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Rinitis alérgica y rinitis perenne

faríngeo y lagrimeo. Todos estos síntomas guardan relación con la exposición al alérgeno. Aunque suele tener carácter estacional debido a su relación con los pólenes transportados por el aire, puede ser perenne en un entorno de exposición crónica.

Factores predisponentes y etiología

La rinitis alérgica suele aparecer en personas atópicas, es decir en individuos con antecedentes familiares de un complejo sintomático similar o relacionado y con antecedentes personales de alergia colateral expresada en forma de dermatitis eccematosa, urticaria o asma.

Por lo general los síntomas aparecen cuando hierbas, plantas y árboles producen cantidades de polen que se destruye utilizando como vehículo el aire.

La rinitis alérgica perenne se produce en respuesta a los alérgenos que existen durante todo el año como el epitelio de descamación de los animales, de las cucarachas, ácaros del polvo, productos químicos, polvo, materiales procesados… etc. Además, en 2/3 de los pacientes con rinitis perenne no se puede demostrar con claridad ningún alérgeno.

Fisiopatología y manifestaciones

Los síntomas típicos de la rinitis alérgica son la rinorrea episódica, los estornudos y obstrucción de vías nasales, con lagrimeo, prurito de conjuntivas, mucosa nasal y orofaringe.

La mucosa nasal aparece pálida y edematosa, aunque los orificios nasales no presentan enrojecimiento ni excoriación. La conjuntiva puede estar congestionada y edematosa; la faringe no suele presentar alteraciones, aunque en ocasiones muestra congestión.

Se pueden producir infecciones secundarias de los senos y el oído medio con mayor frecuencia en la rinitis perenne que en la del tipo estacional.

A menudo aparecen pólipos nasales con edema, infección sinusal o ambos, lo que aumenta los síntomas obstructivos.

Las muestras de biopsia de la mucosa nasal durante una reacción alérgica episódica se caracterizan por un edema submucoso importante con infiltración inflamatoria sobre todo por eosinófilos, aunque también se observan algunos leucocitos polimorfonucleares neutrófilos.

Los pólipos, una característica de la rinitis perenne, son protuberancias de la mucosa formadas principalmente por líquido de edema con grados variables de infiltración eosinófila.

Diagnóstico

El diagnóstico de rinitis alérgica estacional depende básicamente de la historia clínica, en la que se relata la aparición del cuadro coincidiendo con la polinización de las hierbas, plantas y árboles causantes.

Diagnóstico Diferencial:

El carácter continuo de la rinitis alérgica perenne producida por la contaminación del hogar, lugar de trabajo (ácaros del polco, cucarachas e insectos, químicos como látex…etc) dificulta el análisis de la historia clínica.

La rinitis vasomotora designa un proceso de mayor reactividad de la nasofaringe en el que se produce un complejo sintomático similar al de la rinitis alérgica perenne aunque sin una base alérgica establecida

Debemos excluir malformaciones en nasofaringe, exposición a sustancias irritantes, infección de vías respiratorias superiores, embarazo con edema importante en la mucosa nasal, utilización tópica prolongada de agentes alfa-adrenérgicos en forma de gotas nasales (rinitis por fármacos) y la utilización de ciertos agentes terapéuticos como la rauwolfia, los antagonistas beta-adrenérgicos y los estrógenos.

Las secreciones nasales de los pacientes alérgicos son ricas en eosinófilos.

Prevención

La forma más eficaz de controlar las enfermedades alérgicas es no exponerse al alérgeno responsable; la eliminación de mascotas, la utilización de filtros de aire para reducir las cantidades de polen en el ambiente, eliminación de cucarachas y cuidadosa conservación de alimentos, el desplazamiento hacia zonas en las que no existe polinización durante los periodos más críticos, e incluso el cambio de domicilio para eliminar esporas de mohos.

Es muy importante el control de ácaros del polvo (eliminación de alfombras, cubiertas para colchones, almohadas y colchas…)

Tratamiento

El tratamiento farmacológico constituye el método más adecuado de combatir la rinitis alérgica estacional o perenne.

Los antihistamínicos de clase H, controlan eficazmente el prurito nasofaríngeo, el estornudo y la rinorrea acuosa, así como las manifestaciones oculares de picor, lagrimeo, y eritema, pero no reducen la congestión nasal.

Los nuevos antihistamínicos H1 como la terfenadina o el astemizol tienen una capacidad menor para sobrepasar la barrera hematoencefálica, y en consecuencia sus propiedades sedantes y anticolinérgicas se reducen al mínimo.

Los preparados alfa-adrenérgicos suelen utilizarse por vía tópica para aliviar la congestión y obstrucción nasal, pero sus efectos son limitados debido a la rinitis de rebote y la respuesta sistémica en forma de insomnio, irritabilidad e hipertensión.

No obstante son útiles para incrementar la eficacia de los antihistamínicos en cuanto al alivio de la congestión nasal y también pueden reducir sus efectos sedantes.

El cromoglicato sódico en pulverización nasal prácticamente carece de efectos secundarios y es el único fármaco con efectos profilácticos.

La eficacia clínica del cromoglicato sódico y de los antihistamínicos no sedantes es aproximadamente equivalente.

Los glucocorticoides intranasales de gran potencia son los fármacos más activos para aliviar la rinitis. Presentan menos efectos secundarios que los glucocorticoides orales. El efecto más frecuente consiste en una irritación local y sobrecrecimiento de cándidas rara vez.

Los glucocorticoides de gran potencia por vía tópica presentan una eficacia superior a los antihistamínicos, sobre todo en exposición intensa al polen.

En lo que se refiere a síntomas sistémicos no relacionados con la nasofaringe, como la conjuntivitis alérgica, el tratamiento puede ser local o bien consiste en el uso de antihistamínicos por vía oral.

La inmunoterapia o hiposensibilización consiste en administrar por vía subcutanea y de manera repetida inyecciones del alérgeno, en concentraciones