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Trastorno por Déficit de Atención e hiperactividad

temprano se ha observado un hipometabolismo, tanto regional (i.e. corteza premotora, corteza prefrontal superior y cíngulo anterior) [19] como global [19,20].

Tomografía computarizada por emisión de fotón simple, SPECT. Se trata de una técnica de tomografía que utiliza rayos gamma. Es muy parecida a una radiografía, pero utiliza una cámara sensible a los rayos gamma y no a los rayos X. Como en una radiografía, cada una de las imágenes que se obtienen es bidimensional, pero pueden combinarse muchas imágenes tomadas desde distintas posiciones alrededor del paciente para obtener una imagen tridimensional. Esta imagen tridimensional puede después manipularse informáticamente para obtener secciones dimensionales del cuerpo en cualquier orientación. La tomografía computarizada por emisión de fotón simple (SPECT) utiliza los rayos gamma que producen isótopos radioactivos como el tecnecio Estos isótopos se introducen en el cuerpo humano como parte de moléculas biológicamente activas. El procedimiento es similar al de la tomografía por emisión de positrones (PET), pero en la SPECT es el isótopo el que produce directamente el rayo gamma, mientras en la tomografía por emisión de positrones (PET) el isótopo produce un positrón que después se aniquila con un electrón para producir los dos rayos gamma.

Estos dos rayos gamma salen en direcciones opuestas y su detección simultánea permite localizar el isótopo de forma más precisa que en la tomografía computarizada por emisión de fotón simple (SPECT). La SPECT es, sin embargo, más simple porque pueden usarse isótopos más fáciles de obtener y de vida media más larga [21]. En cuanto a los resultados obtenidos mediante esta técnica, Gustafsson et al [22], en un estudio realizado con SPECT, muestran la existencia de una distribución anormal del flujo sanguíneo cerebral en niños con TDAH. Además, estos autores encontraron una relación inversa entre el flujo sanguíneo cerebral regional en áreas frontales del hemisferio derecho y la gravedad de los síntomas conductuales.

Magnetoencefalografía, MEG. Se trata de una técnica no invasiva que permite registrar los campos magnéticos generados por el flujo de corriente eléctrica intracelular a través de las dendritas de las neuronas piramidales [30]. La magnetoencefalografía (MEG) ofrece una excelente resolución temporal, del orden de milisegundos, al mismo tiempo que una elevada resolución espacial [31]. Por esta razón podría ser una técnica especialmente útil para ayudar a comprender cuales son los aspectos neurobiológicos esenciales del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y, como consecuencia, cuál es su déficit cognitivo primario [32]. La magnetoencefalografía (MEG) permite registrar los campos magnéticos generados por el flujo de corriente eléctrica intracelular a través de las dendritas de las neuronas piramidales [30]. Como comentamos con anterioridad, la fusión MEG-RM presenta las dos características que debería reunir una técnica de neuroimagen funcional ‘ideal’: una alta resolución tanto espacial como temporal [33].

En un estudio preliminar [34], se registró la actividad magnética cerebral durante la realización de una versión modificada del test de tarjetas de Wisconsin, los resultados apuntan hacia la existencia de una menor activación en los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), tanto en la corteza prefrontal dorsolateral como en el cíngulo anterior del hemisferio izquierdo durante los primeros 400 ms (excluyendo el procesamiento sensorial primario) tras la recepción de un feedback negativo [35]. Este hallazgo pone de manifiesto la existencia de una alteración en los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) a nivel neurofisiológico, refleja una hipoactivación en regiones prefrontales esenciales para un correcto funcionamiento ejecutivo, como ya había sido descrito por otros estudios de neuroimagen funcional realizados con tomografía computarizada por emisión de fotón simple (SPECT), tomografía por emisión de positrones (PET) y RMf.

Técnicas de registro

Electroencefalograma, EEG. Es una técnica que se emplea para el estudio del funcionamiento del sistema nervioso central, en concreto, de la actividad de la corteza del cerebro. Se registran mediante electrodos especiales las corrientes eléctricas que se forman en las neuronas cerebrales, y que son la base del funcionamiento del sistema nervioso, lo que permite diagnosticar alteraciones de la actividad eléctrica cerebral. Con esta prueba se puede identificar los ritmos normales y patológicos de la actividad cerebral. Las ondas eléctricas normales dependen del estado de vigilia o de sueño.

Las ondas que se encuentran habitualmente son: a) Vigilia: ritmos alfa, delta, beta y theta; b) Sueño: actividad REM y no REM (que se divide en 4 fases); c) estímulos: alteraciones de los ritmos anteriores cuando aparecen estímulos visuales, sonoros, dolorosos o sensitivos [15]. Ha sido utilizado en una gran cantidad de estudios a fin de diferenciar sujetos con TDAH de sujetos control según una revisión realizada por Hughes y John [16]. Éstos concluyen que existiría un patrón consistente en un aumento de la actividad theta y una disminución de la actividad alfa. Este mismo patrón puede ser indicativo de otras enfermedades como la demencia, la esquizofrenia, el trastorno obsesivo-compulsivo, intoxicaciones por alcohol, trastornos del ánimo, entre otras. En la actualidad, su uso como herramienta diagnóstica en pacientes con TDAH es limitado, reduciéndose a descartar enfermedades comórbidas como la epilepsia que en un bajo porcentaje de casos podrían generar dudas diagnósticas.

Potenciales Relacionados con Acontecimienbtos Discretos, PRAD. Aportan una información muy precisa sobre los cambios fisiológicos relacionados con una situación concreta, dado que su resolución temporal es del orden de milisegundos [23]. Como señalan Capilla-González et al [24], los estudios con PRAD en trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se han centrado en dos aspectos. En primer lugar, en la atención en función de la modalidad sensorial (visual o auditiva), utilizando tareas de ejecución continua (CPT, del inglés continuous performance test) y tareas oddball. Y, en segundo lugar, en los procesos de inhibición, utilizando tareas go/no go y stop-signal, al igual que los estudios de RMf [25].

En los estudios de atención se ha observado que los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) presentan una disminución en la amplitud de la negatividad de procesamiento (PN, del inglés processing negativity, latencia entre 120 y 300 ms), del componente N2 frontal [26; 27] y del componente P3b [26; 28] ante estímulos desviantes. Estas diferencias aparecerían a los 6 años de edad para desaparecer 2 años más tarde, mientras que las diferencias en la amplitud del componente P3b serían evidentes a los 8 años de edad, lo que casa bien con la hipótesis de