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Trastornos del sueño en pacientes con fibromialgia

adaptación  del  individuo,  mientras  que otras van a limitar dicha adaptación, considerándose un  criterio  diferencial  en  el  ajuste  de  los  pacientes con dolor crónico, de manera que en algunos de ellos los patrones desadaptativos de afrontamiento pueden aumentar la gravedad del dolor y el impacto del mismo  sobre  la  conducta.  Por  tanto,  y  además,  la utilización  de  estrategias  de  afrontamiento  desadaptativas  pueden  convertirse  en  un  importante  distorsionador del beneficio terapéutico. (5)

Dada la importancia de considerar y evaluar las diversas formas  que  el  individuo tiene para afrontar el dolor, en las últimas décadas se han  desarrollado distintos instrumentos para evaluar dicha dimensión, algunos de carácter general, y otros de carácter específico  para  pacientes  con  dolor  crónico. (5)

Aunque el dolor es la clínica principal y constituye la base de su diagnóstico, en los pacientes con FM se suele asociar un heterogéneo número de síntomas, como la fatiga, trastornos psicológicos adaptativos y alteraciones en el sueño. (6)

Los trastornos del sueño está considerado por los pacientes como un síntoma muy molesto de la enfermedad. Por ejemplo Bennett realizo un estudio basado en la Web de más de 2000 pacientes con FM y se encontró que la intensidad de autovaloración de sueño no reparador ocupó el tercer lugar, detrás de los síntomas de rigidez matinal y cansancio. Mease realizó un ranking de los síntomas del paciente y descubrió que el sueño estaba en un puesto alto entre los síntomas más importantes (dolor en los siguientes: dolor en las articulaciones o dolor y falta de energía o fatiga). (7)

Más del 90% de os pacientes con fibromialgia, la mayoría de los cuales son mujeres, describen mala calidad de sueño.

Independientemente de su duración, el sueño es a menudo percibido como no reparador. El paciente puede ser consciente de la inquietud con patadas y movimientos involuntarios de las piernas, o puede tener un trastorno de la respiración relacionado con el sueño, como ronquidos fuertes e interrupciones de la respiración. En las raras ocasiones en la que el sueño es reparador, hay una mejora sustancial de los síntomas durante el día. De hecho, el sueño no reparador se correlaciona con los puntos de mialgia y tierno en síndrome de fibromialgia. (8)

Para evaluar los problemas de la fibromialgia relacionados con el sueño, muchos investigadores se decantan por la Escala de sueño MOS (Medical Outcomes Study, Sleep Scale).

Existe bastante bibliografía en la que podemos encontrar la Escala MOS como herramienta para el desarrollo de diferentes estudios centrados en trastornos del sueño, como por ejemplo un artículo que encontramos en la revista Sleep Medicine denominado Measurement properties of the Medical Outcomes Study Sleep Scale in patients with fibromyalgia. En él encontramos que la escala MOS ha sido desarrollada y probada inicialmente en una amplia muestra de individuos con enfermedades crónicas. También se ha validado en una muestra representativa nacional de adultos en los Estados Unidos (EE.UU.) y en las poblaciones con otras enfermedades como el dolor neuropático post-herpético, el dolor neuropático de etiología amplia, y la artritis reumatoide. El objetivo de este  estudio fue evaluar las propiedades de medición de la Escala de sueño MOS en una población específica de pacientes con fibromialgia, obteniendo finalmente como conclusión que la Escala de sueño MOS es una medida apropiada de los problemas del sueño relacionados con la fibromialgia y que los análisis llevado a cabo proporcionan la base para su posterior utilización y evaluación. (7)

Por otro lado, uno de los mayores interrogantes es el papel que desempeña la clínica psiquiátrica. La controversia sobre la asociación entre FM y problemas psicológicos tiene más de 20 años, y continúa siendo un tema de investigación, sin resultados concluyentes. (6)

La fibromialgia es una enfermedad estrechamente relacionada con trastornos psicológicos y psiquiátricos, siendo los más frecuentes la ansiedad y la depresión (un 68% de los pacientes diagnosticados de fibromialgia; 30% de los pacientes fibromiálgicos padecen depresión en algún momento de su evolución y antecedentes de depresión en un 22%), patologías que, al asociarse con esta enfermedad, la agravan y cronifican su curso de una forma irremediable. La ansiedad es una respuesta patológica del ser humano ante ciertas situaciones de la vida cotidiana en forma de estrés, conllevando una sensación de malestar e inquietud que se generaliza a su actividad diaria y que empeora la condición dolorosa. La depresión es un estado de ánimo negativo, que hace que el paciente pierda la capacidad y el deseo de enfrentarse ante cualquier situación y ante la vida cotidiana, por lo que empeora de una forma intensa su condición dolorosa. Dichas patologías se asocian en gran medida con la fibromialgia. (9)

El mecanismo etiopatogénico de dicha asociación no está bien demostrado, pero se han barajado numerosas causas, entre las que destacan el mecanismo de estrés crónico, el dolor crónico, la frustración personal tanto dependiente como independiente de la enfermedad, la automedicación, el retraso diagnóstico, la falta de eficacia de los tratamientos, etc. Asimismo, los problemas laborales y del entorno sociofamiliar influyen negativamente en el estado anímico del paciente, pudiendo verse abocado a la auto-medicación, ya sea para paliar el dolor que sufre, para tratar otros síntomas asociados (como los trastornos del sueño), o para intentar sobrellevar esos sentimientos de desesperanza, culpabilidad y desesperación. Ford et al describen la fibromialgia como una patología que se utiliza como mecanismo de racionalización para problemas psicosociales, como mecanismo de afrontamiento o incluso como una forma de vida. Existen varios estudios en los que afirman que la fibromialgia es consecuencia de los trastornos afectivos, ya que éstos preceden a dicho cuadro.

En uno de ellos, de Goldenberg et al, la describen como consecuencia de la depresión en un estudio realizado en 1986, donde la depresión precede en la mayoría de los casos a la fibromialgia e incluso aparecen antecedentes familiares de depresión. Otros autores afirman que se trata más bien de una cuestión de comorbilidad, o bien que el estado de ánimo deprimido es una consecuencia de la fibromialgia, debido a la dificultad que entraña el dolor para realizar las actividades cotidianas, así como la anticipación al mismo en forma de inhibición de ciertas actitudes que pudieran desencadenar dolor.

Por ello, el paciente se sume en un estado de ánimo deprimido, al igual que ocurre con otras enfermedades crónicas