no embarcar a ningún cirujano –ya sea en la Real Armada o en la Marina Mercante- que no estuviese formado por cirujanos marinos.
Aun así existía poca diferencia de funciones entre Barberos-Sangradores y Cirujanos Segundos, de ahí que durante la primera mitad del siglo XVIII fuera normal ascender a un barbero-sangrador a Cirujano Segundo previo examen del Cirujano Primero.
¿Quién estaba mejor formado?, el de años de experiencia y horas de mar, o los hechos al calor de la lumbre de Virgill en Cádiz?…

(Figura 1) Navío de dos palos, mayor y trinquete, de aparejo latino y con bancos para 290 remeros, donde se cumplían penas de 2 a 10 años
¿Quién estaba mejor formado?, el de años de experiencia y horas de mar, o los hechos al calor de la lumbre de Virgill en Cádiz?… No cabe duda que esto desembocó en otro conflicto en 1791, por eso el Protomedicato en su subdelegación de Cádiz, quiso cerrar las barberías de los barberos-sangradores de Marina que no hubiesen revalidado en el Real Tribunal.
Vida a bordo.-
Hacinados, sin higiene, férrea disciplina, brutales combates… la vida de un tripulante de un barco de guerra era toda una odisea de supervivencia, debiendo cohabitar con vacas, cerdos, aves… todo un corral, además de provisiones, cables, cajas, cañones, municiones, etc.
Por término medio, el número de hombres embarcados corresponde a 1.000 sobre un buque de 112 cañones donde hay un estado mayor con veinte oficiales (incluidos capellán y cirujano). Un buque de guerra constituye un nido de infección. En la sentina (parte más baja del navío) se acumulaban: agua de mar a causa de temporales o que chorrea por las aberturas del barco, aguas de lluvia, aguas de lavado de los puentes, aguas residuales de la vida de los hombres y de los animales. Es un lugar donde las bacterias pululan, los parásitos se reproducen y donde larvas de mosquitos (que transmiten la fiebre amarilla y el paludismo) proliferan.
En estas condiciones, la higiene corporal es un objetivo inaccesible. Dichas medidas de higiene son tomadas a partir del último cuarto del siglo XVIII: los médicos de marina quieren hacer salubres estos buques y mejorar la calidad de vida de las tripulaciones. Su primer acto es el empleo de desinfectantes, más tarde aparecen las fumigaciones de enebro, vinagre y pólvora de cañón cada mañana en la sentina, la bodega, el sollado y las baterías, y dos veces al día en el puesto de los enfermos.
En cuanto a la comida a bordo del navío, había tres clases de raciones en los buques. La primera se llamaba de carne salada o cecina y tocino; la segunda de bacalao, aceite y vinagre, y la tercera de queso y aceite. Con cada una de estas raciones se suministraba bizcocho, vino, menestra fina, agua y sal. Para los grandes viajes, los animales son embarcados vivos, destinados a mejorar la dieta del estado mayor y a abastecer el «caldo de ave» que revitaliza los enfermos y los heridos. Por otro lado, una parte importante de las calorías es aportada por el alcohol: un litro de vino al día y por hombre, completado por una porción de aguardiente, pudiendo ser utilizado para recompensar a los hombres, galvanizar a los combatientes o reconfortar a los heridos.
La gran amenaza para la vida de un marino era las enfermedades de a bordo. La mortalidad por enfermedad es bastante superior a la causada por los combates y los naufragios. Las patologías más comunes son las referidas a la alimentación (escorbuto, daños gastrointestinales provocados por el alimento salado, los salazones podridos, la mala dentición, al agua (la bebida corrompida era caldo de cultivo del tifus) y a la falta de higiene favorable en la proliferación de enfermedades contagiosas: cólera, sarampión, viruela y enfermedades transmitidas por parásitos: tifus, enfermedades de piel.
El mar puede agravar las enfermedades pulmonares (tuberculosis), las afecciones articulares (artritis, artrosis, reuma articular agudo con complicación cardio-respiratorio; los estados «preescorbúticos» favorecen traumas del tipo de » artrosis crónica » con dolores y rigideces). Al escorbuto se sobrepone el tifus y la tifoidea, que deja impotente la medicina del momento. Pero es el escorbuto lo más temido, como demuestra su sobrenombre «peste del mar”. Por empirismo, los británicos descubren la eficacia del zumo de limón para luchar contra el escorbuto, pero éste pierde su eficacia al cabo de algunos días, y los marineros son reticentes a su consumo. La solución fue encontrada, por un cirujano de Nelson, que lo añade al aguardiente de caña, el ron.
Por último, a las enfermedades orgánicas se añaden las enfermedades psíquicas de los hombres. Los médicos aconsejan dejar a los marineros, los días de fiesta y el domingo por la tarde, entregarse al baile y otros juegos, el recreo es tan necesario para el hombre como los alimentos.
Las dotaciones de los buques españoles de la época eran buenas, nunca se les podía achacar mal comportamiento o insubordinación. El castigo corporal es una costumbre en todas las marinas de la época, y no indignaba a nadie. En caso de grave infracción, el culpable se enfrentaba a un consejo de guerra. En cuanto alos castigos, son muy extensos y depende de la gravedad de los delitos: robos, riñas, embriaguez, negativa de obediencia, insultos, faltar el respeto… Los más graves son sancionados con un régimen de pan y agua, por la flagelación y sobre todo por el azote. El culpable, con el torso desnudo, desfila corriendo entre dos hileras de hombres que lo golpean al paso a golpes de unas varas con nudos y recubiertas con alquitrán.
Material de Enfermería.-
El instrumental y diversos efectos de Enfermería, eran sufragados por la Hacienda Real y se puede dividir en 2:
Equipamiento de Enfermería:
Se disponían de “catres de firme” o camas fijas con patas cortas que tenían colchón, cabezal, sábanas y manta más un gorro y camisa para los enfermos.
El resto del material lo componía:
Brasero con paleta y tenaza, escalfeta(2), palmatoria, jarrillo, escudillas, zambullo (3), jeringas de distintos tamaños, vaso de sanguijuelas, ventosas (4), lebrillo para sangrar, tazas para recibir la sangre, tinaja de barro para tisanas, papeles de zancas y alfileres(5), cajas para