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Propuesta de un programa educativo basado en VIH/SIDA dirigido a adolescentes con edades comprendidas entre 15 y 16 años de la U.E. colegio “Del Santísimo”

De acuerdo a este estudio, queda evidenciado que son pocos los centros escolares que incorporan la educación sexual en sus planes formativos por lo que apoya el trabajo realizado por las autoras al proponer el diseño de un programa educativo en la materia del VIH/SIDA:

En los marcos de las observaciones anteriores y esta vez en el ámbito nacional se señalan los siguientes estudios: Blanco L. Pérez M., Osuna Z. (2008) realizaron un estudio descriptivo dirigido a adolescentes de distintos estratos socioeconómicos en la Gran Caracas. Se aplicó una encuesta para explorar aspectos: sociodemográficas, conocimiento sobre VIH/SIDA y conductas sexuales asociadas con VIH/SIDA. El análisis estadístico se basó en la prueba Chi-cuadrado y el escalamiento multidimensional. Los resultados mostraron un alto porcentaje de estudiantes con desconocimiento de la definición conceptual del VIH/SIDA. Los estudiantes de mayor nivel socioeconómico tienen menor presencia de conductas sexuales de alto riesgo asociadas con VIH/SIDA y mayor similitud en las respuestas correctas. Los estudiantes de estratos sociales bajos-medios tienen mayor riesgo de adquirir VIH/SIDA, ya que en ellos predominan conductas sexuales de alto riesgo.

En atención a lo expuesto en este estudio se concluye que quizás sería el momento de plantearse otras alternativas siguiendo el ejemplo de países como Francia, que pasaran por una regulación más explícita de la formación sexual y que al final establecieran cierta obligatoriedad de esta formación.

Cabe considerar el trabajo realizado por Dávila M.E. (2007) Con el propósito de determinar en Nivel de Conocimiento (NC) que sobre el VIH/SIDA tienen los adolescentes, realizó una investigación descriptiva transversal. La población estuvo constituida por 329 estudiantes de los 4tos y 5tos años de dos unidades educativas públicas del municipio Jiménez, Quibor Estado Lara. La muestra no probabilística la conformaron 208 estudiantes disponibles durante los días pautados para la visita a las instituciones educativas, a quienes se les aplicó un cuestionario con preguntas sobre el VIH/SIDA, prevención y modo de transmisión. La edad promedio de los participantes fue 15 a 24 años de edad, donde el 57,2% eran del género femenino y el 42,8% del género masculino.

Los resultados arrojaron que el 40,9% reportó un Nivel de Conocimiento “bueno”, 51,9% “regular” y 7,2% “deficiente”. El Nivel de Conocimiento relacionado a las medidas de prevención muestra que 78,8% conoce dichas medidas. Un 95,7% respondió correctamente que el “VIH/SIDA se puede contraer al mantener relaciones sexuales sin protección”, 41,8% respondió incorrectamente que “no hay forma de protegerse contra el VIH”. En general los estudiantes presentan un Nivel de Conocimiento “regular”, lo que hace necesario la implementación de estrategias educativas para mejorar el conocimiento acerca de la enfermedad, sus consecuencias y formas.

Estos resultados contribuyen considerablemente al trabajo de investigación presentado por las autoras porque se demuestra que la promoción de esta enfermedad entre los jóvenes está en manos del sistema educativo.

En este mismo orden y dirección se cita el trabajo de investigación de: García R. (2007), de Barquisimeto Estado Lara. La autora realizó una investigación de tipo cualitativo a jóvenes con edades comprendida entre 12 y 15 años, para la recolección de datos aplico una entrevista no estructurada previamente validada con el objeto de precisar el nivel de conocimiento que tenían estos jóvenes sobre el VIH/SIDA, la comunicación afectiva, autoestima en el adolescente, la familia, los valores familiares, los cambios biológicos propios de la adolescencia, factores de riesgo y sexualidad.

Para determinar los resultados se utilizó la observación participante y el diario de campo, la información obtenida se verifico a través de la triangulación, concluyendo que los adolescentes tenían escasos conocimientos sobre el VIH/SIDA y los factores que llevan a su contagio, estos datos llevaron a la autora al diseño de un plan de acción.

