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Vía intraósea, ¿cómo, cuándo y por qué?

Vía intraósea, ¿cómo, cuándo y por qué?

Autor principal: Rodrigo Domínguez Carrasco

Vol. XVI; nº 7; 397

Intraosseous access. How to do it, when and why?

Fecha de recepción: 17/02/2021

Fecha de aceptación: 31/03/2021

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVI. Número 7 –  Primera quincena de Abril de 2021 – Página inicial: Vol. XVI; nº 7; 397

Autores:

Rodrigo Domínguez Carrasco. Enfermero. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza, España.

María Belén Martín Blanco. Enfermera. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza, España.

Alba Metola Metola. Enfermera. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza, España

Silvia Pérez Orós. Enfermera. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza, España.

Clara Puig Oliván. Enfermera. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza. España

Patricia Viscor Ollero. Enfermera. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza, España.

Blanca Corthay Aznarez. Enfermera. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza, España.

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.

La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) https://cioms.ch/publications/product/pautas-eticas-internacionales-para-la-investigacion-relacionada-con-la-salud-con-seres-humanos/

El manuscrito es original y no contiene plagio.

El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.

Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.

Han preservado las identidades de los pacientes.

RESUMEN:

La vía intraósea ha ido creciendo en su importancia de uso durante los últimos años, siendo recogida en diversas guías de reconocimiento internacional, sobre todo en situaciones de emergencia para el paciente y principalmente en ámbito extrahospitalario.

Vía de administración de fármacos al torrente sanguíneo descubierta a principios del siglo XX, pasando por épocas de desuso, que actualmente cuenta con diversos dispositivos de aplicación, de uso rápido y eficaz,  con un mínimo conjunto de complicaciones que ofrece la posibilidad de infusión de fármacos con un éxito similar al de la vía endovenosa.

De carácter preferentemente temporal, el estudio sistemático y un correcto adiestramiento del personal de enfermería puede dotar a dicho personal de una técnica depurada y con un instrumento muy valioso para agilizar la atención principalmente del paciente en estado crítico que necesita de manera inmediata recibir fármacos y fluidos y en el cual no es posible conseguir acceso venoso de manera rápida.

PALABRAS CLAVE: vía intraósea, acceso vascular, dispositivo intraóseo, emergencias, enfermería, crítico.

 ABSTRACT:  

The intraosseous route has been growing in its importance of use in recent years, being included in various internationally recognized guides, especially in emergency situations for the patient and mainly in the out-of-hospital setting.

Route of administration of drugs to the bloodstream discovered at the beginning of the 20th century, going through times of disuse, which currently has various application devices, quick and effective use, with a minimum set of complications that offers the possibility of drug infusion with similar success to that of the intravenous route.

Preferably temporary in nature, the systematic study and correct training of the nursing staff can provide said staff with a refined technique and with a very valuable instrument to speed up the care, mainly of patients in critical condition who need to receive drugs and fluids immediately and in which it is not possible to get venous access quickly.

KEYWORDS: intraosseous route, vascular Access, intraosseous devices, emergency, nursing, critical.

INTRODUCCIÓN:

La vía intraósea es un método para obtener acceso vascular, normalmente elegido en estados críticos, momento en el cual, no es posible acceder a una vena para administrar fluidos y/o medicamentos.

Mediante el acceso a la circulación venosa se consigue una óptima administración de medicamentos y fluidos, logrando un rápido efecto de los mismos, siendo la exclusiva vía por la que han de administrarse algunos de los mismos.

Como mencionamos anteriormente, en ocasiones, acceder a dicha circulación puede llevar asociado un nivel de dificultad elevado, retrasando el proceso, lo que hace necesario, plantear métodos que aceleren su utilización, sobre todo en situaciones de urgencia en la cual se han de administrar medicamentos con celeridad.

Las principales vías de administración como la intramuscular, subcutánea, oral, endotraqueal e intrarrectal aunque pueden emplearse, tienen una gran desventaja sobre todo en emergencias, ya que no son tan rápidas y presentan amplias limitaciones en el uso de fármacos y fluidos.

