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Desarrollo tecnológico, su impacto social en el diagnóstico y tratamiento de afecciones oftalmológicas

por Binkhorst en 1957, llegó tal vez el aporte más importante con la introducción de la técnica extracapsular y posteriormente la facoemulsificación, técnica que ha evolucionado notoriamente siendo practicada hoy en día por un mayor número de cirujanos en el mundo. La capsulotomía con YAG-laser preconizada por Aron Rosa y Fankhauser en 1961, favoreció inmensamente el pronóstico visual de los pacientes operados de catarata, al igual que lo hizo la comercialización de las primeras reglas biométricas en 1976, incrementando sensiblemente la precisión en el cálculo del poder de los lentes intraoculares. Sin olvidar quizás la mayor contribución al desarrollo de la moderna microcirugía y desde luego a la microcirugía ocular, fue hecha con el microscopio quirúrgico, desarrollado por Carl Zeiss en colaboración con el profesor Dr. Horst Wullstein y el profesor Dr. Heinrich Harms (oftalmólogo) en el año 1953. El OPMI I dio paso al OPMI 3 y OPMI 4, microscopios estos diseñados para cirugía ocular con la asesoría del profesor Barraquer (22).

RETINA

El estudio de la retina y la cirugía vitreorretiniana ha sido otra área de la oftalmología beneficiada notoriamente. El perfeccionamiento del oftalmoscopio directo ideado por Helmhotz en 1851, el desarrollo del oftalmoscopio binocular indirecto por Schepens en 1947, teniendo como base el ideado por Reute en 1852, abrieron las puertas del estudio clínico del vítreo y la retina. J.W. Nordenson presentó en 1922 su cámara de mesa para fotografiar el fondo de ojo, la cual fue tecnificada por Littman en 1955 y luego construida y comercializada por la casa Carl Zeiss, sirviendo de modelo estándar para todas las cámaras utilizadas hoy en día. El desarrollo de estas cámaras junto con la introducción de la película Kodakrome en los años treinta, fue sin duda un gran aporte al estudio y registro de la patología endoocular. Los trabajos de Meyer-Schwickerath (1949) y Morán Salas (1950) sobre el uso de la luz para fotocoagulación terapéutica, dieron origen a los diferentes tipos de láseres utilizados en oftalmología los cuales han representado grandes avances en el tratamiento de patología de úvea y retina (Arco de Xenón, 1959; láser Rubí, 1963; láser Argón, 1968; láser Kriptón, 1972; láser Dye, 1979 y láser YAG, 1980). En 1971 Machener y colaboradores reportaron la instrumentación y técnica para remoción de opacidades vítreas a través de la pars plana, el VISC sería la base de desarrollo de los actuales vitreofagos (23).

CORNEA

La córnea no ha escapado al desarrollo tecnológico. Las primeras medidas del grosor de la córnea se realizaron en 1914 con el tambor calibrado de Ulbrich; en 1952 W. Jaeger diseñó el paquímetro óptico, basado en los conocimientos de Helmhotz y fabricado por Haag Streit como aditamento de la lámpara de hendidura. Hoy en día la paquimetría óptica ha sido remplazada por la ultrasónica, técnica importante en el estudio de la patología corneal y de córneas que van a ser sometidas a cirugía fotorrefractiva. Los trabajos de José Ignacio Barraquer sobre queratoplastia refractiva (1949, 1964, 1969) y la presentación del primer microqueratomo quirúrgico junto con Trootman en 1970, además del desarrollo a finales de los ochenta de la topografía corneal computarizada por Stephen Klyce, abrieron el camino a la queratectomía fotorrefractiva con Excimer láser introducida por Trokel en Estados Unidos y Seiler en Alemania en 1983. La introducción en 1968 del microscopio especular por Maurice, como herramienta de laboratorio pero usado posteriormente en la clínica, también ha contribuido notoriamente al estudio de la córnea.

En 1905, Shiötz introdujo el tonómetro de indentación, que sería estandarizado por la Academia Americana de Oftalmología en 1950. En ese mismo año Hans Goldman dio a conocer su perímetro y cinco años más tarde presentó el tonómetro de aplanación. Entre 1936 y 1940, Otto Barkan preconizó como parte vital de la evolución del glaucoma, la gonioscopía, usando para tal fin los goniolentes como el de Koeppe y el de Goldman. Lo anterior junto con la invención de nuevas y variadas técnicas quirúrgicas y el apoyo de nuevos medicamentos han hecho posible un mejor manejo del glaucoma a la vez revolucionado el diagnóstico, desde el punto de vista tecnológico es la aplicación del HRT (Tomógrafo Retiniano de Heildelberg). El Tomógrafo Retiniano tiene como función la evaluación de la excavación del nervio óptico, el espesor del anillo neurorretiniano y de la capa de fibras nerviosas, ayudándonos en el diagnóstico y sobre todo en el seguimiento de los pacientes con glaucoma, pues se entiende que los cambios estructurales (tomográficos) preceden en tres (3) a cuatro (4) años a los cambios fisiológicos (campimétricos), siendo el HRT y el GDX la única tecnología validada para la progresión del glaucoma por estudios longitudinales.

En los últimos años, la aparición de la biomicroscopia ultrasónica (BMU) ha conseguido mejorar la visualización de la cámara anterior. Esta permite un alto nivel de resolución espacial y una capacidad objetiva de medición de las distintas estructuras angulares.

El desarrollo de la biomicroscopia ultrasónica ha contribuido a mejorar la visualización de las estructuras de la unión esclerocorneal, al aportar imágenes con una alta resolución espacial. Sin embargo, es un método exploratorio poco extendido, debido en parte a ser una técnica poco confortable para el médico y el paciente.

La incorporación de la tecnología de alta resolución ha ofrecido un complemento casi perfecto al estudio del segmento anterior del globo ocular. Ya existen distintos tomógrafos que han elevado de modo significativo la calidad de las imágenes que se estudian.

Hoy en día, está en expansión de forma rápida la utilización de la tomografía de coherencia óptica (OCT, por sus siglas en inglés) del segmento anterior.

La tomografía de coherencia óptica es una técnica no invasiva, inicialmente planteada para el estudio de las enfermedades del polo posterior. Sin embargo, algunos autores han sugerido la posibilidad de utilizarla para el estudio de las estructuras del ángulo esclerocorneal, al ser una técnica confortable y de gran resolución espacial a este nivel anatómico.

La tomografía de coherencia óptica 3 (OCT-3) permite la obtención de imágenes de alta resolución (menor de 10 μm), superior incluso a las obtenidas mediante la biomicroscopia ultrasónica (25 μm). Además, el tiempo en la generación de las imágenes es mucho más rápido con el OCT (400 escáneres por segundo) que con la BMU convencional (8 imágenes por segundo). Una desventaja del OCT- 3 frente a la BMU es la incapacidad en la obtención de imágenes del cuerpo ciliar, zónula y cristalino, porque el epitelio pigmentario del iris ejerce un efecto pantalla para el haz de láser e impide la visualización de estas estructuras.