Análisis de la influencia de la cultura en el desarrollo de los trastornos de la conducta alimentaria
Autora principal: Alba Simón Melchor
Vol. XV; nº 11; 499
Analysis of the influence of culture on the development of eating disorders
Fecha de recepción: 25/03/2020
Fecha de aceptación: 01/06/2020
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XV. Número 11 – Primera quincena de Junio de 2020 – Página inicial: Vol. XV; nº 11; 499
Autores:
– 1ª Autora responsable de la correspondencia del artículo: Alba Simón Melchor.
Profesión: Diplomada Universitaria en Enfermería. Diploma de Especialización en accidentes de tráfico. Título de experto en indicación, uso y autorización de medicamentos y productos sanitarios.
Lugar de trabajo: Enfermera de Atención Continuada del Centro de Atención Primaria de Calaceite (Alcañiz), España.
– 2ª Autor: Javier Solano Castán.
Profesión: Licenciado en Farmacia. Experto en Ortopedia, Master en Atención Farmacéutica y Farmacoterapia.
Lugar de trabajo: Farmacéutico de Loporzano (Huesca), España.
– 3ª Autora: María Luisa Jiménez Sesma.
Profesión: Diplomada Universitaria en Enfermería. Máster Interuniversitario en Ciencias de la Enfermería. Experto en Gerontología Clínica y Social.
Lugar de trabajo: Enfermera del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa (Zaragoza), España.
Resumen:
Introducción: Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en la actualidad constituyen un grave problema de salud pública, sobretodo en las sociedades industrializadas. En la etiología de los TCA están involucrados múltiples factores, entre los cuales cobra especial relevancia la influencia del entorno social y cultural en el que vivimos en la actualidad.
Objetivos: Dar a conocer los factores que influyen en el desarrollo de los TCA, en concreto de la anorexia nerviosa (AN), analizar la influencia de la cultura en el modelo estético ideal dominante en la actualidad. Analizar la nueva visión de la AN para aplicarla en nuestro campo de actuación como profesionales sanitarios.
Material y métodos: Se ha realizado una búsqueda bibliográfica en las bases de datos biomédicas Cuiden, Medline, Cochrane y Pubmed de los artículos publicados durante los últimos 10 años, utilizando las palabras clave “anorexia”, “cultura” y “alimentación”. Además para ampliar los conocimientos acerca de estos TCA se ha realizado la lectura de los libros titulados “Anorexia: lo que hay que saber” y “Publicidad y Anorexia: influencia de la Publicidad y otros factores en los trastornos de la Conducta alimentaria”.
Resultados: Podemos partir de la idea de que el anhelo por adelgazar o mantenerse delgado se ha convertido en un valor central en nuestra cultura, y su interiorización en todos nosotros es un hecho indiscutible.
En el tratamiento de los TCA la capacidad de empatía de los profesionales sanitarios ha demostrado ser una de las herramientas imprescindibles para lograr el éxito del mismo.
Los estudios revisados han demostrado la relación existente entre el deporte y el riesgo de padecer AN, de hecho se ha observado un aumento de los casos de enfermos entre los deportistas, predominantemente del sexo femenino.
El fácil acceso al mundo de Internet entre los jóvenes es uno de los factores que han influido notablemente en la mala o distorsionada imagen corporal que tienen nuestros adolescentes. Los adolescentes son fácilmente influenciables y susceptibles en esta época de su vida, por ello han comenzado a crearse asociaciones campañas para prevenir y controlar las páginas que hagan apología de enfermedades tan graves y letales como son la anorexia y la bulimia.
Discusión y conclusiones: Para prevenir los TCA sería interesante intervenir en el mundo de la moda, mostrando personas con un peso saludable y real, las tallas deberían adaptarse a la población sana y los medios publicitarios deberían utilizar modelos con tallas variadas.
Por otro lado los medios de comunicación también tienen una importante responsabilidad, por ello deberían facilitar una información correcta sobre nutrición y actividad física, proporcionar argumentos críticos sobre la moda estética adelgazante y censurar aquellas tendencias hacia la extrema delgadez, así como reivindicar la diversidad en la forma y el peso corporales.
Palabras clave:
Anorexia Nerviosa, Cultura, Alimentación, Imagen Corporal, Delgadez.
Abstract:
Introduction: Eating disorders (eating disorders) nowadays constitute a serious public health problem, especially in industrialized societies. In the etiology of eating disorders, multiple factors are involved, among which the influence of the social and cultural environment in which we live today is particularly relevant.Objectives: To make known the factors that influence the development of eating disorders, specifically of anorexia nervosa (AN), to analyze the influence of culture on the dominant aesthetic ideal model today. Analyze the new vision of the AN to apply it in our field of action as health professionals.Material and methods: A bibliographic search has been carried out in the biomedical databases Cuiden, Medline, Cochrane and Pubmed of the articles published during the last 10 years, using the keywords “anorexia”, “culture” and “food”. In addition to broadening knowledge about these eating disorders, the books entitled «Anorexia: what you need to know» and «Advertising and Anorexia: influence of advertising and other factors in eating disorders» have been carried out.Results: We can start from the idea that the desire to lose weight or stay thin has become a central value in our culture, and its internalization in all of us is an indisputable fact.In the treatment of eating disorders, the empathy capacity of health professionals has proven to be one of the essential tools to achieve its success.
The studies reviewed have shown the relationship between sport and the risk of suffering from AN, in fact there has been an increase in cases of patients among athletes, predominantly female.
Easy access to the Internet world among young people is one of the factors that have greatly influenced the bad or distorted body image that our teenagers have. Adolescents are easily influenced and susceptible at this time of their life, which is why campaigns have begun to be created to prevent and control the pages that make apology for diseases as serious and lethal as anorexia and bulimia.
Discussion and conclusions: To prevent eating disorders, it would be interesting to intervene in the world of fashion, showing people with a healthy and real weight, sizes should be adapted to the healthy population and advertising media should use models with varying sizes.
On the other hand, the media also have an important responsibility, so they should provide correct information on nutrition and physical activity, provide critical arguments about slimming aesthetic fashion and censor those tendencies towards extreme thinness, as well as claim diversity in the body shape and weight.
Key words:
Anorexia Nervosa; Culture; Feeding; Body Image; Thinness.
