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Cuidados básicos de Enfermería de pacientes en Unidades de Cuidados Intensivos

  • En caso de higiene y movilización de pacientes politraumatizados, la enfermera será la encargada del correcto mantenimiento del eje cabeza-cuello-tronco en cualquier manipulación del paciente, manteniéndose a la cabeza del mismo mientras hace sujeción bimanual del cuello. Además, será la encargada de dirigir las maniobras y de que todo el equipo actúe de forma sincronizada y bajo su dirección. En caso de tracción de fracturas, la enfermera habrá de cerciorarse que no se pierde la tracción en ningún momento de la maniobra.
  • Durante la higiene del paciente, la enfermera valorará el estado de la piel y mucosas del mismo, prestando especial interés a la aparición de signos de úlceras por presión (UPP) en estadios iniciales. Para ello puede usar escalas de valoración como la de Norton o la de Braden.
  • En pacientes encamados y conectados a ventilación mecánica prestaremos especial interés a la higiene de ojos y boca.
  • Tampoco debemos olvidar el lavado de pelo al menos una vez a la semana y siempre que el paciente lo necesite.

Cuidados del entorno:

Este punto podría desarrollarse en base a la teoría de Florence Nightingale (considerada madre de la Enfermería). Se trata pues de poner al paciente en las mejores condiciones ambientales posible para así favorecer la curación. Entre estos estímulos ambientales tenemos que tener en cuenta la humedad, evitándola. Disminuir la cantidad de luz y de ruido, en la medida en que nos sea posible, para así favorecer el descanso. Intentar disminuir la cantidad de estímulos en general. Por último, tendremos en cuenta también la renovación de aire, ventilando las estancias.

Movilización:

La inmovilización (a menudo terapéutica) es uno de los grandes problemas que encontramos en el paciente crítico. Los efectos de una inmovilización prolongada se pueden ver en todos los sistemas del organismo: atelectasias, infección respiratoria, embolias y trombosis, acidosis respiratoria, úlceras por presión, atrofia muscular, contracturas, estreñimiento, alteración nutricional, discinesia, deshidratación, infecciones urinarias, litiasis, deprivación sensorial…

Para limitar el efecto de esta inmovilización, debemos tener en cuenta:

  • Si el paciente no está sedado, hacerle partícipe en la medida de lo posible de sus actividades.
  • Realizar movilizaciones pasivas progresivas para evitar el tiempo de reposo y mantener los músculos activos.
  • Mantener al paciente en posición anatómica con las articulaciones en posición neutra para evitar disfunciones motoras posteriores. Un claro ejemplo es el caso del pie equino.
  • Planificar cambios posturales cada 2-3 horas, espaciándolos en el horario nocturno si suponen un trastorno para el descanso del paciente.
  • Conforme el paciente va mejorando, programar ejercicios isométricos y reentrenamiento ortostático.
  • Realizar ejercicios de fisioterapia respiratoria salvo contraindicación médica.
  • En caso de paciente politraumatizado, realizaremos movilizaciones sólo cuando sea estrictamente necesario y siempre manteniendo la alineación corporal con especial precaución del eje cabeza-cuello-tórax.
  • En toda movilización del paciente seguiremos las normas ergonómicas que nos ayuden a evitar lesiones a corto o largo plazo.

Complicaciones:

Entre las posibles complicaciones del paciente crítico durante la higiene, los traslados o los cambios posturales, destacan las siguientes:

  • Desaturación.
  • Desadaptación del respirador (aumento de frecuencia respiratoria, disminución del volumen minuto, aumento de presión pico en vía aérea…)
  • Hipotensión o hipertensión.
  • Bradicardia o taquicardia
  • Arritmias cardiacas.
  • Aumento de la presión intracraneal (PIC).
  • Retirada accidental de sondas, drenajes, catéteres o tubos.
  • Hemorragia
  • Parada cardiorrespiratoria.

Ante cualquier signo de alarma deberemos detener inmediatamente lo que estemos haciendo sobre el paciente para solucionar el problema y no lo reiniciaremos hasta conseguir de nuevo una situación de estabilidad hemodinámica

CONCLUSIONES:

La alta complejidad tecnológica de las unidades de cuidados intensivos no debe hacernos perder de vista aquellas necesidades básicas que puedan quedar descubiertas. El cuidado del confort y el bienestar del paciente pueden resultar elementos clave para favorecer la recuperación de la salud.

Como profesionales de Enfermería debemos conocer y aplicar los cuidados básicos encaminados a la consecución de ese bienestar, especialmente en relación con el cuidado del entorno, la higiene y la movilidad del paciente

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