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Evolución de la lactancia materna a lo largo de la historia. Desde el inicio de la humanidad hasta la actualidad

También existen datos de China, donde por orden del Emperador Amarillo se escribe un libro conocido como el Estatuto de la Medicina, y donde recomendaban la lactancia un mínimo de dos años o hasta que surgiera un nuevo embarazo1.

Ya en la época del Cristianismo se fomentaba más el cuidado de los niños y las nodrizas recibían un salario, alojamiento y pensión completa durante el tiempo que permanecían amamantando al niño. También era costumbre que las nodrizas se llevaran a los niños a sus casas para alimentarlos, aunque se constató que la mortalidad infantil aumentaba mucho cuando esto se hacía, sobre todo debido a asfixias o a infecciones.

En la época de la Edad Media se consideraba que la mejor lactancia era la suministrada por la propia madre. Si ésta no podía, delegaba este trabajo a la nodriza. Ya en esta época empezaron a usarse biberones bien lavados, lo cual incidió directamente en la disminución de la mortalidad infantil por infecciones. En este tiempo, los romanos empezaron a dictar pautas con respecto a la legislación de las nodrizas y al perfil que debían cumplir, además de documentar enfermedades que se contagian a través de la lactancia y las medidas higiénicas que necesitaban los instrumentos que alimentaban al bebé. Así, por ejemplo, las mujeres enfermas, las musulmanas y las judías no podían ejercer como nodrizas de cristianos1.

El Renacimiento trae consigo el declive de la actividad de las nodrizas (afianzándose la lactancia suministrada por la propia madre), debido a dos grandes hechos históricos: el descubrimiento de América y la importación de la sífilis a América y la exportación de la gonorrea a Europa. En esta época surge la concepción del vínculo afectivo madre-hijo a través de la lactancia materna, necesario para una maternidad sana y para el mejor desarrollo del bebé, por lo que se empieza la desaparición de la figura de la nodriza. A este hecho también contribuyó la aparición del VIH y la disminución de la desnutrición y de la mortalidad infantil, ya entrada la Edad Moderna.

Durante el siglo XVI, la influencia de los maridos a la hora de alimentar a los hijos hizo que la tasa de mortalidad infantil se aproximara al 100%, ya que fueron reemplazando la labor de las nodrizas por la “crianza a mano”, para lo cual utilizaban pan o engrudos de cereales con cuchara. Esta práctica peligrosa también se realizó en los hospicios, lo que explica el nefasto resultado en las tasas de mortalidad8.

En el siglo XVII, la condesa viuda de Lincoln escribió sobre “el deber de amamantar que las madres deben a sus hijos”, basándose en el reconocimiento del error que había cometido en su vida: había tenido 18 hijos a los que no amamantó, sobreviviendo sólo uno de ellos8.

Entre los siglos XVII y XVIII hubo una gran demanda de nodrizas en la sociedad debido a razones médicas y socioeconómicas. Éstas eran consideradas personas muy importantes, por lo que recibieron una gran cantidad de elogios, pero también fueron muy criticadas, incluso consideradas por una corriente médica (la cual apoyaba la lactancia materna) como “lo peor de la sociedad”. Los requisitos para ser una nodriza en la clase alta, y sobre todo en la Corte, eran muy estrictos9.

En el siglo XVIII, los hospicios franceses tenían nodrizas cuidadosamente seleccionadas, cuyas vidas y actividades era controlada para garantizar una nutrición adecuada para los huérfanos. En esta época, la mayor parte de los niños de la clase media-alta eran alimentados por nodrizas, ya que la lactancia materna en las ciudades no estaba de moda, se consideraba algo indigno y vergonzoso, propio de las clases inferiores o de los animales y la sociedad no ofrecía el apoyo necesario a las madres lactantes. Las mujeres del campo solían tener menos acceso a la alternativa de la lactancia, con lo que continuaban amamantando en mayor proporción. En España, en esta época se creó la Casa de Expósitos, en la que los niños desamparados eran alimentados por las “amas de leche”, las cuales solían ser mujeres mal alimentadas, de escasos recursos y vida precaria, con muy pocos conocimientos sanitarios, que aceptaban esa tarea porque recibían un pequeño salario, repartiendo su leche para varios bebés, con el riesgo que suponía esta actividad en tales condiciones8.