Ahora bien, este trabajo reitera la investigación en cuanto al desconocimiento que tienen algunos jóvenes y adolescentes sobre algunos aspectos relacionados con el VIH/SIDA y alertan a las autoridades educativas, padres, madres y representantes a desarrollar estrategias que permitan mejorar los niveles encontrados en esta población y así prevenir el contagio con VIH.

Es importante señalar, que el aporte brindado por los estudios mencionados, configura una visión más clara a los autores de este proyecto, en lo que respecta al diseño del Programa Educativo a implementar a los Estudiantes de 3ero y 4to año de la U.E. Colegio “Del Santísimo”

BASES TEÓRICAS

El sida consiste en la incapacidad del sistema inmunitario para hacer frente a las infecciones y otros procesos patológicos, y se desarrolla cuando el nivel de Linfocitos T CD4 desciende por debajo de 200 células por mililitro de sangre.

La teoría que mejor se fundamenta según un trabajo elaborado en el año 2007 por científicos de las universidades de Ulm y Hannover, en conjunto con científicos españoles señala que la era del sida empezó oficialmente el 5 de junio de 1981, cuando los CDC (Centers for Disease Control and Prevention) (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) de Estados Unidos convocó una conferencia de prensa donde describió cinco casos de neumonía en Los Ángeles. Al mes siguiente se constataron varios casos de sarcoma de Kaposi, un tipo de cáncer de piel. Las primeras constataciones de estos casos fueron realizadas por el Dr. Michael Gottlieb de San Francisco.

Pese a que los médicos conocían tanto la neumonía como el sarcoma de Kaposi, la aparición conjunta de ambos en varios pacientes les llamó la atención. La mayoría de estos pacientes eran hombres homosexuales sexualmente activos, muchos de los cuales también sufrían de otras enfermedades crónicas que más tarde se identificaron como infecciones oportunistas. Las pruebas sanguíneas que se les hicieron a estos pacientes mostraron que carecían del número adecuado de un tipo de células sanguíneas llamadas T CD4+. La mayoría de estos pacientes murieron en pocos meses.

Por la aparición de unas manchas de color rosáceo en el cuerpo del infectado, la prensa comenzó a llamar al sida, la «peste rosa», causando una confusión, atribuyéndola a los homosexuales, aunque pronto se hizo notar que también la padecían los inmigrantes haitianos en Estados Unidos, los usuarios de drogas inyectables y los receptores de transfusiones sanguíneas, lo que llevó a hablar de un club de las cuatro haches que incluía a todos estos grupos considerados de riesgo para adquirir la enfermedad. En 1982, la nueva enfermedad fue bautizada oficialmente con el nombre de Acquired Immune Deficiency Syndrome (AIDS), nombre que sustituyó a otros propuestos como Gay-related immune deficiency (GRID).

Hasta 1984 se sostuvieron distintas teorías sobre la posible causa del sida. La teoría con más apoyo planteaba que el sida era una enfermedad básicamente, epidemiológica. En 1983 un grupo de nueve hombres homosexuales con sida de Los Ángeles, que habían tenido parejas sexuales en común, incluyendo a otro hombre en Nueva York que mantuvo relaciones sexuales con tres de ellos, sirvieron como base para establecer un patrón de contagio típico de las enfermedades infecciosas.

Otras teorías sugieren que el sida surgió a causa del excesivo uso de drogas y de la alta actividad sexual con diferentes parejas. También se planteó que la inoculación de semen en el recto durante la práctica de sexo anal, combinado con el uso de inhalantes con nitrito llamados poppers, producía supresión del sistema inmune. Pocos especialistas tomaron en serio estas teorías, aunque algunas personas todavía las promueven y niegan que el sida sea producto de la infección del VIH. La teoría más reconocida actualmente, sostiene que el VIH proviene de un virus llamado «virus de inmunodeficiencia en simios» (SIV, en inglés), el cual es idéntico al VIH y causa síntomas similares al sida en otros primates.

En 1984, dos científicos franceses, Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier del Instituto Pasteur, aislaron el virus de sida y lo purificaron. El Dr. Robert Gallo, estadounidense, pidió muestras al laboratorio francés, y adelantándose a los franceses lanzó la noticia de que había descubierto el virus y que había realizado la primera prueba de detección y los primeros anticuerpos para combatir a la enfermedad. Después de diversas controversias legales, se decidió compartir patentes, pero el descubrimiento se le atribuyó a los dos investigadores originales que aislaron el virus, y solo a ellos dos se les concedió el Premio Nobel conjunto, junto a otro investigador en el 2008, reconociéndolos como auténticos descubridores del virus, aceptándose que Robert Gallo se aprovechó del material de otros investigadores para realizar todas sus observaciones.

