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Comportamiento de las oftalmopatías por VIH-SIDA

ha sido aislado en diversos tejidos y estructuras oculares: retina, iris, lágrimas, conjuntiva, córnea, vítreo y esclerótica, entre otras. Al respecto hay que comentar que: (27)

  • La demostración de VIH en la retina de estos enfermos sugiere la posibilidad de que esté implicado directamente en la retinopatía no-infecciosa del SIDA (microangiopatía) (27).
  • La coexistencia de citomegalovirus (CMV) y VIH en la retina de enfermos diagnosticados de retinitis por citomegalovirus (CMV), podría incrementar la agresividad de la retinitis, ya que el VIH «in vitro» potencia y facilita el desarrollo de la infección por citomegalovirus (CMV) (27).
  • El hallazgo del VIH en las estructuras oculares es de gran interés para el oftalmólogo, especialmente por las implicaciones en cuanto a transmisibilidad. Hay que subrayar que aunque el virus ha sido aislado a nivel ocular, no se ha demostrado su transmisión a partir de estos tejidos ni para el enfermo ni para el cirujano, tanto durante las exploraciones cotidianas como durante la cirugía oftálmica (cirugía vitreorretiniana, trasplante de córnea, trasplante de células del epitelio pigmentario, trasplante de esclera preservada (27), ya que no existe en ellos en cantidades suficientemente infectivas.

Muchos son los criterios en cuanto al daño ocular que pueden presentar los pacientes con VIH-SIDA, lo cierto es que puede infectar cada una de las estructuras del ojo, estadísticamente la morbilidad es baja en nuestra Provincia, debido a que existe una morbilidad oculta, consecuencia a que muchos pacientes con oftalmopatías, son atendidos por el oftalmólogo, sin escribirle en su historia clínica, provocando el paciente lleve consigo la conducta a seguir realizada por el oftalmólogo, y ésta no se refleje en este importante documento.

En el cuadro # 2 se observa que el sexo más afectado es el masculino, y el grupo etáreo que predominó fue el de 28 a 38 años, la Dra. Bety Yanes, en su estudio refiere que población estudiada fue en su mayoría joven y de sexo masculino, similar a los patrones de la población nacional infectada por este virus. A semejanza de otros países de Latinoamérica, África y Europa del Este. (19)

En otra literatura revisada se plantea que el comportamiento del compromiso ocular está relacionado a la menor incidencia en relación a la población adulta. (28)

En un estudio prospectivo de 821 pacientes con diagnóstico de VIH-SIDA evaluados en la consulta externa de los servicios de Medicina Tropical y Oftalmología del Hospital Nacional Dos de Mayo (Lima, Perú) arrojó que el rango de edad predominante fue de 16- 73 años (media 36), y la mayoría fueron varones, lo cual coincidió con nuestro estudio. (19)

Los resultados observados tienen mucho que ver con el curso de la epidemia en la actualidad, ya que los más afectados son los hombres, y dentro de ellos el grupo más vulnerable los Hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH), no existe evidencias de que los hombres estén más predispuestos a contraer estas infecciones con respecto al sexo femenino, en cuanto a estado inmunológico o alteraciones anatómicas etc.

Se mostró en el cuadro # 3 que el segmento del ojo más afectado fue el segmento posterior, lo cual nos coincide con el estudio realizado en (19) Se encontraron lesiones en el segmento anterior en el mayor parte de la muestra, (queratopatía punctata superficial, microangiopatía conjuntival, conjuntivitis y cataratas fueron las más frecuentes), y se evidenciaron lesiones en el segmento posterior en la menor cuantía de los casos,( microangiopatía vascular en y retinitis por citomegalovirus, que fue la principal causa de ceguera en este grupo de pacientes [14/19 ojos] ).(19)

La retinitis por citomegalovirus (CMV), es usualmente una manifestación de estadios tardíos del SIDA, presumiblemente por su desarrollo, requiere grados muy severos de inmunosupresión y su aparición está relacionada con un peor pronóstico de la supervivencia. Un estudio del Dr. Luis Tobaru y col.(57) arrojó que el 1.8%, de los pacientes con SIDA desarrolla retinitis por citomegalovirus (CMV) como primera manifestación y se ha encontrado que un significativo número de pacientes con retinitis por citomegalovirus (RCMV) e infección por VIH, no tenían el diagnóstico de SIDA hasta que la infección ocular fue descubierta.

En dicho estudio un paciente desarrolló retinitis por citomegalovirus (RCMV), como primera manifestación del SIDA, y debe alertar al oftalmólogo, ante la posibilidad que esto ocurra durante un examen oftalmológico de rutina, en un paciente VIH no reconocido. (28)

Según datos obtenidos en el cuadro # 4, se puede observar que los pacientes con SIDA predominaron más que los portadores de VIH, esto concuerda con lo planteado por el Dr. Manuel Díaz Llopins, (8) profesor titular español en su libro ″Sida y Oftalmología″, el mismo refiere que la frecuencia de las manifestaciones oftalmológicas en los pacientes con SIDA, va progresivamente aumentando con la mayor supervivencia de los enfermos. No debemos olvidar que con los tratamientos actuales un 12% de los pacientes VIH+ vivirán más de 20 años desde su primoinfección. Además, con la introducción de nuevos antirretrovirales, asociados a la zidovudina y a la quimioprofilaxis primaria preventiva que se realiza en todos los pacientes asintomáticos (Cándida, Herpes, Tuberculosis, Toxoplasmosis, Pneumocystis carinii, etc.), muchos individuos pueden llegar a permanecer sin síntomas, conservando un buen estado general hasta fases terminales de la enfermedad, incluso con niveles de linfocitos CD4 menores de 100 células/µl, franja inmunológica donde son frecuentes las alteraciones oftalmológicas.

Dependiendo de muchos factores (geográficos, población estudiada -pacientes hospitalarios versus ambulatorios-, etc.), la frecuencia de las manifestaciones oculares puede variar según las series desde un 30 a un 70% del total de pacientes en estadio SIDA. Pero a nivel práctico podemos considerar que 3 de cada 4 casos desarrollarán en algún momento de la enfermedad clínica oftalmológica.

Sin duda, la manifestación oftálmica más frecuente es la microangiopatía retiniana o retinopatía no-infecciosa del SIDA, presente en más de la mitad de los casos de SIDA clínico, y única manifestación oftálmica que puede aparecer hasta en un 1-3% de los casos en estadio de portador asintomático. (8)

También se plantea en este libro que en las regiones subdesarrolladas (África, Asia, etc.) la menor incidencia de determinadas patologías, como por ejemplo la prácticamente inexistente retinitis por citomegalovirus es fácilmente explicable al fallecer los pacientes precozmente por otras infecciones (tuberculosis, parasitosis tropicales, neumonías bacterianas, etc.), antes de llegar a deteriorarse