Inicio > Cirugía General y del aparato digestivo > Cirugía Bariátrica en el tratamiento de la obesidad mórbida y sus riesgos posquirúrgicos > Página 4

Cirugía Bariátrica en el tratamiento de la obesidad mórbida y sus riesgos posquirúrgicos

pudín, leche o sopa en crema, seguido de alimentos que no tenga que masticar, como cereal caliente o purés. Su médico le indicará por cuánto tiempo tendrá que comer purés después de la cirugía. Es probable que al mes de su cirugía pueda comer alimentos sólidos.

Se le indicará qué suplementos nutricionales deberá tomar para reponer los nutrientes perdidos debido a:

La dieta postcirugía bariátrica deberá proporcionar al paciente con obesidad mórbida recién intervenidos también en los meses posteriores todos los nutrientes, satisfaciendo por lo menos las cantidades mínimas diarias recomendadas, con un aporte de volumen reducido.

Las recomendaciones nutricionales al paciente intervenido de cirugía bariátrica pueden variar ligeramente según el tipo de intervención practicada:

1. Intervenciones restrictivas. En estos casos es importante la disminución del volumen de la ingesta por toma, puesto que el reservorio gástrico residual suele ser de capacidad muy reducida.

2. Intervenciones malabsortivas. Los pacientes tienen menos limitaciones de cantidad, pero, debido a que por lo general se trata de cortocircuitos intestinales, es frecuente que existan problemas con la absorción, especialmente de las grasas, por lo que cuanto más rica en grasa sea la dieta, mayor será la esteatorrea y las molestias consiguientes.

3. Intervenciones mixtas. En estos casos, además de la limitación a la capacidad gástrica del paciente existe una limitación en la absorción de diferentes nutrientes.

La mayor parte de las recomendaciones que vamos a analizar en este artículo se centrarán más en los aspectos restrictivos, debido a que la mayoría de las cirugías que se realizan en la actualidad contempla esta posibilidad (by-pass gástrico y cirugías puramente restrictivas).

Aspectos nutricionales de la dieta

La principal dificultad de la confección de una dieta radica en que el paciente debe recibir todos los requerimientos mínimos de nutrientes en un volumen escaso y dentro de una concepción hipoenergética de la dieta.

Proteínas

Es el nutriente más importante para aportar de manera adecuada tras la cirugía, ya que facilita la cicatrización rápida de las heridas y ayuda a preservarla masa magra, un aspecto importante para evitar un rápido descenso de la tasa metabólica basal tras la pérdida de peso. La cantidad de proteínas requeridas debería ser al menos de 1,0 g/kg peso ideal/día, lo que en la práctica equivale a administrar entre 60 a80 g de proteínas diarias.

El problema radica en que los alimentos que contienen las proteínas (carnes, pescados, huevos, derivados lácteos…) no suelen ser tolerados en las primeras semanas de la cirugía. Por ello, puede resultar adecuado administrar un suplemento extra de proteínas, bien sea incorporando la cantidad deseada de proteína en polvo en la comida a partir de un módulo específico de proteínas o bien mediante el empleo de un producto de nutrición enteral comercial con un elevado porcentaje de proteínas.

Hidratos de carbono

Constituirán más del 50% del aporte diario de energía y su procedencia será variable: hortalizas, frutas, legumbres, arroz, patatas, pasta, pan…Los hidratos de carbono simples que contienen las galletas, caramelos, batidos, helados, refrescos y zumos azucarados, y la mayoría de dulces y repostería deben evitarse lo más posible, por dos razones: la primera, porque aportan calorías y podrían dificultar la pérdida de peso; en segundo lugar, porque los pacientes con by-pass gástrico o derivación biliopancreática clásica pueden experimentar síntomas de vaciado rápido gástrico o intestinal (síndrome de dumping), que producen un malestar general desagradable en el paciente. Por último, se debe recordar que la mayoría de los “dulces” no aportan casi nada de vitaminas y minerales.

Fibra

La fibra de tipo insoluble que se encuentra en las verduras (en especial, en aquellas ingeridas crudas —en ensaladas—), cereales integrales y algunas legumbres puede ser muy mal tolerada en los pacientes con reducida capacidad gástrica. Por un lado,

la escasa acidez del medio no permite una adecuada trituración de las paredes celulares de los vegetales; por otro, este tipo de fibra puede originar una sensación desagradable de saciedad y pesadez, debido a la dificultad para atravesar el estoma hacia

el intestino. Incluso algunos tipos de fibras no digeribles pueden generar un pequeño bezoar o atascar la salida del estómago. A medida que pasa el tiempo y el vaciado gástrico mejora, los pacientes pueden tolerar mejor este tipo de alimentos. Por semejanza, debe tenerse especial cuidado con el empleo de suplementos de fibra para mejorar el estreñimiento. En este sentido, debemos advertir que la utilización de laxantes tipo lactulosa puede desencadenar síntomas de dumping. En cambio, el consumo de fibra soluble, contenida por ejemplo en las frutas o administrada en forma de fructooligosacáridos, suele ser muy bien tolerada por su escasa flatulencia, siendo interesante, además, su acción metabólica en el colon como prebiótico.

Grasas

La grasa tiende a lentificar el vaciado gástrico y agravar síntomas preexistentes de reflujo gastroesofágico. En las derivaciones gástricas o biliopancreáticas, con componente malabsortivo, una excesiva cantidad de grasas puede ocasionar dolor abdominal, flatulencia y esteatorrea. Alimentos ricos en grasas (embutidos, patés, carnes grasas, quesos grasos, frutos secos), frituras en general, deben evitarse no sólo por la posible intolerancia, sino porque su excesivo aporte calórico frena la curva de pérdida de peso y/o facilita la recuperación del mismo. Las grasas en su conjunto no deben superar el 25-30% de la energía total diaria.

Alcohol

Merece una atención especial, por varias razones. El alcohol aporta calorías y evita la oxidación de las grasas, disminuyendo la eficacia de la pérdida de peso.

Además de las conocidas complicaciones médicas asociadas a una ingestión excesiva de alcohol (hepatopatías, pancreatitis, miocardiopatías…), se favorece el desarrollo de carencias vitamínicas (tiamina, piridoxina, fólico) y de minerales (magnesio, fósforo, cinc, hierro) y se fomenta una disminución de la masa ósea.

El etanol sufre un metabolismo de primer paso en la pared gástrica, mediante la acción de la enzima alcohol deshidrogenasa. La importancia de este sistema enzimático depende de la edad, sexo, raza, tiempo de vaciado gástrico, etc., pero parece evidente que los sujetos gastrectomizados o cuyo estómago ha sido objeto de un cortocircuito están fácilmente expuestos a una intoxicación aguda tras la ingestión de etanol o a un mayor riesgo de desarrollar adicción. Se recomienda, por tanto, prudencia en el consumo de alcohol en los pacientes sometidos a cirugía bariátrica.

Vitaminas y minerales

Debido a que la ingestión de alimentos es escasa, no se puede garantizar un adecuado aporte de vitaminas