En 1986 el virus fue denominado VIH (virus de inmunodeficiencia humana). El descubrimiento del virus permitió el desarrollo de un anticuerpo, el cual se comenzó a utilizar para identificar dentro de los grupos de riesgo a los infectados. También permitió empezar investigaciones sobre posibles tratamientos y una vacuna. En esos tiempos las víctimas del sida eran aisladas por la comunidad, los amigos e incluso la familia. Los niños que tenían sida no eran aceptados por las escuelas debido a las protestas de los padres de otros niños; éste fue el caso del joven estadounidense Ryan White.

La gente temía acercarse a los infectados ya que pensaban que el VIH podía contagiarse por un contacto casual como dar la mano, abrazar, besar o compartir utensilios con un infectado. En un principio la comunidad homosexual fue culpada de la aparición y posterior expansión del sida en Occidente. Incluso algunos grupos religiosos llegaron a decir que el sida era un castigo de Dios a los homosexuales (esta creencia aún es popular entre ciertas minorías de creyentes cristianos y musulmanes). Otros señalan que el estilo de vida «depravado» de los homosexuales era responsable de la enfermedad.

Aunque en un principio el sida se expandió más de prisa a través de las comunidades homosexuales, y que la mayoría de los que padecían la enfermedad en Occidente eran homosexuales, esto se debía, en parte, a que en esos tiempos no era común el uso del condón entre homosexuales, por considerarse que éste era sólo un método anticonceptivo. Por otro lado, la difusión del mismo en África fue principalmente por vía heterosexual.

El sida pudo expandirse rápidamente al concentrarse la atención sólo en los homosexuales, esto contribuyó a que la enfermedad se extendiera sin control entre heterosexuales, particularmente en África, el Caribe y luego en Asia. Gracias a la disponibilidad de tratamiento antirretrovirales, las personas con VIH pueden llevar una vida normal, la correspondiente a una enfermedad crónica, sin las infecciones oportunistas características del sida no tratado. Los antirretrovirales están disponibles mayormente en los países desarrollados. Su disponibilidad en los países en desarrollo está creciendo, sobre todo en América Latina; pero en África, Asia y Europa Oriental muchas personas todavía no tienen acceso a esos medicamentos, por lo cual desarrollan las infecciones oportunistas y mueren algunos años después de la seroconversión.

VIH/SIDA

El VIH es el virus de la inmunodeficiencia humana, este, ataca al sistema inmunológico del cuerpo, especialmente a las células blancas llamadas células CD-4 (también llamadas “células T”). El sistema inmunológico es aquel que lucha contra las infecciones para mantener al cuerpo saludable, las células T juegan un papel muy importante manteniendo a la persona protegida contra las infecciones. En tanto que si el sistema inmunológico está débil, no puede proteger al cuerpo y es fácil de enfermarse, debido a que el sistema inmunológico humano es quien a menudo encuentra y mata a los virus con relativa rapidez. En consecuencia se manifiesta el SIDA. Lo anterior surge de una publicación realizada por el personal del (C.R.M.J.) 2008. Centro de recursos para mujeres jóvenes.

Al mismo tiempo señala el escrito que El SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) se adquiere cuando la infección VIH debilita el sistema inmune del individuo de tal modo que le resulta difícil luchar contra ciertas enfermedades e infecciones, es aquí cuando la persona infectada empieza a mostrar síntomas de estar enfermo. Al principio, son infecciones sin importancia y otros problemas menores como alteraciones en la piel. Sin embargo, a medida que avanza la enfermedad el virus se multiplica sin cesar dentro del sujeto y destruye cada vez un número mayor de CD4 o linfocitos de defensa hasta aniquilarlos casi totalmente.

En ese momento el paciente está prácticamente indefenso frente a cualquier tipo de infección y tiene mayor facilidad que un sujeto sano para desarrollar tumores malignos. El sida progresa a partir de entonces a gran velocidad y aparecen de forma sucesiva y simultánea distintas infecciones y tumores que acaban por consumir y matar al enfermo.