La vía intramuscular no permite una correcta administración de sangre o fluidos, tampoco puede emplearse en pacientes que sufren quemaduras, con una variable, tanto absorción como biodisponibilidad.

Al hablar de vía subcutánea cabe destacar que está limitada a una serie de medicamentos, no permitiendo tampoco administrar sangre, antibioterapia o fluidos.

Con respecto a la vía oral no puede utilizarse en determinados estados ya sea coma, inconsciencia, problemas de deglución, sospecha de posible broncoaspiración, y obviamente no se puede administrar sangre u otras soluciones o fluidos de modo eficaz y con velocidad.

Mención también a la vía endotraqueal, actualmente en desuso que sólo permite la administración de un reducido número de fármacos, con las obvias limitaciones para fluidos y la vía intrarrectal con una escasísima indicación para su uso.

Por tanto, tras analizar las desventajas de estas vías de administración se constata que ha de buscarse una alternativa eficaz a la vía venosa en las situaciones de emergencia.

La vía intraósea se puede considerar como dicha alternativa, comprobándose su eficacia para las mencionadas situaciones, ya que está demostrado que la amplia red de capilares de las cavidades medulares de los huesos de mayor longitud confluyen en un seno venoso central, permitiendo paso de fluidos y fármacos a la circulación principal con una velocidad parecida a si se hiciera a través de una vena periférica.

RESEÑA HISTÓRICA:

Los primeros estudios sobre la vía intraósea comienzan a principios del s.XX:

1922: Drinker y Doan tras sus primeras experiencias y estudios en animales definen la vía intraósea como una “vena no colapsable”, destacan la ventaja de su permeabilidad en situaciones de shock y hemorragias, comenzando a utilizarla como vía para transfusiones sanguíneas en animales de laboratorio.

1934: se emplea con éxito por primera vez en seres humanos para el tratamiento con transfusiones sanguíneas en terapia de anemias perniciosas.

1940: Durante esta década, aumenta su uso, en administración de medicamentos, fluidos y trasfusiones sanguíneas, como por ejemplo en el tratamiento de la granulopenia.

Se desarrollan métodos de infusión más eficaces. Hamilton y Bailei diseñan un método de aplicación esternal para alcanzar la circulación sistémica, de manera más rápida y con mayor precisión en situaciones con mala seguridad y visibilidad reducida

Estos avances en la vía intraósea resultan claves en la segunda guerra mundial, donde se empleó para anestesiar con Pentobarbital en los campos de batalla.

1950-1960: Tocantis establece las bases de esta técnica, su empleo también en la tibia además del esternón, mencionando su utilidad para corregir hipoglucemias y transfusiones y administración de fluidos.

A su vez a partir desde fechas anteriores comienza el auge del desarrollo de las cánulas venosas de plástico y polifluoroeno, mejorando el uso de la infusión intravenosa, también se trabaja sobre las técnicas de acceso intratecal, intracardiaco, intraperitoneal y sublingual, volviéndose todas estas populares, comenzando a entrar en desuso la vía intraósea.

1970: en 1977 hay un resurgimiento del interés por esta vía, surgiendo trabajos y estudios acerca de ensayos con infusión como lidocaína, atropina, dexametasona, diazóxido y fluidos como ringer lactato, sueros glucosalino, salino y heparina.

1980: es en 1984 cuando Orlowski, a través de su editorial, “Mi reino por una vía IV” recomienda que en una situación crítica el primer paso sea la administración de fármacos, ya sea por vía intraósea o vía endotraqueal, apoyando el resurgimiento de esta técnica.

Orlowski se basa en un estudio de Berg de 1984 sobre la infusión de catecolaminas en tibia proximal en un paciente pediátrico con éxito, aunque tuvieron problemas por las obstrucciones en los dispositivos en la luz de sus agujas, esto impulsó la investigación en animales y humanos para el desarrollo de dispositivos más avanzados.

