Revisión bibliográfica sobre la obesidad infantil
Autor principal: Javier Laborda Lafuente
Vol. XVII; nº 17; 675
Bibliographic review on childhood obesity
Fecha de recepción: 25/07/2022
Fecha de aceptación: 07/09/2022
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 17 Primera quincena de Septiembre de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 17; 675
Autores:
Javier Laborda Lafuente. Graduado de enfermería. Experto universitario en atención en neonatología para enfermería. Experto universitario en actuaciones en urgencias y emergencias para enfermería. Digestivo. Hospital universitario Miguel Servet. Zaragoza. España.
Marta Gimeno Gómez. Graduada en enfermería. Master en cuidados paliativos de enfermería. Universidad San Jorge. Digestivo. Hospital universitario Miguel Servet. Zaragoza. España.
Patricia Miñés Fernández. Graduada en enfermería. Experto universitario en cuidados de anestesia. Experto universitario en asistencia sanitaria a los accidentes de tráfico. Master en cuidados paliativos para enfermería. Universidad de Zaragoza. Hospital de semana. Hospital universitario Miguel Servet. Zaragoza. España.
Estefanía Julvez Barranco. Graduada en enfermería. Universidad San Jorge. Neumología. Hospital Royo Villanova.
Elena Vicente Modrego. Graduada en enfermería. Experto universitario en geriatría y en cuidados en la edad adulta para enfermería. Experto universitario en patología vascular para la enfermería. Universidad de Valladolid. Digestivo. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza. España.
Clara Ansó Jaraute. Graduada en enfermería. Máster universitario en enfermedades tropicales. Máster en atención de enfermería en urgencias y emergencias. Universidad San Jorge. Servicios infecciosos. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza. España.
Andrea Lanas Gascón. Graduada en enfermería. Experto Universitario en cuidados de anestesia. Experto universitario en asistencia sanitaria a los accidentes de tráfico. Universidad de Zaragoza. España.
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de interés. La investigación se ha realizado siguiendo las pautas éticas internacionales para la investigación relacionadas con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS). El manuscrito es original y no contiene plagio. El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otras revistas. Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados. Han preservado las identidades de los pacientes.
RESUMEN
La obesidad infantil es una enfermedad provocada por un nivel excesivo de grasa corporal que conlleva un riesgo para la salud. Es el producto de un balance calórico positivo, originado por un elevado aporte energético o una reducción del gasto energético.
Se ha incrementado de forma alarmante en los países desarrollados a causa de un detrimento en la calidad de la dieta y la realización de ejercicio físico, que conlleva a una disminución generalizada en la calidad de vida de las personas.
Además, la obesidad se asocia a enfermedades psicológicas, metabólicas, cardiovasculares, pulmonares, óseas y hormonales, entre otras.
Los métodos de diagnóstico para evaluar el grado de esta enfermedad son el Índice de Masa Corporal (IMC), la medida de los pliegues cutáneos y el perímetro de la cintura.
Hasta el momento, su prevención y tratamiento no han tenido demasiado éxito, por lo que se deberían establecer medidas más exhaustivas y sistemáticas.
Palabras clave: obesidad infantil, balance calórico, países desarrollados, Índice de Masa Corporal (IMC), calidad de vida.
ABSTRACT
Childhood obesity is a disease caused by excessive body fat level that brings a risk to health. It is the product of a positive caloric balance, caused by high-energy intake or reduced energy expenditure.
It has increased dramatically in developed countries because of a decline of the quality of diet and physical exercise, which leads to an overall decrease in the quality of life of people.
In addition, obesity is associated with psychological, metabolic, cardiovascular, pulmonary, bony and hormonal diseases, among others.
Diagnostic methods to assess the scale of the disease are the Body Mass Index (BMI), the measurement of skin folds and the waist circumference.
So far, prevention and treatment have not been very successful; they should be established more exhaustive and systematic measures.
Keywords: childhood obesity, caloric balance, developed countries, Body Mass Index (BMI), quality of life.
