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Recomendaciones basadas en la evidencia para la prevención de neumonía nosocomial

Recomendaciones basadas en la evidencia para la prevención de neumonía nosocomial

Las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria constituyen una causa de elevada morbi- mortalidad y son responsables de un gran impacto económico y social. Aquellas que tienen lugar en el ámbito hospitalario se denominan infecciones nosocomiales y constituyen una importante complicación iatrogénica que requiere acciones de vigilancia, prevención y control para garantizar la calidad asistencial.

Recomendaciones basadas en la evidencia para la prevención de neumonía nosocomial

AUTORES

Raquel Domingo López. Graduada en Enfermería por la E.U.E de Teruel, Universidad de Zaragoza.

Sergio Ruiz de la Hermosa Carrascosa. Máster en Enfermería Oftalmológica por la Universidad de Valladolid. Diplomado en Enfermería por la Universidad de Valencia.

Paula Lorente del Pozo. Máster en Enfermería Oftalmológica por la Universidad de Valladolid. Diplomada en Enfermería por la Universidad de Valencia.

Verónica Esperanza Arjona Prieto. Máster en Enfermería Oftalmológica por la Universidad de Valladolid. Diplomada en Enfermería por la Universidad de Granada.

Carmen Peinado Antón. Máster en Enfermería Oftalmológica por la Universidad de Valladolid. Diplomada en Enfermería por la Universidad de Granada.

Almudena Domínguez Pérez. Experto en Enfermería en Urgencias y Emergencias por la Universidad de Madrid. Diplomada en Enfermería por la Universidad de La Laguna.

RESUMEN

Actualmente la prevalencia de pacientes que desarrollan infección nosocomial en un hospital español es entre 5 y 6 pacientes de cada 100, una cifra aceptable, difícil de disminuir. Pero centrándonos en un foco de infección nosocomial en concreto, la infección respiratoria, observamos que ésta ha sufrido un gran aumento respecto a 1990 y, desde 2002, es una de las infecciones relacionadas con la asistencia hospitalaria más frecuentes. La infección respiratoria nosocomial más común es la neumonía y dado que varios de sus factores de riesgo pueden ser controlados, hemos considerado oportuno realizar una revisión de las recomendaciones basadas en la evidencia para prevenir esta indeseable infección.

Las estrategias generales más eficaces para la prevención de la neumonía nosocomial son: la formación e implicación del personal sanitario y la vigilancia epidemiológica. El lavado de manos y el uso adecuado de los métodos de barrera son las medidas más útiles en la prevención de la transmisión cruzada.

Existen medidas más específicas como la preferencia de intubación orotraqueal frente a la nasotraqueal, la aspiración de secreciones subglóticas, el mantenimiento de una presión adecuada del neumotaponamiento, la elevación en un ángulo de 30-45º la cabecera de la cama y la modulación de la colonización orofaríngea, entre muchas otras.

Palabras clave: Infección nosocomial, infección respiratoria, neumonía, neumonía nosocomial, recomendaciones, prevención.

INTRODUCCIÓN

Las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (IRAS) o también llamadas infecciones asociadas a cuidados sanitarios (IACS) son, a grandes rasgos, aquellos procesos infecciosos que un paciente contrae como consecuencia de un proceso de atención sanitaria 1,2.

El clásico término “infección nosocomial” solo hace referencia a las infecciones adquiridas con motivo de la asistencia hospitalaria 1-5. Sin embargo, el término “infección relacionada con la asistencia sanitaria”, acuñado en la 4ª Conferencia Decenal Internacional sobre Infecciones Nosocomiales y Asociadas a la Atención Sanitaria, celebrada en Atlanta en el año 20006, hace referencia a un ámbito más amplio, puesto que también incluye aquellas infecciones que se adquieren derivadas de la asistencia sanitaria llevada a cabo en entornos no estrictamente hospitalarios, como son los centros ambulatorios, los centros socio-sanitarios y de larga estancia, las instituciones geriátricas e incluso los domicilios 1,3,6,7.

Estas infecciones representan una importante causa de morbilidad, ya que agravan el malestar y el estrés, dolor o sufrimiento y pueden deteriorar la capacidad funcional y la calidad de vida en el futuro, y de mortalidad 1,3,7-9. Por tanto, se consideran un efecto adverso de la asistencia sanitaria1 y constituyen un aspecto importante de abordaje en el contexto de la seguridad del paciente 1,6,9. Además, producen un aumento de los costes sanitarios, ya que prolongan la estancia en el centro sanitario y originan un mayor uso de estudios diagnósticos y procedimientos terapéuticos (aislamiento, medicación, rehabilitación, etc.) 1,3,7-9.

Por todo este impacto, tanto económico como social, las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria constituyen un problema de salud pública3,8,9 y hacen necesaria la implantación de sistemas de vigilancia, prevención y control de dichas infecciones para poder reducirlas y, así, conseguir mejorar la calidad asistencial 1,3,6,10.

Para que la información obtenida por los sistemas de vigilancia sea precisa, válida y fiable y permita la comparación tanto a lo largo del tiempo como entre diferentes instituciones sanitarias, dichos sistemas deben definir los criterios básicos por los que se van a regir.

El primer y principal criterio que deben definir los sistemas de vigilancia de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria es el criterio diagnóstico de dichas infecciones. Se han propuesto diversos criterios diagnósticos para las mismas, pero los más ampliamente utilizados por la comunidad científica son los definidos por los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) 1,4,11,12. En su última actualización, publicada en el año 2008, la agencia estadounidense define la “infección relacionada con la asistencia sanitaria” como:

“Una condición localizada o sistémica que resulta de una reacción adversa a la presencia de uno o varios agentes infecciosos o su/s toxina/s. No debe haber evidencia de que la infección estaba presente o incubándose en el momento de la admisión del paciente en el centro sanitario” 13.

En España el sistema de vigilancia de infecciones nosocomiales más extendido es el EPINE (Estudio de la Prevalencia de Infecciones Nosocomiales en España) que, coordinado por la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, se lleva a cabo anualmente desde 1990 1,4,14, y desde 2012 está integrado en el Estudio Europeo de Prevalencia de Infecciones (European Point Prevalence Survey, EPPS), organizado por el European Center for Disease Prevention and Control (ECDC) 14.