1985-1990: estudios diversos y numerosos (Rosetti y Glaeser) miden el tiempo utilizado en obtener un acceso intraóseo en niños y demuestran que es un método veloz cuando la canalización de vía venosa es imposible, teniendo la intraósea complicaciones mínimas, en específico cuando se depura la técnica y su uso no se extiende más de 24 horas. Sus estudios mostraron además un porcentaje mínimo de fallo de los dispositivos utilizados (2,1%), así como escasas infecciones (0,6%) en la zona, incluso ante su uso mantenido.

2005- Actualidad: Desde este año la European Resuscitation Council, los protocolos de la Pediatric Advanced Life Support y la American Heart Association (AHA) recomiendan el acceso intraóseo como el de elección en pacientes, tanto pediátricos como adultos en los que no se puede canalizar vía intravenosa periférica en situaciones de urgencia vital.

En la actualidad, no sólo es una vía usada en pediatría y en casos de Parada Cardiorrespiratoria, utilizándose en todo tipo de emergencias en las que asegurar una vía venosa no es posible, quedando reflejado en los protocolos de las anteriores entidades como una vía rápida, segura, de aprendizaje rápido y de eficacia similar a la intravenosa periférica.

RECUERDO ANATOMOFISIOLÓGICO:

El uso de la vía intraósea está basado en la rica vascularización por una red abundante de capilares sinusoides, en la cavidad medular de los huesos largos, que vierten o drenan a un gran seno venoso central, que no se colapsa aunque se dé una situación de shock o parada cardiorrespiratoria, pasando fluidos y medicamentos a la circulación general, con una velocidad parecida a como lo harían por cualquier otra vena de acceso periférico.

Merece la pena, para destacar la amplia vascularización ósea, que cuando se produce una fractura es usual, que se acompañe de una importante pérdida de sangre, según diversos estudios, una fractura de pelvis puede suponer hasta la pérdida de 3l de volemia, un fémur hasta 1,5l y una tibia 0,5l.

El inicio de la acción es también similar a cuando hay administración venosa, pero hay que considerar que los fluidos o fármacos han de ser inyectados a mayor presión para contrarrestar la resistencia de las venas emisarias que comunican la cavidad intramedular ósea con la circulación general a través de los vasos de tamaño microscópico de la cortical ósea.

INDICACIONES:

La vía intraósea está indicada, no sólo en situaciones de parada cardiorrespiratoria sino en aquellas en las que existe riesgo vital en las que no es posible canalizar una vía venosa periférica como las siguientes:

  • Shock
  • Pacientes que presenten edemas severos
  • Anafilaxia
  • Estatus epiléptico
  • Grandes quemados
  • Estados de deshidratación severa
  • Obesidad severa
  • Dificultad de acceso al paciente como en situaciones de atrapamiento
  • Politraumatizados
  • Hipovolemia
  • Hipotermia
  • Cualquier caso en el que por colapso circulatorio no se puede tener acceso venoso, ya sea por origen traumático o médico
  • Equipo de protección ante accidente Nuclear, Radiológico, Biológico y Químico (NRBQ) ya que nos imposibilita tener destreza para la canalización venosa

Todas ellas situaciones en las que bien por la situación fisiológica del paciente no es posible acceder a una vía venosa o bien por las condiciones externas, mala visibilidad, imposible acceso al paciente de manera correcta etc…

En general siempre que resulte de extrema dificultad la canalización de vía venosa, y este retraso sea un riesgo para la vida del paciente o para su salud se considerará la vía intraósea como la vía de elección antes de intentar la canalización de una vía endotraqueal o central, considerándose esto tanto en adultos como en niños y quedando recogido en los protocolos de diversas asociaciones como Advanced Trauma Life Support (ATLS).

Varias de las mismas como la Emergency Nursing Association (ENA) o la European Resuscitation Council (ERC) también establecen como criterio que si tras 90-120 segundos o 2-3 intentos en paciente crítico no se ha podido asegurar una vía venosa periférica se tratará mediante acceso intraóseo

También se considera una vía de acceso válida para la toma de muestras de sangre para la determinación de gases y valores bioquímicos.