- INTRODUCCIÓN
La obesidad es una enfermedad caracterizada por un cúmulo de grasa neutra en el tejido adiposo superior al 20% del peso corporal de una persona en dependencia de la edad, la talla y el sexo, debido a un desequilibrio entre la ingesta calórica, el gasto energético y el equilibrio entre la liberación de energía y la deposición de grasa(1).
Desde hace muchos años, en algunas culturas, la obesidad ha sido asociada con aspectos estéticos más que de salud; se ha relacionado por ejemplo, con el atractivo físico, la fuerza y la fertilidad. En culturas donde escaseaba la comida, ser obeso era considerado un símbolo de riqueza y estatus social(2).
En el año 2004 el Ministerio de Sanidad y Consumo (MSC) planteó las pautas para la elaboración del Plan Integral de Obesidad, Nutrición y Actividad Física. Fue un año más tarde, en la 57ª Asamblea Mundial de la Salud, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) la declaró epidemia del siglo XXI y aprobó la estrategia NAOS (nutrición, actividad física, obesidad y salud)(3).
Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la obesidad como la enfermedad epidémica no transmisible más grande del mundo. La obesidad se ha incrementado de forma alarmante en los países desarrollados y en vías de desarrollo, constituyendo el principal problema de malnutrición del adulto; es una enfermedad que se ha visto aumentada notoriamente en la población infantil, siendo la enfermedad nutricional más frecuente en niños y adolescentes(1).
Las personas con obesidad tienen una esperanza de vida inferior y un aumento de la morbilidad menor a personas con un Índice de Masa Corporal (IMC) normal. Los datos estadísticos revelan en los últimos años un deterioro paulatino de la calidad de la dieta ingerida en toda Europa, así como una insuficiente práctica de la actividad física. Como consecuencia, en las tres últimas décadas se ha producido un fuerte aumento del sobrepeso y la obesidad en el conjunto de la población de la UE, que considera la obesidad como un problema de salud pública(4,5).
En España son pocos y, relativamente recientes, los estudios que hayan realizado una medición física del peso y la estatura para estimar la magnitud del problema(5).
- EPIDEMIOLOGÍA
La obesidad infantil es un problema de salud pública cada vez más importante en nuestro país, y más aún en nuestra Comunidad Autónoma en donde un tercio de los niños y niñas tiene sobrepeso y un 18% padecen obesidad(6).
Un enfoque malsano en el hecho de comer, el peso y la imagen corporal pueden llevar a un trastorno del comportamiento alimentario. La obesidad y los trastornos alimentarios a menudo ocurren al mismo tiempo en niñas adolescentes y mujeres jóvenes que pueden estar descontentas con su imagen corporal(7).
Se estableció un estudio entre gemelos monocigóticos en el que a uno de los niños se le alimentaba incrementando la ingesta de alimentos en más de 1000 kcal/día. Y lo que se obtuvo es que el desarrollo de obesidad en niños con sobrepeso dependía del medio en el que se encontraban(8).
El IMC, calculado a partir de los datos registrados en los cuestionarios de carácter epidemiológico, se utiliza para estimar la prevalencia de sobrepeso y obesidad a nivel poblacional(5).
Según la OMS, a escala mundial, el porcentaje de niños de 5 años con sobrepeso se estima en más de 42 millones, de los cuales unos 35 millones pertenecen a países en vías de desarrollo. La población española, de entre 8 y 17 años de edad en 2012, tiene una prevalencia de sobrepeso del 26,0% y de obesidad del 12,6%, lo que supone, aproximadamente, que 4 de cada 10 jóvenes españoles con esta edad padecen exceso de peso; éste es ligeramente superior en niños que en niñas y destaca más en el grupo de entre 8 y 13 años(9,10).
Invertir la tendencia creciente de la prevalencia de obesidad es una tarea que debe iniciarse desde la infancia, etapa en la que comienzan a establecerse los hábitos alimentarios y
estilos de vida que, a partir de la adolescencia, se hacen más resistentes al cambio y se consolidan para toda la vida(6).