Por tanto, puede decirse que el Síndrome de Inmunodeficiencia Humana o sida se caracteriza por un conjunto de enfermedades generalmente infecciones, que aparecen como consecuencia de la infección por un virus VIH , que destruye las defensas del sujeto hasta dejarle a merced de unas enfermedades infecciosas que en condiciones normales no aparecerían.

VIH/SIDA: Síntomas

Sobre la base de las consideraciones anteriores se puede decir que una persona ha desarrollado el SIDA sólo cuando se presenta un conjunto de signos y síntomas que indican que las defensas están disminuidas porque se contagió el virus. Es posible estar infectado con el VIH, es decir, ser VIH positivo o portador del virus, y todavía no haber desarrollado el SIDA. Investigaciones realizadas por el Instituto de estudios de la mujer en el 2010 (CEMUJER) han demostrado que desde el momento en que el virus ingresa al cuerpo puede transcurrir mucho tiempo sin que se desarrolle la enfermedad. Cuando el sistema inmunológico de una persona se ve excedido por el SIDA, señala el estudio que los síntomas pueden incluir: debilidad o cansancio extremo, pérdida rápida de peso, episodios frecuentes e inexplicables de fiebre, transpiración abundante por la noche, inflamación de los ganglios linfáticos, infecciones menores que producen erupciones cutáneas y llagas en la boca, manchas blancas en la boca o garganta, diarrea crónica, tos persistente y hasta problemas para recordar

Cabe agregar que por su parte la revista Médica Medline Plus, 2011 afirma, que todos los pacientes con sida son seropositivos y todos los sujetos seropositivos, si no reciben tratamiento contra el VIH, acabarán desarrollando el sida. No obstante, existe un pequeñísimo grupo de sujetos que son seropositivos durante largos períodos de tiempo sin llegar a desarrollar el sida; El tiempo que los síntomas del SIDA tardan en aparecer varía de persona en persona. El virus del SIDA ingresa al organismo a través de la sangre, el semen y los fluidos vaginales y una vez incorporado ataca el sistema inmunológico. Este sistema está constituido por un conjunto de componentes que incluyen células, anticuerpos y sustancias circulantes que enfrentan a todo elemento que sea reconocido como ajeno o extraño.

Esto sucede, según planteamiento expreso en la revista, especialmente con los agentes infecciosos como bacterias, hongos, virus y parásitos. Frente a la presencia de agentes infecciosos el sistema inmunológico moviliza para defenderse células llamadas linfocitos. Los linfocitos, al ser invadidos por el virus VIH pierden su capacidad para reconocer y enfrentar a los agentes extraños, los que aprovechan la oportunidad de esta caída de la vigilancia inmunológica para proliferar. Para multiplicarse, el virus pone en funcionamiento un mecanismo específico de los retrovirus por el cual copia su genoma (conjunto de información genética de un ser vivo) de ARN, en el ADN de la célula. La presencia del virus estimula la actividad reproductiva de los linfocitos pero, dado que tienen copiado el genoma del VIH, en vez de reproducirse, multiplican células virales.

De lo expuesto anteriormente es lógico preguntarse ¿Cómo se transmite el VIH/SIDA? Es importante tener en cuenta que la única forma de transmisión es el intercambio de fluidos corporales principalmente la sangre, semen fluido vaginales y leche materna, cabe destacar que en ocasiones se ha tendido a la confusión de creer que este virus puede ser transmitido por saliva, respiración, sudor contacto o masturbaciones; lo que está comprobado según lo expresado por Bernal(2003), que no es cierto, por lo que el compartir utensilios, dar un abrazo o un beso no representa un riesgo para contraer el virus,

La transmisión del VIH a través de la sangre, afirma Bernal, se lleva a cabo cuando sangre infectada entra el torrente circulatorio de una persona sana. Este proceso puede ocurrir de distintas formas: Una de ellas es mediante material de inyección que incluye el compartir agujas, jeringas entre dos o más personas, de igual forma en accidentes sanitarios, debido a que el personal sanitario puede verse infectado a causa de accidentes, como pinchazos con una agujas que estén previamente utilizadas y contaminadas y, en ocasiones menos comunes, mediante transfusiones sanguíneas y trasplantes de órganos, cabe destacar que estos dos últimos casos en la actualidad presentan el mínimo riesgo debido a los controles de calidad de la sangre y las pruebas que siempre se realizan previamente al trasplante.

