sobre la forma de evaluarlas, numerosos estudios realizados así lo demuestran (10,11).
En lo referente al tipo de PRM “problema de salud no tratado” estuvo en todos los casos relacionado a la anemia crónica que presentaron las pacientes de la muestra; en este sentido debemos analizar que las mismas se encontraban en estadios III y IV, en los que este problema de salud es característico.
Estas pacientes sólo son tratadas con transfusiones de sangre (concentrados de eritrocitos) o eritropoyetina cuando los niveles de hemoglobina están por debajo de 70 g/L, y existen criterios clínico suficientes, pues la utilización de transfusiones implica un trasplante celular que somete al receptor a una sobre carga de antígenos (12).
Otros riesgos lo pueden constituir la transmisión de enfermedades víricas como el SIDA, las hepatitis, o los citomegalovirus y efectos adversos de tipo inmunológicos como reacciones hemolíticas, febriles, alérgicas, anafilácticas, síndromes de distrés respiratorio del adulto, enfermedad de injerto contra huésped, aloinmunización, púrpura post transfusional, etc.
Otra reacción característica de las transfusiones es la sobrecarga de potasio, sobrecarga de volumen. La primera ocurre cuando comienza a liberarse el potasio intracelular y aumenta el extracelular, pudiendo producir hiperpotasemia, con una consiguiente hipocalcemia, la segunda es más común en pacientes con compromiso cardiovascular, enfermedad pulmonar o anemia crónica (12), es decir, que el análisis de la relación beneficio riesgo hace que la balanza se incline más a no tratarlas; no obstante constituye un problema relacionado con medicamentos (PRM) con resultado negativo asociado a la medicación (RNM) manifestado.
Los resultados obtenidos muestran coincidencia con un estudio de SFT realizado en España a pacientes con cáncer, en el mismo se obtuvo que los problemas relacionados con medicamentos (PRM) que más predominaron fueron el paciente no usa los medicamentos que necesita con un 53% de frecuencia, prescripción inadecuada (15,6%) y el paciente usa una dosis, pauta y/o duración inferior a la que necesita (15,6%) (13).
Así mismo estudios realizados en el Hospital Hermanos Ameijeiras de la ciudad de la Habana en un servicio de medicina interna aplicando SFT, se detectaron las características personales, el incumplimiento de dosis, la probabilidad de efectos adversos y el problema de salud insuficientemente tratado como los principales problemas relacionados con medicamentos (PRM) identificados (14).
De la clasificación de los resultados negativos asociados a la medicación (RNM) detectados, se obtuvieron los resultados que se muestran en la figura 2, predominando los de Inseguridad (75,4%) y los de Necesidad 22,9%. En la tabla V se presentan de forma detallada los problemas relacionados con medicamentos (PRM), y resultados negativos asociados a la medicación (RNM) así como las manifestaciones clínicas presentadas en los pacientes de la muestra.
Los problemas relacionados con la seguridad de los medicamentos son cada vez más alarmantes, reportes epidemiológicos relacionados con las reacciones adversas medicamentosas hablan por sí mismos de la extraordinaria importancia de esta temática, por solo citar algunos datos: cada año 2,2 millones de pacientes hospitalizados sufren una reacción adversa grave, las reacciones adversas constituyen entre la 4ta y la 6ta causa de muerte en los Estados Unidos, las admisiones hospitalarias debido a reacciones adversas ocupan más del 10% en algunos países, más del 20% del presupuesto de salud es empleado en complicaciones producidas por fármacos, desde 1995 a la fecha el costo asociado a los problemas relacionados con los medicamentos se ha duplicado (15).
Según Jiménez y col. estudios realizados muestran que los resultados negativos asociados a la medicación (RNM) predominantes son los de inseguridad con un 57,4%, los de necesidad de un tratamiento con un 28,3% y los de inefectividad con el uso de un medicamento innecesario en un 15,7% (16).
Nótese que un 30.76% de las pacientes prescriptas con Bisacodilo presentaron como manifestación clínica la constipación, dicho medicamento después de su uso por largos períodos provoca hábito, creando en los pacientes una preocupación por la evacuación diaria, esto se ve favorecido por la atonía del colon, el cual puede provocar molestias gastrointestinales, alteraciones hidroelectrolíticas, cuadros de malabsorción y provocar una constipación (15).
La interacción Glibenclamida-Cimetidina mostró una frecuencia de un 23,08%, el mecanismo es la posible inhibición del metabolismo hepático de la glibenclamida por parte de la cimetidina, esta última es un potente y selectivo inhibidor del citocromo P-450, implicado en numerosas reacciones metabólicas de óxido-reducción, que afectan a la eliminación de numerosas sustancias esto puede, provocar una hipoglucemia intensa, por lo que en los pacientes tratados con estos fármacos se precisa una reducción de la dosis de la glibenclamida, estableciendo como parámetros de seguimiento los niveles de glicemia y espaciar los intervalos de administración entre un medicamento y otro. Es preciso destacar que las pacientes eran personas de edades avanzadas por lo que se hace necesario un seguimiento para poder prevenir cualquier problema que pueda presentarse pues el riesgo es mayor, debido a los cambios fisiológicos que en ellas ocurren, que pueden alterar la farmacocinética de los medicamentos (15).
La interacción Hidroclorotiazida-Captopril fue observada en un 23,08% de las pacientes, el mecanismo de la interacción consiste en que provocan ambos salida de iones sodio y cloruro, retención de agua y por consiguiente una disminución de la resistencia vascular periférica, lo que potencia la acción hipotensora conduciendo a una elevada toxicidad (15).
En la figura 3 aparece el comportamiento de las intervenciones realizadas durante el Seguimiento Farmacoterapéutico (SFT). Se realizaron un total de 45 intervenciones, un 60% de las mismas resultaron aceptadas.
En la tabla VI se muestra el tipo de intervención realizada nótese que prevenir y/o tratar interacciones en fase farmacodinámica y/o farmacocinéticas (28,89%), proveer información y/o educación al paciente/representante (28,89%) e iniciar tratamiento con medicamento (26,67%) fueron las de mayor frecuencia.
El mayor porcentaje de intervenciones aceptadas pudo estar relacionado con la idoneidad y el rigor científico de las mismas, pues fueron documentadas según literatura especializada y actualizada y por otra parte todas fueron discutidas por el farmacéutico en el equipo de trabajo. Estos resultados coinciden con los reportados en varias investigaciones de este tipo (17-20).
Según refiere la literatura consultada un estudio realizado por Jiménez y col. en los año 2000-2004 obtuvieron un 92% de las intervenciones aceptadas en el Hospital Universitario Dr. Peset, dado esto por la participación del farmacéutico como buen conocedor de la dificultad de deslindar los riesgos de los beneficios que aportan los tratamientos farmacoterapéuticos y de esta forma medir la mejora de la calidad en la