INTRODUCCION:
- JUSTIFICACION Y MOTIVACION
Todo ser vivo, para mantenerse como tal, precisa alimentarse. Sin comer en cantidades suficientes, con una mínima variedad alimentaria, no es posible la vida. Por lo menos no lo es en esa deseable plenitud que denominamos salud. Estudiar a las personas que comen exige convocar los saberes de disciplinas diversas como son la nutrición o la psicología, ya que la alimentación es un hecho biopsicosocial y cultural. En el acto de la alimentación, el ser humano biológico y el ser humano social están estrechamente vinculados y recíprocamente implicados porque la alimentación está condicionada por nuestra realidad biológica y social. La evolución del comportamiento humano se ha realizado mediante interacciones entre los comportamientos alimentarios, el entorno ecológico y las instituciones culturales. Hasta poder afirmar la idea de que “somos lo que comemos” y “comemos lo que somos”.
Por otro lado, el estudio del cuerpo está de “moda”. Estamos siendo bombardeados con la idea de mantener un estilo de vida saludable, donde el control dietético y el deporte son muy importantes. Ante este panorama surge la Teoría Social del Cuerpo, que es el estudio del cuerpo como objeto central de las Ciencias Sociales 1.
El concepto del cuerpo ha cambiado en cada momento de la historia y además es diferente en cada cultura. Ahora donde nosotros nos encontramos, estamos sometidos a los cánones de delgadez, juventud y belleza. La sociedad nos impone un ideal de cuerpo que si no lo conseguimos estamos en el lado de los “diferentes” y “extraños”, incluso marginados. Esta ideología está influenciada por los medios de comunicación y la publicidad favoreciendo que cada día se difunda y se muestre el prototipo de jóvenes, atractivos, felices, exitosos y cada vez más delgados como “héroes sociales”, capaces, aceptados, queridos y admirados por todos. Todos sabemos como en la escuela, cuando éramos pequeños, el gordito era el marginado de la clase. Esta idea de delgadez conlleva hacia costumbres a las que se adhieren sus seguidores, a pesar de no ser saludables, llegando a admirar las dietas, los ayunos, el ejercicio físico intenso, sin importar que están matando y destrozando a la juventud, principalmente, que busca en ella la “felicidad”. Esto ocurre por el sentimiento de insatisfacción por nuestra apariencia.
Por todos son conocidas las medidas de 90-60-90 como las dimensiones ideales del cuerpo femenino. Esta difusión constituye un ejemplo radiante de la eficacia de los medios de comunicación y las campañas de publicidad, y el cambio de criterios y valores en el mercado. Muy claramente lo expone Cernid declarando que en esta era, cuando la inflación ha asumido proporciones alarmantes y la amenaza de guerra nuclear se ha convertido en un grave peligro, cuando está aumentando la violencia criminal y el desempleo es un hecho social persistente, los encuestadores preguntan a quinientas personas qué es lo que más temen en el mundo, y ciento noventa de ellas responden que su máximo temor es engordar 2.
Ante esta perspectiva es por lo que surgen enfermedades como los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), dentro de los cuales, la anorexia nerviosa (AN) reclama cada día más atención. Los criterios diagnósticos pueden ser variados, pero clínicamente es un cuadro de amenorrea, disminución del apetito y trastornos psicológicos, todo ello sin ninguna causa orgánica aparente. Por eso etimológicamente hablando se pueden diferenciar diversos grupos de concepciones como el fisiológico, pero también el psicológico. En este campo englobaría causas personales, familiares y sociales, que llevan a los enfermos, generalmente chicas adolescentes a tener una conducta irregular hacia la comida presidida por un temor intenso a engordar, una distorsión de la imagen corporal localizada y caracterizada por una pérdida de peso y un deterioro físico y mental significativo, acompañado de un profundo sentimiento de malestar para las que lo padecen. En el fondo de esta cuestión está todo el bagaje cultural que lleva implícito.
El problema de esta enfermedad es la insatisfacción por el propio cuerpo y con la persona misma que se produce, tanto en el área intrapersonal como interpersonal, que conlleva una muestra del bajo grado de autoestima que presentan estos pacientes. La fijación por tener un peso bajo y una delgadez ideal, intrínsecamente ligados a un deseo y una búsqueda de satisfacción personal, hace que se vaya convirtiendo, los que lo padecen en prisioneros de sus propios comportamientos y de sus propias metas.
Lo llamativo del cuadro es que en determinadas circunstancias puede conducir a la muerte de la persona que padece esta enfermedad, y exige unas estrategias de tratamiento combinadas que rebasan el campo de una sola.
La cultura puede determinar los criterios de la valoración en relación a la estética corporal, pero no puede conseguir que todos los miembros moldeen sus cuerpos de acuerdo con aquellos criterios. Por eso se llega al desfase que proporciona una fuente de malestar y de ansiedad.
Los grandes fenómenos que intervienen en situaciones universales quedan descritos por Fallan aludiendo a lo que sucede en nuestro siglo XXI. Dice: podemos ver que la cultura establece la norma (un cuerpo delgado); la biología individual suministra razones para la inadecuación o la limitación (un cuerpo grueso); la cultura proporciona el procedimiento aceptable para modificarla (comer menos), y el estatus como miembro del grupo cultural (ser mujer y poseer una autoestima dependiente de los atributos físicos). Influye en el vigor con que el individuo persigue los procedimientos de modificar 3.
- UTILIDAD SOCIAL
Estamos viviendo en la era del “control”. Los avances tecnológicos nos permiten dominar nuestro ambiente de un modo que nunca se había conseguido en el pasado. Desde el clima hasta los actuales experimentos genéticos, vivimos con la ilusión y la expectativa de que tarde o temprano toda pequeña molestia será suprimida. Esto nos ha hecho intolerantes al dolor, a la espera, a la demora, a las discapacidades y finalmente a nuestro propio cuerpo, cuando se muestra diferente de lo que quisiéramos ver. Sin duda, también por efecto de los avances tecnológicos, podemos cambiarnos el color del cabello, la edad de nuestro rostro, hasta el color de la piel. Desde cierto punto de vista, esto nos ha hecho más débiles, menos tolerantes a aquello que no manejamos y ciertamente más caprichosos.
El fracaso de las dietas por lo general no va seguido de resignación y acomodo a la realidad del cuerpo que nos toca vivir, más bien promueve culpa, depresión y rechazo hacia uno mismo. Desde el exterior se nos proponen más control y más dietas como la forma segura de salir del estado de frustración en el que el fracaso nos ha sumido.
Por otro lado, el estudio de las ciencias médicas, prima el aspecto biosanitario para tratar las enfermedades. Esta visión limita el conocimiento real del proceso de la enfermedad, donde el tratamiento está muy medicalizado. Porque se sabe que expone sólo una pequeña parte del origen de los TCA.