VIH/SIDA: Tratamiento

En el año 2007 la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA) por sus siglas en inglés) autoriza el fármaco Atripla que combina tres de los antirretrovirales más usuales en una única pastilla. Actualmente estos medicamentos inhiben enzimas esenciales, la transcriptasa reversa, retrotranscriptasa o la proteasa, con lo que reducen la replicación del VIH. De esta manera se frena el progreso de la enfermedad y la aparición de infecciones oportunistas, así que aunque el sida no puede propiamente curarse, sí puede convertirse con el uso continuado de esos fármacos en una enfermedad crónica compatible con una vida larga y casi normal.

La enzima del VIH, la retrotranscriptasa, es una enzima que convierte el ARN a ADN, por lo que se ha convertido en una de las principales dianas en los tratamientos antirretrovirales. Existen tres formas principales de tratar la enfermedad del VIH:

• Tratamientos antivirales reforzadores del sistema inmunológico.
• Tratamiento y prevención de las distintas enfermedades oportunistas.
• Tratamientos y Profilaxis.

Las decisiones sobre tratamientos deben basarse en la filosofía particular del paciente.

1. Tratamientos antivirales: Los tratamientos de esta categoría tratan de detener de una forma u otra el avance del virus dentro del cuerpo. Por ejemplo, AZT, ddI y ddC interfieren en la producción de la transcriptasa inversa, que es una proteína necesaria para infectar nuevas células. Los inhibidores de proteasa, en cambio, funcionan impidiendo que el virus utilice la enzima de la proteasa, que sea un componente esencial para la reproducción del virus.

2. Inmunomoduladores: Los tratamientos en este grupo tratan de mejorar la capacidad del cuerpo de atacar al VIH y de fortalecer la respuesta del sistema inmunológico contra el VIH. Por ejemplo, algunas vacunas experimentales están tratando de fortalecer al sistema de defensas hasta el punto en que éste pueda deshacerse del VIH. Otros tratamientos tratan de aumentar la producción de células T, aunque no se cree que esto sea de mucha ayuda, a menos que se utilice en combinación con un fármaco antiviral.

3. Tratamientos y profilaxis contra enfermedades oportunistas: Aunque no hay todavía una cura para el SIDA, muchas de las enfermedades que atacan a personas con SIDA pueden controlarse, prevenirse o eliminarse. Esto ha aumentado significativamente la longevidad y calidad de vida de las personas que viven con Sida. La profilaxis es el uso de medicación para prevenir la aparición o recurrencia de una enfermedad. Los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) han publicado sus recomendaciones de «cuidado estándar» con referencia a la profilaxis.

VIH/SIDA- Diagnostico
Señala la Revista Medline Plus, que para detectar la infección por el virus del sida es necesario realizar un análisis de sangre. En realidad, esta prueba no busca la presencia del VIH, sino de anticuerpos que se han producido para luchar contra el virus. Generalmente, el organismo tarda entre un mes y seis semanas hasta que se producen suficientes anticuerpos para registrarlos en una de estas pruebas, por lo que si se ha encontrado en alguna de las prácticas consideradas de riesgo es conveniente esperar un periodo «de ventana» de tres meses antes de someterse a la prueba del VIH. Estos análisis son muy sencillos de realizar y permiten establecer con certeza si existe o no infección.

Sugiere además en el artículo de dicha revista, que en los pocos casos en que pudiera quedar duda, se realizan pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico, como el Western blot. No es necesario recurrir al cultivo. La determinación cuantitativa del ARN, denominada «carga viral» se ha incorporado como prueba de rutina, pues es muy útil desde el punto de vista pronóstico y para evaluar la eficacia del tratamiento. Permite un diagnóstico de la infección más precoz que la detección de anticuerpos: éstos no aparecen en sangre sino al cabo de unas 4-6 semanas. Durante ese tiempo llamado período «de ventana», el análisis para detectar anticuerpos es negativo, pero el individuo transmite la enfermedad.

