Inicio > Bioética. Ética médica. Ética en Enfermería > Capítulo III. Presupuestos teóricos referenciales. Noema religioso del abusador sexual infantil en el contexto de la consejería cristiana > Página 6

Capítulo III. Presupuestos teóricos referenciales. Noema religioso del abusador sexual infantil en el contexto de la consejería cristiana

importante resaltar que Dios creó el sexo por dos razones, una es evidente, que nos dio el sexo con el propósito de procrear (Génesis 1: 27, 28). Pero Dios también creó el sexo con el propósito de obtener placer (Cantares 7: 6 – 13). El placer sexual fue un factor intencional de su diseño divino, no un subproducto casual. Él quiso que el acto sexual fuera una experiencia poderosamente placentera. Esta es la única verdad que la iglesia ha guardado en secreto a lo largo de la historia.

Por otra parte, no podemos adorar el sexo y al mismo tiempo tratarlo de manera liviana. No podemos negar los límites de la moralidad e intentar preservar nuestra integridad. No podemos perseguir una libertad sexual irrefrenable y tratar de evitar el artificio inconsciente de nuestras propias cadenas. Únicamente podemos resolver nuestra confusión si buscamos la verdad sobre el sexo en la fuente de toda verdad. (1)

TIPOS DE ABUSO SEXUAL:

Hay una variedad de formas de abusar sexualmente a un menor, pero la utilizada por el autor de este trabajo es la siguiente:

Violación: cuando en el abuso sexual hay lesión de la membrana himeneal con o sin penetración en la cavidad vaginal. En el caso de un varón cuando hay penetración anal.

Vejación: es el abuso con contacto sexual y/o anal sin penetración o coito.

Incesto: cuando el abuso sexual es cometido por una persona con afinidad consanguínea o afectiva, con el menor abusado, como padres, padrastros, padrinos, primos).

Sodomía: cuando el abuso sexual es cometido usando el ano del niño.

Felatorismo: abuso sexual por vía oral o genital-oral.

Libertades indecentes: abuso sexual por medio de lenguaje, exposiciones, exhibiciones.

Pornografía: promoción del abuso sexual infantil en cualquiera de sus formas.

El Incesto es una de la forma más frecuente de abuso sexual infantil, ocurre cuando el agresor o abusador tiene una relación de consanguinidad o afiliación afectiva con el menor, por lo que se hace más fácil el acceso a su víctima, como: el Padre, el Hermano, el Primo, el Padrastro, abuelos, tíos, padrinos, cualquier pariente cercano.

PREVALENCIA DEL ABUSO SEXUAL:

El abuso sexual de los niños constituye un área difícil y problemática, ya que cuenta entre sus componentes con el sentimiento de culpa, la vergüenza y el secreto, lo que evidencia aspectos de nuestra sociedad contemporánea, como valores y actitudes hacia la niñez, el poder, la sexualidad, el noema y noesis del abusador, lo que dificulta el acceso a la realidad de este tipo de hechos.

Pienso como Echeburúa E y Guerriacaechevarría C (2), que no es fácil determinar la existencia real de este problema en la población general, ya que ocurre habitualmente en el entorno privado de la vida familiar y los menores pueden sentirse impotentes para revelar el abuso y la realidad existente de la verdadera epidemiología se ve afectada por las discrepancia en el uso de conceptos divergentes y los procedimientos para recoger la información y la visión del investigador en el abordaje.

El agresor suele ser conocido de la víctima en la inmensa mayoría de los abusos. Si bien aproximadamente el 20% de los casos de incesto denunciado hacen referencia de padre-hija, la de padrastro-hija es igual o un tanto menor en las referencias de autores; el restante 60 a 65% implica a hermanos, tíos, hermanastros, abuelas, novios, que viven en la familia. El incesto madre-hijo es mucho menos frecuente y se reporta muchas veces una madre que ha perdido una relación de pareja, adicción al alcohol o a drogas y cuenta con antecedentes de abuso sexual en la infancia. El número de madres abusadoras, a pesar de lo anterior, no es nada despreciable, se habla de un 13 a 14%. Todo lo anterior representa eventos traumáticos que suponen la disolución de los vínculos familiares y este factor influyen negativamente en las estadísticas del problema. (2)

En cuanto al lugar, depende del tipo de abuso: en el intrafamiliar, lo más habitual es el hogar de la víctima o del abusador; en el extrafamiliar, en la calle, en el parque o en la cercanía de la casa del niño o del abusador. (2)

MANIFESTACIONES EN LOS NIÑOS:

Los Niños son el centro de atención cada vez que ocurre un abuso. Por estar en un proceso de crecimiento y desarrollo y como no tienen una estructura de afrontamiento como el adulto, es muy importante conocer las repercusiones psicológicas del abuso sexual.

Desde el punto de vista clínico existe un mosaico de elementos semiológicos, desde los asintomáticos, donde no queda sino la huella en su evolución psico-afectiva, hasta los desgarros de órganos genitales, recto, periné y las lesiones corporales cuando tratan de oponerse a tal agresión. (2)

Repercusiones psicopatológicas del abuso:

El Abuso Sexual es uno de los eventos más traumático que puede sufrir un menor y puede ocasionar secuelas psicológicas negativas a corto plazo, más frecuentes, y a largo plazo, menos frecuentes.

El mayor o menor impacto emocional o psicológico va a estar, a su vez, agravado o aliviado por una serie de factores mediadores, que van a ser responsables, en buena parte, de las diferencias individuales que se observan en los niños abusados sexualmente, en relación con las secuelas del suceso.

En este sentido, Echeburúa E y Guerricaecheverría C (2), citan el modelo traumatogénico de Finkelhor, que es más específico y las razones explicativas del impacto psicológico son las siguientes: sexualización traumática, pérdida de confianza, indefensión y estigmatización. Estas cuatro variables constituyen la causa principal del trauma al distorsionar el autoconcepto, la visión sobre el mundo y las capacidades afectivas de la víctima; estos factores se asocian con el desarrollo por parte del niño de un estilo de afrontamiento inadecuado y con el surgimiento de problemas de conducta.

Consecuencias a corto plazo:

El límite temporal referido a los denominados efectos iniciales o de corto plazo se suele situar en los dos años siguientes, a partir de ese momento se habla de efectos a largo plazo.

De acuerdo a Echeburúa E y Guerricaechevarría C (2), solamente un 20 a 30% de las víctimas permanecen estables emocionalmente después de la agresión sexual; entre el 17 y 40% sufren síndromes clínicos establecidos, y el resto experimenta síntomas de uno u otro