sólo 24.0%. Se demostró que las embarazadas adolescentes tienen una probabilidad mayor de 7.62 veces de presentar anemia durante el embarazo. Seguido del bajo peso al nacer que a pesar que se reportaron 8 pacientes para un 10.7% de los casos, representó la probabilidad de 4.36 veces mayor la incidencia en las embarazadas adolescentes.
DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
Se observa que cada vez más, en edades muy tempranas, las adolescentes se embarazan, situación verdaderamente alarmante ya que mientras menos edad, hay más riesgos y complicaciones para la salud de la madre y el hijo, criterio que se corrobora por Mariño, (15) considerando además que el embarazo en estas edades es un problema de salud mucho más complejo para los países en vías de desarrollo y del tercer mundo.
Fernández, (16) expone que existió una distribución heterogénea de los adolescentes respecto a los grupos de edades, el 30,4% en el grupo comprendido entre 11 y 13 años y el 32,6% el de 14 a 16 años. Por otro lado estudio realizado en Toluca, México, expone que en el 2007 un 79% de las adolescentes embarazadas tenían entre 17-19 años de edad y el 21% entre 14-16 años, no se presentaron casos menores de 14 años. (15) Estudio revelan que estas cifras se vuelven alarmantes al conocer que en el año 2009 hubo 9 partos en niñas de 10 años, 19 en niñas de 11, 68 en niñas de 12, 301 en adolescentes de 13 años y 1.204 en adolescentes de 14 años, en un total de 1 601 partos registrados en niñas de 10 a 14 años; en relación a las mismas edades los datos aumentan en 2010 a 1 627. (17)
En el presente estudio, el embarazo no deseado tuvo una incidencia alta en el grupo de estudio o de caso, similar a los resultados de Beretta (18) que reportó una tasa de embarazo no planificado en más de las dos terceras partes de las adolescentes estudiadas; esta situación conlleva a inestabilidad psicosocial en las mismas por lo que el desafío para los padres, educadores y médicos consiste en colaborar con la prevención mediante la educación sexual.
Existen diferentes factores de riesgos psicosociales que se presentan en la adolescente y que favorecen el embarazo precoz, o se asocian a él. (19) Se demostró en el presente estudio la alta probabilidad de las adolescentes con riesgos de embarazarse relacionados con el papel de familia, entre ellos se destaca la disfuncionalidad familiar, lo que se corrobora por otros autores. (20, 21) Además se evidencian conductas no adecuadas, que ponen de manifiesto la necesidad de crear diálogos entre padres e hijos. Su ausencia genera carencias afectivas que la joven no sabe resolver, impulsándola a relaciones sexuales que tiene mucho más de sometimiento para recibir afecto, que genuino vínculo de amor.
Entre los factores de riesgos psicosociales demostrados en el presente estudio para el desarrollo de un embarazo en la adolescencia, se reflejan la baja auto estima. Alonso, et al (22) además de encontrar en su estudio que las adolescentes embarazadas presentaban dicho riesgo, señala también la asociación epidemiológica entre algunos factores biopsicosociales. (23,24)
Las adolescentes embarazadas, en la presente investigación, quedó demostrado que tienen mayor probabilidad de que abandonen sus estudios, lo que conlleva a su vez a mayor desempleo, problemas que repercuten en su posición socioeconómica como madre adolescente; aspecto que resulta llamativo en Cuba, ya que la legislación actual no prohíbe a las adolescentes embarazadas mantenerse en el sistema educacional. (20) Estos resultados coinciden con otros estudios donde se plantea que los factores de riesgo psicosociales mayormente reconocidos, fueron la deserción escolar además del empeoramiento de la condición socioeconómica y abandono del hijo, Alvarado et al (3) señala además que el 66,8% de las embarazadas dejaron sus estudios. Varios autores coinciden con que tras el embarazo hay una frustración de sueños, planes y estudios venideros, por lo que la joven embarazada pasa a depender completamente de su familia. (5,25)
Acevedo (20) cita que el parto alteran el desarrollo psicosocial normal de las adolescentes y que los conflictos escolares y familiares resultan inevitables e influyen notablemente en su preparación técnica y profesional. Estudio publicados por la OMS señala que el embarazo en estas edades «puede perturbar el acceso a la educación y a otras oportunidades de vida». (8)
Estudios constatan además que las mujeres que tienen su primer hijo durante la adolescencia tienen una mayor probabilidad, entre otras cosas, de: tener más hijos en su vida reproductiva, no recibir el apoyo del padre biológico de sus hijos, interrumpir sus estudios, no alcanzar una independencia y estabilidad financiera, tener hijas que se embaracen durante la adolescencia. (6,26)
La mayoría de las adolescentes experimentan su embarazo como un acontecimiento traumático, con sentimientos de displacer relacionados con la angustia, temor, miedo y tristeza que, a su vez, llevan a estados de incertidumbre, soledad, inestabilidad y frustración, con ideas negativas relacionadas con las formas de dar a conocer su embarazo, a las reacciones de las personas con significado afectivo para ellas y también a la idea de abortar. En la adolescente, estas se atenúan en la medida en que va encontrando a las personas y los espacios para compartir lo que le está ocurriendo. (4)
Un estudio realizado por Lara et al (27) expresa que un alto por ciento de adolescentes embarazadas presentan síndromes depresibles en algún momento de la gestación. Soares (28) expone entre los cambios en la vida personal derivados de la gravidez y maternidad más frecuentemente fueron la pérdida de libertad y el aumento de responsabilidad.
Relacionado con el factor de riesgo biológico o médico se demostró que las embarazadas adolescentes tienen probabilidad de presentar algún factor de este tipo, en el presente estudio prevaleció la presencia de la anemia durante el embarazo, así como tener un hijo bajo peso al nacer. Resultados similares se observan en otros estudios. 6,29 Los riesgos médicos asociados con el embarazo en las madres adolescentes determinan elevación en la mortalidad materna e infantil, cuando se compara con los grupos de edades entre 20 – 29 años. (30)
La edad constituye un factor de riesgo fundamental por la aparición y/o agravamiento de cualquier entidad asociada al embarazo. El control del riesgo preconcepcional es por tanto un pilar importante para reducir las complicaciones para la madre y su hijo si son adolescentes. (15)
Quedó demostrado que la anemia y la deserción escolar fueron los factores de mayor probabilidad con repercusión biopsicosocial negativa en las adolescentes embarazadas. Se corroboró que el embarazo precoz tiene una alta repercusión biopsicosocial.
Para reducir la ocurrencia de embarazos no planeados son necesarios programas de salud reproductiva para adolescentes que incluyan no solo la participación en la educación para la salud del enfermero y médico de la familia, además deben involucrarse la participación de sus familias, los