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Prevención de las infecciones urinarias asociadas al catéter urinario

Prevención de las infecciones urinarias asociadas al catéter urinario

Autora principal: Raquel Domingo López

Vol. XVII; nº 17; 706

Prevention of urinary catheter-associated urinary tract infection

Fecha de recepción: 19/07/2022

Fecha de aceptación: 30/08/2022

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 17 Primera quincena de Septiembre de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 17; 706

Autora: Raquel Domingo López. Enfermera. Hospital de Alcañiz, Teruel, España.

Resumen:

La infección urinaria es una de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria más frecuentes. Según el EPINE, en 2021 las infecciones urinarias fueron responsables de aproximadamente el 20% de las infecciones de adquisición en el ámbito hospitalario.

El sondaje vesical es el factor predisponente más importante para la infección urinaria relacionada con la asistencia sanitaria y alrededor del 15-25% de los pacientes hospitalizados lo requieren. En los pacientes portadores de catéter urinario conectado a un sistema de drenaje cerrado, el riesgo de bacteriuria a los 15 días es de aproximadamente el 50% y ésta es prácticamente universal después de los 30 días.

Debido a los altos porcentajes de uso del catéter vesical y a la elevada asociación del mismo a la infección urinaria, la adopción de estrategias para su prevención se hace imprescindible. Las estrategias de prevención de la infección urinaria asociada a catéter urinario se centran en las tres premisas básicas: colocar el catéter vesical sólo cuando esté apropiadamente indicado, mantener el catéter vesical sólo el tiempo necesario y retirarlo lo antes posible y procurar unos cuidados estándar de calidad en el manejo del catéter urinario.

Palabras clave: infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria, infecciones urinarias, catéter urinario, prevención.

Abstract:

Urinary tract infection is one the most common healthcare-associated infections. According to EPINE, urinary tract infections were responsible for approximately 20% of acquired infections in the hospital setting in 2021.

Bladder catheterization is the most important predisposing factor for healthcare-associated urinary infections and around 15-25% of hospitalized patients require it. In patients with a urinary catheter connected to a closed drainage system, the risk of bacteriuria at 15 days is approximately 50% and it is practically universal after 30 days.

Due to the high percentajes of bladder catheter use and its high association with urinary tract infection, the adoption of prevention strategies is essential. Prevention strategies for catheter-associated urinary tract infection focus on three basic premises: place the bladder catheter only when appropriately indicated, keep the bladder catheter only for as long as necessary and remove it as son as possible, and ensure quality standard care in the manegement of the urinary catheter.

Keywords: healthcare-associated infections, urinary infections, urinary catheter, prevention.

DECLARACIÓN DE BUENAS PRÁCTICAS

La autora de este manuscrito declara que:

Es la única que ha participado en su elaboración y no tiene conflicto de intereses.

La investigación se ha realizado siguiendo las pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El manuscrito es original, no contiene plagio y no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.

PREVENCIÓN DE LAS INFECCIONES URINARIAS ASOCIADAS AL CATÉTER URINARIO

INTRODUCCIÓN

Las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (IRAS), antes conocidas como infecciones nosocomiales, son como su propio nombre indica, aquellas infecciones que el paciente puede contraer como consecuencia de la asistencia sanitaria recibida en un centro asistencial1.

Estas infecciones son una causa importante de morbimortalidad en los pacientes y constituyen una carga social y económica significativa para el paciente y el sistema de salud2,3.

EPIDEMIOLOGÍA

Según datos del EPINE, en España en 2021 las IRAS afectaron al 7,81% de los pacientes. El 20,84% de estas infecciones fueron urinarias y el 60,84% de los pacientes con infección urinaria habían sido portadores de catéter urinario en los 7 días previos4.

En los pacientes portadores de catéter urinario conectado a un sistema de drenaje cerrado, el riesgo de bacteriuria de alto grado oscila entre el 3 y 10% por día5,6,7. A los 15 días, aproximadamente el 50% de los pacientes presenta bacteriuria intensa y ésta es prácticamente universal después de los 30 días5,7.

Alrededor del 15-25% de los pacientes hospitalizados requieren sondaje vesical. Este porcentaje alcanza casi el 80-85% en las unidades de cuidados intensivos5,6.

PATOGENIA

El sondaje vesical es el factor predisponente más importante para la infección urinaria relacionada con la asistencia sanitaria, ya que produce una alteración de los mecanismos de defensa y facilita el acceso de los microorganismos a la vejiga5,8.

Los microorganismos pueden alcanzar la vejiga por tres mecanismos:

–  Durante la inserción de la sonda vesical5,9,10. Si no se mantienen las medidas de higiene y asepsia adecuadas se puede provocar una contaminación del catéter o una introducción de los microorganismos presentes en la piel que circunda el meato uretral.

–  Por vía intraluminal5,6,9,10, a través de la luz del catéter urinario. Esto puede producirse por vía ascendente a partir de la orina contaminada de la bolsa colectora o ser el resultado de la contaminación que puede producirse en las desconexiones del sistema colector.