La AN fue reconocida como una entidad clínica independiente hace cien años. Dos de los rasgos más característicos de los pacientes con AN son la conducta alimentaria, con sus dietas extremas, los vómitos, y la preocupación excesiva del peso y la imagen corporal. Desde los inicios, la definición que se fue apuntando acerca de qué era y qué causaba la enfermedad se refería a mujeres enfermas que eran sólo piel, con estados mentales mórbidos y se le puso el calificativo de síndromes psiquiátricos. Bruch fue la primera autora en sugerir la existencia de un trastorno de la imagen corporal en pacientes con AN que definió como un trastorno del propio concepto corporal y, por otro lado, una alteración en la percepción e interpretación cognitiva de los propios estímulos interceptivos y sensación de descontrol respecto a las propias funciones corporales 4. Se ha incluido dentro de los desórdenes compulsivos, obsesivos, con la ansiedad y con la depresión.
En esta enfermedad el único factor etiológico inmediato que se conoce es la pérdida de peso. Pero no es una patología donde solo se deba estudiar un signo físico, sino que también engloba a una persona que interioriza un padecimiento muy personal. Estos son los factores de carácter sociocultural como el temor al sobrepeso, los problemas relativos a la imagen corporal y la disposición al adelgazamiento. Y son estas las causas que pueden explicar este comportamiento a la hora de comprender, focalizando y definiendo el problema casi de manera individual y psicológica, para favorecer la curación.
Su actualidad es total, está a la orden del día. En Internet hay diversas asociaciones para ayudar a las personas con TCA en todas las comunidades autónomas. En comunidades como La Rioja, la primera frase que utilizan estas para definir estas patologías es: “Los TCA son trastornos de fuerte impacto social”.
- MARCO TEORICO
Aprendemos a alimentarnos en contacto con otras personas. Desde el nacimiento comer es un acto social. Y esta socialidad del comer se mantiene a lo largo de toda la vida. Hasta el punto que para el común de los miembros dentro de la sociedad, el comer en solitario suele resultar una práctica incómoda, revestida de una leve sensación de tristeza que acompaña a la privación de tener una persona a su lado.
La gran parte de nuestras celebraciones sociales de muy distinta índole se concretan en torno a comidas compartidas como banquetes de bodas, comidas de trabajo, con la pareja, yendo de tapas con los amigos etc. Son múltiples las situaciones en las que el acto de comer encierra un valor añadido que está determinado por las circunstancias personales y sociales en que se come.
Si el comer puede y suele revestir forzosamente múltiples significados más allá de lo nutricional, lo mismo puede suceder con el no comer. No se hallan sociedades ni culturas en las que no existan prohibiciones colectivas, más o menos contundentes, relativas a la ingestión de determinados alimentos. Por ejemplo, para los niños la supresión de una comida se convierte en un castigo.
La mayoría de las personas disfrutan con el acto de comer, sin embargo hay otras que lo hacen en menor medida. La relación entre el individuo y el entorno influyen en esta decisión. Reflejan una continuidad a los elementos normales de la cultura, manifestando de una forma extrema las tensiones del convivir, que asociado sobre todo a las mujeres, están generalizadas en nuestro orden cultural contemporáneo.
Históricamente, la alimentación ha estado ligada al reconocimiento social y al estatus. Los modos de alimentarse constituyen un medio de afirmarnos frente a los demás y de adquirir prestigio. El deseo de una promoción social, manifestada fundamentalmente a través de la adopción de alimentos, de platos y de maneras de mesa inspirados en los de una categoría social considerada superior y a la que se pretende igualar o imitar, ha constituido uno de los motores más poderosos de las transformaciones de la alimentación.
En todas las sociedades ha habido prohibiciones relativas a la ingesta de determinados alimentos. Se conoce que los hindúes tienen prohibido comer carne de vaca y cuajada; los judíos, carne de cerdo y marisco; los budistas solo pueden ingerir algunos pescados y ninguna otra carne animal. Además la religión musulmana obliga al ayuno en la época del Ramadan y la cristiana prohíbe comer carne en tiempo de Pascua.
En el nuevo siglo XXI, se ha pasado a la laicalizacion de la sociedad, en la que las costumbres han cambiado. En nuestra cultura actual los ayunos y abstinencias practicadas en nombre de Dios, están siendo relegadas al olvido con acelerada rapidez. Además, hemos dejado de padecer hambre con el “Estado de bienestar”.
Es precisamente en esta sociedad laica carente de hambrunas, donde aparecen con un carácter epidémico los TCA. Es en nuestro mundo donde se han extendido enfermedades como la bulimia nerviosa (BN), AN y otros TCA, originando una atenuada alarma social. Estas nuevas enfermedades tienen relación con los ayunos y abstinencias que practican sus “fieles” y “seguidores”. Estas personas que lo padecen están sometidas a muchos miedos, motivaciones absurdas, pensamientos y comportamientos extraños. Brunberg dijo que la AN se empezó a dar en las mujeres de clase alta, donde se empalizaba de una forma especial la delgadez corporal. La preocupación por las formas corporales se acentúa en el momento en que el estar gordo se empieza a condenar socialmente 5. Esto ha sido potenciado por dos estamentos el médico y por la industria aseguradora, médicamente aparece el peso ideal para tener salud y los seguros consideran que el sobrepeso es un parámetro de riesgo para la salud.
A principios de siglo XX, el cuerpo femenino va adquiriendo un valor estético promovido por la alta costura, que pone de moda una silueta esbelta, las medidas corporales se convierten en una nueva vía de preocupación entre las mujeres. El interés moderno por la delgadez está más en función al modelo juvenil y prematernal, y con los derechos de la mujer de decidir sobre su propio cuerpo, que en el campo de la salud.
Para conseguir este tipo de belleza, la industria de la cosmetica, de la moda y de la alimentación empieza a ofrecer a sus clientes una extraordinaria cantidad de productos, modelos y dietas diferentes a seguir. Las circunstancias de que el cuerpo delgado se estandariza y comienza a difundirse de forma masiva constituyen una vía que genera descontento y ansiedad entre las personas que no se encuentran dentro de los límites formales, sociales y médicamente aceptados.
Siguiendo la idea de que lo bello es lo delgado se llega al no comer. El ayuno y la abstinencia de anoréxicos y bulímicos, se practican con el objetivo de lograr la “belleza de la delgadez”. Dios y los sacrificios por él impuestos han sido sustituidos por la apariencia del cuerpo, por la silueta. El ayuno y la abstinencia estaban asociados a la salvación, la penitencia, el absentismo y culpa, pero hoy en día, las restricciones alimentarias están asociadas a la estética corporal y a la aceptación social conseguida en función de la misma. Solo mediante un cuerpo delgado parece conseguirse la aceptación social y la propia aceptación.
