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Análisis del estado de salud de adultos mayores. Capítulo dos – marco teórico y definiciones

7. Nitratos e hidralazina.

8. Antiagregantes y estatinas.

9. Anticoagulantes orales (Morgana, 2005).

2.6.3.     Enfermedades cerebro-vasculares

El Accidente cerebro-vascular ocasiona una cantidad extensa de muerte e incapacidad en todo el mundo. En el mundo occidental es la tercera causa de muerte tras las enfermedades del corazón y los cánceres; es probablemente la causa más común de incapacidad severa; su incidencia aumenta con la edad y la mayoría de las poblaciones que envejecen.

Se define pues el ACV como un síndrome clínico caracterizado por síntomas rápidamente crecientes, señales focales y a veces globales (para pacientes en coma), pérdida de función cerebral, con los síntomas durando más de 24 horas o conduciendo a la muerte, sin causa evidente a excepción del vascular.

El resultado después de un ACV depende del alcance y sitio dañado en el cerebro, también de la edad del paciente y el estado previo del paciente. El ACV hemorrágico tiene un riesgo más alto de muerte que el ACV isquémico, las muertes que ocurren dentro de la primera semana después del ACV son mayoritariamente debidas a los efectos directos del daño cerebral (Moranga, 2005).

2.6.4.     Diabetes Mellitus

El MSP (2010) define que la diabetes: “Es una enfermedad metabólica caracterizada por hiperglucemia, secundaria a la acción inadecuada y/o secreción deficiente de insulina, con tendencia a desarrollar complica­ciones específicas”

Según el Manual de Normas y Protocolos de Atención Integral de Salud de los Adultos Mayores del Ministerio de Salud Pública (2010) podemos mencionar los siguientes criterios para determinación de Diabetes Mellitus:

a)            Glucemia al azar ≥200 mg/dl en presencia de síntomas de diabetes (poliuria, polidipsia o pérdida de peso inexplicada).

b)            Glucemia en ayunas (al menos durante 8 horas) ≥126 mg/dl.

c)            Glucemia ≥200 mg/dl a las 2 horas tras la sobrecarga oral con 75 gr. de glucosa (SOG).

d)            Hemoglobina glucosilada (HbA1c) ≥6,5%.

En las tres últimas opciones es necesario confirmar el diagnóstico con una nueva determinación de glucemia en ayunas, sobrecarga oral de glucosa o hemoglobina glucosilada. Para realizar la confirmación es preferible repetir el mismo test que se utilizó en la primera ocasión. No se podrá utilizar la HbA1c como test diagnóstico en pacientes con anemia.

El objetivo del tratamiento y adecuado manejo de las personas que padecen la enfermedad, en principio debería intentar conseguir que la HbA1c (hemoglobina glucosilada) se encuentre en valores alrededor o por debajo del 7%, dado que se ha demostrado que mediante el estricto control glucémico se reducen las complicaciones microvasculares y a largo plazo, también las macrovasculares.

Dentro de los objetivos de control tienen especial importancia los factores de riesgo cardiovascular, porque aproximadamente el 65% de los diabéticos fallecen a consecuencia de una enfermedad Cardiovascular, en parte debido a la propia diabetes (el riesgo se multiplica por dos en hombres y por cuatro en mujeres), pero también debido a su frecuente asociación con otros factores como son la HTA, la dislipemia y la obesidad (Protocolo de manejo pág. 149).

2.7.         Determinantes de la salud

Según la Public Healthy Agency of Canada, 2010 los determinantes son un “conjunto de factores personales, sociales, económicos y ambientales que determinan el estado de salud de los individuos o poblaciones”. Comprenden los comportamientos y los estilos de vida saludables, los ingresos y la posición social, la educación, el trabajo y las condiciones laborales, el acceso a servicios sanitarios adecuados y los entornos físicos. Combinados todos ellos, crean distintas condiciones de vida que ejercen un claro impacto sobre la salud. Los cambios en estos estilos de vida y condiciones de vida, que determinan el estado de salud, son considerados como resultados intermedios de salud. Son factores que influyen y modelan la salud de los individuos y las comunidades.

El Informe Lalonde estableció en 1974 un marco conceptual para los factores clave que parecían determinar el estado de salud: estilo de vida, ambiente, biología humana y servicios de salud. Desde entonces, este marco básico se ha reforzado y expandido. En particular, hay creciente evidencia de que la contribución de la Medicina y la atención de la salud es bastante limitada, y que aumentar el gasto en atención no resultará en mejoras significativas en la salud de la población. Por otro lado, hay fuertes indicios de que otros factores como las condiciones de vida y de trabajo son crucialmente importantes para una población saludable. Los determinantes sociales de la salud (DSS) son las condiciones sociales en que las personas viven y trabajan (OMS, 2007).

2.7.1.     Medio ambiente

El crecimiento económico y la globalización han originado evidentes beneficios pero al mismo tiempo han provocado la aparición de nuevos riesgos. Existen dificultades e incertidumbres para identificar con exactitud la relación causal entre medio ambiente y salud. La medición de la exposición a numerosos factores ambientales es compleja porque no disponemos de sistemas adecuados de información y vigilancia sanitaria que permitan valorar la magnitud y gravedad de los riesgos. La información disponible sobre las enfermedades relacionadas con el medio ambiente procede de la experimentación en animales, estudios de laboratorio, estudios epidemiológicos y toxicológicos.

Los resultados de estos trabajos de investigación permiten extrapolar y estimar posibles riesgos para la salud pública. Sabemos, además, que algunas sustancias ambientales por debajo de ciertos niveles no son peligrosas. Sin embargo, otros agentes, tales como alergenos, radiaciones ionizantes, contaminantes del aire, preparados químicos carcinógenos, pueden suponer un riesgo a niveles más bajos de los observados. A pesar de ello existen algunos trabajos que han identificado la relación entre determinados agentes ambientales y la salud humana (Romero, 2007).

Las enfermedades respiratorias, el asma y las alergias están asociadas con la contaminación del aire externo e interno. La relación entre la contaminación atmosférica y la salud es cada día más conocida. Las evidencias del impacto del cambio climático sobre la salud son cada día más consistentes. En relación con ello recientes trabajos ha concluido que nuestro país es vulnerable al cambio climático y se está viendo afectado por los impactos, los impactos sobre la salud humana se refieren a un aumento de la morbimortalidad.. Otros efectos son el aumento de la contaminación por partículas finas y ozono y la implantación de vectores subtropicales adaptados a sobrevivir en climas cálidos y más secos, lo que podrá aumentar la incidencia de enfermedades como el dengue y malaria (MSP, 2010).

La disminución de la capa de ozono estratosférico y la exposición a