- controlar el efecto presor de un ejercicio a una intensidad determinada. Este factor se calcular multiplicando la tensión arterial sistólica por la frecuencia cardiaca registradas en un ejercicio determinado a una intensidad concreta.
- Lo recomendable sería establecer la sesión de ejercicio en el momento del día en que la tensión arterial esté mejor controlada.
- El descanso entre series de ejercicio debe ser suficiente, nunca debe ser inferior a 30 segundos.
- Evitar la maniobra de Valsalva, es decir bloquear la ventilación durante un esfuerzo físico. Por lo tanto, resulta fundamental que la persona aprenda a respirar adecuadamente durante la ejecución de los ejercicios físicos.
- Los betabloqueantes ejercen una función cardioprotectora selectiva, por tanto, es el fármaco adecuado como primer escalón en la terapia antihipertensiva, su toma reducirá el rendimiento físico así como la respuesta de la frecuencia cardiaca a una intensidad determinada. Por lo que el monitoreo de la intensidad del ejercicio en estos pacientes se recomienda realizar con la aplicación de una escala de esfuerzo percibido.
- Los fármacos diuréticos favorecerán el aumento de la diuresis durante las sesiones de ejercicio físico, consecuentemente, se deberán mantener las estrategias de rehidratación durante el ejercicio de una forma más continuada.
- Los fármacos antagonistas del canal de calcio pueden reducir la tensión arterial post esfuerzo, así, se recomienda estos fármacos ingerirlos postcena.
- Prestar atención a otras comorbilidades que requieran de ajustar el ejercicio.
- Evitar los ejercicios en los que el nivel de la cabeza esté por debajo del de las caderas (ejercicios declinados).
Un pequeño apunte hacia un futuro no muy lejano. Los avances científicos permiten determinar aspectos moleculares anteriormente desconocidos, y que al tenerlos presentes, permiten mejorar las intervenciones en materia de farmacología, nutrición y ejercicio físico. En este caso, la hipertensión no iba a ser una excepción, por lo que se están investigando las relaciones genéticas que relacionan el ejercicio físico con la hipertensión. Así por ejemplo, en una investigación antigua Hagber et al. (1999) detectaron que las modificaciones en los genes de la apolipoproteína E (ApoE) y de la enzima convertidora de la angiotensina (ACE) podrían determinar las posibilidades de mejora mediante el ejercicio físico.
Más recientemente, se ha estudiado los posibles vínculos entre patología e intervención con ejercicio físico mediante los microRNAs (Neves et al., 2014). La investigación genética es prometedora se conocen las limitaciones previas, investigaciones demasiado fragmentadas, número insuficiente de pacientes incluidos, fenotipado incompleto, escaso número de genes y polimorfismos, emparejamiento insuficiente de los fenotipos y de los genes potencialmente implicados.
Sin embargo las posibilidades de la investigación genética están creciendo a una velocidad increíble. Lo que es necesario es una investigación concertada y no fragmentada.
Conclusiones
Aunque puede resultar complicado que los pacientes hipertensos se ejerciten habitualmente, el ejercicio físico debe formar parte de las recomendaciones que se aporten al paciente junto con el plan farmacológico y estrategias nutricionales. El ejercicio físico bien diseñado y ajustado a las consideraciones particulares de la hipertensión no resulta perjudicial y si beneficioso. El ejercicio aeróbico realizado todos los días o la gran mayoría de los mismos debería ser el eje central de la recomendación, que se debería complementar con un programa de entrenamiento de fuerza suave en circuito.
Tabla 1. Modificación de estilo de vida y su incidencia sobre los niveles de tensión arterial.
Reducción de peso corporal: ↓ 5-20 mmHg por cada 10 kilogramos perdidos
Seguir un programa de ejercicio físico: ↓ 4-9 mmHg (siguiendo las pautas generales de realización de 30 minutos de ejercicio físico casi todos los días de la semana)
Mantener las pautas DASH: ↓ 8-14 mmHg
Gráficos
Gráfico 1. Recomendaciones de ejercicio físico aeróbico en personas con hipertensión (Pescatello et al., 2004).
Gráfico 2. Recomendaciones de ejercicio físico aeróbico vigoroso en personas con hipertensión (Sharman y Stowasser, 2009).
Gráfico nº 3. Recomendaciones de ejercicio físico de entrenamiento de fuerza en personas con hipertensión.
Gráficos – Hipertensión arterial y ejercicio físico
Referencias bibliográficas.
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Chobanian AV, Bakris GL, Black HR, et al. The seventh report of the Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure: The JNC7 Report. JAMA 2003; 289 (19): 2560-71.
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Hagber JM, Ferrell RE, Dengel DR, et al. Exercise training-induced blood pressure and plasma lipid improvement in hypertensive may be genotype dependent. Hypertension 1999; 34 (1): 18-23.
Hagberg JM, Park JJ, Brown MD. The role