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Salud preventiva integral en educación desde el constructo VIH

decisiones confiables que faciliten la posibilidad de implementar cambios masivos.

Reprogramando la salud y accionando las habilidades para la vida en Educación

Los primeros procesos comunicacionales tienen que ver con el sistema biológico integral del hombre, la incorporación constante de mensajes, la decodificación las vivencias y creencias, el modelaje y otros. La Programación Neurolingüística (PNL), tiene como base fundamental los procesos comunicacionales, proponiéndose como un nuevo paradigma que se incorpora a los temas actualizados de los Investigadores Comunicacionales.

O´Connor y Seymour (1992) plantean que la PNL trata de la estructura de la experiencia humana subjetiva, como organizamos lo que vemos, oímos o sentimos y como filtramos el mundo exterior mediante nuestros sentidos.

La educación Básica tiene la posibilidad de asumir una praxis preventiva desde la experiencia, la cual debe partir de la promoción, formación y gerencia de programas, orientados hacia la participación del propio estudiante en la prevención de su salud integral, y la generación de habilidades, destrezas y valores para una vida sana y responsable como estilo de vida.

De este modo, la escuela se convierte en un espacio oportuno para el desarrollo de experiencias que se conviertan en un marco valorativo para que los niños, niñas, adolescentes y docentes, demuestren el respeto por la diversidad, la equidad de género y desarrollen conocimientos y habilidades para la prevención integral de su salud.

Este enfoque integrador se corresponde con una concepción de educación integral que enseña a aprender a ser, aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a convivir (Delors, 1996)

Las habilidades para la vida, pueden ser innumerables, dado que su naturaleza y conceptualización difieren entre culturas. Sin embargo, el análisis sugiere la existencia de unas habilidades básicas comunes a todas las manifestaciones culturales del ser humano, que parten del reconocimiento de las aptitudes a desarrollar para un estilo de vida saludable.

Estas se agrupan en tres ámbitos: Habilidades psicológicas y sociales básicas (configuradas por una profunda influencia de los valores culturales y sociales).

Habilidades relacionadas específicamente con una situación (tales como negociación, afirmación personal y manejo de situaciones conflictivas).

Habilidades aplicadas a la vida (tales como cuestionar los roles de género, decidir sobre el rechazo al uso de drogas ilícitas, o sobre tener relaciones sexuales tempranas sin protección, sin uso del condón). (Aguais, 2009)

La Organización Mundial de Salud promueve, como las habilidades más importantes, desarrollar la capacidad para establecer metas en la vida, lo cual constituye un requisito para el establecimiento de un proyecto de vida.

Estas habilidades rara vez se desarrollan aisladamente, por el contrario, suelen estar muy interconectadas, por eso resulta muy común que cuando estamos enseñando una habilidad, generalmente otra se fortalezca; como cuando trabajamos la toma decisiones. En estos casos, las habilidades de pensamiento crítico y reflexivo son necesarias para analizar las posibilidades y seleccionar la mejor decisión.

 En conclusión , estos hallazgos, facilitaron la reflexión de la investigadora, frente a grupos nacionales e internacionales de personas con o sin VIH, a promover desde su epistemología, la asunción de una triunidad conformada por la episteme teórica y metodológica de la Programación Neurolingüística (PNL), Habilidades para la vida quien ahora entiende que contextualizados en la Biología del amor se convierten en una alternativa de intervención pedagógica para que los sujetos, como actores vivos de un proceso de transformación, arribaran a una concepción y práctica diaria de salud preventiva integral como la atención de las dimensiones: física, emocional, social y espiritual ocasionando acciones próvida.

 En este sentido, sería una contribución a disminuir la incidencia de casos de VIH, que de acuerdo a reportes de diferentes organismos nacionales e internacionales aun cuando existen nuevas alternativas de tratamiento, siempre se reportan nuevos diagnósticos de personas con VIH, manteniéndose latente la preocupación tanto para los profesionales de la salud, los educadores, así como para las poblaciones de los países en vías de desarrollo con escasos o ningún recurso para intervenir, prevenir o tratar esta situación de salud de manera eficaz.

Según ONUSIDA (2012), alrededor de 35,3 millones de personas con VIH en el mundo adquirieron VIH, incluyendo unos 32.000 niños menores de 15 años. Con cifras de prevalencia cercanas al 2%, la región tiene la segunda tasa de trasmisión de más rápido crecimiento en el mundo. Las tasas de prevalencia para la subpoblación en algunos países son tan altas como 5%, y hay un marcado crecimiento en los casos de mujeres con VIH. En la mayoría de las áreas de Latinoamérica, la transmisión sexual es la fuerza motriz detrás de la seroprevalecencia del VIH, que afecta desproporcionadamente tanto en jóvenes, mujeres como a los hombres heterosexuales, manteniéndose más vulnerables los hombres que tienen sexo con otros hombres. (ONUSIDA (2014),

Promover de manera sustentable la salud preventiva integral en educación, mostraría un mundo que asume el valor su vida comprendiendo al otro como se comprende a sí mismo, dejando espacio para que las políticas educativas se enfoquen en otras áreas del saber que cultiven el accionar hacia lo transcendentalmente humano, lo sublime, lo espiritual irradiando un mundo libre de exclusión.