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Visión integral de Enfermería ante la violencia de género

Los debates y trabajos cooperativos en equipos de chicos y chicas, elaborando ellos mismos propuestas para erradicar la violencia de género, son procedimientos actividades muy recomendadas para empezar a realizar en los centros escolares a la edad de 13 años (edad media de inicio de relaciones de pareja). José Antonio Burriel abogado especialista en Derecho Penal y fundador de la Asociación “No Más Violencia de Género”, defiende que la prevención reside en la educación. La OMS, recomienda que se deben realizar esfuerzos específicos en los centros de salud, escuelas, lugares de trabajo y dentro de las distintas profesiones y sectores.

  • Apoyar las investigaciones sobre las causas, consecuencias y los costos de la violencia contra la mujer y sobre medidas de prevención eficaces.
  • Integrar las respuestas a la violencia contra la mujer en programas existentes para la prevención del VIH y el SIDA, así como para la promoción de la salud de los adolescentes.
  • Aumentar la capacidad e instaurar sistemas de recopilación de información para vigilar la violencia contra la mujer, así como de las actitudes y las creencias que la perpetúan: es de máxima importancia que las oficinas de estadística nacionales y los ministerios de salud y justicia, garanticen la confidencialidad de la información que les proporciona las víctimas.
  • Fomentar la igualdad de género y los derechos humanos de las mujeres: se destaca la importancia de realizar esfuerzos a nivel nacional para desafiar la tolerancia y aceptación generalizadas de algunas formas de violencia. Debe reforzarse la defensa de la igualdad entre géneros y los derechos humanos en general.
  • Establecer, ejecutar y supervisar planes de acción multisectoriales para abordar la violencia contra la mujer. Establecer, ejecutar y supervisar planes de acción multisectoriales para abordar la violencia contra la mujer.

Acciones de prevención secundaria 12,32:

  • Una vez que la víctima acude a un centro sanitario, hacer una adecuada valoración, localizar en qué fase de la violencia se encuentra, e intentar paliar los daños físicos y psicológicos en cualquier institución sanitaria.
    • Reforzar la respuesta del sector salud: es fundamental que el sector sanitario desarrolle una respuesta global a la violencia de género, aunque cada servicio de atención para la salud adopte medidas específicas. Es necesario mejorar el acceso a los servicios de salud mental, y que los profesionales de estos servicios sean capaces de reconocer la relación entre violencia y salud mental, en particular depresión y pensamientos suicidas. El sector salud ha de buscar la forma para convencer a la mujer de que no hay nada de malo en recurrir a instituciones sanitarias tras haber experimentado actos violentos, debemos recibir y atender a la víctima de manera adecuada e integral, y por supuesto, garantizar confidencialidad y seguridad.
  • Utilizar la habilidad de los servicios de salud reproductiva como punto de acceso para localizar y apoyar a las mujeres que son víctimas de violencia por su pareja, y derivarlas a otros servicios de apoyo.
  • Incrementar la capacidad y establecer sistemas de recopilación de información para vigilar la violencia contra la mujer, así como de las actitudes y las creencias que la perpetúan: es de máxima importancia que las oficinas de estadística nacionales y los ministerios de salud y justicia, garanticen la confidencialidad de la información que les proporciona las víctimas.

Acciones de prevención terciaria 12:

  • Rehabilitación, trabajo grupal.

DISCUSIÓN

En la presente revisión bibliográfica, se demuestra que la violencia de género es un problema de salud pública, con una gran prevalencia y a pesar de ello, los profesionales sanitarios reconocen no haber recibido una formación adecuada para intentar abordar este problema 25-26.

Las enfermeras, y particularmente las enfermeras de atención primaria, resultan un elemento clave para la detección y la atención integral a las víctimas de malos tratos,  ya que en muchas ocasiones, la enfermera es la primera persona con la que habla la víctima. Como cualquier patología o enfermedad, la violencia puede evitarse y para ello hay que tener muy en cuenta la prevención, la detección y el tratamiento 12.