En el campo de la pediatría también es un acceso muy considerado, utilizándose en menores de 6 años tras 3 intentos fallidos de acceso venoso periférico, yendo incluso a la cabeza antes de los estudios más recientes, considerando en ocasiones la técnica como menos indicada en adultos por la dureza de la corteza ósea.

El Grupo Español de RCP Pediátrica y Neonatal también considera dicho acceso como el segundo de elección tras 3 intentos o 90 segundos de no conseguir vía venosa periférica.

Hay que considerar esta vía de acceso como una medida de carácter temporal, haciendo énfasis en esto, no se recomienda su uso durante más de 24horas.

CONTRAINDICACIONES:

Podemos diferenciar en dos tipos:

  • Absolutas: el perjuicio que podría provocar el uso de la técnica es mayor a los beneficios que podría suponer el uso de la vía intraósea
  • Fractura o traumatismo del hueso donde se vaya a realizar la punción.
  • Tras varias punciones previas en el mismo hueso. Hay que evitar puncionar repetidas veces  la misma zona porque aumenta el riesgo de infecciones, fracturas o hematomas. En caso desesperado se intentará una punción en posición más proximal si se utiliza el mismo hueso o idealmente se intentará puncionar otro disponible.
  • Huesos de las extremidades inferiores en los pacientes con traumatismo abdominal grave.
  • Relativas: aquellas en la que el potencial beneficio que logramos haciendo uso de esta técnica supera el perjuicio al paciente por su uso. Se podría decir también que no emplear dicha técnica y sin otras alternativas mejores podría ser con probabilidad un perjuicio importante para el paciente.
  • Osteoporosis en el lugar de aplicación
  • Osteogenesis imperfecta
  • Tumores óseos
  • Infecciones
  • Celulitis
  • Osteomielitis
  • Quemadura en el lugar de la punción
  • No se debe intentar la canalización dos veces en la misma extremidad

MATERIAL Y MÉTODOS:

Este trabajo se ha desarrollado mediante una revisión bibliográfica en algunas de las principales bases de datos de revistas relacionadas con el campo de la salud: como SciELO, Dialnet.

-Siendo los principales descriptores a utilizar: vía intraósea, vías venosas, manejo de enfermería, dispositivo intraóseo.

-Los criterios de inclusión utilizados han sido: documentación  lo más recientes posible incluyendo artículos, manuales y guías, valorando dicha documentación desde el más antiguo en 1997

-En cuanto a criterios de exclusión: no se ha realizado ninguna restricción en función del idioma, obteniendo varios resultados de la búsqueda en inglés en diferentes artículos,manuales y guías.

-Según dichos criterios se han obtenido 5 guías y manuales de actuación y 10 artículos que se han revisado para la realización del trabajo.

RESULTADOS:

Tras la obtención de los diferentes artículos y guías mencionados se ha encontrado gran cantidad de documentación e información sobre las indicaciones de la vía intraósea, la evolución de su investigación a lo largo de la historia desde el siglo pasado así como sus ventajas, inconvenientes y contraindicaciones.

También se ha encontrado gran cantidad de material relacionado con los diferentes dispositivos existentes en el mercado y la indicación para cada uno de ellos, considerando por nuestra parte conocer el amplio catálogo que existe para saber cuándo emplear cada uno de ellos y de la mejor manera posible.

En la búsqueda encontramos diferentes guías de calado internacional como la de la American Heart Association (AHA) o la European Resuscitation Council (ERC) en las cuales se hacen valiosas recomendaciones e indicaciones para el uso de la vía intraósea.

Con toda esta información obtenida podemos sin duda afirmar que pese a la importancia de la vía intraósea en diferentes situaciones aún existe posibilidad de en una técnica en parte desconocida para un gran número de profesionales sanitarios.

