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Seguimiento farmacoterapéutico en un hospital oncológico

clasificación de PRM/RNM se procedió a proponer las intervenciones, las mismas se clasificaron en aceptados y no aceptadas.

  • Intervención aceptada: Cuando el miembro del equipo de salud o el paciente, modificó la situación causante del problema detectado, a consecuencia de la intervención del farmacéutico.
  • Intervención no aceptada: Cuando el miembro del equipo de salud o el paciente, no modificó la situación causante del problema detectado, luego de la intervención del farmacéutico.

Para la evaluación de los resultados del seguimiento en el paciente se tuvo en cuenta la siguiente clasificación:

A. Intervención aceptada, resultados negativos asociados a la medicación (RNM) resuelto.

B. Intervención aceptada, resultados negativos asociados a la medicación (RNM) no resuelto.

C. Intervención no aceptada, resultados negativos asociados a la medicación (RNM) resuelto.

D. Intervención no aceptada, resultados negativos asociados a la medicación (RNM) no resuelto

Luego de la evaluación final se procedió a la aplicación de un cuestionario para evaluar la satisfacción del paciente con el servicio brindado.

Resultados y discusión

Se les ofertó el servicio de Seguimiento Farmacoterapéutico (SFT) a un total de 13 pacientes hospitalizadas en el servicio de ginecología oncológica, obteniéndose un 100% de aceptación. Estos resultados pueden explicarse desde varios puntos de vista, primeramente porque los beneficios esperados motivan a los pacientes a participar en estos servicios, por otra parte el paciente hospitalizado adopta un rol pasivo quedando las decisiones de su proceso salud- enfermedad en manos del equipo de salud y además el paciente dispone de tiempo suficiente para permitir el contacto con el farmacéutico.

En la tabla I, se refleja la distribución de la muestra objeto de estudio según edad, observándose un predominio de los pacientes con edades comprendidas entre 41-60 años con un 46,15%.

Es válido destacar que los resultados obtenidos en relación al grupo de edades predominante no permiten ser concluyentes por el tamaño de la muestra, sin embargo, los mismos coinciden con reportes de la literatura científica.

Según el Anuario Estadístico de Salud del 2008 el cáncer de útero, el cáncer de mamá y el cáncer de ovario muestran las cifras más altas de mortalidad por cáncer ginecológico en las edades comprendidas entre 40 y 79 años siendo el cáncer de mama el que más aporta. Así mismo se muestra que la incidencia de estos tipos de cáncer aumenta con la edad, siendo en orden decreciente los de mayores tasas por cada 100.000 habitantes el de mama (54,6), cuello (27,6) y ovario (8,4). (6)

Estudios realizados por P. Escalante en el 2002 refirieron la relación entre el aumento de la edad media de la población y la aparición del cáncer por dicha causa, así como que la mayoría de los cánceres, aumentan su frecuencia en forma proporcional al aumento de la edad (7).

En la tabla II se refleja la distribución de la muestra objeto de estudio según color de la piel, observándose que predominan en la muestra objeto de estudio las pacientes mestizas con un 46,15%.

El comportamiento manifestado puede deberse a la prevalencia de este color en el territorio. Otros estudios relacionados muestran resultados similares pues la raza mestiza, parece tener mayor predisposición a este padecimiento (8).

La distribución de las patologías motivo del ingreso hospitalario de las pacientes se muestra en la tabla III, destacándose el cáncer de ovario (46,15%) y el cáncer de cérvix con un 30,78% como las más frecuentes.

El predominio del cáncer de ovario pudiera tener su explicación en que este tipo de cáncer es más difícil de detectar de forma temprana, muchas veces, las mujeres con cáncer ovárico no tienen síntomas o tienen síntomas muy leves, hasta que la enfermedad está en una fase avanzada, cerca del 50 por ciento se detectan en estadios avanzados, III o IV (3).

Respecto a la exploración clínica, se estima que se diagnostica un cáncer de ovario por cada 10 000 exploraciones por lo que su sensibilidad es muy escasa. Entre los marcadores tumorales, el CA-125 es el más usado, disponiendo de una especificidad cercana al 97 por ciento en las mujeres post menopáusicas. (3)

En relación con la prevalencia en la población del tumor de cuello-útero, la literatura revisada refiere que este padecimiento crónico no transmisible se ha convertido en la actualidad en una enfermedad de transmisión sexual, padecida cada día más por los jóvenes y que puede estar relacionada con el inicio precoz de las relaciones sexuales, la práctica del sexo no protegido, el cambio frecuente de pareja, las infecciones de transmisión sexual, etc.

Por otro lado, es importante destacar que este tipo de cáncer depende mucho del paciente y su chequeo periódico pues es, una neoplasia prevenible a través de la realización de la prueba citológica que gratuitamente se realiza en las áreas de salud a las mujeres sexualmente activas, entre los 25 y 50 años, y a toda aquella que la necesite y que a veces se convierte en un verdadero problema para médicos y enfermeras ante la reiterada inasistencia de la beneficiarias (9).

A diferencia de lo que ocurre en el cáncer de Cérvix, no existe unanimidad en cuanto al método ideal que debería utilizarse como diagnóstico precoz de los tumores malignos del cuerpo uterino. Para los tumores de ovario no existe ningún método de diagnóstico precoz con eficacia demostrada. Y finalmente apuntar que la mamografía es el paradigma para el diagnóstico precoz del cáncer de mama (10).

En la tabla IV aparecen las patologías asociadas que presentaron las pacientes estudiadas, la hipertensión arterial (HTA) resultó la de mayor frecuencia (53,84%). La prevalencia de la hipertensión arterial (HTA) en la muestra objeto de estudio pudiera estar relacionado con la prevalencia de esta enfermedad en la población asistida en el Hospital Oncológico. Referencias encontradas refieren que la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial, la infertilidad y la poliquistosis ovárica, predisponen de forma no directa a la aparición del cáncer ginecológico (3).

Los resultados del proceso de detección de los problemas relacionados con medicamentos (PRM) se muestran en la figura 1, se detectaron un total de 58 problemas relacionados con medicamentos (PRM), nótese que el mayor porcentaje corresponde a la probabilidad de efectos adversos (58,7%), seguido de las interacciones entre medicamentos (22,8%) y el problema de salud no tratado (22,8%).

Por otra parte los porcentajes obtenidos de probabilidad de efectos adversos pueden tener su explicación en la percepción al enfrentar esta temática, por parte de los miembros del equipo, lo que a su vez puede estar relacionado al nivel de conocimiento que ellos tienen