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Consideraciones demográficas y bioéticas sobre el envejecimiento en Cuba

consideraciones anteriores, se decidió realizar este trabajo que propone una reflexión con enfoques demográfico y bioético acerca de la naturaleza de este proceso y de su imbricación con el ejercicio de la medicina.

Objetivos

–         Determinar el comportamiento de las variables demográficas que impactan el envejecimiento poblacional.

–         Caracterizar los programas implementados para dar atención a este grupo etáreo.

–         Valorar, sobre la base de posiciones científico-culturales diversas, el sentido que tiene la vida en la vejez y el papel que desempeña la medicina y el personal que la ejerce en la visión con que se asume.

Algunas variables demográficas que impactan el envejecimiento poblacional

Natalidad: Se refiere a los nacimientos como componente del cambio poblacional y mide el número de nacimientos que se producen en un área concreta en un tiempo determinado, normalmente un año.

Fecundidad: Es la capacidad reproductiva real de hombres, mujeres o parejas de una población. Es un concepto distinto al de fertilidad, que se refiere a la capacidad potencial fisiológica de producir un nacido vivo. Es oportuno señalar que el término reproductivo no se refiere a todos los nacimientos, sino sólo a aquellos cuyo resultado es un nacido vivo.

Mortalidad: Se refiere a las defunciones como componente del cambio poblacional y mide el número de defunciones que se producen en un área concreta durante un año.

Migraciones: Se define como el movimiento de personas a través de una división política (frontera) para establecer una nueva residencia permanente. Se divide en internacional (movimiento entre países) e interna (entre regiones de un país). A los migrantes se les llama inmigrantes con respecto al país destino y emigrantes con respecto al país origen.

En Cuba, para nadie es un secreto que la tasa global de fecundidad (hijos por mujer) ha disminuido sensiblemente, de 3,70 en el año 1970 a 1,70 en el 2010, lo cual ha estado asociado a la política de la Revolución en relación con la mujer, al favorecerse su superación profesional y su incorporación a la sociedad cada vez más en muy diversas esferas; la elevación de su superación profesional unida a factores histórico- culturales propios de nuestra cultura latina, como es el paternalismo, el sentido de elevada responsabilidad en el cuidado y atención a los hijos, les hizo evitar tenerlos o tener menos por no poderlos cuidar como quisieran, a pesar de todas las alternativas asumidas al respecto como los círculos infantiles- no siempre suficientes- y una legislación que les ha aumentado gradualmente su apoyo.

Esta situación se hizo más aguda en los años del llamado Período Especial con cifras de 1,58, cuando bajaron sensiblemente toda una serie de indicadores económicos y el nivel de vida de la población se deterioró. Además, es importante precisar que la fecundidad se ha comportado por debajo del nivel de reemplazo – menos de una hija por mujer desde hace treinta años- , particularmente 0,76 en el 2000 y 0,83 en el 2010 (3).

Con relación a la natalidad, la tasa bruta ha disminuido sensiblemente; de 27,7 en 1970 a 11,4 en el 2010. Sin embargo, la esperanza de vida al nacer ha tenido otra tendencia de desarrollo, creciendo desde 70,04 en 1970 a 77,97 en el 2007, cifra que constituye una de las más elevadas en el área, similar a la de los países más desarrollados del mundo que es de 80 y muy por encima de los países en vías de desarrollo que es 67 y los subdesarrollados que es 57 (3). Específicamente, si se toma la esperanza de vida al nacer por sexos, Cuba exhibe los valores de 76 en hombres y 80,02 en mujeres (3).

Los datos evidencian que vivimos más o por lo menos bastante, lo que es un indicador de la validez de nuestro sistema social y de nuestro modelo de desarrollo, también es conocido el esfuerzo y el financiamiento que queda oculto tras el dato: desde las investigaciones de los cientistas sociales estudiando tendencias, factores que inciden y problemáticas que se van presentando; pasando por lo relacionado con los decisores que diseñan las políticas públicas y los programas, hasta los organismos e instituciones que las convierten en realidad con errores y aciertos, como toda obra humana.

El otro factor importante vinculado al envejecimiento poblacional, es la migración, un fenómeno que ha existido en todas las épocas, sino no existiera nuestra diversidad humana y cultural. ¿Acaso no somos los cubanos el producto de la migración forzosa africana y la ambiciosa europea de otros tiempos? Y que se manifiesta en estos, buscando El Dorado en los países desarrollados que gracias a la magia de los medios mediáticos se nos muestran como una promesa cada día.

El saldo migratorio de las últimas cinco décadas ha sido desfavorable a nuestra composición demográfica, con momentos pico en los años 60, 61 y 62, en 1980 (-14,6) el peor momento y en el 2007 (-2,9), mayormente por razones económicas. (4)

Por su parte, la tasa general de mortalidad se corresponde con el cambio poblacional que presupone el fenómeno del envejecimiento; de 6,4 en 1985 a 8,1 en el 2010 (3).

Es importante precisar que al encontrarse la fecundidad por debajo del nivel de reemplazo, constituir la población de 0-14 años solo el 17,25% del total e incrementarse la esperanza de vida al nacer; ha ido aumentando la proporción de personas de 60 años y más, lo que ha tenido una significación importante en el proceso de envejecimiento, que se ha comportado en el país desde un 9,0% en 1970 a un 17,6% en el 2010, casi duplicándose en el período (3).

De acuerdo a estimaciones de la División Demográfica de las Naciones Unidas, Barbados y Cuba serán los países más envejecidos de América Latina y el Caribe en la perspectiva inmediata, con pronósticos de que Cuba será, para el 2025, el país más envejecido de todos, con más de un 26% de su población con 60 años y más. (2)

Programa de Atención Integral al Adulto Mayor

De todo lo expuesto hasta aquí, se pueden colegiar los siguientes problemas relacionados con el proceso de envejecimiento, a afrontar por la dirección del estado cubano:

–         Cambios en el cuadro de salud de la población, en la morbilidad y mortalidad, con un avance de las enfermedades crónicas y degenerativas.

–         Incremento de la demanda para los servicios y cuidados de salud asociados al crecimiento de una población con predominio más alto de limitaciones funcionales.