como consecuencia aparición de enfermedades cerebro vasculares, Hipertensión Arterial precozmente y otras enfermedades asociadas, así como también los elementos clínicos, psicológicos y terapéuticos de interés 30,29.
La jerarquía de los factores de riesgo de lesión vascular, teniendo en cuenta la frecuencia de aparición, coincide con lo encontrado por otros autores, como Galzagorri M, Alarcón A y Jordán N, cuyos resultados son similares a los nuestros. En el estudio del doctor Morrees, el hábito de fumar ocupan uno de los primeros lugares, lo cual coincide con nuestros resultados.
En el Bogalusa Heart Study se estableció una correlación entre el índice de masa corporal, la presión arterial sistólica y el perfil lipídico, y se encontró una fuerte asociación de estos factores con la extensión de lesiones de la aorta y arterias coronarias. Además, el hábito de fumar incrementa el porcentaje de la superficie de la íntima afectada con placas fibrosas en la aorta y estrías adiposas en los vasos coronarios, lo cual indica que según el número de factores de riesgo incrementa así lo hace la gravedad de la aterosclerosis asintomática en la aorta y arteria coronaria en la población 40.
The Prospective Cardiovascular Münster (PROCAM) señaló que la hiperlipidemia es más significativa que la hipertensión arterial (HTA) o la DM II como riesgo coronario. 41 Cuando esta condición se asocia a hipertrigliceridemia, el riesgo aumenta seis veces, lo cual demuestra una relación en J entre los niveles de colesterol y la mortalidad por ECV. The Intervention Trial Research Group (MRFIT) estableció la relación de los niveles séricos de colesterol con la mortalidad coronaria. Ambos estudios multicéntricos demostraron categóricamente que el nivel elevado de colesterol constituía un factor de riesgo de morbimortalidad de causa cardiovascular, y en el clásico estudio Framingham a 30 años de seguimiento se encontró en personas sobre 50 años un sorprendente aumento de la mortalidad total y cardiovascular de 11 y 14% respectivamente por cada 1 mg/dL por año de caída del colesterol plasmático, y el riesgo ajustado multivariable asociado a colesterol > 200 mg/dL fue de 27% en varones y de 35% en mujeres. 36
En el Estudio de los siete países (Menotti, 2000) se demostró la relación entre el colesterol y la tasa de mortalidad por enfermedad coronaria, con un riesgo 1,1-1,5 veces mayor los pacientes con colesterol elevado. Los expertos estadounidenses del National Cholesterol Education Program 42 (NCEP, 2001) determinaron que a partir de los 240 mg/dL aumenta exponencialmente el riesgo de enfermedad coronaria y, por lo tanto, de infarto agudo de miocardio. 43 Según Masia y otros, 44 por los resultados del REGICOR, el riesgo atribuible poblacional del colesterol total (CT) indica que la enfermedad coronaria en el 9% de los casos podría evitarse si no hubiera pacientes hipercolesterolémicos.
En nuestra investigación encontramos que 36 pacientes del grupo en estudio presentaban valores de filtrado glomerular por debajo 90 (mL/minuto/1.73 m2), lo que constituye el 8% de la muestra, la gran mayoría sin manifestaciones clínicas de insuficiencia renal. Pudimos observar que la prevalencia de enfermedad renal crónica (ERC) aumenta con el tiempo de padecer hipertensión arterial (HTA), observando un 41.6% de los pacientes con más de 2 años con hipertensión arterial, a esto se suma que muchos de los pacientes con índice de filtración glomerular (IFG) por debajo de 90 se le asociaban otros factores de riesgo de enfermedad renal crónica (ERC) como la Diabetes Mellitus, la cual constituye la principal causa de esta afección.
El presente estudio demuestra que se mantienen la hipertensión arterial (HTA) y la Diabetes Mellitus como las principales causas de enfermedad renal crónica (ERC) y constituyen a su vez los FRCV más agresivos de este creciente grupo de pacientes considerados de alto riesgo vascular. Esto se corresponde con lo planteado en diferentes estudios, 45 donde estas causas suponen el 70% de los casos con enfermedad renal crónica (ERC) en sus diferentes estadios y por tanto están estrechamente relacionados con el desarrollo de ECV.
En ausencia de tratamiento antihipertensivo la afectación renal es muy frecuente en la hipertensión esencial. Perera describe que el 42% de una serie de 500 hipertensos seguidos hasta su muerte por el autor, presentaban proteinuria y que el 18% tenían diferentes grados de insuficiencia renal 9.
En un estudio publicado recientemente por el doctor Rolando Teruel en la provincia de Holguín en el cual midió el grado de lesión en órgano diana producido por la hipertensión arterial (HTA), demostró que la prevalencia aumentaba en hipertensos con más de 5 años de hecho el diagnóstico, lo cual se corresponde con la investigación nuestra. Ver tabla (6).
En cuanto a la interrelación entre el grado de hipertensión arterial (HTA) y el tipo de retinopatía (tabla 7), vimos que la mayoría de los casos con hipertensión arterial (HTA) ligera tenían un grado I de retinopatía, y los 9 casos con retinopatía grado III, una hipertensión moderada. También observamos que a mayor severidad de la hipertensión arterial (HTA) más daño se produce en la circulación retiniana ya que el 63.6% de los pacientes con algún grado de retinopatía hipertensiva eran hipertensos moderados, lo que corresponde con la mayoria de los autores 46,47. Según la clasificación de Keith-Wegener y Baker, la diferencia entre el grado I y II de retinopatía la determinan los cambios arterioescleróticos vasculares, por tanto, en nuestra casuística predominaron los cambios arterioloescleróticos sobre los angioespásticos (estrechamientos arteriolares); es conocido que los primeros son cambios orgánicos irreversibles de la pared vascular y señalan una larga evolución de la enfermedad a diferencia de los segundos que pueden ser reversibles y son expresión de un cuadro agudo severo y progresivo 47.
- CONCLUSIONES:
- Del total de pacientes del consultorio No 19 el 40.0% padecían de Hipertensión Arterial, siendo el sexo masculino el de mayor prevalencia con un 52.6%, donde hay un mayor porcentaje de pacientes comprendidos entre las edades de 56 años a 60 años.
- El estudio reveló que el 36.3% de los