condiciones adversas del medio y utilizando para ello elementos naturales como el agua, las pieles, las plantas y los aceites. Los cuidados básicos fueron dirigidos a la alimentación, la asistencia durante la gestación, el parto, la crianza y el cuidado de los niños, ancianos y enfermos. (4)
Esta época se basó en el animismo, por eso la magia, los ritos y las creencias primitivas (exorcismos, utilización de hierbas, amuletos, cantos, uso de maracas y tabaco), aunado todo al uso de baños en ríos (abluciones), el arropamiento húmedo (arcilla mojada) y la sangría, que constituyeron asuntos íntimamente relacionados con los procesos de salud – enfermedad, tanto en lo que concierne al propio concepto y a su evolución en el tiempo como a las prácticas de las distintas civilizaciones no sólo para mantener la salud, sino también para curar las enfermedades.
Por su parte en la época colonial comienza con el descubrimiento o encuentro de las civilizaciones en 1498 en Venezuela y la independencia en 1810. Esta etapa del período colonial corresponde al desarrollo y población del territorio por los españoles, negros y mestizos.
El cuidado de Enfermería estuvo en manos de los sacerdotes y monjas que vinieron de España con el propósito de colonizar a los habitantes. Desde antes, la Enfermería había estado en gran medida en manos de instituciones religiosas que hicieron posible el funcionamiento de algunos centros de salud. En 1633 la Congragación de las Hermanas de la Caridad atendían a los enfermos. En 1889, el gobierno nacional contrató monjas francesas de las Hermanas de la Caridad de San José de Tarbes para la dirección económica y atención de pacientes del Hospital Vargas. Pese a su valiosa contribución, el control de la Enfermería por parte de las congregaciones religiosas retrasó el desarrollo de la Enfermería profesional. (4)
En este periodo el cuidado del enfermo era ejercido en forma empírica por religiosas damas de la nobleza criolla, mujeres llenas de piadosa bondad y vocación, curanderos y familiares. Velaban celosamente por la comodidad y el aseo del enfermo, el baño diario constituía un rito, igual que lavarle la cabeza al enfermo y despiojarlo ya que con la traída de Europa y África los grupos de esclavos y los navegantes españoles, se extendieron enfermedades infecciosas endémicas que produjeron estragos en la población , entre ellas el sarampión, la varicela, la tos convulsiva, la difteria, la malaria, la fiebre amarilla, la peste bubónica, el tifus exantemático y la lepra; es importante destacar que existía una clasificación para los cuidados, los hospitales de ese tiempo eran para personas pobres, abandonados, desprotegidos, incurables o desahuciados mientras que los de la nobleza eran cuidados en sus propios hogares en donde recibían atención médica y religiosa.(1)
En esa época, las damas de la nobleza criolla contribuyeron a organizar los primeros servicios elementales de asistencia pública en Caracas y Maracaibo utilizando sus conocimientos domésticos. Durante la Colonia hubo otro tipo de cuidados de la salud y medicina no tradicionales: las prácticas curanderas tanto de indígenas como de africanos, quizás de mayor arraigo y extensión que la misma medicina tradicional. Los curanderos, fieles a la tradición oral de sus antepasados, siguieron haciendo uso del rico herbario medicinal, las prácticas curativas y los ritos míticos que venían haciendo desde la época precolombina y que son aún parte de nuestra cultura.
Y es entonces para el Período de la República cuando Venezuela independiente y con las consecuencias que dejo el proceso de colonización (las desastrosas epidemias de fiebre amarilla y viruela) consecuentemente se establecen medidas defensivas, y de este modo, mediante la lucha anti-epidémica, se inició el desarrollo del Sistema de Salud en Venezuela.
Llega la primera enfermera Doña Isabel de Cendala, quien junto a otras practicantes realizaban la vacunación antivariólica; catalogándose el mismo como el inicio de la medicina preventiva.
En 1930 llegan a Caracas 12 enfermeras puertorriqueñas contratadas por la Policlínica Caracas, entre ellas Paulita Santiago, quien logra del Ejecutivo Nacional la aprobación del proyecto de creación de la Escuela de Enfermeras de Caracas, por los problemas existentes comienza a funcionar en Mérida adscrita a la Universidad de los Andes, pero debido a los problemas económicos la escuela se traslada a Caracas, adscrita al Hospital Vargas donde se graduaron 8 de las 50 aspirantes. Esta circunstancia da origen a que en el año 1934, por decreto del presidente Juan Vicente Gómez, se logró fundar la escuela del Hospital Vargas. En 1935 con la muerte del Dictador Juan Vicente Gómez, se abre camino no solo de la Democracia, sino también al desarrollo de un proceso educacional acorde a las necesidades de un país. (5)
Es en esta etapa donde los cuidados tienen un nivel científico y sistemático con la ayuda del Dr. Francisco Antonio Rísquez y su manual de la enfermera y dos exiliadas españolas fueron contratadas por el Gobierno por recomendación de la Fundación Rockefeller. La primera se formó en Cataluña, poseía una experiencia profesional de 18 años, había llevado a cabo estancias de especialización en Londres, Paris y Norteamérica, así como ocupado la dirección de la Escuela de Enfermeras de la Generalitat catalana. La segunda se formó en Madrid, en donde adquirió una experiencia de diez años. También se había especializado en el extranjero y ocupado el puesto de directora del Instituto Infantil de Sevilla. Ambas conocieron a fondo los principios de la Enfermería anglosajona liderada por Florence Nightingale y consideraron que la única vía de progreso de la Enfermería como disciplina era su profesionalización. La primera tomó el cargo de directora y a la segunda se le asignó el de subdirectora. Sus tareas en Venezuela consistieron en organizar y dirigir la escuela de Enfermería pese al bajo presupuesto, la falta de equipos