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Cirugía Bariátrica en el tratamiento de la obesidad mórbida y sus riesgos posquirúrgicos

y minerales. Por ello, es necesario recurrir a la toma de 1-2 comprimidos de un complejo de vitaminas y minerales, al margen de suplementaciones

más específicas para cada caso, como es el hierro, calcio, vitamina D, vitamina B12, vitamina A, zinc, que deben monitorizarse con periodicidad.

Características de la dieta

Volumen de las tomas

La cirugía con un componente restrictivo gástrico deja reducida la capacidad gástrica a un volumen equivalente al tamaño de un huevo pequeño. Debido a esta limitación, el paciente debe adiestrase en ingerir pequeñas porciones de alimentos, equivalentes a 50-100 ml, inmediatamente tras la cirugía, para ir progresivamente incrementando esta capacidad hasta 150-200 ml, según tolerancia. Aquí es clave la información nutricional detallada, los cambios de hábitos en la forma de comer y la selección de alimentos para asegurar un adecuado aporte de todos los nutrientes esenciales.

Todas estas limitaciones no suelen ser necesarias en aquellos pacientes que han sido intervenidos de derivación biliopancreática y donde la capacidad de reservorio gástrico no está prácticamente mermada. El sujeto puede comenzar a ingerir mayores cantidades desde el inicio de la cirugía, sin que ello sea indicativo de una permisividad absoluta en la selección de alimentos, sino más bien todo lo contrario, puesto que debe aprender a comer de manera saludable, respetando los criterios nutricionales más arriba recomendados.

Contenido energético

Tanto las intervenciones restrictivas como las mixtas permiten, por la sensación de saciedad precoz que produce el llenado rápido del reservorio, seguir una dieta hipocalórica sin tener sensación de hambre. De hecho, durante los tres primeros meses, el contenido energético de la dieta no suele sobrepasar las 800 kcal/día. A partir de los 6 a 12 meses, el aprendizaje en la forma de comer del paciente y la ligera dilatación del reservorio permiten un aumento del volumen y, por lo tanto, del contenido energético. En esta fase los pacientes ingieren de 1.000 a 1.200 kcal /día. (3)

Consistencia de la dieta

La consistencia de la dieta debe aumentarse de forma progresiva a partir de la primera semana en el caso de las intervenciones mixtas, y a partir del mes en el caso de las puramente restrictivas. En general, se distinguen 3 fases distintas en cuanto a la consistencia: (4)

Dieta líquida

Tiene por finalidad permitir una buena consolidación de las suturas que evite fugas posteriores. El paciente debe aprender a beber pequeños sorbos de líquidos del tamaño de 30-50 ml, para luego ir incrementándolos paulatinamente durante las dos primeras semanas a 50-100 ml. De alguna manera, durante las primeras fases postcirugía, el paciente debe estar “continuamente” tomando líquidos durante todo el día, hasta asegurar al menos una ingestión de 1.500 ml al día. Tras la fase de tolerancia postcirugía, donde el paciente ingiere infusiones, zumos, caldos, debe pasar a la fase de dieta líquida, pero con un aporte fundamental de proteínas.

Este aporte se puede obtener mediante la administración de leche (en general, bien tolerada) o yogur líquido junto a un suplemento proteico que aporte entre 20-40 g de proteínas extras al día. En caso de intolerancia a la lactosa puede ser útil la administración de leche sin lactosa o de una dieta fórmula completa de nutrición enteral administrada por vía oral. En la Tabla 1 encontramos un ejemplo de dieta líquida orientativa. (5) En nuestra experiencia y si las condiciones económicas del paciente lo permiten, lo más adecuado es suministrar un producto hiperproteico, bajo en energía, de los utilizados en las dietas de muy bajo contenido calórico. Cada sobre disuelto en agua aporta aproximadamente 200 kcal y 18 g de proteínas (Vegefast¨, Optifast Plus¨). Una pauta de 4 sobres al día, servidos en medidas de 100 ml (y tomados a pequeños sorbos), aportan 800 kcal

Material y métodos

Se evaluaron parámetros como la talla y el peso y a partir de estos datos se determinó el índice de masa corporal (IMC) que fue calculado según la fórmula siguiente: IMC = peso (Kg)/talla2(m) antes de la técnica bariátrica, a los 6 meses, al año y a los dos años después del tratamiento quirúrgico. También se valoró el porcentaje de pacientes que presentaban comorbilidades asociadas a la obesidad al inicio del estudio, así como la curación de los factores de riesgo cardiovascular al finalizar el estudio para lo cual se realizaron determinaciones plasmáticas de glucemia basal, sobrecarga oral de glucosa, hemoglobina glicosilada, colesterol total y sus fracciones (LDL, HDL), triglicéridos, ácido úrico y medición de la tensión arterial.

Comorbilidades asociadas y modificación de los factores de riesgo cardiovascular

Previo a la cirugía, el porcentaje de pacientes que presentaban algún tipo de comorbilidad asociada a su obesidad fue del 70,1%, predominando la hipertensión arterial (HTA) (39,4%), seguido de la dislipemia (29,2%), hiperuricemia (30,7%), diabetes mellitus (25,4%) y artropatía (19,3%).). Al finalizar el estudio, el 100% de los pacientes dislipémicos, el 92% de los diabéticos, el 75,1% de los hiperuricémicos y el 68,4% de los hipertensos normalizaron sus perfiles metabólicos correspondientes así como sus cifras tensionales.

Datos antropométricos

El peso medio prequirúrgico fue de 130, ± 26,6 kg con un índice de masa corporal (IMC) medio de 49,2 ± 9,8 kg/m2. Al año del tratamiento bariátrico, el peso medio fue de 83,4 ± 16,5 kg y el índice de masa corporal (IMC) de 31,3 ± 7,6 kg/m2. Las modificaciones observadas en los parámetros antropométricos a los 6 meses, un año tras la técnica quirúrgica se obtuvo reducción ponderal media final fue de 48,5 kg y el porcentaje de pérdida de peso del 37,2%. El porcentaje de exceso de peso perdido fue del 74,6%.

Complicaciones

La complicación digestiva más frecuente fue la presencia de diarrea/esteatorrea que ocurrió en 26 pacientes (38,1%) fundamentalmente en aquellos enfermos que fueron sometidos a derivación biliopancreática, solo 1 paciente intervenido mediante bypass gástrico presentó esta complicación. Los vómitos fueron observados en 15 enfermos (21,2%) apareciendo de forma más frecuente en pacientes con bypass gástrico (65,2%) y siendo en la mayoría de los casos de forma ocasional y de etiología no estenótica. Otra complicación digestiva a destacar fue la flatulencia /distensión abdominal que se observó en el 32,1% de los casos sin existir distinciones entre ambas técnicas quirúrgicas.

La complicación nutricional más común fue la anemia, que ocurrió en el 55,4% de los casos. Dentro de este grupo, el 28,4% de los pacientes presentaban una hemoglobina (Hb) inferior a 10g/dl y en el 25% de ellos su hemoglobina era inferior a 11g/dl. La anemia estaba asociada fundamentalmente con la derivación biliopancreática ya que solo 4 pacientes con bypass gástrico presentaban esta complicación. El déficit de hierro y de ferritina fue detectado en el 33,6% y 13,5% de los