pacientes/enfermos, hasta la propuesta más holística que cuestiona, critica y ofrece una nueva mirada a las condiciones en que viven las poblaciones y los derechos de todas las personas, dígase derechos humanos.
La reflexión anterior nos ayuda a intuir el saldo positivo logrado en relación a la problemática abordada, en nuestro país. Es evidente la preocupación del estado cubano y los decisores a distintos niveles por atender las necesidades de este sector cada vez más amplio de la población, y los programas referidos anteriormente, lo manifiestan.
Pero no podemos conformarnos con lo que tenemos. Hay hospitales pediátricos en todos los municipios (al menos en la capital) y una poderosa formación de recursos en este sentido; sin embargo, los servicios de geriatría y la formación de recursos para este sector tan sensible de nuestra sociedad son aún insuficientes, asimismo habría que pensar en la formación del personal auxiliar para la atención a estos enfermos que en ocasiones se convierten en un verdadero problema para la dinámica familiar.
No obstante, en las condiciones actuales o en las futuras, la educación moral tiene que mantenerse e incrementarse por todas las vías posibles, para contribuir a que, tanto en el seno de la familia como en las instituciones sociales y en las distintas colectividades humanas, los ancianos puedan tener una vida digna y feliz, que sean merecedores del respeto y consideración como personas que ya han dado su aporte a la sociedad y a la familia a la que pertenecen, la base de esta consideración no puede ser otra que el amor. Sólo el amor al otro, al prójimo, nos permitirá ponernos en su lugar, percibir sus necesidades y sufrimientos, y poder practicar una ética de la entrega desinteresada y de la solidaridad, para hacer realidad la máxima martiana: “Solo el amor engendra la maravilla”, pero siempre respetando su dignidad como personas que son y permitiéndoles ser sujetos actores en su salud, ello presupone no hacer la beneficencia a ultranza.
Conclusiones
– La disminución de la fecundidad, la elevación de la esperanza de vida y el crecimiento de la emigración han incidido en el envejecimiento poblacional en Cuba.
– El máximo exponente de las políticas implementadas es el Programa de Atención Integral al Adulto Mayor.
– La vinculación del componente moral-educativo-afectivo -reforzado por todas las vías posibles- con el ejercicio bioético de una medicina que fusione lo apropiado según la ciencia, lo bueno según la virtud y lo justo según el uso social, podrá garantizar una longevidad satisfactoria.
Bibliografía
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