hábitat y su propio yo, en búsqueda de mayor calidad de vida y de sentido existencial.
Por la cultura, (3) sostiene el autor que el ser humano va haciendo conciencia de sí mismo, es decir, hacer conciencia del mundo que lo rodea. En la cultura, enfatiza que descansa la conciencia colectiva e histórica de moralidad, como una forma de modelo social, imaginario de lo deseable para llevar una vida digna que se refleja en valores morales compartidos, exigibles, aceptados de manera conjunta por la comunidad a la cual se pertenece. Con el antropocentrismo entonces, se produce un desequilibrio ecológico de grandes magnitudes, el cual no solo es externo a nosotros, sino que perturba la ecología interior y la social. Se argumenta entonces, una ecología humana, para equilibrar la incertidumbre cultural contemporánea, a manera de un nuevo paradigma bioético que nos ofrezca sustentaciones teóricas prácticas de cambio de actitudes morales, orientadoras del proceso de humanización.
Ecología humana
Continuando en esta perspectiva, es importante preguntarse ¿qué es la ecología humana? Encontramos entonces que la ecología humana es como la economía de la naturaleza y la ciencia de la sinfonía de la vida, así como la ciencia de la supervivencia. (3) Esta definición la conceptualiza como la “manera prudente de ejercer nuestra voluntad libre, relacionada, a favor de desarrollar hábitos que nos permiten vivir en justa armonía espiritual con nuestro entorno social y natural, para maximizar las condiciones de una vida digna, es decir, se trata de vivenciar la voluntad libre, referida al desarrollo de hábitos éticos de armonía entre nuestra manera de pensar y de actuar, en coherencia con la lógica de la vida que se da a través de las relaciones sociales con el entorno.
Es una propuesta, dice el autor, de un modo “económico” de vivir, en el cual se disminuyen los costos vitales y se maximizan los beneficios a favor de todas las formas de vida.
En este sentido, a manera de ejemplo, si el ser humano crece en su evolución vital, se espera que simultáneamente haga crecer su hábitat en la misma dimensión dignificante de sí mismo (3). Es por lo que basándonos en lo antes narrado, se podría decir que, de un proceso de humanización del hombre y su hábitat. Emerge entonces la teoría de Teilhard de Chardin.
En esta perspectiva, afloran también los componentes de la ecología, siendo ellos “la reconciliación del hombre consigo mismo”, cita a Gregory Bateson, quién expresa que es la ecología de la mente, la “convivencia armónica con los demás seres humanos “ecología social”, y el equilibrio sustentable con la naturaleza bioética y abiótica, según la hipótesis de Gaica, de James Lovelok (3)
En otras palabras, tres ecologías con dimensiones puntuales centradas en un humanismo científico, basadas en las leyes de colateralidad, interrelación y de interferencia de la ecología de Garret Hartem (3). Cada una de ellas explica que toda acción tiene necesariamente una reacción en todo el sistema ecológico, es decir, que al realizarse una acción surge una respuesta. La segunda se refiere a que todo está relacionado y la tercera, se sustenta en que toda sustancia que se produzca no debe inferir con ninguno de los ciclos bioquímicos naturales de la tierra.
Así también, debe existir un equilibrio dinámico en la relación del hombre y la naturaleza. Para los enfermeros(as) todo lo antes narrado son principios relevantes a tener en cuenta al desarrollar las actividades del cuidado en las diferentes dimensiones. De esa forma, se podrá proporcionar cuidados humanizados, dignificantes de las personas que se cuidan
En síntesis, el cumplimiento de los principios de la ecología en este planeta tierra, genera el mantenimiento de las condiciones que permiten la existencia, evolución, y crecimiento del ser humano, al crecer su hábitat en la dimensión dignificante de sí mismo, de su ambiente y de quien cuida.
Continuando con las ideas referidas sobre la ecología humana, es importante recordar que durante todo el proceso de existencia y evolución, el ser humano busca la razón de su existencia y las condiciones que pueden hacer de ella un vivir feliz, conformando así su Ethos vital y cultural, semejante a una mirada hacia la interioridad de la persona para reconocer en ella, un ser integrado y trascendente en la relación con el mundo y con otros seres humanos. De allí que la bioética expresa, reconoce y valora esta dimensión que aporta la moral al Ethos cultural del género humano, y le proporciona una entrada a una ética de valores máximos, de libre aceptación por todos los seres humanos.
Es así como la dignidad personal y colectiva se expresa de la forma como las personas se organizan para la convivencia y construyen interrelaciones con base en valores. Estas ideas son semejantes a la organización de las enfermeras(os) en los colectivos, en las comunidades donde trabajan, viven y cuidan el sistema de trabajo que elijen, la forma como se relacionan, y la disposición a la ayuda que trasmiten en el diario vivir. De tal manera que, en cada acción que realicen, si está sustentada en valores, reflejaran su propia dignidad así como la valoración de la dignidad del otro.
El constructo Dignidad.
El concepto de dignidad, varios filósofos lo han asociado con el de libertad, inteligencia, autoestima y autonomía, y sostienen que de ellos emergen las ciencias y las tecnologías, para darle eficiencia y eficacia al modo de sentir y pensar el ser humano con el mundo y consigo mismo.
La visión tecno científica del mundo y del hombre, constituye una racionalidad que exige moral autonómica para el desarrollo del conocimiento operativo, el cual termina vinculado al proyecto contemporáneo de la dignidad humana (4).
Los enfoques que los filósofos le dan a la ecología humana y a la dignidad, son “propuestas bioéticas, son la ubicación del hombre en el ecosistema donde ejerce sus funciones vitales y culturales”. Es por ello que, las conductas personales y sociales marcadas profundamente por el hábitat natural y valores, conforman el Ethos vital o mundo de la vida humana, de la cual se ocupa la bioética. Explican además que, los Ethos son un tejido de valores que están en la base de los procesos sociales, y, los normaliza como forma práctica de gestión cultural a modo de red simbólica, que da identidad a un grupo humano bien sea una comunidad gremial o una comunidad poblacional,
Valor del Cuidado.
Los valores, son bienes espirituales que cada individuo va descubriendo, los asume libremente en la vida práctica, y construye con ellos sus ideales de vida buena. El valor de la dignidad forma parte del ser en sus dimensiones