del hierro intestinal sino también la liberación del hierro almacenado en los depósitos, de preferencia en el sistema mononuclear-fagocítico (SMF), ya que estas células tienen ferroportina presente en su membrana celular lo cual regula su liberación, proceso que también está bloqueado por la hepcidina. En la anemia por déficit de hierro, los niveles de hepcidina se encuentran disminuidos, lo que favorece la absorción del hierro a través del enterocito y su respectiva liberación de los depósitos hacia la circulación para ser utilizados en la síntesis de la hemoglobina.
Además de la hepcidina, existen dos factores reguladores de la absorción: 1. El grado de solubilidad del hierro en la luz intestinal (a mayor solubilidad mayor contacto con el enterocito y mayor absorción) que dependen de factores externos exógenos tanto favorecedores como inhibidores de la absorción, p.ej., favorecedores: ácido clorhídrico, mucina, sales biliares, ácido ascórbico, sorbitol y fructuosa. Inhibidores: alcalinos, fosfatos, polifenoles o tanatos (café, té) fitatos (cereales) y 2. La velocidad del tránsito intestinal (a mayor velocidad, menor absorción).
Absorción.
Un adulto en condiciones normales necesita 1 mg/día. Con una dieta habitual se ingieren 10 mg/día y se absorbe un 10%, pero podría llegar a absorberse hasta un 30% del hierro ingerido si existe un incremento en las demandas del mismo. El recién nacido a término tiene una cantidad de hierro que es proporcional a su peso al nacimiento (75 mg por kilo de peso).
El recién nacido tiene una alta concentración de hemoglobina, lo cual constituye una especie de reserva especial de hierro a esta edad (compartimento de la hemoglobina). A partir de este momento comienza a disminuir la cifra de hemoglobina (nadir fisiológico y un aumento del volumen sanguíneo como consecuencia de su acelerado crecimiento) de modo que a los 4 meses de edad los valores de su hemoglobina sean iguales a los que existían como recién nacido. En los dos meses subsiguientes el lactante agota las reservas de hierro del sistema mononuclear-fagocítico (SMF). A los 6 meses de edad ha duplicado su peso al nacer y ha agotado en su totalidad las reservas de hierro, siendo sus requerimientos totalmente dependientes de la alimentación.
La situación del recién nacido de pretérmino es diferente y más precaria. La cantidad de hierro del organismo es menor (70 mg por kilo de peso), puesto de manifiesto por una menor concentración de hemoglobina en el cordón umbilical y una menor cantidad del hierro en los depósitos en relación al niño a término, aunado a una ganancia de peso en su primer año de vida, explica porque el recién nacido de pretérmino agota sus reservas de hierro a los 3 meses de edad, debiendo ser suplementado con sales de hierro el resto de su primer año de vida.
La absorción del hierro ocurre en todo el tracto intestinal en especial en la mucosa intestinal del duodeno y yeyuno proximal. Aproximadamente el 30% se absorbe de forma rápida como hierro heme (ferroso), procedente sobre todo de carnes y pescados, a través de una proteína transportadora denominada proteína transportadora del hem-1 (HCP1), el hierro restante bajo la forma de hierro férrico o no hemínico (p.ej., vegetales) se absorbe con mayor dificultad. El heme ingresa al enterocito (borde apical) por medio de un proteína transportadora de metales divalentes-1 (DMT-1), ya en el interior del enterocito se escinde del anillo de protoporfirina a través de la heme-oxigenasa, que se encuentra en la fracción microsomal del enterocito duodenal implicada en la absorción del hierro hemínico y dependiendo de las necesidades se deposita como ferritina o pasa a la circulación.
En este caso atraviesa la membrana basolateral del enterocito a través de otro transportador denominado ferroportina, con la ayuda de dos ferroxidasas: la ceruloplasmina y la hefaestina. Estas ferrooxidasas participan en la oxidación del hierro para su unión a la transferrina que es la forma como el hierro circula por el organismo hacia los lugares de sus depósitos donde se almacena bajo la forma de ferritina o hemosiderina.
Transporte.
El hierro procedente de la mucosa intestinal se une a la transferrina del plasma y es distribuido por todo el organismo. La transferrina es una β globina con dos sitios de unión para las moléculas de hierro férrico. Su función es la de transportar el hierro soluble y evitar la toxicidad de los radicales libres del hierro. Existen tres formas de transferrina, de acuerdo con los dos sitios de unión al hierro, así tenemos: la apotransferrina (libre de Fe), la monotransferrina (una molécula de hierro férrico) y la ditransferrina (dos moléculas de hierro férrico). Su saturación depende de la cantidad de hierro disponible, por lo general el 30-35% de la transferrina se halla saturada por el hierro. La concentración plasmática de transferrina oscila entre 250-450 mg/dl, aunque en la práctica clínica en su lugar se suele utilizar la capacidad de unión del hierro a la transferrina (TIBC): tras saturar la transferrina con el hierro, se cuantifica la concentración del hierro unido a la proteína en el sobrenadante (fig.2).
Utilización.
El hierro ingresa en la célula previa unión de la transferrina al receptor de la transferrina (TfR), presente en numerosas células del organismo. La síntesis del TfR se halla inversamente ligada a la ferritina y es activada por la ferropenia e inhibida por el grupo heme. La afinidad del TfR por la transferrina depende del grado de saturación de ésta, de forma que es mínima para la apotransferrina y máxima para la ditransferrina. La utilización del hierro transferrínico por las células se efectúa en seis etapas: 1. Formación del complejo transferrina-receptor de la transferrina (Tf-TfR). 2. Fusión de varios complejos Tf-TfR e internalización por endocitosis, con formación de un endosoma. 3. Fusión del endosoma con una vesícula lisosómica y formación de una vesícula ferritínica. 4. Liberación del hierro hacia el citoplasma facilitado por la DMT-1. 5. Desplazamiento de la vesícula ferritínica libre de hierro hacia la superficie de la célula. 6. Liberación de la apotransferrina hacia el plasma por exocitosis y reconstitución de los TfR para ser reutilizados.
Aunque muchos tejidos expresan receptores de la transferrina, estudios genéticos han demostrado que sólo los precursores eritroides, linfoides y las células neuroepiteliales son estrictamente dependientes de la transferrina. Para formar el grupo heme, el hierro debe atravesar la membrana mitocondrial, a través de un importador recientemente identificado como mitoferrina (SLC25A37). También existe un mecanismo de entrada del hierro directamente desde los macrófagos a los eritroblastos mediante un proceso de invaginación- endocitosis. Una vez en el interior del eritroblasto, el hierro