La pseudoprofesionalización de la lactancia y crianza ocurrió durante el siglo XIX y primer tercio del siglo XX, lo que promulgó la contratación del servicio de las nodrizas por instituciones provinciales, municipales y familias acomodadas. En estos momentos las nodrizas eran tratadas como sirvientas y con dicha categoría figuraban en los documentos oficiales10. Paralelamente, a partir de la mitad del siglo XIX algunos médicos investigadores iniciaron la búsqueda de un sustituto de la leche materna para reemplazar a la nodriza. La mayor parte de las soluciones eran a base de agua, azúcar y leche de vaca. Pronto la industria química y los comerciantes (como Henri Nestlé) entraron en el campo de la alimentación infantil y las madres de la época se convirtieron en sus rehenes. La competencia por el mercado de las madres que no daban el pecho estaba en auge a finales del siglo XIX.

Aun así, a principios del siglo XX el porcentaje de mujeres que amamantaban a sus hijos durante los primeros meses o años de vida era alto y el mayor registrado en la Historia, así por ejemplo, en EEUU están documentadas cifras en torno al 80% o 90% de niños amamantados al nacer. Es en esta época cuando aparecen los primeros derechos de los trabajadores y entre ellos se regula por primera vez el derecho al permiso para lactancia11. Sin embargo es en ese siglo cuando se van a dar las circunstancias que llevarán a la pérdida del hábito de amamantar en la mayoría de las mujeres debido a varias circunstancias como: la pseudoprofesionalización de la lactancia y crianza que hemos visto, la emancipación femenina tras la Revolución Industrial, el Baby Boom que siguió a la Segunda Guerra Mundial, la comercialización de la leche de vaca, la incorporación de las mujeres al mundo  laboral con precarias condiciones de trabajo, la asistencia hospitalaria de los partos, con protocolos y horarios rígidos, nidos con chupetes y leche artificial para todos o la falsa creencia de los profesionales de que el biberón era más seguro que la leche materna4.

Todas estas circunstancias han propiciado un camino muy tortuoso para la lactancia materna durante el pasado siglo12. El papel de la nodriza cae en  detrimento a partir de la II Guerra Mundial, debido también al conocimiento de que había enfermedades que se transmitían a través de la leche materna, como el VIH.

Con respecto a la alimentación, es en este siglo cuando comienza una época de controversias desde el aspecto científico y se inicia lo que ha sido considerado como “el mayor experimento a gran escala en una especie animal”: a la especie humana se le cambia su forma de alimentación inicial y los niños pasan a ser alimentados con leche modificada de una especie distinta13.

El GAP emite informes donde advierte la preocupación por el problema de la malnutrición infantil derivada del abandono de la lactancia materna e invita a la industria a cambiar sus prácticas de publicidad de productos para la alimentación infantil. A la vez resurge el interés de la comunidad científica por la lactancia materna y empieza a evidenciarse su superioridad para la alimentación del lactante y niño pequeño. Esto empujó a las instituciones internacionales y nacionales a poner en marcha diferentes iniciativas, con la OMS a la cabeza.

En 1979 se reunieron los expertos sobre alimentación del Lactante y del Niño Pequeño de la OMS y UNICEF y recomendaron la lactancia materna exclusiva por 4 a 6 meses13. En 1981 se aprueba el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna, conjunto de reglas destinadas a proteger la lactancia materna de las prácticas comerciales poco éticas14. En 1991 se crea una Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la lactancia (IHAN), llamada inicialmente Iniciativa Hospital Amigo del Niño, que busca evaluar la calidad asistencial a madres e hijos en hospitales y maternidades. En 1999, la Conferencia Internacional de la OIT revisó el convenio de Protección de la Maternidad15, el cual consolidaba el derecho a un permiso pagado por maternidad para todas las mujeres trabajadoras y el derecho a intervalos pagados para amamantar durante la jornada laboral. En el 2002 se reconoce que la lactancia es, en parte, un comportamiento aprendido y que hay que ofrecer a las madres lugares donde poder aprender, como los grupos de apoyo a la lactancia materna protegidos de la publicidad de las casas comerciales16.

Ahora en el siglo XXI, la ciencia está redescubriendo lo que ya sabían nuestros antepasados: que la lactancia materna es el alimento ideal que brinda la naturaleza a todos los recién nacidos. Es el alimento universal por excelencia.

CONCLUSIONES

Con todo lo expuesto, podemos evidenciar el poder que han ejercido las mujeres en muchas culturas a través de la lactancia a lo largo de la Historia, ya que además de ser un medio de subsistencia nutricional, ha supuesto un medio de subsistencia económica para las familias de las nodrizas.

A lo largo de la Historia podemos observar diferentes tipos de evolución entremezcladas entre sí: la de la lactancia, la de pensamiento y la del ser humano. Así, la lactancia pasa de ser un medio para la supervivencia a uno de subsistencia socioeconómica, para convertirse luego en un lujo que indica distinción social y preferencia por lo estético. Posteriormente el pensamiento sobre la lactancia evoluciona hacia la importancia que supone el apego para la relación madre-hijo y, más tarde, ante la existencia de fórmulas de leche, la lactancia es tomada como una opción más para la alimentación del bebé.