En este culto a la delgadez, nos guste o no, participamos todos de algún modo. Es un fenómeno de radical novedad, pero sus dimensiones son alarmantes, especialmente en el sexo femenino, especialmente en las edades de la adolescencia y la juventud que interiorizan más rápidamente los valores de la sociedad en la que se desarrollan sus vidas, hasta llevar hacia la obsesión y la patología. La enfermedad se respalda en cada momento de las conductas y creencias de la comunidad o sociedad y actúa ante la enfermedad de acuerdo con ella.
OBJETIVOS
Los objetivos que nos vamos a planteamos en este trabajo son conocer a qué se debe el llegar a caer en la enfermedad de la AN y cómo puede influir la cultura para llegar a la padecer esta enfermedad. Por otro lado, nos gustaría poder aplicar esta nueva visión de la enfermedad a nuestro campo de actuación como sanitarios que somos.
HIPOTESIS Y PREGUNTAS
Podemos partir de la base, después de lo expuesto anteriormente, de que la mayor parte de los ciudadanos, especialmente las mujeres, y sobre todo las adolescentes, están preocupadas por su cuerpo y hacen todo cuanto pueden por adelgazar. Esto está motivado por la cultura en la que nos toca vivir. Desde esta perspectiva podemos apuntar que aspectos como la importancia de la juventud, las relaciones entre padres y amigos, la publicidad, la moda, los kilos de más, constituyen los ingredientes centrales en nuestra “cultura de la delgadez”, conllevando a que aparezcan y se desarrollen enfermedades como la AN.
METODOLOGIA
Hemos realizado una búsqueda bibliográfica en diversas bases de datos sanitarias, para actualizar los conocimientos desde la perspectiva médica. Mediante los buscadores “Cuiden” y “Medline” hemos comparado la información que aporta la perspectiva social a través de la herramienta ROBLE de la Universidad de Zaragoza. Hemos han utilizado para la búsqueda las palabras “anorexia”, “cultura” y “alimentación”. El libro titulado “Anorexia: lo que hay que saber”, nos ha ayudado a ponernos en el lugar de los pensamientos y sentimientos de las personas anoréxicas, para comprender mejor lo que sienten. Además otro de los libros titulado “Publicidad y Anorexia: influencia de la Publicidad y otros factores en los trastornos de la Conducta alimentaria” nos ha servido de gran utilidad para analizar la influencia actual de la publicidad en esta enfermedad.
RESULTADOS
Desde el punto de vista sanitario, la etiología de la AN se estudia desde la genética y la bioquímica. Pero se sabe que estos aspectos no son suficientes para llegar a conocer el grado de insatisfacción corporal que mueve a la persona a centrar su atención en la obligación de perder peso, con una restricción de la ingesta alimentaria y llegando a pasar hambre, sensación desagradable que en nuestro primer mundo no es posible concebir como tal.
La AN ha dejado de ser un simple trastorno alimentario, en ella resalta una extrema complejidad que se esconde tras un síntoma engañosamente simple “no comer”. En un principio sus orígenes son orales como inapetencia, vómitos, matices como el asco, los rituales, y más tarde surgen problemas de identidad como saber quien es la persona y qué es su cuerpo y querer renegar del mismo, el cuerpo se percibe como extraño. A la persona le engloba la preocupación por el cuerpo, el peso y la comida. Esta sensación se va acrecentando día tras día, hasta convertirse en una obsesión en la que aunque quiera, (aunque no suele ser el caso), no puede dejar de pensarlo.
Nos gustaría destacar que junto a los factores genéticos, las influencias socioculturales constituyen el otro gran peso pesado determinante de la existencia de la mayor parte de los TCA y, por supuesto, muy especialmente de la inmensa mayoría de los casos de AN.
Las influencias socioculturales forman una multiplicidad de agentes que en nuestro mundo occidental se combinan para transmitir a los individuos, especialmente a las mujeres, el mensaje de que la delgadez es sinónimo de belleza, control de sí mismo, libertad y éxito social. Es pues, una transmisión de valores estéticos, llevada a cabo con tal eficacia que ha conseguido impregnar a toda la comunidad occidental y a la que está a punto de desarrollarse.
La difusión del cuerpo ideal delgado no se inició súbitamente de un día para otro. Se trata de un valor estético vigente, es decir, de una moda. Las modas siempre comienzan en grupos minoritarios. Especialmente la estética pertenecía a las capas más altas de la sociedad, y a partir de ellas se han extendido y se extienden por todo el tejido social.
El doctor Toro creó una herramienta capaz de medir en los pacientes cual era la influencia de los factores sociales, para el cual utilizó el cuestionario CIMEC (cuestionario sobre las influencias del modelo estético corporal), de esto se infirió que los TCA estaban influenciados por la presión publicitaria más que el resto de enfermedades 6,7.
La influencia de la moda en los TCA, o por lo menos en algunos de los factores que los preceden, es un riesgo. Entre las mujeres es frecuente hablar de su peso y de ciertas partes del cuerpo y de productos adelgazantes, esta idea se traslada a los colegios donde las niñas muestran la misma preocupación, son estas mujeres que ya han interiorizado el modelo estético corporal quienes resultan más afectadas por las comparaciones sociales de todo orden favorecedoras del ideal de delgadez 8.
No cabe la menor duda de que los medios de comunicación actuales difunden y generalizan un modelo corporal delgado, además la propaganda del modelo corporal vigente va ineludiblemente unido a la promoción de la insatisfacción corporal y, por ende, a los TCA.
En la actualidad, gran parte de la humanidad recibe a diario mensajes parecidos, contempla imágenes idénticas, se les provocan las mismas necesidades y se le inculcan valores semejantes. En cualquier caso, la televisión, el cine, los vídeos musicales, las revistas, la radio, Internet y los carteles publicitarios constituyen canales mediante los cuales llegan intermitentemente a cada individuo multitud de consignas y presiones sobre el cuerpo delgado ideal y los procedimientos para conseguirlo. Prometen un bajo peso, con la idea de que así se consigue la aceptación social y el éxito. Basándonos en la idea de que cuanto más éxito obtengamos mejor, porque estaremos mejor con nosotros mismos y llegaremos a ser más atractivos y a gustar más a las personas de sexo opuesto. Esto influye especialmente en los adolescentes los cuales se valoran a si mismos como personas a partir de la aceptación que puede tener su cuerpo para los demás, de aquí surge la disconformidad con uno mismo. Un dato importante a destacar es que una famosa editorial confesaba que vendían más números de revistas si se mencionaba la palabra “dieta” en su portada.