MANEJO DE LA TÉCNICA:

Lo primero que debemos mencionar cuándo hablamos de la técnica de aplicación de vía intraósea es de los diferentes lugares en los que se puede colocar.

Para esto diferenciaremos entre los lugares que se pueden utilizar en neonatos y hasta los 6 años y desde los 6 años y en adultos.

En neonatos, y menores de 6 años:

  • Tibia proximal: línea media cara antero-interna tibial, 1-3 cm por debajo de tuberosidad tibial. Angulo de inserción: a 90º
  • Fémur distal: 2- 3 cm del cóndilo externo. –
  • Otros lugares alternativos: tibia distal, cresta ilíaca, trocánter mayor.

En mayores de 6 años y adultos:

  • Tibia distal: además de en tibia proximal puede emplearse esta localización, entre 1 y 2 cm por encima del maléolo interno, evitando la vena safena. También puede emplearse el maléolo externo.
  • Cresta ilíaca: cara inferior espina iliaca, con paciente en decúbito lateral.
  • Esternón: 2-3º espacio intercostal, a 1cm a lateral a la línea media esternal, solo destinado para dispositivo FAST, y actualmente esta localización está considerada no recomendada con otros dispositivos por el riesgo de lesión de estructuras del mediastino, además interfiere con masaje cardiaco.
  • Otras localizaciones alternativas como:
    • Calcáneo
    • Metáfisis distal del radio
    • Apófisis estiloide cubital
    • Extremo proximal clavícular
    • Cabeza humeral.

Describiremos la técnica de inserción en tibia, por su mayor frecuencia de utilización, según diferentes estudios sobre un 88-95% de las veces es el lugar elegido. Se puede considerar también como un lugar de más fácil acceso ya que además de existir la posibilidad de guiarse por referencias óseas, no existe grasa entre el periostio y la piel, quedando ésta adherida al mismo, siendo lugar elegido en obesos.

Antes de describir todo el material necesario para la técnica de inserción de la aguja intraósea mencionaremos los principales dispositivos de aplicación de agujas intraóseas.

TIPOS DE DISPOSITIVOS

Hay que hacer una clara diferenciación entre dispositivos manuales y automáticos siendo estos últimos de gran ayuda en la técnica.

MANUALES:

Dentro de este grupo mencionaremos 3 tipos de dispositivos:

  • JAMSHIDI: basada en un diseño para agujas de aspirado medular. Se trata de una aguja corta de trocar biselado, con calibre habitualmente de 16-18G, presenta sistema roscado que permite controlar la profundidad a la hora de penetrar el hueso, fácil y rápida colocación muy empleado en situaciones de urgencia
  • FAST1: especialmente indicado para punción esternal, con diferentes calibres según la edad del paciente, consiste en un parche monouso cubierto por una cápsula de plástico transparente con un tubo de infusión y un pequeño catéter metálico que se inserta en la médula esternal mediante un introductor.
  • COOK: o tipo seta por su estructura similar a dicho elemento, formada por aguja o trocar metálico grueso con punta con forma piramidal para adultos o de lápiz para lactantes y niños, con diferentes longitudes y diámetros para su empleo en diferentes zonas. Presenta una amplia empuñadura que permite ejercer presión suficiente para atravesar la cortical del hueso y acceder a su interior

AUTOMÁTICOS:

  • DISPOSITIVO BIG (bone inyection gun): de fácil aprendizaje y uso, consiste en un dispositivo tipo “pistola” que impulsa un catéter metálico, introduciéndolo en la médula ósea, pudiéndose regular la profundidad mediante una rosca interior, según el lugar de inserción. El calibre más utilizado suele ser el 15G en adultos. Dispositivo rápido, efectivo y con menos complicaciones que otros
  • DISPOSITIVO EZ-IO: posee una batería interna que alimenta un pequeño motor que inserta una aguja, roscándola, hasta penetrar el hueso. Se podría definir como un pequeño taladro, también con calibre habitualmente de 15G con diferentes longitudes, 25mm para adultos y 45 mm para adultos de gran tamaño u obesos.

