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Cefaleas trigémino-autonómicas

ensayo en curso para probar su eficacia para detener ataques de CRC. Los efectos preliminares son esperanzadores, con una mejoría del 80% o más en 5 de 7 pacientes. La estimulación del ganglio esfenopalatino (SPGS) externa detuvo 11 de 18 ataques espontáneos o inducidos de cefalea en racimos. Los efectos secundarios fueron generalmente leves y transitorios.

Otros métodos neuromoduladores

  • Estimulación del nervio vago: Sólo hay informes anecdóticos de su eficacia en la CRC y en la migraña.
  • Estimulación de la médula espinal en la zona cervical alta. En una serie de siete pacientes con CRC, la estimulación de la médula espinal redujo la frecuencia de los ataques en todos los pacientes. Sin embargo, cinco pacientes requirieron revisión del conductor debido a su desplazamiento o rotura.
  • Estimulación del nervio supraorbitario: Hay informes anecdóticos de su eficacia en la migraña y la cefalea en racimos. Podría ser más eficaz la estimulación combinada del nervio supraorbitario y el occipital.

NEUROMODULACIÓN: CONCLUSIONES

  • Los métodos neuromoduladores son un esperanzador complemento de nuestro arsenal terapéutico para la cefalea refractaria.
  • Los métodos invasivos deben considerarse sólo en pacientes refractarios con enfermedades crónicas después de una cuidadosa selección.
  • Aunque la experiencia es todavía limitada, hay que considerar la estimulación del nervio occipital en la cefalea en racimos crónica, y de manera limitada, en la hemicránea continua, la migraña crónica y la neuralgia occipital. En la CRC y síndrome SUNCT se puede probar como alternativa la estimulación cerebral profunda del hipotálamo. La estimulación del ganglio esfenopalatino es esperanzadora, pero requiere más pruebas de eficacia.
  • Los métodos no invasivos son preferibles, pero debido a la falta de estudios sólidos y a las limitaciones técnicas, su aplicación en la práctica clínica habitual es problemática. (51)

PREVALENCIA DE LAS CEFALEAS. CONCLUSIONES

A pesar de las discrepancias, la prevalencia es muy alta en todos los estudios publicados. De hecho, en nuestro medio, la cefalea constituye el primer motivo de consulta de los pacientes que requieren asistencia en las consultas de Neurología (52). Las cifras de prevalencia no han cambiado en los últimos 20 años y oscilan entre un 7% para los varones y un 16% para las mujeres (53, 54).

La prevalencia de la cefalea casi diaria en España y los países Occidentales varía entre el 3% y el 5% de la población (55-56). El método clásico de la epidemiología para determinar las consecuencias de una enfermedad es medir la morbi-mortalidad.

Sin embargo, hay una serie de enfermedades que no producen un aumento de la mortalidad ni secuelas físicas en la mayoría de los casos, pero debido a su recurrencia, conllevan un importante menoscabo en la salud del paciente. En este grupo se encuentran las cefaleas primarias. Por ello, en los últimos años se han puesto en marcha varias iniciativas para concienciar de que el dolor de cabeza no es sólo una molestia para algunos individuos, sino que también implica la generalización del sufrimiento y una pérdida de oportunidades para los pacientes y sus familias, así como un alto coste para la sociedad(57). Los costes económicos indirectos ocasionados por las cefaleas se miden en términos del valor de la pérdida de producción que puede atribuirse a la morbilidad y mortalidad asociadas a la dolencia que estemos considerando; la mayoría de los estudios publicados son de este tipo y en todos ellos, los costes directos son relativamente bajos, no más de un 25% y es la pérdida de productividad el mayor determinante del coste económico de las cefaleas (58).

Los estudios de calidad de vida en los pacientes con cefalea pueden ser provechosos desde diferentes perspectivas. En primer lugar, constituyen un método útil para valorar la repercusión que tiene la enfermedad en la vida cotidiana del que la padece. Por otra parte, pueden utilizarse como medida de resultados en los ensayos clínicos o en la práctica habitual. La utilización de los instrumentos de medición de calidad de vida en los pacientes con cefalea ha seguido una progresión a lo largo de estos años, en los que ha pasado de ser discriminativa a evaluativa y en la actualidad se intenta que tenga un valor predictivo (59). Para valorar la calidad de vida se utilizan principalmente dos tipos de instrumentos: los instrumentos genéricos que evalúan el número de actividades fundamentalmente dentro de los dominios físico, social, psicológico y conductual.

Están diseñados para valorar poblaciones generales y permiten establecer comparaciones entre pacientes con diferentes patologías y los instrumentos específicos de una determinada enfermedad. Los instrumentos específicos reflejan mejor las limitaciones y restricciones específicas de una determinada enfermedad y probablemente son más sensibles para valorar el efecto del tratamiento en los estudios longitudinales, para comparar diferentes tratamientos en una determinada enfermedad o para evaluar variaciones en las percepciones de calidad de vida en el curso de la misma.

Quizás el ideal sea utilizar una combinación de ambas aproximaciones, manteniendo una parte central de cuestiones de índole general y añadiendo algunas preguntas específicas en relación con la patología que estemos valorando (60). Otra manera de abordar el problema es utilizar el sistema de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que utiliza como parámetro de medida los DALY (años ajustados de vida con discapacidad) y los YLD (años de vida saludable perdidos por discapacidad). La OMS estima que los enfermedades neurológicas y mentales ocasionan un 30,8% de todos los YLD, y la cefalea el 1,4%, con lo que ocupa el puesto 19º con independencia del sexo y el 12º en las mujeres entre las 20 enfermedades más discapacitantes (61).