Las mujeres que aparecen fotografiadas en las revistas femeninas son delgadas y aparecen muchas veces desnudas o parcialmente vestidas, priorizando el resalte de sus cuerpos. Las que van dirigidas a adolescentes potencian claramente la interiorización del ideal corporal delgado al tiempo que incrementan la insatisfacción corporal. Las fotografías de modelos delgadas influyen en la concepción de cómo debe ser el cuerpo y provoca entre sus lectores el deseo de perder peso al contemplar tales imágenes.
La televisión influye también en la autoestima de los televidentes y en la insatisfacción corporal. Este es el resultado de un estudio realizado por Tiggemann, la contemplación en la televisión de mujeres con cuerpos delgados ha demostrado que incrementa la insatisfacción corporal y el estado de ánimo negativo debido a contar previamente con una elevada interiorización del ideal de delgadez y una significativa insatisfacción corporal. También se ha constatado que los problemas relacionados con la imagen corporal de chicas adolescentes se incrementa al ver determinados tipos de programas, contemplar telenovelas y películas predice a motivaciones para adelgazar, sobre todo influyen los programas que están dedicados a conseguir un cuerpo ideal 9. Son muchas las experiencias realizadas para estudiar las consecuencias de ver imágenes relacionadas con el ideal estético de delgadez corporal. Del trabajo realizado por Groesz se puede exponer la idea de que la valoración de la imagen corporal se hace más negativa tras contemplar imágenes de cuerpos delgados aparecidos en los medios de comunicación, éste efecto negativo se acentúa en las mujeres más vulnerables y en las adolescentes.
Por otro lado también es radical la capacidad de los artículos sobre dietas para provocar malestar psicosocial, estos manuscritos crean consecuencias negativas en las personas al contemplar cuerpos delgados considerados “modelitos”, prevalecen sobre todo en las revistas destinadas a mujeres siendo el tema principal las dietas restrictivas y el adelgazamiento. Se ha podido comprobar que las anoréxicas adolescentes, comparadas con las no anoréxicas, se sienten más influidas por artículos y conversaciones relacionadas con el control del peso y las dietas restrictivas.
Una gran parte de la población, pero especialmente los adolescentes se han entregado a una creciente utilización de Internet, desgraciadamente éste medio ha servido para comunicarse más rápidamente entre los afectados que comían “el tarro” a jovencitas para que tuvieran un cuerpo delgado. 350 paginas pro-anorexia han sido cerradas por hacer apología de esta terrible enfermedad. Internet se ha convertido en un refugio para los enfermos entre los que se fomenta la AN. Internet hace una promoción muy directa de la AN, a través de sus mensajes se dan instrucciones para iniciar y mantener la AN, se prescriben practicas alimentarias para conseguir una rápida perdida de peso, se describe lo que hay que hacer para disimular los síntomas ante los médicos, se suministran imágenes que motivan, incluso se promocionan grupos de ayuda en los que se compite a fin de conseguir la ansiada perdida de peso.
Afortunadamente se están consiguiendo organizar campañas contra la AN como la que existe bajo el lema “Eres más que una imagen” para dar apoyo y denunciar la existencia de estos portales que animan en su pertinaz perdida de peso. Además existen webs, como por ejemplo la denominada web “protégeles”, que trata de relatos reales de personas que también han pasado por el infierno de la AN, y que pretenden ayudar a otras personas. Me gustaría destacar una frase que encontré en una de estas webs de una chica que decía: “conseguí salir (de la AN) cuando aprendí a quererme a mi misma, a cuidarme para estar sana y guapa y cuando me di cuenta que el estado ideal es cuando eres feliz” 10,11,12.
La economía de mercado nos bombardea con mensajes publicitarios, la creación de necesidades, la invitación a consumir constituyen rutinas en el ambiente aceptadas sin crítica alguna. La publicidad vende cuerpos delgados y, una vez vendidos, los utiliza para la promoción de otros productos. Esto conlleva que las personas anoréxicas jóvenes sientan la necesidad de adelgazar.
Además los cambios del aspecto corporal están a la orden del día. Hoy en día es fácil moldear nuestro cuerpo a nuestro gusto, además la accesibilidad a la cirugía estética ha dejado de ser solo para la clase alta siendo relevada a clases medias incluso bajas en las que prima cada vez más el aspecto corporal. Se parte del convencimiento de que el cuerpo es modificable y es posible elegirlo. Esta realidad tiene la consecuencia de pensar que se trata de una decisión personal libre, sin embargo en el fondo es nuestra sociedad la que nos la ha impuesto.
No nacemos con estos sentimientos, actitudes y creencias, sino que se nos los ha ido inculcando desde la más tierna infancia, además nosotros seguimos introduciendo estas ideas a nuestros congéneres.
Existen factores que permiten interiorizar el actual modelo estético corporal entre nuestros adolescentes y se dan de modo semejante entre los anoréxicos, pero con mucha más intensidad. Las personas anoréxicas son consideradas como personas con gran autodisciplina, porque su autocontrol y sacrificios son permanentes, evidentes y muy exhaustivos. Ponen el sacrificio de su hambre al puro y simple servicio de su persona, porque está identificada con su cuerpo, con su apariencia corporal, su volumen, su silueta siendo un todo, no se aspira a ser, sino a parecer, además estas personas sobretodo dependen de la validación de los otros.
En la sociedad actual el mantener la silueta es sinónimo de no ser rechazado. El cuerpo delgado se ha convertido en una condición mínima para ir tirando que evita la desaprobación de los demás. Nunca como en nuestros tiempos el cuerpo ha determinado el YO, es decir, el autoconcepto de las gentes. Y no el cuerpo en su totalidad, sino su apariencia, su fachada, su superficie, primando el lema de “aparento, luego soy así”.
La valoración de la persona se consigue solo a partir de la aceptación que puede tener su cuerpo para los demás. Por supuesto, no lo que ellas crean que es lógico, sino por como cumple con los cánones impuestos desde fuera.