Muchos de los adultos con sobrepeso u obesidad ya presentaban estado de sobrecarga ponderal en la niñez. En el año 2003 se estimó que el riesgo en la infancia de convertirse en un adulto obeso era del 21-43%. Actualmente, España es el cuarto país de Europa con más índice de sobrepeso infantil. Uno de los problemas de este hecho es que la predicción sólo es posible a partir de los 13 años de edad(4, 11).
- ETIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO
La obesidad es un trastorno multifactorial en cuya etiopatogenia están implicados factores psicosociales, ambientales, metabólicos y genéticos(1).
Entre los cambios psicosociales y ambientales se encuentran la familia, los amigos y el entorno escolar. Éstos ayudan a moldear la dieta del niño y sus opciones de ejercicio. El alimento puede utilizarse como una recompensa o como premio de consolación. Estos hábitos aprendidos pueden conducir a la ingesta excesiva de alimentos y, en muchos casos, se hace difícil su finalización. Se ha llegado a la conclusión de que los progenitores influyen en el comportamiento alimentario de sus hijos en relación con la elección de la alimentación, tipo, cantidad y calidad de la misma(6, 12).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) escribió un informe sobre los cambios producidos en los entornos más próximos a los niños. Los cambios mencionados fueron conductas alimenticias, consumo de alimentos de alta densidad energética -ricos en grasas y bajos en hidratos de carbono- y estilos de vida cada vez más sedentarios. De hecho, la inactividad física se ha establecido en la actualidad como una de las principales causas de obesidad y sobrepeso en el siglo XXI(8, 7).
Aunque los factores genéticos no son el principal problema del incremento rápido de sobrepeso entre los jóvenes de España, recientes estudios señalan la relación entre la insulina y la leptina como la llave biológica del camino del control del balance energético. De
manera que los motivos por los cuales la leptina y la insulina se modifican en el organismo toman un papel fundamental en el análisis de las causas de la obesidad infantil(8, 9).
Existen otros estudios que tratan de identificar los genes y las mutaciones producidas en ellos que promueven la obesidad infantil. Ciertos medicamentos (como esteroides o anticonvulsivos), trastornos hormonales o la baja actividad tiroidea pueden aumentar el apetito de un niño. Recientemente, los estudios de Ukkola y Bouchar(8) han logrado identificar diversos genes que ejercen un papel importante en la respuesta a la sobrealimentación. No obstante, el estudio de la interacción entre genes y medio ambiente y su efecto sobre la adiposidad requiere tener en cuenta todos los factores que potencialmente puedan modificar el balance energético(7).
Estudios recientes, como el estudio sueco de Moraeus et al y el estudio español de Santiago et al(9), hablan sobre la importante relación entre la obesidad en los progenitores y la futura obesidad en su descendencia. De hecho, en el estudio español se habla de esta relación como la variable predictiva más importante para el sobrepeso infantil en ambos sexos. Rodríguez et al informan de que en España un gran porcentaje de los padres no percibe correctamente el estado del peso de sus hijos con sobrepeso, especialmente en las edades más tempranas(12).
Normalmente, los bebés y los niños pequeños responden a las señales de hambre y llenura, de manera que no consumen más calorías de las que su cuerpo necesita. Sin embargo, a causa de productos alimentarios con elevados contenidos lipídicos -producen menor sensación de saciedad – y a la adopción de un estilo de vida más sedentario, los niños comen más alimentos de los que su cuerpo necesita, de tal manera que las calorías adicionales se almacenan en los adipocitos(11, 7).
Los comerciales de televisión y otros anuncios en pantallas pueden conducir a la elección de estos alimentos poco saludables. La mayoría de las veces, los alimentos en anuncios dirigidos a los niños son ricos en azúcares, sal o grasas y a menudo están envasados en recipientes que superan las recomendaciones sanitarias. Además, los niños tienden a anhelar los refrigerios poco saludables que ven en los anuncios de televisión(7).
