estado crítico postquirúrgico de algunos pacientes (19), el estricto control de éstos, tras la cirugía, ha disminuido su frecuencia drásticamente.

Complicaciones generales:

Debemos prestar especial atención a la aparición de fiebre en el postoperatorio de una intervención quirúrgica, ya que una de las causas más frecuentes de su aparición es la infección urinaria, favorecida por la necesidad de sondaje vesical, el uso de anestesia epidural (los opiáceos provocan retención urinaria), la edad y el sexo (patología prostática asociada).

La segunda causa de fiebre en el postoperatorio, incluye la infección local de la herida, más frecuente en intervenciones urgentes, con patología infecciosa asociada o por contaminación del acto quirúrgico. Tras esta causa, le siguen las complicaciones pulmonares, atelectasias postquirúrgicas, neumonías o fístulas

Si descartamos estas tres causas, el examen clínico del paciente y el resultado de los hemocultivos, exploraciones radiológicas, etc., son los que nos deben guiar al diagnóstico y tratamiento en cada caso, ya que son muchas las posibles causas de fiebre en el postoperatorio torácico, sin olvidarnos de las sobreinfecciones hospitalarias por gérmenes resistentes, que se suelen producir en pacientes con ingresos prolongados, especialmente en unidades de vigilancia intensiva.

  • Fallo renal.

La insuficiencia renal aguda es la complicación renal más importante que se puede presentar tras una intervención de cirugía torácica. Se diferencia del fallo renal crónico en que éste se instaura de forma progresiva en el curso de meses o años, pudiendo ser oligúrica y no oligúrica, y dividiéndose según exista fallo prerrenal, fallo renal o fallo postrenal.

  • Alteraciones hidroelectrolíticas.

La alteración más frecuente es la hiponatremia, cuya presentación clínica es inespecífica, destacando la confusión y el letargo. Le siguen en frecuencia las hiperpotasemias, generalmente de curso clínico silente, con la posibilidad de provocar arritmias, sobre todo si los niveles de potasio superan los 6 mEq/L.

Complicaciones gastrointestinales:

Su aparición es relativamente infrecuente y se relaciona con la comorbilidad previa de estos pacientes, asociándose a una considerable mortalidad, de ahí la importancia de una correcta evaluación preoperatoria y de una adecuada profilaxis. Entre estas complicaciones gastrointestinales destacamos:

  • Hemorragia gastrointestinal.

Aparece en menos del 5% con una elevada mortalidad que puede alcanzar el 50%. Las causas más frecuentes de aparición son la úlcera de estrés, seguida de la úlcera péptica.

  • Isquemia gastrointestinal.

La isquemia mesentérica aguda aparece como consecuencia de la combinación de una hipoxia tisular y de lesiones por reperfusión, encontrando una porción de intestino con inadecuada perfusión.

  • Colitis por Clostridium difficile.

En los últimos años se ha observado un incremento en el número de pacientes quirúrgicos que presentaron Colitis por C. difficile, generalmente favorecida por el uso de antibióticos de amplio espectro, en pacientes de edad avanzada o inmunodeprimidos. Debemos hacer un diagnóstico precoz e iniciar un tratamiento conservador con metronidazol, vía oral o intravenosa.

  • Pseudoobstrucción colónica.

También denominada síndrome de Ogilvie, se presenta con una distensión masiva del colon y un cuadro obstructivo de náuseas, vómitos y dolor abdominal, a veces acompañado de estreñimiento. En la exploración, destaca una distensión abdominal masiva, con ruidos hidroaéreos presentes.

  • Íleo intestinal.

La aparición de un íleo, puede guardar relación, con la analgesia vía catéter epidural,