Consecuencias del Diagnostico del VIH/SIDA

El SIDA, es catalogado en la sociedad como un estigma, según, es una marca de vergüenza y descrédito, es una reacción construida socialmente en torno a una enfermedad letal que se ha ido manteniendo principalmente a través de grupos catalogados y prejuiciados en forma temprana. Así lo señala Buchbinder (2006) por tanto, una vez que se diagnostica la enfermedad pueden suceder muchos cambios tales como:

Miedo al abandono social: Algunos pacientes piensan que no deben revelar sus preferencias sexuales y su enfermedad a sus patronos. El diagnóstico de SIDA parece revelar inequívocamente una situación de homosexualidad o de toxicomanía. La situación es especialmente difícil cuando la forma de vida del sujeto y sus preferencias sexuales han pasado inadvertidas para los demás.

Si tratan de ser honestos han de enfrentarse al riesgo del rechazo y a la pérdida del empleo en el momento en que más necesitan apoyo y trabajo. La pérdida del trabajo se supone que perderá el seguro médico y se abrirá un periodo de problemas económicos. La pérdida de sus compañeros de trabajo se produce en un momento en que su capacidad para participar en la forma de vida y la cultura familiar de la comunidad homosexual se ha visto recortada y alterada por la enfermedad.

El miedo al abandono social supone un aislamiento, no solo con respecto a la sociedad y los compañeros de trabajo, sino también en relación con las relaciones sexuales íntimas y las amistades más próximas. En muchos casos, la persona con SIDA decide interrumpir la actividad sexual interpersonal. Esto es extremadamente difícil cuando el sexo ha sido una de las principales formas de contacto, comunicación e intimidad, cuando el contacto sexual es esencial en las relaciones personales.

Implicaciones sociales: Esta es otra consecuencia del diagnostico del sida, señalada por Buchbinder (Ob. cit) asegura que muchos hombres homosexuales eligen conservar el diagnóstico solo para ellos y si bien puede deberse en parte al temor del descubrimiento y de la reacción de otros, también se debe con frecuencia al miedo de infectar a quienes están cerca de ellos. Algunos de los pacientes estarán relativamente aislados socialmente. La comunidad homosexual comprende muchos subgrupos y si el enfermo no ha sido parte de un círculo social establecido, tiene un empleo irregular o problemas de personalidad que impiden que establezca relaciones o amistades duraderas, el diagnóstico enfatiza su soledad y aislamiento.

Continua manifestando el autor, que es posible que su actividad sexual haya sido el único medio de establecer contacto social y en consecuencia su enfermedad los aísla efectivamente de futuros contactos. Para otros, el impacto de su diagnóstico en el amante puede ser una gran preocupación; quizá les preocupe que el compañero los abandone, dejándolos morir solos, o que hayan transmitido el virus a la persona amada.

Seguidamente, enumera el investigador el alejamiento de la familia, este señala que aunque sea posible que la familia participe y se involucre en la ayuda al paciente, los enfermos con SIDA no pueden confiar en un apoyo familiar continuado, y ello por varias razones. En primer lugar, muchos de ellos se han forjado una nueva vida, alejándose geográficamente de sus lugares de origen. En segundo lugar, las grandes diferencias en la forma de vivir y en los valores aceptados, que han motivado una separación prolongada y a veces una alineación, pueden no ser superadas ni por el paciente ni por la familia. Por último, algunos enfermos a revelar su homosexualidad a sus familiares, o bien ocultan el hecho de que padecen de SIDA. Muchos de ellos manifiestan un gran temor a la reacción de sus padres ante la noticia del diagnóstico y sus implicaciones.

Cabe considerar por otra parte el trabajo realizado por Galiana (2006) con respecto a las consecuencias que generan en el paciente al ser diagnosticado el SIDA, al respecto señala la autora , los problemas emocionales de los familiares, en muchos casos, los familiares de los pacientes se encuentran también necesitados de apoyo. En primer lugar, deben enfrentarse a muchos de los temores y ansiedades que otros sufren cuando tienen contactos frecuentes con estos enfermos. Muchos familiares se enfrentan al grave problema de descubrir que su hijo, hermano o cónyuge es homosexual o toxicómano y, además puede morir en breve plazo. Eventualmente se sentirá furioso por no haber sido informados acerca de la forma de vivir del enfermo, que quizás se convierta en objeto de sus acusaciones.