Por otro lado, en los últimos 40 años ha habido un cambio espectacular en los patrones de maternidad en Europa, Estados Unidos y los países que desempeñan un papel activo en la
expansión de la economía mundial. La edad media de embarazo y de madres primerizas se ha incrementado. El impacto de este cambio en la estructura social y sus efectos en la familia tradicional en términos de atención a los niños, del tipo de dieta suministrada y de la cantidad de actividad física, entre otras cosas, ha sido propuesto como un contribuyente potencial de las crecientes tasas de obesidad infantil y adolescente(7).
- CONSECUENCIAS DE LA OBESIDAD INFANTIL
Relacionar la obesidad infantil con diversas enfermedades, tanto físicas como psicológicas, refleja que es una enfermedad reconocida por la OMS. Además, los niños con sobrepeso en edades infantiles tienden a presentar problemas de obesidad en la vida adulta(9).
Las consecuencias psicosociales de la distorsión de la imagen física para el niño obeso pueden ser tan importantes e incluso más que las físicas, por ejemplo: baja autoestima, aislamiento social, discriminación y patrones anormales de conducta son algunas consecuencias frecuentes(4).
Las principales consecuencias de la obesidad las podemos dividir en 6 categorías:
Metabólica: Diabetes mellitus tipo caracterizado por la hiperglucemia, aumento de colesterol y triglicéridos, hígado graso, cálculos biliares.
Cardiovasculares: Hipertensión arterial, arteriosclerosis de las arterias coronarias (endurecimiento de las arterias) que pueden producir la angina de pecho o el infarto de miocardio.
Óseas: Artrosis de rodillas y caderas, Hernia discal, aplastamiento vertebral.
Pulmonares: disminución de la capacidad ventilatoria de los pulmones.
Hormonales: alteraciones menstruales en mujeres, disminución de testosterona en hombres, resistencia a la insulina (diabetes).
Emocionales: depresión, ansiedad, inseguridad, miedos etc(10, 13).
Además, se ha visto la relación entre la obesidad y algunos tipos de cáncer(6, 10).
Hoy en día, los niños son alimentados con más kcal de las que necesitan, así como también con alimentos bajos en carbohidratos y ricos en grasas y azúcares añadidos. También se han reducido los niveles de fibra en las comidas y la ingesta de fruta. Por lo que la presión arterial, el colesterol, el IMC, la ingesta insuficiente de fruta y verdura, la inactividad física y
el consumo excesivo de alcohol son seis de los siete factores de riesgo (el séptimo factor de riesgo es el tabaquismo) que están produciendo un aumento de las enfermedades crónicas en los niños y adolescentes de esta época(5).
- DIAGNÓSTICO
Para valorar la obesidad podemos destacar dos criterios internacionalmente basados en la OMS e IOTF (International Obesity Task Force), además del estudio enKid que es un criterio del ámbito español(10).
Los métodos de diagnóstico de la obesidad infantil son el Índice de Masa Corporal (IMC), la medición del perímetro de la cintura y el espesor de los pliegues cutáneos. Éste último se mide con plicómetro o lipómetro. Las zonas corporales más comunes de medición mediante este aparato son la zona tricipital –no debe superar los 23 mm- y abdominal(10).
(Ver tabla en Anexo 1).
- TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN
La obesidad infantil es una enfermedad de tratamiento complejo donde deben participar pediatras, nutricionistas, dietistas, psicólogos, comunicadores sociales y maestros para modificar los factores de alimentación y estilos de vida, entre otros. En el tratamiento dietético se deben satisfacer las necesidades de nutrientes para el crecimiento y desarrollo, y lograr un cambio gradual de tejido graso por tejido magro; por tanto, no se deben usar dietas restrictivas(1).
La prevención de la obesidad es un aspecto fundamental de la promoción de la salud. Es importante tener en cuenta que la detección precoz de esta enfermedad constituye un elemento importante en la prevención de la morbilidad y mortalidad de la población adulta(5).