En nuestra sociedad la mujer debe tener gran control sobre sí misma, tener logros bien visibles y ser perfeccionista, son los rasgos que muestran al inicio de esta enfermedad las anoréxicas. Estas se sienten culpables por no alcanzar el estereotipo de mujer que venden los medios, se sienten fracasadas por no poder responder a lo que suponen que son las únicas expectativas que se tienen de ellas, esto disminuye su sensación de seguridad, la confianza en sus recursos, intentan entonces demostrarse así mismas que hay algo si pueden lograr, el obtener una figura esquelética, es un logro, y depositan en él todo su valor. La idea que subyace es que la obtención del peso que pretenden, inmediatamente se traslada a cualquier otra área de la vida, pensando que se puede conseguir el éxito en todo. Entonces aparece la culpa, la ansiedad, el miedo y la pérdida de control sobre la alimentación como efecto de “fracasar” en ese intento de manipular el peso corporal. Se desarrollan actitudes y creencias extrañas acerca de la comida, que rondan la obsesión, hasta el punto de no poder hacer ni pensar en otra cosa.
Todo esto, combinado con los efectos físicos y psicológicos que trae aparejado el hecho mismo de comer por debajo del mínimo necesario para el funcionamiento normal del cuerpo y la mente, hace que la persona comience a aislarse y sentirse cada vez más descontenta con ella misma 13.
El perseguir la delgadez nunca lleva a la felicidad, de hecho, cuanto más grave es el TCA más difícil es lograr los objetivos personales de bienestar y seguridad, esto lo experimentan y lo confiesan todas las jóvenes desalentadas por la inutilidad de tanto esfuerzo. La delgadez la interpretan erróneamente como un signo de ser “especial” y el hacer dieta y bajar de peso como indicadores de autocontrol, los objetivos de ser feliz se muestran cada vez más lejanos cuanto más atrapadas están en el trastorno del comer.
Lo que es importante tener en cuenta es la búsqueda del bienestar, aunque se haya errado en el camino y se crea que se encuentra al dejar de comer. Lo que hace falta es aprender cómo lograr la felicidad, y reconocer que perseguir la delgadez priva justamente de lograrla.
La autoestima se encuentra en la apariencia desde lo que los demás consideran valioso. La tragedia es que los esfuerzos puestos en hacer dieta no ayudan a salir del problema, es más, llevan a la persona a sentirse más confusa sobre quién es y de qué quiere a medida que avanza en ese camino, porque la AN no permite hacerse cargo de la realidad interior donde se siente temerosa e insegura.
La tendencia al perfeccionamiento es bastante común entre las jóvenes anoréxicas, la idea que tienen es que para alcanzar la perfección es preciso mantener un cuerpo ideal a cualquier coste, terminan convenciéndose de que si logran transformar su silueta, también conseguirán transformarse a sí mismas, de este modo lograrán estar seguras y tenerse la confianza suficiente para enfrentar los desafíos que se les presenten en la vida 14. Pero paradójicamente, este autocontrol refuerza la sensación de inseguridad, porque exige no fallar en lugar de afirmar al individuo en sus recursos. Estas jóvenes no soportan que las cosas no estén bajo su control y tienen gran dificultad para ensayar alternativas de salida, porque suponen que deberían saber cómo hacer todo desde el comienzo. Entonces surge el área de la comida y el peso como un campo que sí es posible controlar, y la ilusión de que al lograrlo tendrán la prueba cierta de su capacidad para enfrentarse a las cosas de la vida. Pero lo más dañino y lo más frustrante de esta forma de encarar las cosas es que de hecho, la persona con trastornos en el comer no logra nunca ese control por el que lucha tanto, ya que no podemos manejar y controlar la fisiología propia a nuestra manera.
El ánimo, si no se toman medidas, acaba cambiando hacia una visión más pesimista sobre uno mismo, sobre el futuro y sobre las posibilidades de pensar o de hacer algo diferente al respecto, crece el grado de apatía hasta el punto de poder perder el interés en todo lo de fuera de su cuerpo, la comida se convierte en el principal tema de conversación.
La influencia de los amigos y compañeros de clase es crucial, todos hemos hablado entre nuestros colegas sobre el abdomen que tenemos y más ahora que las niñas visten durante todo el año, camisetas minúsculas que dejan al descubierto su vientre.
Los jóvenes necesitan la aprobación del grupo y se ven muy identificados con ellos, se tiende a dejarse llevar por los gustos, deseos y maneras de vestir de estos, además de por la forma de actuar y comportarse. Es curioso ver que cualquier sábado por la tarde encuentras a un grupo de niñas, todas igual vestidas, con ropas llamativas y maquilladas.
Pero cuando la persona cae en la enfermedad deja de tratar con sus compañeros, es característico esta disminución del trato con los amigos, los enfermos se repliegan a la familia, eliminando cualquier relación con otros elementos del contexto que les rodea, de aquí surge la necesidad de estructurar a los progenitores para que eduquen bien a sus hijos en estos momentos. Con el fin de favorecer la reintegración entre los jóvenes de su misma edad, es efectiva la aplicación de psicoterapia de grupo que permite la observación de las conductas de los enfermos hacia otras personas.
La familia es uno de los detonantes claves a lo hora de investigar las causas de los TCA, que puede estar determinado por factores diversos, las relaciones familiares no explican siempre la etiología pero sí pueden generar un ambiente protagonizado por unas costumbres y hábitos, que pueden desencadenar en los hijos una rebeldía manifestada hacia su propio cuerpo, muchas veces desencadenado por las relaciones de madre a hija.
Los jóvenes son un grupo inmerso en la sociedad estando influidos por ella, percibiendo los valores de esta. Por eso lo que se percibe a la hora de ver la televisión, es lo trasmitido por la publicidad, como por ejemplo las dietas adelgazantes para las madres hacen llegar a los hijos los esfuerzos realizados por éstas para quitarse esos kilos de más.
Los padres trabajan normalmente fuera de casa y solo suelen ver a sus hijos a la hora de acostarse por tanto desconocen sus problemas, si añadimos la tendencia a tener un rendimiento académico bueno entre los jóvenes con TCA, esto hace que la familia se sienta tranquila, despreocupada y no descubra la realidad de la enfermedad, muy a menudo cuando los familiares comienzan a darse cuenta es ya tarde para dar marcha atrás 15.
Las familias tienden a reflejar los conflictos sociales, o las actitudes e ideologías imperantes en cada época social, los miembros de cada familia reproducen en sus vidas las capacidades que absorbieron durante el crecimiento, por eso es importante actuar individualmente desde cada familia evaluando los valores en su lógica jerarquía.
El recuento de las calorías, la religiosidad de las dietas, los regímenes, los planes de adelgazamiento y otras manifestaciones reductoras de peso, ocupan un papel muy importante que incitan a las personas preocuparse cada vez más por el peso, las dietas y la industria compulsiva del adelgazamiento, mueven millones de euros anualmente. Todo lo relacionado con la alimentación ha trascendido hasta afectar, no solo a la escala social, sino también a la individual. Por otro lado la revolución tecnológica ha convertido al hombre en un productor industrial que cada vez ha refinado más sus productos adaptándolos a las nuevas necesidades alimentarias y físicas del consumo habitual 16.
