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Adicción, delito y vulnerabilidad social del adicto en situación de calle. Relato de vida de un adicto

importante señalar algunas consideraciones que permitan conocer la complejidad de este fenómeno.

Interpretación de significados

Delito y ruptura familiar

Jeremías es uno de esos tantos jóvenes “afortunados”, rescatado de la calle y llevado voluntariamente a un centro de rehabilitación. Se inició en el consumo de drogas a los catorce años; para el momento de este relato (2009) tenía veintinueve años, tiene catorce años consumiendo drogas. Él cuenta cómo fue el proceso de convertirse en un adicto compulsivo, llegó a consumir varias tipos de drogas, entre ellas: bazuco, cocaína, pasta de coca “hielo”. También refiere su participación en el delito, como un medio para procurarse las drogas, Jeremías dice: “…comencé a consumir drogas cuando eso no era “piedra”… nada de eso, era bazuco. Fumaba mucho bazuco por problemas con mi padrastro (sic)… Él me lastimaba mucho, me golpeaba…, me castigaba físicamente, por nada..” El maltrato además de su adicción, lo llevó, como dice él: “…agarrar la calle, hasta que salí de mi casa, vi la cosa más fácil ahí, en la calle conseguía todo…”.se produce entonces la ruptura familiar.

Por otra parte, continua contando Jeremías “… uno se une a un grupo de personas adictas, como decir a una banda en la calle, la cual ya tienen el proceso de adicción más avanzado, entonces, cuando tú te juntas a ellos, ya tú empiezas a decaer totalmente”. Quiere decir, que se incorpora a realizar todas las actividades de la banda: consumir drogas, robar, aprender a buscar comida en la basura, por ejemplo, en los centros comerciales, dormir en la zona (poblado), plaza tomada por ellos, y se organizan como una comunidad de adictos, donde viven y son controlados por el líder (“cacique”), el que pone las normas de convivencia para sobrevivir. “… porque ya tú te unes con esas personas, entonces empieza uno a robá…” (sic) .Nuestro informante viene de una familia disfuncional, esto quiere decir que cuando se presentan eventos desafortunados como, por ejemplo, el consumo de drogas de uno o varios de sus miembros, la integridad de la familia se ve amenazada, suelen surgir situaciones destructivas, de tal manera que la familia pasa a ser predominantemente disfuncional .

Cuando surge la dependencia química en el seno de una familia se produce, en cada uno de sus miembros, trastornos que alteran las relaciones interpersonales, signos de violencia verbal y física, tal como lo expresa Jeremías en su relato de experiencia. (15)

Aquí se observa con claridad cómo Jeremías llega a la calle, se une con ellos, los consumidores de la calle, y les dice: “Miren, yo quiero entrar a su banda”. “Y en verdad, ¿cómo lo hice? Yo salí a la calle, en el transcurso del tiempo, andaba caminando y como andaba solo, arrancaba las bolsas de comida a las señoras y cambiaba una harina por un bazuco. Cambiaba comida por droga, pues. Entonces, entre ellos yo siempre veía el grupo, cinco, siete personas, juntos pa’llá y pa’cá…(sic) “Y yo antes de irme de la casa ya tenía como tres meses de estar consumiendo. Entonces, como me enfermé más de la droga, me fui de la casa….”

Es importante tener presente que la adicción aparece después de un largo periodo de tiempo de consumo. Además, existen muchos factores que intervienen en este proceso, tal como antecedentes psicológicos y psiquiátricos del sujeto, tiempo de consumo, tipos de drogas, estructura familiar, estilo de vida, disponibilidad de las sustancias, poder adquisitivo, efectos nocivos, nivel de tolerancia entre otros.

Vulnerabilidad social en la calle

Ahora veamos, este joven continúa hablando acerca de cómo fue que llegó al grupo de consumidores ya organizados en la calle. “…mi curiosidad fue preguntarle a uno de ellos… ¿cómo hacía para pertenecer al grupo?… y me dijo: “No, no hay problema, tú te puedes venir, déjame hablar con el que se llama el “cacique”…es la persona que gobierna el grupo, el poblado, porque uno, (refiriéndose al grupo de jóvenes), se llama poblado, población. Entonces ahí empezamos. Me metí más droga, porque se conseguía más droga (conseguir droga en la calle, es más fácil). El poblado es el grupo. Vivíamos en una plaza, donde hay como esos tubos en los que uno se mete, como los que hay en algunas ferias de comida rápida, que uno se mete y juega adentro. Ahí vivíamos nosotros, pero en esa placita el que mandaba era “el cacique”, y él decía que eso era un poblado (sic). Cuando yo entré habíamos ocho y duré tres años ahí hasta que cumplí los diecisiete años…” Aquí se puede apreciar la vulnerabilidad social de las personas que viven en la calle.

Al respecto conviene decir que, en esa época aparece una nueva sustancia “…empezó a salir la “piedra”, y empezábamos agarrá (sic) la “piedra”. “Empezamos con el “perico”, lo cocinábamos y sacábamos las “piedras”, porque ése es un polvo blanco ¿ah…. Pero ahorita venden la “piedra” ya hecha. Bueno, entonces sigo robando, asaltando. Después el proceso era más delicado, porque ya en la medida que vas creciendo puedes robar mejor. Robaba a la gente con “chopo”. “Chopo” es como una pistola, como un revólver, que uno lo hace. Ya es más fuerte, pero robábamos carros, los vendíamos, y era más cantidad de dinero y más droga. La consigna era “robar con armas más fuertes, tener más dinero y consumir más y mejor calidad de drogas”

Como se puede inferir, el objetivo era comprar la droga “…En un día, ponte, nos parábamos a diez de la mañana… Nos mueve el cacique a todos. Y de ahí nos dirigimos hacia los centros comerciales, hacia todo eso. Vamos y comemos, agarramos comida de la calle, después que ya comimos empezamos a robar. Después que robamos, le llevamos toda la mercancía al cacique que era el jefe de la banda. Y esa persona vende eso y nos da la droga. Pero después que yo cumplí los diecisiete años, nosotros nos deslindamos de él. Él tenía como veintiséis años. Buscaba menores de edad para controlarlos, a su voluntad”

 “….Entonces él ya no nos daba la cantidad de droga de lo que conseguíamos nosotros sino que ya él se la consumía más de la que nos daba a nosotros, entonces agarramos y lo matamos, y entre todos le caímos a cuchillazos: (tono de voz con desparpajo, naturalidad) moraleja la falta de lealtad en este estilo de vida, se paga con la muerte”. Es lo que en el argot popular se le llama “ajuste de cuentas”. “…Y ahí empieza una vida de delincuente muy fuerte, porque empezamos a robá (sic) carro, al sicariato, mandaban a matar a alguien y nos pagaban. Y ya