Lo que es innegable es que la lactancia materna se ha mantenido viva a lo largo de toda la Historia y que llega a la actualidad como la alimentación más eficiente, completa y adecuada para el bebé, no sólo a nivel fisiológico, sino también a nivel psicológico y social.

Pensamos que, a pesar del buen estado de salud que disfruta actualmente la lactancia materna en nuestra sociedad, aún sería necesaria una mayor sensibilización social que permita conocer aún más las ventajas científicamente demostradas de la lactancia materna por parte de las mujeres y mayor implicación por parte de los profesionales de la salud.

Queremos destacar el trabajo que realizan los grupos de apoyo a la lactancia, que ayudan a que en los últimos años estemos asistiendo a la recuperación de la lactancia materna. Estos grupos están compuestos tanto por madres experimentadas como por profesionales, que de una manera cercana, orientan y dan seguridad a las mujeres que quieren amamantar.

Aún todo lo expuesto anteriormente, no podemos olvidar que, puesto que son las mujeres quienes amamantan, son ellas quienes tienen derecho a tomar una decisión informada y libre sobre el método de alimentación y crianza de sus hijos. Los demás sólo debemos respetar sus decisiones.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Aguilar C, María J. Lactancia Materna. Madrid: Editorial Elsevier; 2005.
  2. Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría. Recomendaciones para la lactancia materna. Asociación Española de Pediatría; 2008. Disponible en : http://www.aeped.es/lactanciamaterna/lactmat.htm
  3. Kramer MS, Kakuma R. Duración óptima de la lactancia materna exclusiva (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca Cochrane Plus, 2008 Número 4. Oxford: Update Software Ltd. Disponible en: http://www.bibliotecacochrane.com. (Traducida de The Cochrane Library, 2008 Issue 3. Chichester, UK: John Wiley & Sons, Ltd.).
  4. Hernáiz Perez L, Saiz Ruiz MS. La vida láctea. Historia del amamantamiento. Madrid: FOREN 21; 2011.
  5. Hernández E. Genealogía Histórica de la Lactancia Materna. Rev Enf Actual en Costa Rica. 2008; Nº15. Disponible en: http://www.revenf.ucr.ac.cr/genealogiahistorica.pdf>ISSN1409-4568
  6. Noticias e información de lactancia materna. Fundación lac.Mat.-Ibfan, Nº 20, Editorial Buenos Aires; 2000.
  7. Paricio T, Juan M. Aspectos históricos de la alimentación al seno materno. Comité de la Lactancia Materna de la Asociación de Pediatría Española. Editorial Ergon; 2004.
  8. Lawrence, Ruth A. La lactancia materna: una guía para la profesión médica. Buenos Aires: Mosby; 1996.
  9. Espinilla Sanz B. La elección de las nodrizas en las clases altas, del siglo XVII al siglo XIX. Matronas Prof. 2013;14(3-4):68-73.
  10. Siles González J, Gabaldón Bravo EM, Tolero Molino D, Gallardo Frías Y, García Hernández E, Galao Malo R. El eslabón biológico en la historia de los cuidados de salud. El caso de las nodrizas (una visión antropológica de la enfermería). Index de Enfermería [Index Enferm] (edición digital) 1998;20-21. Disponible en: http://www.index-f.com/index-enfermeria/20-21revista/20-21_articulo_16-23.php
  11. Toro Flores R. Evolución histórica de la lactancia materna: derechos y conciliación familiar. Rev ROL Enferm. 2010;33(12):48-54.
  12. Tudela Machuca C, Rodríguez Rodríguez M, Duque Teomiro M, Lumbreras López F, Sukkarieh Noria S, Moreno Díaz C. Revisión de todo un siglo de Lactancia Materna. Rev Paraninfo Digital. 2008;5. Disponible en: http://www.index-f.com/para/n5/p187.php
  13. Vahlquist BO. Introducción, en Organización Mundial de la Salud. Modalidades de la lactancia natural en la actualidad. Informe sobre el estudio en colaboración de la OMS acerca de la lactancia natural. Ginebra: Organización Mundial de la Salud; 1981.
  14. Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos Materna. Genève: WHO; 1981. Disponible en: http://www.ibfan.org/spanish/resource/who/fullcode-es.htm
  15. World Alliance for Breastfeeding Action: WABA. Disponible en: http://www.waba.org.my/whatwedo/wbw/wbw99/oitl.htm
  16. Organización Mundial de la Salud: Estrategia mundial para la alimentación del lactante y niño pequeño. Organización Mundial de la Salud; 2002