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Análisis del estado de salud de adultos mayores. Capítulo dos – marco teórico y definiciones

a)             Infección del tracto genitourinario.

b)            Uretritis/vaginitis atrófica.

c)             Accidente cerebrovascular.

d)            Delirium.

e)             Fecalomas.

f)             Sobrecarga de volumen.

g)            Patologías psiquiátricas.

h)             Medicamentos.

Tratamiento

Actualmente el arsenal farmacológico está dirigido al manejo de la incontinencia de urgencia, buscando controlar los síntomas como la frecuencia urinaria, la nicturia y urgencia vesical. Entre ellos tenemos:

  1. Oxibutinina
  2. Tolterodina
  3. Desmopresina
  4. Antidepresivos tricíclicos
  5. Bloqueadores alfa adrenérgicos
  6. Alfa adrenérgicos
  7. Estrógenos
  8. Calcioantagonistas

En general mejoran con el tratamiento aunque hay pocos estudios de seguimiento que muestren su evolución más allá de 5 años. En general el adulto mayor sano que sin tener síntomas presenta contracciones involuntarias del detrusor por si sola puede progresar en el tiempo a una hiperactividad del mismo, pero se pueden ver más intensificados si hay falla en los mecanismos compensatorios, si aumentan las comorbilidades o el consumo de medicamentos (MSP, 2008).

Según un estudio realizado en Córdova- España, aplicado a 5139 pacientes con seguimiento a 5 años de prevalencia, incidencia y remisión de Incontinencia Urinaria en adultos mayores, la prevalencia de IU fue del 36% y 5 años después fue 46%. La prevalencia de IU es alta, la incidencia es moderada y la remisión espontánea baja. El deterioro de la movilidad influye fuertemente en la incidencia de IU, además en estudios realizados en Japón, Nueva Zelanda y Suecia, la incidencia anual de IU osciló entre el 2 y el 7%. Tasas más altas de incidencia (15-28%) y remisión (10-25%) se han descrito en ancianos norteamericanos y del sur de Australia.

2.5.2.     Demencia

2.5.3.     La demencia es una de las enfermedades más temidas y caras de la sociedad. Ocurre con más frecuencia sobre los 75 años, siendo un diagnóstico difícil, al inicio. Se define como un síndrome caracterizado por un deterioro progresivo de las habilidades intelectuales respecto a un nivel previo, en forma progresiva y variable. Debe existir pérdida de memoria más una de las siguientes habilidades: lenguaje, juicio o ánimo; cumpliendo un período mínimo de 6 meses, sin presentar alteraciones de la conciencia; conllevando disfunción en la vida diaria.

Clínica:

ETAPA 1: aparece pérdida de memoria, falla de adquisición de nuevos conocimientos, comienza a afectar el trabajo.

ETAPA 2: dura 2 a 10 años, tanto la memoria reciente como la remota están alteradas, hay desorientación espacial, tienden a repetir frases, presentan dificultad para reconocer, afasia fluida, déficit en la comprensión, puede haber agitación.

ETAPA 3: funciones intelectuales severamente deterioradas, no reconoce a su familia ni su imagen, aparece ecolalia, palilalia, destace rigidez en extremidades, inmovilidad, dificultad en la deglución, incontinencia urinaria y fecal (MSP, 2008).

De acuerdo a datos obtenidos del estudio NEDICES, realizado zonas urbanas y rurales de Madrid, que fue aplicado en 5278 pacientes, se concluye que existe una gran asociación entre las demencias y las enfermedades cardiovasculares, constituyendo así la causa primaria de enfermedades como Parkinson y Alzheimer.

La prevalencia de demencias a nivel mundial es mayor al 50% sobre todo en pacientes de más de 75 años, como lo afirma el estudio RESYDEM realizado en España, en el que se evidencia un 61,7% de adultos mayores afectados con esta patología.

2.5.4.     Inmovilidad

La inmovilidad es un síndrome que afecta significativamente la calidad de vida de los adultos mayores y tiene múltiples causas, según cuál de éstas sea, tendrá una presentación característica. Un Accidente Cerebro Vascular provoca una postración aguda, otras patologías como osteoartrosis, insuficiencia cardiaca, EPOC, lo hacen de manera gradual, y otras son recurrentes, como en el caso de enfermedades autoinmunes, caídas, etc. (MSP, 2008).

2.5.5.     Caídas

Las caídas son un verdadero problema clínico entre la población anciana, debido a su alta frecuencia y sus consecuencias físicas, psicológicas y sociales. Son una causa importante de mortalidad, inmovilidad e institucionalización prematura, además de ser un importante marcador de fragilidad en la edad avanzada, así como un factor de riesgo de deterioro y mal pronóstico.

Se calcula que cerca del 65% de los ancianos que viven en la comunidad, 40% de los que viven en una institución para cuidados prolongados y 20% de los hospitalizados sufren cuando menos una caída al año.

Las fractura de humero, muñeca, pelvis y cadera se consideran edad-dependientes, ya que son producto de los efectos de la osteoporosis y la caída. Suelen ocurrir con frecuencia lesiones de tipo hematoma o luxaciones articulares. En el estudio de los factores de riesgo, los cambios físicos propios del envejecimiento corresponden a los factores intrínsecos y factores extrínsecos.

Solo el 50% de los ancianos mayores de 70 años hospitalizados por una caída sobrevive a este acontecimiento en el año posterior a la caída. Las caídas pueden suceder a cualquier edad, en el anciano son realmente significativas, por sus efectos físicos directos como las lesiones y la muerte, o menos directo como la dependencia potencial, la incapacidad para el auto cuidado posterior, con una creciente demanda de cuidados por parte del familiar o del cuidador en la residencia (MSP, 2008).

Este problema puede adquirir dimensiones tan importantes que el miedo, la frustración y sensación de incapacidad pueden llevar desde el aislamiento social el anciano se muestra ansioso y triste prefiere no salir, y en casa poco a poco merma su funcionalidad. A este cuadro se le llama síndrome post-caída y debe ser atendido con terapia de apoyo y rehabilitación.

Los factores de riesgo intrínsecos relacionados con movilidad, pobre salud y limitación funcional son predictores de caídas recurrentes en ancianos, las cuales tienen consecuencias más severas que las caídas únicas (Cursio, 2009)

De acuerdo a un metaanálisis sobre epidemiología de las caídas en España se concluyó que a pesar de los avances en el desarrollo de intervenciones de prevención de caídas, España sigue con tasas parecidas a las del inicio de la década anterior a la revisión, por lo tanto, se evidencia la necesidad de implantar, mejorar o