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Caracterización de los pacientes portadores de insuficiencia cardiaca

presentó.

Tabla 6. Estado al alta hospitalaria.

Estado al alta – Número – %

Vivo –  80 – 75,49%

Fallecido –  26 – 24,51%

Total – 106 – 100%

Fuente. Historias clínicas.

Esta tabla representa la mortalidad por insuficiencia cardiaca en este grupo estudiado que alcanzo la relación 1:4 estando acorde a la literatura revisada.

DISCUSIÓN

En este estudio se encontró un total de 106 casos con diagnóstico de insuficiencia cardiaca, que cumplieron con los criterios de inclusión, lo que representó un 49% del total de ingresos, causado por diferentes errores en el completamiento del estudio, no obstante existió un bajo número de ingresos, debido a sub registros de los casos de insuficiencia cardiaca y el poco acceso de estos enfermos al nivel secundario al tener garantizada una atención primaria adecuada, en relación a otros estudios como Roger et al (7) en 2011 que mostró una prevalencia entre el 6,1% en hombres y 6,9% en féminas, y los datos aportados por Framingham, (2) que reporta el 1 x 1 000.

En este estudio predominó el grupo de más de 60 años de edad, con una caída en el grupo de mayor edad, diferente a lo observado en el estudio Framingham, el cual señala que señala para él una progresión matemática desde el grupo de 50-59 años hasta los octogenarios, (17-19) otros grupos también tienen datos muy similares han demostrado un incremento de los casos de 5% para 70 – 79 años y un 10% para 80 años y más. (20,21) En años más recientes algunos autores señalan cifras mayores, así, Fonarow et al (9) plantea que a las edades de 65 – 75 años más del 5% de las personas padecen insuficiencia cardiaca y, por encima de los 80 años, esta cifra se eleva a un 10 – 20%.

En el gráfico 1 se hace un análisis de la relación existente entre la insuficiencia cardiaca y el género, donde se puede observar que más de dos tercios de los casos son del sexo femenino, aunque según las estadísticas norteamericanas la diferencia entre sexo no es significativa, (22,23) sin embargo Masoudi et al, (24) en el año 2003 demostró predominio del sexo femenino, al igual que en este estudio, en el cual ha existido un amplio predominio del sexo femenino, lo que pudiera estar en relación a ciertas características muy propias de la mujer como son;

  • L a mujer desarrolla la insuficiencia cardiaca después del hombre.
  • Preserva mejor la función sistólica
  • Se deprimen más que los hombres.
  • Los síntomas son más pronunciados.
  • Tienen una mayor supervivencia.

En Cuba, las enfermedades del corazón son la causa más importante de muerte desde hace más de 4 décadas, aunque no se conoce la prevalencia exacta de las enfermedades del corazón a escala poblacional en el país, pero se puede observar una mayor prevalencia en mujeres, como se puede observar en un estudio realizado por Cooper et al (25) en la Habana, donde encontró una mayor presencia femenina en las provincias como La Habana, Matanzas y Villa Cara. Aunque Negrin Expósito et al (15) demostró en su investigación que los mayores de 65 años representan el 85% de todos los fallecidos por enfermedades del corazón y la razón de mortalidad hombre/mujer fue de 1:3 en el año 2007, acercándose cada vez más el número de mujeres que fallecen a los hombres. Sin embargo Armas y Dueñas (12) demostraron una prevalencia de Insuficiencia Cardiaca mayor entre féminas (2,1%) (IC 1,8 – 2,4), la que se incrementó con el aumento de la edad para alcanzar 10,7% entre los de 75 y más. (IC 8,9 – 12,4).

Entonces vemos que en este trabajo los pacientes de mayor edad, mujeres y blancos latinos son la mayor causa de ingresos, y en ellos predomina en grupo III, IV de la NYHA, además de una estadiación C y D del ACC, debido a que el ingreso se realizó en pacientes en mal estado, muy difíciles de compensar en la atención primaria, muchos de ellos de largo tiempo de evolución, con alteraciones imagenológicas y eléctricas del corazón, donde existió una mortalidad de un 25%, se observó como dato interesante la pérdida de peso, fatigabilidad, anorexia, lo que unido a los trastornos funcionales y estructurales del corazón, colocan a estos pacientes en un grupo muy propenso a complicaciones mortales como es la caquexia cardiaca. La cual se puede definir como un complejo desorden metabólico que involucra la pérdida progresiva de peso, acompañada de desgaste muscular, fatiga, y debilidad. La pérdida de peso asociada involucra a la pérdida de masa muscular así como grasa y hueso. El músculo esquelético se pierde junto al peso corporal lo que precede la pérdida de masa cardíaca y señalan los estados finales de de la insuficiencia cardiaca. (26)

En el año 2008, 5.7 millones de norte americanos mayores de 65 años fueron hospitalizados por insuficiencia cardiaca (14) , de los cuales el 10 al 15% sufrían de un estado avanzado de la insuficiencia cardiaca, con una progresiva pérdida de peso, y dos-tercios de ellos desarrollaron pedida de masa muscular y caquexia cardiaca.

Okoshi et al (7) demostró que el 10% de los pacientes clasificados como grado III o IV NYHA, desarrollan caquexia cardiaca cada año. De los cuales un 50% fallecen en los próximos 18 meses, por lo que se ha encontrado en la actualidad que la caquexia cardiaca es un fuerte predictor de mortalidad en los pacientes con ICC. (25,26)

La caquexia cardíaca en los momentos actuales no es bien reconocida, se supone que se desarrolla por múltiples vías como son; alteraciones inmunológicas, metabólicas, y neurohormonales, las cuales activan complejos mecanismos que producen la caquexia cardíaca. La etiología precisa de la respuesta inmunológica aun no ha sido precisada. Se piensa que la insuficiencia cardiaca, altera la permeabilidad gastrointestinal, produciendo edema de pared intestinal, lo que reduce la absorción intestinal, que permite el paso de bacterias y endotoxinas, las que activan la función inflamatoria de las citoquinas, y conlleva a la inflamación sistémica. (27) Se teoriza que la hipoxia y la falla del musculo cardiaco son responsables de la producción de las citoquinas inflamatorias, en especial el factor de necrosis tumoral α, que produce apoptosis y muerte celular. Esto promueve la anorexia e intolerancia al ejercicio con la reducción simultánea en el flujo sanguíneo periférico. (28,29)

Esto a su vez necesita de un incremento en el proceso metabólico, debido a la mayor necesidad de requisitos calóricos en presencia de anorexia y fatiga. Esta respuesta