Las personas que tienen riesgo de sufrir un TCA cuando deciden hacer dieta, en ocasiones automáticamente dejan de comer e intentan seguir bajando de peso aún después de haber alcanzado el peso pretendido que será siempre un “poco más bajo del recomendable”, su organismo se acostumbra a no ingerir alimentos y a tener asco hacia la comida, conduciendo este camino hacia la autodestrucción.
Es evidente que todos luchamos por tener un bajo índice de masa corporal a través del cual el peso y la altura estén en su justa proporción, esto se acentúa con la llegada de la primavera, cuando empezamos a pensar en las piscinas, en la playa etc. Con este desmesurado culto al cuerpo que impone la sociedad de nuestros días, al llegar a esta época empieza el aluvión de las dietas consideradas milagrosas, surgen las dietas de las zanahorias, la manzana, etc. Los expertos en nutrición frecuentemente alertan contra estos fraudes que pueden llevar a complicaciones graves secundarias a este tipo de dietas 17.
Otro aspecto importante es conocer la relación existente entre la AN y la práctica deportiva, por todos es sabido que la actividad física tiene indudables efectos positivos, pero también entraña una serie de aspectos negativos que habitualmente no son tenidos en cuenta. El ejercicio físico para adelgazar es una conducta compensatoria habitual de los excesos de peso reales o supuestos. Tradicionalmente se ha considerado que la actividad física era una consecuencia de los TCA, por la preocupación por la silueta y el peso, sin embargo se ha demostrado que se reduce la ingesta alimentaria cuando la actividad física se hace excesiva, esto sucede por el incremento del nivel de endorfinas que parece disminuye el apetito, los pacientes anoréxicos y los deportistas muestran niveles elevados de opiáceos endogenos.
Muchas veces la simple práctica de comer más o menos competitivamente parece entrañar un riesgo, los deportes son con frecuencia la tapadera para el diagnóstico de los TCA, muchos deportistas de elite, o que están en camino de serlo, sufren irregularidades y disfunciones alimentarias de gravedad fluctuante, parece darse con mayor frecuencia con la práctica de deportes individuales que en deportes de equipo y más en mujeres adolescentes.
En algunos deportes la posesión por un cuerpo delgado se ha ido introduciendo y asentando en el concepto de rendimiento, en ellos se considera que el cuerpo delgado permite mayor eficacia motora (velocidad, coordinación), pero también más valoración estética, este hecho está siendo cada vez más frecuente durante los últimos años.
Un estudio realizado por Dawis y Covules puso de manifiesto que las chicas que realizaban deportes que exigían un cuerpo delgado (gimnasia rítmica, ballet etc.), mostraban más preocupación por el peso, experimentaban más insatisfacción por sus cuerpos, practicaban más asiduamente restricciones alimentarias y también padecían más inestabilidad emocional. La conclusión a la que se llega es que una combinación de actividad física intensiva y presiones para estar delgado incrementan el riesgo de padecer patologías alimentarias.
Se puede afirmar que es mayor el número de personas anoréxicas que hacen deporte en comparación con la población en general, especialmente en algunas actividades deportivas, esta idea ya fue propuesta hace años por los autores Thompson RA y Sherman RT 18.
El mecanismo por el cual se llega a ello puede ser por dos motivos distintos. En primer lugar puede suceder que el deporte en general o un deporte en concreto atraiga a personas que ya padecen un TCA o están en trance de padecerlo (actividades deportivas como las carreras de fondo y la gimnasia rítmica, pueden resultar especialmente atractivas para chicas anoréxicas). Dedicándose a estos deportes su delgadez puede verse camuflada a los ojos de los demás e incluso a los suyos propios, se puede comparar con sus compañeras de equipo y verse igual, incluso más gordas que ellas, además el simple hecho de exigir ejercicio físico sistemático e intensivo ya puede resultar atractivo. También puede suceder, en segundo lugar, que la práctica deportiva cause el TCA, la actividad física puede ocasionar AN si coincide con algún género de restricción alimentaria, los enfermos de AN convierten el deporte en parte fundamental de sus vidas donde allí se encuentran estéticamente aceptados 19.
En el fondo, detrás del recorrido de la enfermedad hay una radical transformación del papel social y de las imágenes culturales femeninas. Cernid relaciona el desajuste psicológico manifiesto en las personas que padecen AN con la influencia del entorno sociocultural, de manera que el vinculo conflictivo entre la mujer y la alimentación estaría manifestando los problemas que las primeras tienen para asumir los valores culturales predominantes en un momento de lucha por redefinir su propia identidad social. Las adolescentes, sobretodo, están sometidas a una enfatizacion de su cuerpo físico, la imagen externa, más que su cerebro, mientras que experimentan la transformación sexual de su cuerpo, según este psicoanalista, estos conflictos con la comida son manifestaciones de problemas de identidad que esconden.
La atención prestada por parte de los profesionales sanitarios debe estar dirigida a empatizar con los enfermos que padecen TCA para poder tratarlos, la recogida de datos durante las entrevistas preliminares debe de hacerse con sumo cuidado, ya que es importante la obtención de una historia con un relato completo expresada por parte del afectado, para individualizar su integración según sus necesidades, la medicación es parte importante del tratamiento pero lo realmente importante y principal es llegar a conocer sus necesidades. Nuestra función como profesionales de la salud debe encaminarse hacia una evaluación psicológica adecuada que nos permita objetivar la sintomatología y además extrapolar y comparar distintos casos y experiencias clínicas, esto nos ayudará a ser más críticos con la eficacia real de nuestro propio trabajo clínico. Son importantes los aspectos de motivación, los objetivos del paciente y la relación terapéutica, partiendo de la base de que las personas que padecen AN suelen presentar escasa conciencia de trastorno y baja motivación para acudir a un tratamiento. La mayoría de los pacientes son traídos a los centros sanitarios bajo la presión de sus familiares. Cuanto mayor es la evolución del TCA, mayor suele ser también la resistencia de cambiar en el paciente, los pacientes sienten que el no comer les acarrea ventajas, como consecuencia se llega a aumentar la presión en el entorno y se incrementan las discusiones con la familia 20.
