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Úlceras por presión

3) Manejo de la presión. Para disminuir el efecto de la presión como origen de estas úlceras, el GNEAUPP recomienda considerar cuatro elementos: movilización, cambios posturales, utilización de superficies especiales de manejo de la presión y protección local ante la presión.

– Movilización. Un objetivo ideal para las personas es el mantenimiento del nivel de actividad y de deambulación. Si existe potencial para mejorar la movilidad física, habrá que iniciar la rehabilitación.

– Cambios posturales. Los cambios de postura son muy importantes, tanto en la prevención como en el tratamiento de las ulceras. Si el paciente está encamado se deben hacer cambios posturales al menos cada dos horas, manteniendo la cabecera de la cama lo mas plana posible, evitando colocar al paciente sobre los trocánteres y utilizando cojines de espuma para eliminar presión sobre tobillos, no se aconseja vendar los talones para poder verlos a diario. En cambio, si el paciente está sentado se debe recolocar cada 15 minutos, con la espalda recta, evitando los dispositivos en forma de flotador.

– Protección local ante la presión. Debe realizarse una protección especial de los talones, los apósitos que han demostrado mayor eficacia son los de espuma de poliuretano.

– Nutrición. Utilizaremos un instrumento sencillo que identifique el estado de malnutrición (cantidad de calorías ingeridas, determinación de proteínas y albúmina en sangre…). Y se realizará aporte de vitaminas y suplementos minerales si fuera necesario.

El tratamiento de las úlceras por presión constituye uno de los más complejos problemas de Enfermería y ocasiona unos enormes costes al sistema sanitario. En España aproximadamente el coste anual del tratamiento de las úlceras por presión (UPP) es de 435 millones de euros.

Los cuatro componentes básicos de las curas de estas úlceras son: desbridamiento del tejido necrótico, limpieza de la herida, prevención, diagnóstico y tratamiento de la infección bacteriana y utilización de un apósito adecuado.

Desbridamiento. El tejido necrótico en una úlcera favorece la proliferación bacteriana e impide el proceso de curación, por lo que deben ser desbridadas. Hay varios tipos de desbridamiento: autolítico, mecánico, enzimático y quirúrgico o una combinación de estos. En el estadio II se hace desbridamiento autolítico con apósitos oclusivos que favorecen la cura húmeda. Solo en los estadios III y IV es necesario recurrir al desbridamiento mecánico o quirúrgico.

Limpieza de la herida. Se ha de limpiar la herida inicialmente y en cada cambio de apósito, intentando hacer la mínima fuerza mecánica. No se aconseja secar la herida, solo la zona periulceral, para evitar los traumatismos por fricción. El suero fisiológico salino es ideal para limpiar este tipo de úlceras, para ello se debe hacer la suficiente presión sin producir traumatismos.

Elección de un apósito. El tipo de apósito depende de: la lesión (localización, estatificación, cantidad de exudado, presencia de cavidades, estado de la piel perilesional, signos de infección), el paciente (estado general y facilidad de aplicación de las curas), el entorno (disponibilidad de recursos). Dependiendo del estadio de la úlcera se puede usar un apósito u otro:

– Estadio I: Hidrocoloides extrafinos que reducen la fricción y los de poliuretanos que reducen la presión y la fricción.

– Estadio II: Si hay flictena debe vaciarse sin quitar la piel, y se usaran los mismos apósitos que en el estadio anterior.

– Estadio III- IV: Se usan productos desbridantes si hay material desvitalizado, como los hidrogeles, y encima un apósito absorbente, y basado en la cura húmeda (hidrocoloides y poliuretanos). Si después de limpiarla presenta mal olor, se aconseja usar apósitos de carbón activado. Si el exudado es abundante se pueden usar alginatos. Si hay colonización se usaría un apósito con plata que tiene capacidad antibacteriana. En caso de cavidades o fistulizaciones hay que rellenarlas para evitar que cierren en falso.

Conclusión:

Las úlceras son un importante reto al que se enfrentan los profesionales en su práctica asistencial. La úlcera por presión constituye un gran desafío para la Salud Pública, tanto por la morbilidad que supone como por sus graves repercusiones médicas y económicas. Se conocen numerosos tratamientos y formas de prevenir la aparición de las ulceras, ya que por ejemplo el 95% de las úlceras por presión son evitables. Las úlceras causan numerosos problemas tanto en el estado de salud del paciente, como en su calidad de vida, además del elevado coste económico.

En el caso de las úlceras por presión en España asciende a 461 millones de euros. La clave está en llegar a comprender que el coste en productos no suele ser superior a un 10-20% del coste total y que los mayores componentes del coste son el tiempo de Enfermería, tiempo de médicos y uso de instalaciones.

Bibliografía:

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