enfermedades”. Propuesta conceptual que ha recibido muchas críticas de expertos de uso debido a que se considera que el mismo es inviable. Visto a que es imposible en la praxis lograr un completo bienestar. Adicionalmente se aduce que la sensación de bienestar es muy subjetiva y que depende tanto del lugar como del tiempo histórico en que se conciba.
Terris (1980) aporta otro concepto acerca de la salud: “salud es un estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionamiento, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedad.” Puede evidenciarse en el presente axioma, dos aspectos que modifican considerablemente la definición aportada por la OMS: el primero, que es eliminado el término <completo> por ser inviable, imposible, su concreción en el plano de la realidad. El segundo, es la incorporación del indicador capacidad de funcionamiento, hecho que permitiría valorar cualitativa y cuantitativamente la salud.
Para Samaja (2.004) “La salud es un valor y no un ser: expresa preferencias que se construyen en las situaciones sociales, pero no designa cosas.” Posición que permite inferir que la salud es un bien subjetivo, que puede variar de persona a persona, de pueblo en pueblo, de comunidad en comunidad. Adicionalmente, el concepto propuesto sugiere que la salud como bien personal o colectivo, va a estar determinado por la cultura dominante de una sociedad cualquiera.
Anteriormente se había expresado que la categoría salud es en grado sumo compleja. Debido a que la misma va a estar determinada por cuatro elementos o factores, que interactuando armónicamente definirán la salud o sus niveles, que para Laframboise (1973) son: los estilos de vida, el medio ambiente, la biología humana y la asistencia sanitaria.
La Calidad de Vida.
Con el objeto de contextualizar temporalmente ésta noción debe registrarse que la calidad de vida “como categoría de estudio fue popularizada a mediados del pasado siglo XX, específicamente a partir de la década de los años cincuenta con los estudios socioeconómicos de Jhon Kenneth Galbraith”. (Gerlein y Fonegra, 2001). Conspicuo economista de origen canadiense que realizó estudios acerca de la incidencia de las políticas economicistas en los grupos humanos y la economía política.
Como categoría, la calidad de vida puede ser considerada un término muy abstracto y polisémico debido a que, entre otras cosas, es empleado por distintas disciplinas científicas (Economía, Psicología, Sociología, Medicina, Política, entre otras tantas más), lo cual hace, en atención al contexto disciplinar, que este axioma adquiera o se le atribuya variados significados.
En este orden de ideas (Gerlein, 1996) sostuvo que:
“La calidad de vida se tasa en la vida diaria y en cada situación concreta donde existen los seres humanos en la que la existencia se hace digna o indigna, más plena o frustrante, más libre o condicionada. La calidad de vida significa la calidad de la existencia de los seres humanos concretos y reales y en las condiciones específicas en las que existen”.
Esta apreciación permite distinguir dos aspectos acerca de la calidad de vida. El primero es aquel que sugiere que la calidad de vida es un producto histórico, debido a que va a depender y medir en función a ciertas condiciones que dignifican al hombre. El segundo aspecto invita considerar la calidad de vida como categoría cultural por cuanto ella depende del sentimiento o grado de satisfacción que el ser humano experimente.
Adicionalmente del concepto propuesto por Gerlein, se pueden identificar en el, principios y valores como la dignidad humana, la libertad y la autonomía.
En el mismo momento histórico del autor precedente (La Organización Mundial de la salud, 1996) adujo que la calidad de vida es la “Percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de la cultura y del sistema de valores en los que vive y en relación con sus objetivos, sus expectativas, sus normas, sus inquietudes. Se trata de un concepto muy amplio que está influido de modo complejo por la salud física del sujeto, su estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, así como su relación con los elementos esenciales de su entorno”.
El concepto propuesto permite aprehender que la calidad de vida como categoría de estudio es superlativamente compleja al igual que la salud, debido a que su alcance va a depender de una serie de factores que va de lo axiológico, lo cosmogónico, lo psicológico, lo antropológico, lo sociológico, hasta lo geográfico, sin tomar en cuenta otros elementos que pudieren haber sido omitidos involuntariamente.
Continuando con el esfuerzo para aclarar aún más sobre la calidad de vida, (Levy y Anderson, citado por Grau, 1998), en atención a una propuesta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aducen que la calidad de vida es una medida compuesta “de bienestar físico, mental y social, de felicidad, satisfacción y recompensa tal como lo percibe cada individuo y cada grupo”. Afirmación que permite inferir que la calidad de vida como noción es en grado sumo subjetiva, debido a que tanto su medida como la manera como es percibida va a depender y variará de un individuo a otro, de una comunidad a otra comunidad, de un pueblo a otro pueblo y de nación en nación. Es decir, la calidad de vida es directamente proporcional con el grado de requerimiento y satisfacción de necesidades que cada persona o grupo humano, demande y/o experimente.
Para (Max-Neff, 1986) la calidad de vida se reduce a “buscar el desarrollo de todas las personas y de toda la persona”. Este lacónico pero muy significativo concepto constituye un gran compromiso para cualquier Estado. Debido a que el alcance de la calidad de vida requerirá de todas las condiciones (vivienda, ambiente, salud, empleo, paz, seguridad, salario digno, recreación, educación, etc) que permitan desarrollar al individuo y a la sociedad de una manera integral. Sin exclusión de ninguna índole, donde se haga énfasis en el principio de la democracia, la solidaridad, la justicia y la equidad. Es oportuno destacar que tales condiciones, guardan una estrecha relación con los determinantes de la salud señalados anteriormente.
Por último, para (Castro, 2010) la calidad de vida “supone la satisfacción mínima aceptable del complejo de necesidades-satisfactores, en las dimensiones individual, familiar y comunitaria, y en los ámbitos local, regional y nacional”. Posición que destaca una vez más el carácter personal de la noción. Adicionalmente, llama la atención el hecho que la calidad de vida supondría “la satisfacción mínima aceptable de las necesidades”. Es decir, para Castro el ser humano siempre va a encontrarse en un estado de menester, sea este bajo, medio o alto.