o normativas, que son las relacionadas con los acontecimientos derivados de los cambios de funciones propios de cada fase del ciclo vital de la familia, y las no transitorias o paranormativas que no están relacionadas directamente con los períodos o fases del ciclo vital (accidentes). Las crisis derivadas de los acontecimientos accidentales pueden ocurrir en cualquier etapa del ciclo y afectar de manera muy variable en dependencia de las características de cada familia.
Mc Cubbin y Figley, estudiosos del tema, plantean que son una amenaza a la supervivencia familiar, y que debido a las circunstancias en que se presentan dejan a quienes las experimentan con una sensación de intenso desvalimiento. Estas crisis paranormativas, que no guardan relación con el ciclo vital de la familia, por lo general, presentan alta significación y causan alteraciones en el ritmo normal de la vida de la familia. (37)
Las crisis no transitorias o paranormativas se clasifican, según la naturaleza del evento que la provoca. La infertilidad, objeto de nuestro estudio, está considerado como un evento de desorganización. Estos son aquellos hechos que obstaculizan el desarrollo de la dinámica familiar, y que por su naturaleza y repercusión facilitan la aparición de crisis por desorganización.
Las crisis por desorganizaciones son las que se generan a partir de que se presentan en un miembro una condición de enfermedad. Este tipo de crisis aparece con frecuencia, y se considera de riesgo para la salud familiar. Se caracterizan por una desorganización en la dinámica de las relaciones interpersonales en la familia, que puede generar en sus miembros reacciones de ansiedad, depresión, irritabilidad y aislamiento. (36)
La infertilidad se define como la incapacidad involuntaria para la fecundación por más de un año, que de prolongarse de forma definitiva, se denomina esterilidad. A su vez se debe precisar que la infertilidad primaria es cuando no existe antecedente de embarazo; y secundaria, cuando existe este antecedente, pero no se logra una nueva gestación. (35)
Ello puede repercutir de modo muy diferente en una familia y en otra, en una pareja y en otra, o en un momento u otro. Como plantean Armengol y Fuhrmann, una familia puede ser remecida hasta sus bases por una infertilidad breve, y otra, en cambio, mantenerse inmutable ante la esterilidad. El grado en que las crisis se mantengan o se resuelvan, depende en gran medida de la habilidad y capacidad que tenga la familia para actuar en pro de una adaptación a la nueva situación. (36)
Los recursos necesarios para la búsqueda del equilibrio y el ajuste con las nuevas condiciones pueden surgir desde dentro de la familia a partir del grado de unión que tengan sus miembros, para juntos, encontrar soluciones a problemas comunes, del afecto que se profesan entre sí los miembros de la familia, o del propio apoyo que brinda la familia, por ser esta la más importante red de apoyo social en que está inmerso un individuo a lo largo de todo su ciclo vital. Desde fuera, sirviéndose de experiencias de otras personas o solicitando servicios médicos especializados que existen en la comunidad. (37)
Los recursos individuales y de la pareja juegan un papel primordial en el caso específico del evento infertilidad, la solidez y estabilidad de las relaciones de la pareja el nivel de comprensión, seguridad y apoyo, el bienestar psicológico, la inteligencia, las características de personalidad de ambos miembros, influyen en el afrontamiento a la crisis.
El apoyo social juega un importante papel, tanto en la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades, como en la mejoría y restablecimiento y optimización de la salud, una vez que ya el individuo enfermó. (36)
El apoyo social disminuye el impacto del estrés sobre la salud, y media en la relación problema-resultado, lo que ha permitido comparar el bienestar entre las personas, con problemas equivalentes, y diferente apoyo social. Además, influye en la salud a través de la percepción que tiene un individuo en concreto sobre la disponibilidad de ayuda de otras personas ante cualquier evento estresante que potencialmente pudiera ocurrir, o como resultado de la positiva vivencia de pertenencia a la red social a la que esté integrado.
El ajuste o adaptación a la nueva condición se logra cuando se han utilizado todos los recursos disponibles, manteniendo la integración familiar con una orientación optimista de la situación, con acciones dirigidas a la solución del problema.
Todo lo anterior nos motivó a realizar un estudio del evento infertilidad, para determinar su repercusión en la salud familiar y las áreas de mayor afectación, relacionándola con la adaptabilidad de la familia y el apoyo social recibido, para con este conocimiento, poder intervenir y evitar la disfunción familiar al atravesar esta crisis y proporcionar apoyo y tratamiento en caso de ser necesario.
Factor psicológico en parejas con problemas infertilidad
La infertilidad obedece a múltiples factores que, aislados, quizás no tengan importancia para bloquear la fertilidad, pero que sumados podrían ser suficientes para hacer fracasar la reproducción. Conocemos ahora bastante bien que el factor psicológico es una causa de infertilidad. Pero, lo que no se conoce y comprende suficientemente es que la infertilidad puede generar respuestas emocionales que, a su vez, pueden desempeñar un papel destructivo en la infertilidad. Es decir, el factor psicológico puede actuar tanto como, causa y como consecuencia.
El paciente usualmente evaluará su incapacidad para concebir no sólo como, un fracaso personal, sino también como un cuestionamiento de su propia sexualidad, lo que generará conflictos interiores difíciles de manejar. Ello se expresara sintomáticamente a través de ansiedad, depresión, irritabilidad, sentimientos de culpa, desinterés sexual, retraimiento social y baja autoestima. Por otro lado, a nivel de pareja se hará evidente el deterioro del nivel de relación, que se expresará como recriminaciones mutuas que buscan externalizar la culpa, desajustes en su vida sexual en la comunicación, hostilidad, entre otras.
De lo anteriormente expresado, podemos concluir que el factor psicológico puede intervenir en dos niveles:
– a nivel individual, en donde intervienen factores especialmente relacionados a la personalidad de cada uno de los miembros de la pareja.
– a nivel de pareja; en este nivel nos interesa estudiar a la pareja como un todo y, por lo tanto, pondremos énfasis en los aspectos de interacción o relacionales que organizan la vida de la pareja y que se expresan a través de pautas de interacción que se repiten de modo consistente.
En otras palabras, en el primer caso estamos actuando a nivel intrapsíquico y, en el segundo caso, a nivel interaccional. En el primero nos interesa sus conflictos interiores y, en el segundo, la naturaleza de su relación. En el primero averiguamos quiénes forman la pareja y en el segundo cómo se relaciona dicha pareja.
Por ello, y para un abordaje integral de los problemas de infertilidad, es