MATERIAL NECESARIO:

  • Agujas de punción intraósea, que según orden de preferencia:
  • Con estilete, bisel corto y multiperforadas 15G-18G
  • Trocar para punción de médula ósea 13G-16G
  • Agujas de punción lumbar 18G-20G
  • Agujas hipodérmicas 18G-20G
  • Agujas epicraneales 16G-18G
  • Existen también dispositivos de inserción automáticos de inserción de agujas intraóseas; BIG (bone inyection gun), ofreciendo estas un acceso seguro y rápido al sistema vascular y EZ-IO
  • Solución antiséptica
  • Guantes estériles
  • Paños estériles
  • Gasas y vendas
  • Jeringas de 5,10 y 20ml
  • Agujas convencionales
  • Pinza tipo Kocher
  • Esparadrapo
  • Equipo de Gotero
  • Llave de 3 vías con alargadera
  • Suero fisiológico
  • Suero salino heparinizado
  • Anestésico local sin adrenalina (lidocaína al 1-2%)

PREPARACIÓN DEL PACIENTE:

Se colocará al paciente en posición de decúbito supino, con la pierna en rotación externa, semiflexionada y apoyada sobre una superficie dura colocada en el huelo poplíteo

Localizaremos la zona del sitio de punción;

  • En tibia proximal (recién nacidos y niños de hasta 6 años) se localiza por palpación de tuberosidad tibial anterior y borde interno de la misma, en la línea media de ambos puntos, a 1-2 cm se encuentra  el sitio de punción.
  • En tibia distal (a partir de 6 años y adultos): se encuentra a nivel de maléolo interno en la unión a diáfisis tibial y por detrás de safena externa (es importante evitar dicho vaso sanguíneo)

Correcto lavado de manos

Colocación de guantes

Seguidamente se procera a la desinfección de la zona donde se proceda a la inserción de la vía intraósea mediante los productos habituales (clorhexidina, povidona iodada)

Si el paciente se encuentra consciente, se anestesiará localmente la zona a puncionar con 1-2 ml de lidocaína al 1-2%

COLOCACIÓN DEL DISPOSITIVO:

Dependerá la técnica de colocación, obviamente, del tipo de dispositivo del que dispongamos,

En caso de dispositivos manuales, cabe destacar que la fuerza que debe aplicarse para introducir el agua en la  cavidad medular del hueso es considerable, deberá de aplicarse con movimientos rotatorios en el mismo sentido, en el caso de agujas tipo rosca y con movimientos semirrotativos cambiando el sentido de giro, en el caso de ser agujas que no dispongan de rosca o tornillo

En caso de dispositivos BIG: regularemos la profundidad del dispositivo, tras colocar la pistola perpendicularmente al punto de punción (en el caso de tibia proximal) nos prepararemos para accionar el dispositivo. Colocaremos los dedos índice y medio en las pestañas de la pistola que se dirigen al punto de punción, nos cercioramos de la correcta posición y retiramos el seguro con la otra mano. Sin dejar de ejercer presión con el talón de la palma de la mano presionamos con los dedos la pestaña notando como se acciona el mecanismo de disparo de la pistola, una vez introducido el catéter con el mandril, retiraremos éste.

En el caso de dispositivos EZ-IO: también en el caso de tibia proximal, insertaremos la aguja con un ángulo de 90º respecto al hueso, sujetando suave el mecanismo y guiando el taladro para insertar hasta que la última marca de la aguja visible sea a unos 5mm de la piel. Desconectaremos con una mano mientras con los dedos de la otra se estabiliza la aguja, y la retiraremos.

*Tras la correcta inserción de la aguja, procederemos a:

-Aspirar y comprobar la extracción de médula ósea, recogeremos muestras si es necesario, hay que tener en cuenta que no siempre se obtiene dicha sustancia al aspirar, consideraremos una serie de signos para cerciorarnos que la inserción ha sido correcta:

                        – Disminución de la resistencia al traspasar la corteza ósea

                        – Los líquidos fluyen sin signos de infiltración subcutánea

                        – La aguja se mantiene inmóvil firmemente

– No hay signos de extravasación.

