inhibición de la entrada de estos microorganismos en las células vaginales o cervicouterinas, o prevención de la multiplicación de estos gérmenes cuando han penetrado en el organismo. (14,17)
La controvertida protección contra las infecciones de transmisión sexual (ITS) de los anticonceptivos hormonales
En este debate que se viene presentando desde hace ya algún tiempo, están implicados, sobre todo, los anticonceptivos hormonales orales combinados (AHOC). En el extremo están los estudios, que lejos de hablar de protección, han evidenciado que estos aumentan el riesgo de padecer algunas infecciones de transmisión sexual (ITS) y una Enfermedad Pélvica Inflamatoria (EPI), (9, 14, 15) En teoría, los AHOC tendrían el potencial de aumentar el riesgo de contraer una ITS de varias maneras, puesto que tanto el estrógeno como la progestina que contienen ejercen varios efectos sobre el aparato genital femenino. (15)
Los anticonceptivos hormonales orales combinados (AHOC) pueden producir ectopia cervical, y al exteriorizar el endocérvix, lo hacen más susceptible a la infección por gérmenes patógenos de transmisión sexual, ya que este, al no estar queratinizado, es menos resistente que el exocérvix a las infecciones. Asimismo, el uso de progestinas solas adelgaza el revestimiento vaginal, y lo deja más propenso a desgarros o abrasiones a través de los cuales los gérmenes patógenos causantes de infecciones de transmisión sexual (ITS) podrían penetrar en el organismo; además, su uso sin el estrógeno provoca disminución de la acidez vaginal, lo cual también facilita la adquisición de las infecciones a este nivel. (9,18, 19)
Sin embargo, otros investigadores han afirmado que el uso de anticonceptivos hormonales orales combinados (AHOC) no incrementa el riesgo de contraer una ITS, (8, 10, 11) mientras que otros, por el contrario, comparten opiniones ubicadas en el otro extremo de la controversia, refiriendo, incluso, que este tipo de anticoncepción ofrece protección contra estas infecciones. Así, argumentan que los AHOC protegen, sobre todo, de las infecciones genitales bacterianas, y que su uso por más de 1 año está asociado con un descenso de un 50% de la incidencia de salpingitis aguda. (20, 21) Esta protección, según los expertos, la ofrecerían a través del espesamiento del moco cervical, la disminución de la dilatación cervical, del flujo menstrual, que puede servir como “caldo de cultivo” para los gérmenes, y del espesor endometrial, evitando la menstruación retrógrada, y frenando las contracciones uterinas. Además, refieren también que las salpingitis que ocurren en las usuarias habituales de anticonceptivos hormonales orales combinados (AHOC), son menos severas, ya que estos evitan, en cierta forma, que los ovarios se involucren tempranamente en la reacción inflamatoria peritoneal al mantenerlos silenciados. (20,21)
En relación con las píldoras de solo progestina, algunos investigadores refieren que debido a los efectos directos sobre el moco cervical (espesamiento) y el epitelio endometrial (adelgazamiento, e incluso, atrofia) estas pueden proteger de la enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) al dificultar o bloquear el ascenso bacteriano por el aparato genital femenino; sin embargo, aclaran que estas no pueden impedir que se produzcan infecciones del tracto reproductor bajo y que no pueden proteger del VIH. (22)
Los datos de estudios relativos a los inyectables de solo progestina y el riesgo de contraer una infección de transmisión sexual (ITS) y una infección por el VIH, son contradictorios, y no se dispone de estudios publicados sobre los efectos del norplant, implante de solo progestina, en relación con la transmisión del VIH. (19, 23)
Finalmente, consideramos necesario decir que, según los criterios médicos de la OMS de elegibilidad para el uso de anticonceptivos, no existe ninguna restricción para la utilización de algún método hormonal de anticoncepción para las personas que presenten en un momento dado una una infección de transmisión sexual (ITS), para las que tienen un mayor riesgo de contraer una de estas enfermedades, incluido una infección por el VIH, para las que son VIH-positivas o para las que tienen SIDA. (18)
DIU y enfermedad pélvica inflamatoria
El aumento del riesgo de sufrir una enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) ha sido históricamente una de las mayores preocupaciones que han tenido los estudiosos de la anticoncepción intrauterina, y se han hecho múltiples investigaciones para comprobar la veracidad, el alcance y los matices de este planteamiento. Este riesgo se sobreestimó en el decenio de los 70, cuando se introdujo el escudo de Dalkon, un DIU que tenía una cola hecha de múltiples filamentos, que favorecía el ascenso de bacterias al útero desde el tracto genital inferior y, consecuentemente, el surgimiento de una enfermedad pélvica inflamatoria (EPI). (9, 24,25)
Actualmente, se sabe que la infección bacteriana uterina relacionada con el uso de los DIU es debida a la contaminación de la cavidad endometrial en el momento de la inserción, y hay evidencia confiable de que el único y verdadero incremento del riesgo de sufrir una enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) relacionado con estos dispositivos, ocurre en los primeros 20 días posteriores a su inserción, y de que el riesgo en cualquier otro momento es bajo y uniforme. (21, 24,25) El aumento del riesgo de sufrir una infección después de la inserción, se debe a que los microorganismos presentes en la vagina pueden ser transportados por el dispositivo a través del cuello uterino e introducidos así en la cavidad endometrial, la cual colonizarían con posterioridad, y esto puede ser válido, incluso, para los microorganismos que normalmente están presentes en la vagina y que constituyen la flora normal de dicha zona. (25)
Se sabe que esta infección puede ser prevenida si se realiza una evaluación cuidadosa de la vagina y del cuello uterino antes de la inserción, con el objetivo de detectar la presencia de alguna una infección de transmisión sexual (ITS), y si se hace una adecuada antisepsia durante el procedimiento. (9, 24,25)
El uso profiláctico periinsercional de antibióticos sigue siendo un planteamiento controvertido, y algunos científicos refieren que hasta podría incrementar la resistencia antibiótica, y que si se aplican procedimientos asépticos de inserción, se pueden limitar los riesgos prácticamente hasta la supuesta medida lograda cuando se usa una pauta profiláctica de tratamiento con algún antibiótico. (25)
Se conoce en este momento que la conducta sexual promiscua e irresponsable