– Por vía extraluminal5,6,9,10, a través de la superficie externa del catéter. La sonda vesical proporciona una superficie en la que los microorganismos pueden adherirse y ascender a través del espacio entre la sonda y la uretra.

El principal microorganismo implicado en las infecciones urinarias asociadas al cateterismo vesical es la Escherichia coli. Otras enterobacterias aisladas frecuentemente son Klebsiella spp, Enterobacter spp y Proteus spp. Los bacilos gram negativos que destacan son Pseudomonas aeruginosa y Acinetobacter spp. Entre los cocos gram positivos son frecuentes los Enterococcus y Staphylococcus spp y entre las levaduras y los hongos la Candida6,9,10.

Entre los factores de riesgo para el desarrollo de infecciones urinarias en portadores de catéter urinario se incluyen: sexo femenino, edad avanzada, diabetes mellitus, insuficiencia renal, inmunodepresión, antecedente de uso de antibióticos, duración del sondaje, uso de sistemas de drenaje abierto y ausencia de medidas asépticas en el manejo del catéter, entre otros6,7,8,9,10.

PREVENCIÓN

Debido a los altos porcentajes de uso del catéter vesical y a la elevada asociación del mismo a la infección urinaria, la adopción de estrategias para su prevención se hace imprescindible.

Las estrategias de prevención de la infección urinaria asociada a catéter urinario se centran en las tres premisas básicas siguientes5,6,7,8,9,10:

–  Colocar el catéter vesical sólo cuando esté apropiadamente indicado.

–  Mantener el catéter vesical sólo el tiempo necesario y retirarlo lo antes posible.

–  Procurar unos cuidados estándar de calidad en el manejo del catéter urinario.

Entre las indicaciones apropiadas para el uso de catéter urinario7,8,9 encontramos:

–  Retención aguda/crónica de orina.

–  Hematuria macroscópica.

–  Control estricto de la diuresis en pacientes críticos.

–  Uso perioperatorio en procedimientos quirúrgicos específicos.

–  Cura de lesiones en sacro o periné en pacientes con incontinencia urinaria.

–  Inmovilización prolongada.

–  Cuidados paliativos.

–  Usos diagnósticos:

  • Obtención de muestras de orina cuando no es posible por otros medios.
  • Realización de estudios urodinámicos.

–  Instilación de medicamentos (contraste radiográfico, fármacos citotóxicos y BCG).

Algunas de las recomendaciones sobre el uso del catéter urinario establecen que:

–  Se debe evaluar la necesidad del sondaje vesical de forma individual y optar, en caso de que sea posible, por otros procedimientos alternativos, como la colocación de un colector (dispositivo tipo preservativo) en varones, que implican menor riesgo de complicaciones 5,6,7,8,9.

–  Se debe evaluar periódicamente, cada día a ser posible, en todo paciente sondado si el sondaje urinario sigue siendo necesario y retirarlo lo más precozmente posible5,6,7,8,9.

–   Los catéteres urinarios permanentes no deben usarse de manera rutinaria en pacientes que reciben anestesia o analgesia epidural6.

–  En pacientes quirúrgicos que tienen indicación de sondaje urinario permanente, se debe retirar el catéter lo antes posible después de la intervención quirúrgica, preferiblemente dentro de las 24 horas6.

–  Salvo circunstancias especiales, como la imposibilidad de mantener la integridad cutánea por otros medios alternativos, el sondaje vesical no está indicado para controlar la incontinencia urinaria6,8,9.

–  Para abordar la sospecha de retención urinaria, antes de colocar una sonda vesical, se debe contemplar el uso de un ecógrafo portátil para evaluar y confirmar la retención y reducir los sondajes innecesarios6.

Durante la inserción del catéter urinario se recomienda seguir los siguientes pasos:

  1. Realizar la higiene de manos antes de iniciar el procedimiento5,6,8.
  2. Realizar la higiene genito-urinaria con guantes no estériles con agua y jabón5,6,8.
  3. Desechar los guantes y realizar una nueva higiene de manos6,8.
  4. Aplicar antiséptico o suero fisiológico a la zona periuretral. En la actualidad se conoce que la aplicación de suero fisiológico en lugar de una solución antiséptica no se asocia a mayor incidencia de infección urinaria5,10.
  5. Conectar la bolsa de diuresis a la sonda.
  6. Insertar la sonda vesical utilizando una técnica aséptica y material estéril (paño, guantes, gasas, sonda, jeringa y lubricante urológico estériles)5,6,8,10. No se recomienda el uso de bata estéril6,8.
  7. Esperar a que haya retorno de orina para inflar el globo con el fin de evitar traumas uretrales. Inflar el globo con agua bidestilada6,8 y evitar la solución salina porque puede causar cristalización. Tampoco usar aire porque permite que el globo flote en la vejiga, pudiendo crear torceduras en el catéter6.
  8. Tirar suavemente de la sonda hasta que el globo quede apoyado en el cuello vesical6,8.
  9. Asegurar la sonda a la parte interna del muslo del paciente para evitar el movimiento y la tracción uretral6,8.
  10. Colocar la bolsa de diuresis por debajo del nivel de la vejiga5,6.
  11. Realizar la higiene de manos tras finalizar la técnica5,6,8.