Las intervenciones preventivas propuestas en la guía de práctica clínica (GPC) del Ministerio de Sanidad y Política Social de España promueven acciones en el ámbito escolar, sanitario, comunitario y familiar, dirigidas a evitar hábitos dietéticos poco saludables y promover la actividad física escolar. Además, indica que las intervenciones continuadas
realizadas por profesionales de atención primaria dirigidas a la dieta y/o el ejercicio físico son eficaces para el mantenimiento de un peso saludable y, pese a que algunas de ellas no logran cambios favorables en el peso, sí pueden conseguir cambios positivos en la dieta y la actividad física. Las más efectivas son las medidas combinadas en las que se recomienda realizar cambios a nivel de dieta, ejercicio y conducta, junto con la implicación de la familia para la pérdida de peso en niños y niñas de 6 a 16 años con sobrepeso y obesidad(14).
El hecho de la existencia de un problema de obesidad a nivel mundial, con todas las consecuencias físicas, psicológicas, sociales, laborales y de gasto público, y el que la tendencia de su prevalencia sea progresiva, han llevado a muchos países a plantear, seguramente sin éxito, acciones encaminadas a su prevención y tratamiento. Sin embargo, el nivel de evidencia de estas acciones es bastante moderado. Todo ello parece indicar que la solución tiene que partir de una instancia superior, con planificación efectiva de todos y cada uno de los estamentos que puedan tratar y, sobre todo, prevenir el problema: familiares, escolares, sociales, audiovisuales, publicitarios y sanitarios(14).
La asociación de la obesidad con las enfermedades cardiovasculares, como primera causa de muerte en los países desarrollados, obliga a extremar los esfuerzos para diseñar y ejecutar políticas públicas de salud que acierten a reducir este dramático problema, con el objetivo fundamental de salvar miles de vidas humanas cada año, mejorar la salud y el bienestar de los ciudadanos y ahorrar dinero a la sociedad. Por lo tanto, es necesaria la realización de estudios periódicos, estandarizados y adecuados metodológicamente que nos permitan estudiar con precisión la magnitud y la evolución de la obesidad infantojuvenil, el cual es un problema modificable y evitable, puesto que en la inmensa mayoría de los casos tiene una causa exógena, determinada por el balance calórico relacionado con la dieta y la actividad física(9).
Además, diversos estudios, como el que se realizó en el hospital de Getafe, revelan la importancia de la ingesta de leche materna para evitar la obesidad infantil. Este estudio, en concreto, comparó a niños que se alimentaban con leche materna (LM) con otros que lo hacían con leche artificial (LA), mostrando así las múltiples ventajas que conlleva su consumo. Además especifica ciertas proteínas que contiene la leche materna y que favorece el desarrollo del niño, a parte de la correcta alimentación por parte de los padres(10, 15).
El problema de la leche materna es el tiempo que conlleva en cuanto a producción. “Time constraints do not allow working mothers to allocate enough time to children’s diet and exercise”. Hoy en día, muchas madres no tienen el tiempo necesario para dedicar a la alimentación de sus hijos, de manera que recurren a la leche artificial(16).
Se ha descubierto que la leche materna contiene factores hormonales que protegen de la ganancia de peso y evitan las sensaciones de hambre; estos factores, en mayor proporción, son la leptina, que regula la ingesta y el gasto de energía y disminuye la sensación de hambre, y la adiponectina, que aumenta la sensibilidad a la insulina e incrementa el metabolismo de los ácidos grasos. Los que están en menor proporción son la obestatina, sobre la que aún no existen datos sobre su influencia en el desarrollo infantil, y la ghrelina, que estimula la ingesta de alimentos. La leche artificial contiene más cantidad de obestatina y ghrelina que leptina y adiponectina, de manera que alimentar a los niños con leche artificial antes de los 6 meses puede ser un factor de riesgo de obesidad infantil(17).
Además, en la etapa infantil se debe alimentar a los niños con niveles altos de carbohidratos, contenidos en leche materna, y menores de proteínas, contenidos en leche artificial, al contrario que sucede en las dietas para reducir peso en la edad adulta(17).
- INTERVENCIÓN ENFERMERA Y RECOMENDACIONES
Las dificultades que se presentan a la hora de hacer frente a la obesidad infantil, hacen que la estrategia necesite de la intervención de los profesionales de salud: médicos, auxiliares y, por supuesto, enfermeros y enfermeras(18).