Los profesionales sanitarios reclaman una formación para llevar a cabo una adecuada entrevista psicosocial, ya que en muchos casos no se sienten capaces a preguntar directamente sobre si son víctimas de violencia de género. También reclaman un espacio adecuado en el que las mujeres se sientan cómodas y con total confianza, puesto que uno de los problemas que impide la detección de este problema es la falta de intimidad 12,25.

Una actitud empática y receptiva es clave para tener una adecuada relación terapéutica con los pacientes, y que se establezca un clima de confianza adecuado para que la mujer confíe en nosotros y nos cuente su problema. Una vez que la víctima confiesa su problema, debemos de informarla sobre los recursos con los que cuenta, debemos realizar un abordaje interdisciplinar del caso y debemos poner en marcha todos los dispositivos sociosanitarios disponibles 12.

Las enfermeras constituimos un grupo esencial tanto en la atención, como en la prevención, detección precoz e identificación de la violencia de género.  Intervenimos en la detección de signos, y por ello debemos de tener unos mínimos conocimientos sobre los signos y síntomas más frecuentes. En muchos casos, el lenguaje no verbal es fundamental para la detección de este problema de salud, o las visitas con gran regularidad a las diferentes instituciones sanitarias.

Debemos tener en cuenta las situaciones de especial vulnerabilidad que aumentan el riesgo de ser víctimas de violencia de género como el embarazo, la discapacidad o la dependencia económica, por ello la matrona también tiene un papel muy importante para abordar este fenómeno, ya que es la persona que más cercana está a la mujer durante el embarazo y debe de tener una adecuada formación para detectar estos casos 14.

Los hijos/as de las víctimas también pueden ser víctimas de maltrato, por ello, ante la mínima sospecha debemos hablar con el personal de Pediatría para que les hagan un reconocimiento 12.

Somos una pieza clave en la evolución de este proceso, en dar una información adecuada a la víctima, dar apoyo moral, y por supuesto proporcionar una continuidad de cuidados. Debemos de mantener siempre una actitud cercana y accesible durante todo el proceso.

CONCLUSIONES

El papel de la enfermera es muy importante en la atención a mujeres víctimas de violencia de género. Está en nuestra mano el aumentar nuestra formación postgrado, puesto que no salimos preparados para saber detectar, actuar y tratar a las víctimas de violencia de género. Formamos parte del entorno más cercano de éstas mujeres y por ello la empatía y la posesión de unas adecuadas habilidades sociales es básica. No nos debemos centrar únicamente en la valoración de los aspectos fisiológicos de la mujer, si no que debemos prestar mucha atención a los signos del lenguaje no verbal, que en ocasiones nos da información de mucha importancia. De hecho, la afectación de la salud del maltrato emocional persistente en el tiempo, puede desarrollar una enfermedad orgánica, pudiendo dejar secuelas para un futuro.

Habilitar espacios únicos para atender a estas mujeres sería un punto a favor para abordar este problema, puesto que para ellas la intimidad es primordial. Debemos recordarles en la entrevista, que todo lo que la mujer nos confíe es totalmente confidencial, ya que en muchas ocasiones los miedos no les permiten actuar.

En cualquier actuación con las mujeres que sufren violencia es necesario tener en cuenta su situación personal y adaptar las intervenciones respetando la voluntad de las mujeres. Para una adecuada intervención, sería necesaria la coordinación interprofesional.

El embarazo no las priva de ser víctimas de maltrato, por lo que debemos de tener claro que hay ciertos procesos que aumentan la probabilidad de ser maltratadas.

La mejor forma de abordar la violencia de género es la prevención primaria, aumentando la formación en diferentes instituciones como los colegios o lugares de trabajo, facilitando de esta manera una actuación adecuada en un futuro, ayudando de la mejor forma posible a estas víctimas y por supuesto, disminuyendo el número de mujeres maltratadas.

AGRADECIMIENTOS

En primer lugar, he de agradecer a mi tutora Henar, todo el apoyo que me ha dado durante estos meses y por los consejos y la ayuda que me proporcionó. En segundo lugar, también agradezco a Sofía Osorio y a Enrique Oltra el interés que mostraron en los dos talleres que nos dieron, y para finalizar, agradezco a René, la atención prestada las dos veces que fui a la Policía Local de Gijón.

Anexos

Anexos – Visión integral de Enfermería ante la violencia de género

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