En cuanto al cuidado y manejo del catéter vesical, se recomienda:

–  Asegurar una adecuada higiene de manos antes y después de la manipulación de la sonda o del sistema de drenaje5,6,8.

–  Utilizar preferentemente sistemas de drenaje cerrados (aquellos en los que no hay que desconectar la bolsa de la sonda para su vaciado, ya que dispone de una llave o grifo)6,10.

–  Usar dispositivos de fijación del catéter urinario6.

–  Mantener la bolsa colectora por debajo del nivel de la vejiga y libre de acodamientos5,10. Evitar el contacto de la bolsa con el suelo8.

–  Realizar la higiene habitual de la zona del meato con agua y jabón.

–  Para la obtención de una muestra de orina, aspirar con aguja y jeringa desde el cono de la sonda o solo con jeringa (sin aguja) desde el puerto de la bolsa de colección previa desinfección con un antiséptico. No se debe desconectar la bolsa colectora de la sonda para la recogida de la muestra ni tampoco recogerla de la bolsa colectora5,6,10.

De igual modo, no se recomienda:

– Los cambios periódicos programados de la sonda vesical o la bolsa de diuresis. Se deben cambiar en caso de infección, obstrucción o ruptura del sistema de drenaje cerrado6,10.

– Los lavados vesicales rutinarios5,6,8. La irrigación vesical debe limitarse a casos necesarios como la eliminación de coágulos en pacientes con hematuria macroscópica o sometidos a cirugía urológica. En dichos casos es preferible el uso de un sistema cerrado de irrigación continua6.

– La aplicación diaria de antisépticos o pomadas antibióticas en el área periuretral5,6,10.

– La irrigación vesical con soluciones antibióticas o la adición de antisépticos en la bolsa de drenaje urinario5,6,10.

– El pinzamiento o clampaje intermitente de la sonda vesical previo a su retirada. No existe evidencia de su beneficio a nivel de recuperación de la funcionalidad normal de la vejiga con respecto a la extracción directa de la sonda5,6,9,10.

CONCLUSIONES

Las infecciones urinarias representan uno de los principales grupos de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria. En el ambiente hospitalario derivan en su mayor parte del cateterismo urinario.

Los factores de riesgo para el desarrollo de una infección urinaria en el paciente sondado son en su mayor parte modificables y, por lo tanto, potenciales focos de actuación de gran valía en el terreno de la prevención.

Las infecciones urinarias hospitalarias se verían reducidas en gran número si se evitaran sondajes innecesarios y se redujera la duración de los mismos. Por lo que la evaluación individual de la necesidad de inserción del sondaje vesical y la valoración de otras alternativas, junto con la retirada precoz del catéter, forman parte de las medidas primordiales en la prevención de dichas infecciones.

Además, usar sistemas de drenaje cerrados, evitar los cambios periódicos rutinarios de las sondas y las bolsas colectoras y tomar las muestras de orina aspirando desde el puerto de recogida con jeringa sin aguja, forman parte de las numerosas recomendaciones basadas en la evidencia científica para prevenir las infecciones en pacientes portadores de sonda vesical.

No debemos olvidar que el lavado adecuado de las manos antes y después de cualquier procedimiento en el manejo del catéter urinario constituye el pilar fundamental en la prevención del desarrollo de infecciones.

Una tarea que todavía queda pendiente y que urge abordar es la de fomentar la formación al personal de enfermería en el uso del ecógrafo para cuantificar el volumen de retención urinaria, ya que evitaría muchos sondajes innecesarios.

Por último, debemos recordar que resulta fundamental la implantación de protocolos que ayuden a optimizar y unificar los cuidados de los catéteres urinarios en las unidades hospitalarias en las que se carece de ellos.

BIBLIOGRAFÍA

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7 Martínez J.A, Mensa J. Infección urinaria asociada a catéteres urinarios en la comunidad. Enferm Infecc y Microbiol Clin. 2005; 23 Supl 4: 57-66.

8 Padilla Ortega B, Pujol Rojo M, coordinadores. Recomendaciones sobre la prevención de la infección urinaria asociada a sondaje vesical en el adulto [Internet]. Madrid: Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS); 2018. Disponible en: https://www.resistenciaantibioticos.es/es/system/files/content_images/recomendaciones_prevencion_infeccion_urinaria_asociada_a_sondaje_vesical.pdf

9 Cornistein W, Cremona A, Chattas A.L, Luciani A, Daciuk L, Juárez P.A, Colque A.M. Infección del tracto urinario asociada a sonda vesical. Actualización y recomendaciones intersociedades. Medicina Buenos Aires [revista en Internet]. 2018 [acceso 16 de julio de 2022]; 78 (4): 258-64. Disponible en: https://www.medicinabuenosaires.com/revistas/vol78-18/n4/258-264-Med6799-Corniestein.pdf

10 Pigrau C. Infecciones del tracto urinario nosocomiales. Enferm Infecc Microbiol Clin. 2013; 31 (9): 614-24.