El primer paso para evitar el sobrepeso y la obesidad en la etapa infantojuvenil se debe centrar en la educación sobre una buena alimentación y aumentar la actividad física(18).
En la pediatría, los programas que son más utilizados con los niños obesos provienen de la adaptación del modelo que se utiliza en adultos. Éste consiste, por un lado, en la reducción de la ingesta energética y, por otro, en la inclusión de actividad física en la vida diaria, lo cual debería provocar un balance energético negativo y provocar una reducción de peso.
Sin embargo, se debe asegurar una buena ingesta suficiente en energía y nutrientes con el fin de preservar el crecimiento y el desarrollo físico e intelectual de los niños(9,18).
En lugar de dietas muy estrictas para reducir el sobrepeso, los especialistas recomiendan establecer dietas variadas en las que se reduzca entre 500 y 600 kcal al día de la ingesta total. Estas dietas deben aportar energía, donde un 55% debe proceder de los glúcidos y en su mayoría deben ser complejos, un 15% aportado por las proteínas y el 30% restante debe ser aportado por lípidos. También hay que apuntar que las vitaminas y minerales deben respetar las necesidades diarias recomendadas. Además, es interesante conocer las alteraciones que puede sufrir el niño/a, como la costumbre para picar, la predilección por lo dulce antes que lo salado, etc(18).
Como objetivos secundarios se establecería mantener el peso perdido, disminuir complicaciones y aumentar la calidad de vida del mismo(18).
Respecto al ejercicio físico, su intensidad debe adaptarse a la edad y a la forma física del individuo. Se pueden distinguir dos tipos de actividad física: cotidiana y ejercicio físico programado. La actividad cotidiana es la que se puede realizar como elemento normal de la vida de las personas (subir escaleras, andar,etc). Las actividades programadas son aquellas a las que se les dedica un tiempo determinado para llevarlas a cabo (fútbol, baloncesto, etc.) Estudios realizados invitan a que los niños realicen al menos 2 horas de ejercicio extraescolar a la semana para tener efectos positivos a la hora de evitar el sobrepeso y la obesidad en los niños(9,18).
Otro punto importante en el campo de la intervención sanitaria, sería detectar precozmente la obesidad y evitar que progrese mediante evaluaciones clínicas realizadas por profesionales sanitarios de atención primaria(4).
- METODOLOGÍA
Este trabajo es una revisión bibliográfica para hacer ver uno de los mayores problemas que se está produciendo entre la población infantil. Para ello hemos sacado información de diferentes bases de datos como puede ser pubmed, scielo, Cuiden, Sciencedirect.
Las palabras claves que hemos utilizado son obesidad infantil, Índice de masa corporal, balance calórico, países desarrollados y calidad de vida.
Los criterios que hemos empleado para el desarrollo de nuestro trabajo han sido los siguientes
Criterios de inclusión han sido artículos que han sido publicados entre los años 2000-2018 y artículos que han sido escritos en castellano y en inglés.
Y los criterios de exclusión que hemos utilizado han sido estudios publicados en años anteriores al 2000, estudios donde se hablaba de obesidad en edad adulta y estudios donde la base de recogida de datos no han sido confirmada por el gobierno de su país.
RESULTADOS.
La obesidad infantil es un problema que se ha ido acentuando con el paso del tiempo. Hay 42 millones de niños menores de 5 años que presentan obesidad y la prevalencia de obesidad infantil en España es del 12.6 %, esto quiere decir que 4 de cada 10 jóvenes padecen de obesidad infantil.
Algunos de los factores de riesgo que provoca el incremento de la obesidad infantil han sido malos hábitos alimenticios (sobre todo por un alto consumo de grasas saturadas y de azúcares), estilos de vida sedentarios y en menor medida factores genéticos.
La obesidad infantil está produciendo una gran cantidad de patologías cardiacas, endocrinas, óseas, pulmonares, etc.
Debemos de establecer un estilo de vida y alimenticio adecuado para poder reducir esta enfermedad que cada vez aumenta y evitar posibles patologías que acarreen problemas entre nuestro jóvenes.
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