-Se inyectará un bolo de 10ml de suero fisiológico, comprobando con esto la permeabilidad de la vía y que no se produce extravasación.

-Conectaremos el sistema de fluidoterapia.

-Finalmente y para terminar fijaremos a la extremidad la aguja, almohadillando debidamente el punto de punción, usando gasa y esparadrapo o el apósito del que dispongamos.

SUSTANCIAS QUE PUEDEN INFUNDIRSE MEDIANTE VÍA INTRAÓSEA:

Se pueden  administrar los mismos fármacos que se utilizan a través de la vía endovenosa, pudiéndose llegar a conseguir niveles similares a los de dicha vía, habrá que tener en cuenta que para asegurar que los fármacos alcancen la circulación sistémica hay que administrar 5-10ml de suero en bolo tras poner la medicación.

Es preciso también que cuando sea necesario infundir líquidos en volumen considerable, habrá que aplicar una presión para vencer la resistencia de las venas emisarias.

COMPLICACIONES

El porcentaje de complicaciones de esta técnica, según diversos estudios es muy bajo, sobre un 1%, destacaremos las siguientes:

MECÁNICAS:

  • Extravasación por mala colocación de la aguja, considerándose esta la más frecuente
  • Fracturas óseas tras varios intentos de punción.
  • Punción articular
  • Perforación completa del hueso
  • Lesiones de grandes vasos, incluso del corazón en el caso de la punción a nivel esternal

INFECCIOSAS:

  • Celulitis.
  • Osteomielitis en un escaso porcentaje de casos, apenas un 0,6%, aumentando el riesgo conforme más prolongada sea la permanencia de la vía.
  • Accesos subcutáneos.

EMBOLISMOS:

  • Embolia grasa.

OTRAS COMPLICACIONES:

  • Síndrome compartimental
  • Necrosis
  • Lesión del cartílago del crecimiento
  • Rotura del catéter
  • Sepsis

Es crucial para evitar que suceda cualquiera de las anteriores conocer correctamente la técnica, una elección adecuada del dispositivo a utilizar dependiendo de las características del paciente y de la zona de punción, así como posterior control radiológico de la zona. Muy importante también la precoz detención del síndrome compartimental

Cabe recordar y destacar que el principal motivo del bajo índice de complicaciones de esta vía es que se trata de un acceso de carácter temporal, se ha nombrado ya con anterioridad en este trabajo que debe tratarse de utilizar un máximo de 24h siendo muy importante la canalización de una vía endovenosa periférica o central cuando las circunstancias, tanto del paciente como externas así lo permitan.

CONCLUSIÓN:

Tenemos con la vía intraósea ante nosotros un acceso vascular valioso, que debe considerarse como el de elección cuando no se consiga el intravenoso, jugando un papel crucial en situaciones de emergencia vital para el paciente, dónde cada segundo es oro.

Es por tanto indispensable para el personal de enfermería, sobre todo el de los servicios de urgencias y emergencias, un correcto adiestramiento acerca de la técnica, dispositivos en el mercado y posteriores cuidados para su mantenimiento, minimizando las posibles complicaciones derivadas y extrayendo todas las virtudes que posee.

Con este trabajo hemos pretendido poner sobre la mesa y sacar a la luz una vía de administración en otros tiempos relegada al ostracismo, creemos que es muy importante recalcar sus virtudes, siendo una técnica de fácil aprendizaje, con un uso simple y de colocación rápida incluso de menos de 1 minuto, con un acierto de un 90% aproximadamente, y son complicaciones de gran importancia, pudiendo agilizar, sobre todo, en las situaciones en las que peligra la vida del paciente, en emergencias y muy frecuentemente en ámbito extrahospitalario una necesidad como es el acceso a la vía sanguínea.

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