Seguidamente la autora habla sobre los miedos y los prejuicios, así como las lealtades se ven sometidas a un profundo cuestionamiento. Si se presta una gran atención a estos problemas y por lo tanto se intensifica el conflicto, puede abocarse en una situación contraproducente para el paciente y su familia que, por el contrario, necesitan encontrar la forma de colaborar y contribuir al cuidado del enfermo. Con frecuencia sucede que los familiares entran en conflicto con el amante o los amigos del enfermo, porque los consideran con mayor capacidad de decisión sobre su tratamiento.

Finalmente expone la autora que cuando el tratamiento fracasa, los familiares deben enfrentarse a la muerte del paciente. Si este se encuentra aislado, su deseo de encontrase próximos al moribundo puede verse interferido por el miedo al contagio. En las familias de estos pacientes el duelo es a menudo difícil. En ocasiones ello se debe a la separación antes de la enfermedad o la muerte había sido prolongada. En ciertos casos el paciente ha pedido que no se informe a su familia sobre la enfermedad en tanto su estado no fuera muy grave o se hubiera producido ya su fallecimiento.

Cuando ello ha ocurrido, los familiares han expresados sentimientos de culpa, aislamiento, negligencia, abandono y rechazo. Todo ello puede producir una auto-recriminación excesiva. Tampoco es extraño que suceda que, debido al estigma que acompaña a la enfermedad, los familiares no obtengan el tipo de apoyo emocional que generalmente se recibe durante el luto.

Expuestos los postulados teóricos relacionados con el tema de la presente investigación, se dan por sentadas las bases que sustentan el contexto a desarrollar para el cumplimiento de los objetivos propuestos en el estudio.

PROGRAMA EDUCATIVO

La evaluación es un proceso sistemático diseñado intencional y técnicamente, de información valiosa, valida y fiable orientado a valorar la calidad y los logros de un programa, como base para la posterior toma de decisiones de mejora, tanto del programa como del personal implicado y de modo indirecto del cuerpo social en que se encuentra inmerso.

Al respecto señala Larrazabal (2005) que en el campo pedagógico la palabra programa se utiliza para referirse a un plan sistemático diseñado por el educador como medio al servicio de las metas educativas tanto a los efectos de su elaboración como de su posterior evaluación. De igual manera resulta oportuno resaltar que todo programa debe contar con metas y objetivos, que en efecto, han de ser educativos

Por consiguiente, afirma el autor, en todo programa educativo las metas y objetivos deben estar acomodados a las características de los destinarios en su contexto de referencia, y ser asumidos como propios por los agentes del programa de igual forma es importante resaltar que se ha de incorporar un conjunto de medios y recursos; que además de ser educativos deben ser considerados como suficientes adecuados y eficaces para el logro de las metas y objetivos. En relación a lo anterior es importante asentar que cada programa educativo debe estar dividido en tres etapas las cuales se presentan como planificación, ejecución y evaluación. La evaluación de programas educativos, supone un conjunto de destrezas y habilidades orientadas a determinar si los servicios prestados son necesarios, si se utilizan, si son suficientes, si se dan en los términos planificados, si ayudan dentro de un costo razonable o si incuso, provocan efectos no deseados. Existen así, diferentes intenciones a la hora de evaluar los programas:

– Seguimiento: para saber si el programa es eficaz o no e introducir modificaciones en el diseño
– Identificar proyectos y problemas
– Desarrollar programas pilotos para mejorar la eficacia
– Identificar efectos diferenciales en diferentes poblaciones
– Para determinar la relevancia y la valide de los principios del programa

Por otra parte, hay tres formas de establecer la relación entre el desarrollo del programa y la evaluación:

– Causal: siguiendo el modelo de objetivos.
– Fortuita: la relación se atribuye al azar o a variables externas
– Independencia: propone que los evaluadores desconozcan los objetivos del programa para centrarse en los efectos reales.

La elección de un modelo evaluativo, supone elegir una teoría epistemológica y de concepción de la realidad. Los modelos sirven para conceptualizar el campo de la evaluación y proporcionar un lenguaje común que permita debatir puntos y temas conflictivos. Es evidente entonces, que un programa educativo abarca un conjunto de actividades, información y comunicación a fin de logar mediante las estrategias propuestas los cambios de actitudes con el determinado tema de interés, en el caso de esta investigación se diseñara un programa educativo referente al virus VIH/SIDA.