El tratamiento para la recuperación de esta enfermedad necesita de llevar a cabo dos pasos terapéuticos diferentes, por un lado la recuperación del peso por el estado de malnutrición en el que se encuentran estos pacientes, y en segundo lugar, un tratamiento dirigido al mantenimiento del peso, atendiendo a los factores psicológicos para cambiar las conductas anómalas, la gran mayoría de los autores están de acuerdo en aceptar que la recuperación del peso constituye uno de los objetivos principales en la fase inicial del tratamiento. Durante esta fase inicial, parecen mostrar discreta, incluso nula utilidad la aplicación de tratamientos psicológicos y terapéuticos. El enfoque en cualquier caso debe ser multidisciplinar en el que se consideren aspectos biológicos, psicológicos, familiares y socioculturales del enfermo 21,22.
Pero esto no es suficiente para eliminar las actitudes negativas que los pacientes presentan respecto a su propio cuerpo y a su imagen, estas actitudes en la mayoría de los casos, se muestran como uno de los factores predisponentes, desencadenantes y perpetuantes del TCA.
Los resultados de los estudios sobre la silueta ideal y la actitud hacia la imagen corporal ayudan a predecir la mejoría clínica de los pacientes con TCA, aunque el paciente haya reducido su patología alimentaria puede seguir presentando insatisfacción con su silueta.
Los enfermos que padecen TCA son una pequeña parte visible del iceberg que se extiende bajo ellos, una extensísima población que con mayor o menor intensidad sufre por mantenerse delgados o por conseguir adelgazar, ven martirizada su existencia por el golpeteo cotidiano, y que considera que sus deseos y sus mortificaciones son lógicas, justificadas, porque “es lo que hace todo el mundo”, nacieron con el cuerpo que la genética les ha querido dar, pero la sociedad en la que viven les obliga a ir en contra, incluso de su propia silueta femenina 23.
El desarrollo y difusión del modelo estético corporal delgado femenino es patente en la actualidad, llevándose la peor parte de los TCA las mujeres. Intentamos no relacionar directamente el sexo femenino con estas enfermedades, sin embargo en la bibliografía existente la mayoría de los casos son del sexo femenino, en algunos libros hacen referencia a que estos TCA están apareciendo “curiosamente” también en el sexo masculino 24.
Para terminar nos gustaría recalcar que la presión por adelgazar inevitablemente se está ejerciendo fundamental y ordinariamente en el ámbito femenino.
CONCLUSIONES
La AN es una enfermedad mediatizada socioculturalmente, por la existencia de un modelo estético corporal delgado, esta patología acarrea profundas consecuencias biológicas y evolutivas para los individuos que la sufren, por eso se considera como un síndrome asociado a la cultura. Sin embargo se parte de la idea de que es considerada como un TCA ya que cuenta con cierto grado de malnutrición.
En la AN son importantes las características de los rasgos de personalidad y autoestima, las experiencias vividas, la conflictividad familiar. Una persona se vuelve más vulnerable para desarrollar esta enfermedad se dan determinadas combinaciones de factores culturales, junto a los familiares e individuales, un evento estresante en una determinada etapa del ciclo vital, junto con preocupaciones por las dietas y actividades extremas respecto al peso y figura, precipitan el problema.
La exigencia de superación del ejercicio físico exigido en ciertas actividades deportivas como la danza o la natación interactúan en el modelo estético corporal de nuestra época.
En la actualidad hay muchos factores influyentes siendo difícil saber cuál es la causa definitiva, por todo ello es fundamental realizar una evaluación clínica completa de todas las personas que se tratan, para descartar la posibilidad de una enfermedad orgánica y hacer un buen rastreo de los antecedentes familiares y personales. En cualquier caso, es imprescindible recuperar un buen nivel de alimentación lo más pronto posible, ya que esto ayuda a ajustar el diagnóstico y saber cómo seguir, es decir qué tipo de terapia es necesaria después de que la persona se haya normalizado a nivel orgánico.
Cuando decimos que la sociedad es sustrato de los TCA, es de soluciones simplistas echarle toda la culpa a ésta como causante de la AN, pues ya hemos hablado del entorno multifactorial que rodea a estas enfermedades. La importancia de la sociedad con relación a estos trastornos, viene dada por el ambiente en el que tienen que convivir los enfermos con un cuerpo que no aceptan y que les obliga a mantener una lucha con él, que se convertirá en el deseo y objeto de su vida. El enfermo se sentirá obligado a engordar por su salud pero en su contra deberá vivir en la misma zona y entorno en que tomó la decisión de adelgazar, y deberá superar el trauma de tirar por la borda el esfuerzo realizado para conseguir un cuerpo delgado con el que esperaba sentirse más aceptado, personal y socialmente.
PROPUESTAS DE MEJORA FUTURAS
Cambiando la cultura desde la publicidad podremos luchar contra los TCA, esta idea puede ser una utopía pero consideramos que es la clave para el cambio de mentalidad. Aunque por otra parte, vemos que cada vez más los hombres se están introduciendo en estas conductas, esto podemos verlo con la creación relativamente reciente de la palabra “metrosexual”, se esta viendo que también es importante el cuidarse estéticamente entre ellos 25.
Por todo esto nos atrevemos a decir que en parte es deber de las administraciones competentes y de la legislación para que se proceda a poner en orden la protección de la salud de los ciudadanos. En parte si no se imponen ciertas normas, no vamos a conseguir que esta sociedad pueda mejorar, sin embargo este va a resultar un largo camino por resolver ya que las iniciativas en este sentido brillan por su ausencia.
Recientemente una normativa de la Unión Europea intenta controlar las alusiones y la formulación de aquellos productos que pretendan sustituir la alimentación normal y sana, además en países como Gran Bretaña ya hay normas que regulan los productos dietéticos.
El problema del planteamiento es que estas iniciativas se cumplen sólo por el mecanismo legislativo y no es fruto de la sociedad, aunque por otro lado, debemos estar satisfechos de que tales exigencias normativas estén fluctuando. Hoy en día se está comenzando por movilizaciones de los miembros de las asociaciones de enfermos de TCA.
Desgraciadamente dentro de los procesos de globalización, tan evidentes como polémicos en nuestro mundo de hoy, la difusión del modelo estético corporal femenino delgado constituye un fenómeno que pasa por completo inadvertido a los muchos actualmente preocupados por esos procesos 26,27.
Proclamar testimonios de personas que han padecido TCA es una herramienta útil para todos, estos relatos nos ayudarán a realmente darnos cuenta de la importancia de estas enfermedades, y que antes de padecerlas y tratarlas, es esencial, aconsejable e imprescindible poder prevenirlas en la medida de lo posible.
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